Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson Gonzalez Urra ; Paula Flores Vargas; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Ricardo Matías Heredia Sánchez; Alamiro Fernández Acevedo; Soledad García Nannig; María Francisca Palacio Hermosilla;
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Qué es el estoicismo, la filosofía que se usa para sobrevivir al caos. |
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NERÓN Y SÉNECA EDUARDO BARRON tomar decisiones estoicos |
En 1965, durante la guerra entre Estados Unidos y Vietnam, el piloto de la Armada estadounidense James Stockdale recibió un disparo mientras volaba sobre el país enemigo. El joven no sabía que pasaría siete años como prisionero de guerra de los vietnamitas. Y que un filósofo que había vivido en Grecia en el siglo I d.C. se convertiría en su gran maestro y amigo, ayudándole a soportar sufrimientos inimaginables. El filósofo se llamaba Epicteto y su filosofía, el estoicismo. En el libro “Stockdale habla del estoicismo”, el piloto cuenta cómo las enseñanzas de esta escuela filosófica lo reconfortaron durante sus largos años de cautiverio. “Todo lo que sé sobre Epicteto lo he practicado a lo largo de los años”, escribió Stockdale.
En el siguiente artículo, tres especialistas en esta corriente filosófica que hablaron en el programa Forum del Servicio Mundial de la BBC presentan -en un lenguaje sencillo- algunas de las ideas centrales del pensamiento estoico. También nos proporcionan una guía práctica para mantener la calma en medio del caos. Estoicismo: la calma en medio del caos ¿Cómo vivir una buena vida en un mundo impredecible? ¿Cómo hacer lo mejor dentro de nuestras posibilidades mientras aceptamos lo que está fuera de nuestro control? Estas son las cuestiones centrales del estoicismo, una filosofía creada hace más de 2.000 años en la que cada vez más personas buscan antídotos contra las dificultades de la vida contemporánea. El estoicismo predicó el valor de la razón, al proponer que las emociones destructivas son el resultado de errores en nuestra manera de ver el mundo y ofreció una guía práctica para permanecer resueltos, fuertes y en control de la situación. La escuela estoica tuvo una profunda influencia en la civilización grecorromana y, en consecuencia, en el pensamiento occidental en general. Y fue más allá. Está presente en el cristianismo, el budismo y el pensamiento de varios filósofos modernos, como el alemán Immanuel Kant, además de haber influido en la técnica contemporánea de la psicoterapia llamada terapia cognitivo-conductual. Tres perlas de sabiduría de Epicteto (elegidos e interpretadas filósofos entrevistados por la BBC) 1. “Si voy a morir, moriré cuando llegue el momento. Como me parece que aún no es la hora, comeré porque tengo hambre”.“Lo que Epitecto está queriendo decir aquí es que lo que tenga que ser será. Pero si no tengo que lidiar con eso ahora, voy a hacer otra cosa”, explica Massimo Pigliucci, filósofo italiano y practicante del estoicismo hoy. 2. “No eres lo que pretendes ser, así que reflexiona y decide: ¿esto es para ti? Si no es así, prepárate para decir: para mí eso no tiene importancia". "Deje atrás las cosas que no están bajo su control e intente trabajar duro en lo que usted puede controlar”, interpreta Nancy Sherman, filósofa estadounidense que estudia la influencia del pensamiento estoico en la ética militar. 3. “No esperes que el mundo sea como deseas, sino como es realmente. De esa manera tendrás una vida pacífica”.“Para quien ve conformismo en estas palabras, un punto importante: no propone que usted sea pasivo en relación a la vida, sino que acepte las cosas que están más allá de su control y que ya sucedieron”, dice el filósofo y psicoterapeuta escocés Donald Robertson. ¿Cómo enfrentarnos al infortunio? El estoicismo fue fundado en el siglo III a.C. por Zeno, un rico comerciante de la ciudad de Citius, en Chipre. Después de sobrevivir a un naufragio en el que perdió todo lo que tenía, Zeno fue a Atenas. Allí conoció las filosofías de Sócrates, Platón, Aristóteles y sus seguidores. Los primeros estoicos crearon una filosofía que ofrecía una visión unificada del mundo y el lugar que el hombre ocupaba en él. El pensamiento estaba compuesto por tres partes: ética, lógica y física. Para los estoicos, el universo estaba gobernado por la razón o logos, un principio divino que dominaba todo. Por lo tanto, estar en armonía con el universo significaba vivir en armonía con Dios. La filosofía estoica también proponía que los hombres vivieran con virtud, un concepto que para ellos estaba íntimamente asociado con la razón, como explica el filósofo Donald Robertson. “Si podemos vivir sabiamente, guiados por la razón, floreceremos y desarrollaremos nuestro potencial como seres humanos. Dios nos ha dado esta capacidad, depende de nosotros usarla adecuadamente”, parafrasea. El estoicismo floreció durante dos siglos en la antigua Grecia, y alrededor del 100 a.C. llegó su popularidad a Roma. Uno de los pensadores más conocidos de la época es Séneca, consejero del infame emperador romano Nerón. En una carta a su amigo Lucílio, el filósofo habla de uno de los componentes centrales de la virtud: la capacidad de armarnos contra la desgracia. Por lo tanto, cuando estamos avergonzados o perturbados, no lo atribuyamos a otro sino a nosotros mismos. Es decir, según nuestras propias opiniones. Estas palabras han sido una revelación para muchas personas a lo largo de los siglos y hasta el día de hoy, dice Robertson. “Está diciendo que son nuestras opiniones sobre las cosas las que determinarán si nos van a molestar o no“. Sobre la tercera categoría, la de las emociones indiferentes, la idea es simplemente ignorarlas. Establecer prioridades y entender lo que está bajo nuestro control La búsqueda del autocontrol es fundamental para la filosofía estoica. Pero para esto es importante poder distinguir lo que está bajo nuestro control. En respuesta a esta pregunta, Epitecto creó dos listas. “Las cosas que están bajo nuestro control son nuestros juicios, opiniones y valores que decidimos adoptar, y lo que no está bajo nuestro control es todo lo demás, además de todo lo que es externo”, explica el filósofo italiano Massimo Pigliucci. “Puedes influir en tu cuerpo, mantener una dieta saludable, hacer ejercicios, pero al final, tu cuerpo no está bajo tu control, porque puedes contraer un virus o sufrir un accidente y romperte una pierna”. Según Pigliucci, esta distinción permite darse cuenta de que si las únicas cosas que están bajo nuestro control son los juicios, opiniones y valores, es en ellos en los que debemos mantener nuestro enfoque. Ejercicios de estoicismo para practicar Escribe tu propio diario filosófico (como enseñaron Séneca y Epíteto). Antes de ir a la cama, reflexiona sobre las cosas más importantes que te sucedieron ese día, cosas que son importantes en términos de tu ética personal: ¿Qué hice mal? ¿Qué hice bien? ¿Y qué me queda por hacer? Ejercicios de autoconservación. Toma un baño de agua fría, aunque no todos los días. Los estoicos hacían algunos ejercicios de autoprivación, como tomar baños con agua fría, salir a la calle sin abrigo o ayunar. Según este planteamiento, si te privas temporalmente de esas cosas, las apreciarás mejor. Además, sentirás empatía hacia las personas que no tienen acceso a ellas y recordarás que puedes sobrevivir a esta situación. Fuente: Massimo Pigliucci, autor del libro “Cómo ser un estoico: usando la filosofía antigua para vivir una vida moderna” Fríos y conformistas: ¿qué dicen los críticos del estoicismo? La importancia que los estoicos le dan al uso de la racionalidad en la vida diaria terminó creando una imagen del estoico como una persona fría, desconectada de sus sentimientos. Para Robertson, esta es una interpretación superficial de este pensamiento. “En el inglés moderno, el estoico al final se convirtió en sinónimo de una persona reprimida y sin emociones. Pero el estoicismo, la escuela filosófica de la antigüedad, es mucho más sofisticada y tiene una teoría psicológica mucho más compleja”. Lo que se busca, explica el filósofo, no es la ausencia de emociones, sino el control de las mismas. Los críticos dicen que, al proponer que dejemos de lado y aceptemos todo lo que es externo, que está fuera de nuestro control, esta filosofía genera personas políticamente apáticas y conformistas. En una columna de la revista británica The New Statesman, el filósofo Jules Evans refuta esta idea. “El estoicismo crea individuos que no pueden ser intimidados por los poderosos porque no temen abandonar todo o morir”, afirma Evans “De hecho, su filosofía los adiestra para abandonar la vida sin temor ni pesar, para defender sus principios racionales por encima de cualquier amenaza o soborno”. |
Fitness La cara oculta del estoicismo moderno contada por el psicólogo Víctor Amat: "El estoicismo en el fondo es una filosofía para esclavos" |
Ahora que se ha puesto el estoicismo, la resilencia... el licenciado en Psicología Víctor Amat advierte: "Cuidado con interiorizar el no quejarse y aceptar las cosas como son. El estoicismo en el fondo es una filosofía para esclavos". Por Roberto Cabezas Publicado: 07/09/2025 Después de meses y meses leyendo aquí y allá sobre estoicismo moderno, resiliencia y aceptar las cosas como son, no como nos gustaría que fueran, resulta que el estoicismo igual no es la mejor filosofía para el hombre del siglo XXI. ¿Por qué? Porque Víctor Amat, conocido como el psicólogo punk, apunta a que el estoicismo no es estupendo como nos han hecho creer... ¿El estoicismo es realmente lo que nos han contado? ¿Zenón de Citio, Marco Aurelio y Epicteto tenían razón? ¿Tenemos que quejarnos más o quejarse es un síntoma de debilidad? El psicólogo Víctor Amat comenta lo siguiente en una entrevista para Cuídate Plus: "El estoicismo en el fondo es una filosofía para esclavos, con la que los pudientes de la Roma y Grecia clásicas les dicen a los esclavos que soporten su situación con dignidad". Y aporta este otro matiz sobre el Estoicismo moderno y la virtud de la humildad: "Si yo tengo una cuenta de Instagram y una de las virtudes del estoico es la humildad. Pero yo cojo y pongo una foto con una casa de 2 millones de euros y un descapotable gracias a seguir la filosofía del Estoicismo, ¿dónde está la humildad y la congruencia?". Y añade en una entrevista para el canal de YouTube 'Gente Interesante con Oriol Roda': "En el estocismo moderno hay una parte de marketing, que no me parece mal, y de 'ismo', es decir, de estás conmigo o estás contra, y eso no es la verdadera naturaleza del Estoicismo clásico de Zenón de Citio". Y Amat es bastante crítico con Marco Aurelio, de hecho, en su libro 'Antimeditaciones. Lo que Marco Aurelio nunca te contó sobre el arte de vivir' critica al popular emperador romano: "A ver, Marco Aurelio al final formaba parte de la industria hace 2.000 años, cuando solo tenían formación las élites. Su libro 'Meditaciones' al final es un manual del buen ciudadano, en plan "si me haces caso, no te cortaremos la cabeza". El estoicismo, como digo, es una filosofía para esclavos". |
Estoicismo moderno: por qué Agustín de Hipona habría cuestionado su popularidad actual. |
Frases de Séneca y Epicteto hoy circulan como mantras en redes sociales. Pero hace más de 1600 años, Agustín de Hipona ya argumentaba que la virtud, por sí sola, no bastaba para alcanzar la felicidad. Era necesaria la virtud de Cristo. POR Zach Howard Agosto 6 de 2025 Jesús y Séneca probablemente nacieron el mismo año. El Evangelio de Juan comienza presentando a Jesús como el Logos, un término cargado de significado filosófico estoico. Pablo, razonando con pensadores griegos en el Areópago en Hechos 17, incluso cita a un poeta estoico. Y en el siglo II, el apologista cristiano Justino Mártir dirigió su Primera apología al emperador Antonino Pío y a su hijo Marco Aurelio, el hombre que llegaría a ser tanto filósofo estoico como emperador romano. Claramente, los escritores del Nuevo Testamento y los primeros cristianos no eran ajenos a la filosofía estoica ni a su atractivo cultural. Y si quedara alguna duda, solo necesitamos recordar que 350 años después de Pablo, Agustín de Hipona seguía citando, interactuando y criticando ideas estoicas en su obra monumental La ciudad de Dios. A pesar de la afinidad entre el cristianismo primitivo y el estoicismo antiguo, los pensadores cristianos desde Pablo hasta Justino Mártir y Agustín, en última instancia, rechazaron el estoicismo. Aunque los cristianos continuaron interactuando con la filosofía estoica durante la Edad Media y en la Reforma protestante, como filosofía popular de vida, el estoicismo perdió influencia poco después de Agustín. Hoy, sin embargo, Séneca está de vuelta. Epicteto está lanzando “bombas de verdad” en Twitter. Y Marco Aurelio —aunque siempre apreciado en el ámbito militar— está teniendo un momento de auge entre los fanáticos del ejercicio. En otras palabras, el estoicismo antiguo está disfrutando de un renacimiento moderno. Divulgadores contemporáneos como Tim Ferriss y Ryan Holiday prometen que, sin importar los obstáculos que enfrentes en la vida, las virtudes estoicas —como dominar las emociones— llevarán a una vida feliz. Los estoicos modernos están vendiendo millones de copias de sus libros. Creadores de podcasts como Joe Rogan están promoviendo prácticas estoicas. En tiempos inciertos y caóticos, el estoicismo ofrece una alternativa filosófica a la religión que aborda la ansiedad diaria e inspira crecimiento personal. En este ensayo, recurro al firme teólogo cristiano Agustín como guía para interactuar con el estoicismo en su forma moderna. Recuperar la crítica de Agustín al estoicismo antiguo en La ciudad de Dios equipa a pastores y líderes cristianos para responder con sabiduría al auge de la ética de la virtud estoica moderna. Para comenzar, evaluemos por qué el estoicismo ha tenido tal resurgimiento. Filosofía del resurgimiento Para entender el resurgimiento moderno del estoicismo antiguo, podemos preguntarnos: ¿por qué ahora? ¿Qué hay en nuestra época que ha creado un hambre por la sabiduría estoica? Propongo tres razones clave: el estoicismo promete estabilidad interior en un mundo caótico, ofrece una filosofía para los hacedores y complementa al secularismo moderno. 1. El estoicismo promete estabilidad interior en un mundo caótico. El estoicismo ofrece una terapia para nuestros deseos: una forma de encontrar paz en medio de la incertidumbre y la ansiedad. Los estoicos antiguos buscaban la estabilidad del alma cultivando el autocontrol y la autoconciencia mediante prácticas meditativas (aunque no necesariamente del tipo que implica decir “ommm”). Las prácticas que recomiendan se enfocan en evaluar las emociones desde una perspectiva racional. Constantemente se recuerdan a sí mismos que, aunque tienen poco poder sobre lo que les sucede, pueden controlar su respuesta. El manual de Epicteto resume: “Los hombres no se perturban por las cosas, sino por la opinión que tienen de ellas”. Por tanto, aconseja: “No procures que las cosas sucedan como tú deseas, sino desea que sucedan como suceden, y encontrarás la paz”. La paz no proviene de cambiar tus circunstancias; proviene de cambiar tu mentalidad. Para lograr tal mentalidad, los estoicos ofrecen muchos ejercicios prácticos, como “la vista desde arriba” o “la contemplación de la impermanencia.” Los defensores modernos del estoicismo elogian la filosofía como “supremamente práctica” y ofrecen “un conjunto de herramientas prácticas pensadas para el uso diario”. Este pragmatismo simple atrae tanto a la madre ansiosa que intenta preocuparse menos por sus hijos como al empresario de Silicon Valley que no sabe cómo va a cubrir la nómina del próximo mes. Los ejercicios del estoicismo ayudan incluso con preocupaciones más básicas y mundanas, como el estrés de una estudiante de secundaria por cómo la perciben sus compañeros, o la preocupación de un universitario por llegar tarde otra vez a clase. Sin embargo, aunque esta filosofía pragmática tiene un atractivo amplio, ha sido particularmente atractiva para la cultura del esfuerzo (“hustle culture”) estadounidense. 2. El estoicismo ofrece una filosofía para los hacedores. El estoicismo da consejos prácticos para el crecimiento personal. Enseña fortaleza mental, autocontrol y aceptación de las limitaciones. Frases como la de Séneca: “sufrimos más en la imaginación que en la realidad” inspiran a los tipos del esfuerzo constante como Joe Rogan y sus seguidores. Atrae a atletas profesionales que desean fundamentar y guiar su búsqueda de la excelencia en su deporte, a participantes del mundo del fitness —especialmente aquellos que asisten a gimnasios de CrossFit o estudios de jiu-jitsu— y, finalmente, a jóvenes que buscan consejos prácticos que al mismo tiempo les ofrezcan un mapa para encontrar sentido en la vida. El estoicismo proporciona el ancla filosófica para la ideología actual del esfuerzo constante: perseguir la virtud para alcanzar la felicidad. La mentalidad estoica afirma que lo único que es bueno en sí mismo es la virtud (...) que los sabios son felices simplemente porque son virtuosos, y pueden ser felices incluso en el potro [de tortura]; que deben ser capaces de decir de todo lo que no sea su virtud (amigos, amores, emociones, reputación, riqueza, estados mentales placenteros, sufrimiento, enfermedad, muerte, etc.) que cuando se pierde, no les afecta en absoluto. El sabio estoico alcanza la felicidad al aceptar la pérdida, el dolor o el sufrimiento como parte de la vida y como las herramientas mismas para dominar la virtud. Esta perspectiva filosófica le presenta al individuo tanto control como motivación. Tú puedes decidir si tendrás éxito. Tú puedes determinar si “dominarás tu mente y desafiarás las probabilidades”. El estoicismo ofrece un marco filosófico para el yo optimizado. 3. El estoicismo complementa al secularismo moderno. El estoicismo ve la religión con indiferencia. El enfoque tranquilo pero seguro del estoico en ser su mejor versión, sin importar quién o qué gobierne el cosmos, ayuda a explicar por qué tantas personas se sienten atraídas hacia el estilo de vida estoico en nuestra era secular. Puedes conservar los elementos espirituales de la filosofía mientras permaneces fuera de los límites de una religión propiamente dicha. Tal estrategia resalta la búsqueda secular de significado, sugiriendo que los estoicos modernos piensan que la filosofía puede reemplazar a la religión como la leche de avena a la leche de vaca. (¿Eres alérgico a la religión? ¡Prueba con Epicteto!) El agnosticismo flexible del estoicismo encaja con el secularismo moderno. Un autor resume el atractivo de esta cualidad de “lo mejor de ambos mundos”: “Hay algo muy atractivo para mí, como persona no religiosa, en la idea de una filosofía ecuménica, una que pueda compartir metas y, al menos, algunas actitudes generales con otras grandes tradiciones éticas del mundo”. Una manera específica en que el estoicismo complementa al mundo secular moderno es con su visión agnóstica de la vida después de la muerte. Como lo expresa Marco Aurelio: “Las cosas son unidades aisladas [átomos] o forman un todo inseparable. Si ese todo es Dios, entonces todo está bien; pero si es un azar sin propósito, al menos tú no necesitas estar sin propósito también”. Este agnosticismo respecto a la vida después de la muerte se vuelve aún más claro en la práctica del memento mori. En sus Meditaciones, Marco Aurelio escribió: “Podrías dejar la vida ahora mismo. Que eso determine lo que haces, dices y piensas”. Esta amenaza de muerte inspiraba a Aurelio a vivir virtuosamente ahora y no esperar. Para los estoicos antiguos y modernos, la frase latina memento mori (recuerda que morirás) es una herramienta para vivir bien. El sabio estoico no huye de la muerte, sino que camina hacia ella con serena aceptación. Sin embargo, este abrazo estoico de la mortalidad revela su actitud hacia el suicidio. Si la muerte no debe temerse porque es parte de la naturaleza, entonces puede convertirse no solo en la conclusión de la vida, sino en una elección personal. Epicteto dijo célebremente: “¿Hay humo en la casa? Si no es sofocante, me quedaré dentro; si resulta demasiado, saldré. Recuerda siempre: la puerta está abierta”. Si la vida se vuelve insoportable —si la casa está demasiado llena de humo— entonces puedes elegir salir por la puerta. Su metáfora captura la actitud de otros estoicos, como Séneca y Marco Aurelio, e inspira a dos estoicos modernos a defender la opción del suicidio. Estos estoicos modernos concluyen:
Recordar que moriremos, e incluso elegir morir, es el enfoque estoico hacia una de las partes más temidas e inciertas de la vida. Para muchos hoy, este enfoque parece humano, incluso empoderador. Pero para Agustín, revelaba el defecto fatal de todo el sistema del estoicismo. La respuesta de Agustín: el defecto fatal del estoicismo. Agustín abordó el estoicismo como a toda otra gran filosofía de su tiempo: lo saqueó. Escribiendo a futuros pastores, Agustín dice en La enseñanza cristiana: “Cualquier afirmación de aquellos que son llamados filósofos (...) que resulte ser verdadera y consistente con [la] fe [cristiana] no debería causar alarma, sino ser reclamada para nuestro propio uso, como si fuera de propietarios que no tienen derecho a ella”. Agustín creía que toda enseñanza del estoicismo que resultara verdadera era, en realidad, una verdad cristiana. Por lo tanto, los cristianos pueden ser como los antiguos israelitas que saquearon el oro egipcio para construir el tabernáculo de Yahveh. Pero, así como los israelitas tuvieron que fundir el oro de Egipto antes de reutilizarlo para la casa de Dios, así también los cristianos deben discernir cuidadosamente entre las verdades que los incrédulos perciben y las mentiras. Exponer los problemas fundamentales de una filosofía pagana, entonces, es esencial para un saqueo exitoso. En el libro 19 de La ciudad de Dios, Agustín identifica el defecto fundamental del pensamiento estoico no mediante un ataque externo, sino exponiendo las inconsistencias internas del estoicismo. Lo hace al demostrar la brecha entre la teoría de la ética de la virtud de los estoicos y su realidad vivida, específicamente la decisión que algunos estoicos toman de cometer suicidio. Para ver esta contradicción, seguiremos los tres pasos que Agustín da al interactuar con la filosofía estoica. 1. La felicidad no descansa en los bienes externos. Agustín construye un terreno común con los estoicos al estar de acuerdo con ellos en que la felicidad no puede encontrarse en los bienes externos. Los estoicos creen que si colocamos nuestra felicidad en la riqueza o la salud o incluso en nuestros hogares, pronto descubriremos cuán inciertos y frágiles son esos bienes externos en esta vida. Agustín describe las muchas formas en que la vida presenta desafíos inesperados: una tormenta podría enviar la fortuna de tu vida al fondo del mar Mediterráneo; una enfermedad podría agotar toda tu salud y fuerza; un enemigo saqueador podría destruir tu hogar y tu familia. Podemos imaginar a los estoicos contemporáneos de Agustín asintiendo con la cabeza porque hacen los mismos argumentos. Ellos dicen: “¡Sí, exactamente, Agustín! Estas desgracias siempre son posibles, así que no deberíamos poner nuestra esperanza de felicidad en cosas que la desgracia puede arrebatarnos”. El énfasis de Agustín en las muchas posibles desgracias y miserias de esta vida parece, al principio, reforzar la posición estoica de que deberíamos tratar todos esos bienes externos como cosas indiferentes (adiáphora). Son cosas no esenciales. Lo que es esencial, diría un estoico, es que aprendamos a perseguir la virtud en toda circunstancia. Pero Agustín va más allá. Lo que es cierto de los bienes externos (bienes del cuerpo) también es cierto de los bienes internos (bienes del alma). No deberíamos poner nuestra esperanza en nuestras capacidades mentales, como la inteligencia o la sabiduría. Podríamos quedarnos sordos, ciegos o incluso enloquecer. “¿Quién puede estar seguro”, pregunta Agustín, “de que incluso un filósofo no será tal víctima en algún momento de su vida?” Para los estoicos, esta idea de que los bienes externos de la vida son cosas indiferentes significa que también ven los males que los amenazan como indiferentes. Solo la virtud importa. Lo verdadero es la estabilidad del alma. Por lo tanto, el catálogo de Agustín no solo de males corporales sino también mentales probablemente tiene la intención de inquietar al estoico, quien cree que practicar la virtud conduce a la apatheia o tranquilidad del alma. El estoico dice que debemos buscar la felicidad en la virtud en lugar de en los bienes de esta vida, porque practicar la virtud es la única manera confiable de encontrar estabilidad del alma en cualquier circunstancia. Sin embargo, la lista de Agustín de males potenciales indica que practicar la virtud puede no ser suficiente para alcanzar la felicidad. 2. La virtud es insuficiente para la verdadera felicidad. Aceptando lo que dicen los estoicos, Agustín entonces considera si practicar la virtud tal como ellos la prescriben realmente puede conducir a la verdadera felicidad. Aunque está de acuerdo en que las virtudes cardinales —valentía, justicia, templanza, sabiduría— ofrecen un camino más prometedor hacia la felicidad que los bienes externos como la comida o la fama, Agustín argumenta que esas virtudes son susceptibles a males al igual que los bienes externos. Incluso si la virtud es un bien superior a otros bienes humanos, no hay garantía de que seguiremos practicando la virtud y, por lo tanto, no hay garantía de felicidad en esta vida. De hecho, la propia existencia de la virtud da testimonio de la ruptura del mundo. Necesitamos valentía porque hay peligro. Necesitamos justicia porque hay injusticia. Necesitamos templanza porque hay deseos desordenados. Necesitamos sabiduría porque la vida es confusa y a menudo oscura. Decir que la felicidad completa se encuentra en la virtud es decir que la felicidad es una guerra constante contra el vicio. ¿Cómo puede eso ser verdadera felicidad? Agustín conoce la respuesta estoica: el verdadero sabio sabe que esas desgracias o males no son reales sino percibidos (adiaphora). Pero Agustín no está convencido. Exclama: Está más allá de mi comprensión cómo los estoicos pueden argumentar audazmente que tales males no son realmente males, y al mismo tiempo permitir que, si un filósofo es probado por ellos más allá de su obligación o deber de soportarlos, no le quede otra opción que tomar el camino fácil cometiendo suicidio. Recuerda la analogía de Epicteto de la casa llena de humo. Podemos quedarnos en la casa —esta vida— mientras podamos soportarla, mostrando valentía al hacerlo. Si se vuelve demasiado para nosotros, la puerta del suicidio siempre está abierta. Para Agustín, el problema no es que los estoicos valoren la virtud, sino que sobrestiman lo que puede lograr. Si la virtud es el camino confiable hacia la felicidad, ¿entonces por qué ese camino a veces no termina en resiliencia sino en desesperación? Entre los escritos estoicos que aún conservamos hoy, Séneca es quien con mayor frecuencia articula el argumento a favor del suicidio. En la Carta 77, relata la historia de Tulio Marcelino, quien, enfrentando una enfermedad crónica pero curable, eligió terminar con su vida. Según cuenta Séneca, muchos amigos ofrecieron a Marcelino diferentes razones para vivir o morir. Pero finalmente un amigo estoico dio un paso adelante y le ofreció el consejo más inspirador: “No te atormentes como si estuvieras considerando un gran asunto. Vivir no es un asunto tan grande; todos tus (...) animales lo hacen. Morir con honor, prudencia, valentía; eso sí es grande”. Las palabras convencen a Marcelino, así que elige la muerte. Séneca presenta el suicidio de su amigo no como una tragedia sino como un ejemplo digno de admirar e imitar. La vida no debe medirse por su duración sino por su calidad, y cuando la calidad disminuye, el sabio puede elegir salir. Para Agustín, el suicidio estoico revela la incongruencia insuperable en el corazón de su filosofía. Si la virtud por sí sola fuera suficiente para la felicidad, entonces ningún sufrimiento externo, por grande que fuera, podría justificar el suicidio. El sabio perseveraría, encontrando gozo en el ejercicio diario de la virtud. Los sabios estoicos que aprueban el suicidio confiesan lo contrario. Agustín identifica el dilema que el suicidio revela: “¡Buena vida es esa, sin duda, que busca el auxilio de la muerte para acabarla! Si tal vida es feliz, que el sabio permanezca en ella; pero si estos males lo expulsan de ella, ¿en qué sentido es feliz?” Su pregunta presenta dos opciones ineludibles: si la filosofía estoica afirma que la verdadera felicidad es alcanzable por medio de la virtud, ¿cómo podría la persona virtuosa llegar jamás a ser tan miserable como para acabar con su vida? Pero si los problemas de la vida realmente pueden llegar a un punto que justifique el suicidio, entonces ¿cómo podríamos decir que la vida virtuosa es verdaderamente feliz? Para Agustín, esta contradicción interna revela la falta de una escatología que pueda servir como fundamento de esperanza en el sufrimiento. Puedes apretar los dientes a través del sufrimiento porque piensas que te hará más fuerte. Pero si el sufrimiento se vuelve demasiado difícil, el estoico dice que deberías rendirte. Sin una esperanza clara más allá de la muerte, los estoicos no pueden ofrecer esperanza para el sufrimiento más profundo de la vida. 3. La verdadera felicidad se encuentra en la vida eterna. Agustín señala la esperanza que los cristianos tienen en la vida venidera como aquello que los estoicos no pueden ofrecer pero que, en última instancia, desean. La vida eterna —el bien supremo— es donde se encuentra la verdadera felicidad. Y es para lo que están destinadas las verdaderas virtudes: no son el fin, sino el medio para avanzar hacia la verdadera felicidad. Así que, aunque Marco Aurelio —y Ryan Holiday— puedan tener razón al decir que “el obstáculo es el camino” para avanzar en virtud, se equivocan al afirmar que los avances en la virtud conducirán a la verdadera felicidad en esta vida. La virtud no te hará feliz en última instancia porque la virtud no es el bien supremo, y la felicidad definitiva no es posible en esta vida terrenal. Agustín va más allá al decir que, aunque cristianos y estoicos valoran el bien de practicar la virtud, hay una diferencia fundamental en su visión de la virtud. Para el estoico, la fuente de la virtud está en uno mismo. Para el cristiano, la virtud es un don de Dios que administramos. De hecho, Agustín enfatiza que, aunque los estoicos y otros paganos pueden tener virtud comparativa, las virtudes cardinales solo se convierten en verdaderas o genuinas virtudes mediante los dones de fe, esperanza y amor que da Dios. Así, “las virtudes cardinales pueden poner al sabio en el camino hacia la felicidad, pero necesitan de las virtudes teológicas para alcanzar su fin”. Agustín argumenta, entonces, que la teoría de la virtud estoica es insuficiente para asegurar la verdadera felicidad. Él desafía la conclusión de que el sabio que ha perfeccionado las virtudes cardinales será feliz a pesar de sus circunstancias externas. Insiste en que el sabio no será feliz porque la verdadera felicidad solo puede encontrarse en la vida eterna. “Pero, ¿qué hay de esta vida?”, podrías preguntarte. ¿Puede un cristiano ser feliz en esta vida? Agustín se enfoca en la virtud de la esperanza como el medio para alcanzar la felicidad en esta vida. Cita a Pablo en Romanos 8:24–25: “Porque en esperanza hemos sido salvados, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. Los cristianos, argumenta Agustín, pueden “por la esperanza del cielo, ser hechos tanto felices como seguros”. Nuestra felicidad final y completa llegará en la vida eterna. Pero incluso en esta vida, podemos ser felices en la esperanza que tenemos a través de la salvación prometida asegurada por Cristo y la comunión presente que disfrutamos con Él. La verdadera virtud: don y meta La virtud estoica, en última instancia, descansa en la autosuficiencia, dejando los hilos de la vida en manos del individuo. Sin embargo, la autosuficiencia termina siendo asfixiante. Necesitamos la suficiencia de otro para tener verdadera esperanza. Necesitamos oír a Cristo decir: “Te basta Mi gracia” (2Co 12:9). En un sermón sobre el discurso de Pablo en el Areópago en Hechos 17, Agustín ofrece a sus contemporáneos estoicos algo mejor que la autosuficiencia a través de la virtud: “La virtud te deleita. Es una cosa buena que te deleita. Pero no puedes servirte una copa de virtud. Estás sediento (...) [déjame] mostrarte la fuente de la vida (Sal 36:9) (...) [Reconoce] a Cristo como el torrente que brota; bebe hasta saciarte de virtud [de Él]”. La verdadera virtud es un don, no un logro; un fruto del Espíritu, no el triunfo de la voluntad. Y la meta de esta virtud no es simplemente la tranquilidad o el dominio de uno mismo, sino la visión de Dios mismo: la vida eterna donde nuestro gozo será completo y alcanzaremos nuestra felicidad final. Los cristianos practican la virtud no como un deber sombrío, sino como una gozosa preparación para la recompensa de la vida eterna. Tal virtud entrena al alma no solo para resistir, sino para anhelar a Aquel en cuya presencia hay plenitud de gozo (Sal 16:11). Practicar la virtud es una batalla por un deleite más profundo, un anticipo de la satisfacción que un día inundará nuestros corazones para siempre. Por lo tanto, proseguimos con valentía, templanza, justicia y sabiduría transformadas por la fe, la esperanza y el amor. Lo hacemos no porque confiemos en nosotros mismos, sino porque confiamos en Cristo, quien ha prometido que nuestro gozo será completo, para Su suprema gloria (Jn 15:11). Zach Howard es decano académico de los programas universitarios y profesor asistente de teología y humanidades en Bethlehem College and Seminary. Él y su esposa, Betsy, viven en Mineápolis con sus cuatro hijas. Este artículo fue traducido y ajustado por David Riaño. El original fue publicado por Zach Howard en Desiring God. Allí se encuentran las citas y notas al pie. |
ESTOICISMO 4 filósofos estoicos que debes conocer más allá de las modas. Cuatro son las virtudes del estoicismo, sabiduría, justicia, coraje y moderación, y todas están muy presentes en estos filósofos. Sarah Romero Actualizado a 05 de abril de 2025 El estoicismo, una antigua filosofía fundada en Atenas hace más de 2000 años, ofrece una guía práctica para vivir una vida plena y significativa. En esencia, los filósofos estoicos creen que mucho de lo que nos pasa está fuera de nuestro control, pero lo que sí podemos controlar siempre es cómo respondemos a lo que acontece a nuestro alrededor, y para hacer frente a este escenario, hay que seguir el camino de la sabiduría, la justicia, el coraje y la moderación. Estas virtudes no son solo ideas abstractas; son principios prácticos que los antiguos filósofos expusieron para ayudar a cualquier persona a afrontar los desafíos de la vida. ¿Y quiénes son los filósofos estoicos que deberías conocer? Zenón de Citio El estoicismo fue fundado por este filósofo griego. Pero su historia es bastante curiosa. Tras naufragar cerca de Atenas, Zenón llegó a la ciudad y se familiarizó con las enseñanzas de Sócrates y otros filósofos anteriores. Pero, tras estudiar con diversos maestros, se dedicó a difundir sus propias enseñanzas en el Pórtico Pintado (Stoa Poikilê en griego), lo que dio a su escuela el nombre de “Estoicismo” (de 'Stoikos', relacionado con el Pórtico). El sistema filosófico de Zenón incluía la lógica y la teoría del conocimiento, la física y la ética, siendo esta última fundamental en su filosofía. Para él, la felicidad residía en adaptar la voluntad del individuo a la razón divina que gobierna el universo. (Como curiosidad, este filósofo murió voluntariamente de hambre cuando tenía 72 años de edad; algo que emuló su discípulo Cleantes y que repitieron algunos filósofos griegos). Epicteto. El filósofo estoico Epicteto fue uno de los pensadores antiguos más influyentes, tanto en la Antigüedad como en la época moderna. En sus enseñanzas demuestra la utilidad del estoicismo en cualquier situación. Nació en la esclavitud hasta que fue liberado por Epafrodito y empezó a dedicar su vida a la filosofía. Epicteto convirtió la adversidad en oportunidad y se trasladó a Grecia abriendo su escuela de estoicismo en Nicópolis y teniendo mucho éxito, incluso entre personajes tan influyentes como los emperadores romanos al preocuparse más por la ética y la autoridad moral. Y, mucho más adelante, el propio Theodore Roosevelt llevó consigo un ejemplar de Epicteto en sus exploraciones por Sudamérica, influenciando a sus soldados. Los Discursos de Epicteto es una obra que únicamente sobrevivió gracias a un alumno suyo llamado Arriano, a quien se le atribuye la transcripción de las lecciones que aprendió en su clase a principios del siglo II d. C. Séneca Lucio Séneca fue un destacado filósofo y dramaturgo romano que publicó varias obras esenciales sobre el estoicismo. En los textos filosóficos de Séneca, encontramos a un estoico que intenta vivir de acuerdo con las conclusiones a las que llega a través de la filosofía, afirmando que si poseemos lo esencial y un espíritu interior fuerte, podemos aceptar y soportar radicalmente cualquier circunstancia que el universo nos depare. Como curiosidad, Séneca asesoró al emperador Nerón. Marco Aurelio Marco Aurelio Antonino Augusto fue emperador de Roma desde el año 161 hasta el 180 y gracias a sus “Meditaciones”, nos ha llegado una pintura muy concreta de cómo pensaba y vivía este emperador filósofo que también buscaba afrontar las dificultades de la vida a través del estoicismo. Entre sus frases más célebres se encuentran: “Realiza cada una de tus acciones como si fuera la última de tu vida” o “Un hombre no debería tener miedo a la muerte, debería tener miedo a no empezar nunca a vivir”. Escuela de los estoicos Si bien estos cuatro filósofos encarnan la columna vertebral del estoicismo, también podríamos nombrar a Cleantes (c. 330-230 a. C.) y Crisipo (c. 279-206 a. C.) que fueron los sucesores directos de Zenón de Citio y contribuyeron significativamente al establecimiento y la expansión de las enseñanzas estoicas. También Musonio Rufo, que fue quien enseñó a Epicteto, o los filósofos Diógenes de Babilonia, que hizo contribuciones en la ética y el lenguaje del estoicismo, o incluso Posidonio, que fue conocido como el mayor polímata de su época, ya que era astrónomo, historiador, geógrafo y, por supuesto, filósofo. |
Colección Biblioteca clásica Gredos. A continuación se listan los títulos publicados en la colección Biblioteca Clásica Gredos. Los primeros 411 títulos fueron previamente catalogados en Biblioteca Clásica Gredos. Catálogo general comentado: |
101 | Cicerón | Del supremo bien y del supremo mal | 346 | |
102 | Coluto; Licofrón; Trifiodoro | Alejandra (Licofrón); La toma de Ilión (Trifiodoro); El rapto de Helena (Coluto) | 310 | |
103 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 332 | Vol. III. |
104 | Porfirio | Vida de Pitágoras. Argonáuticas órficas. Himnos órficos | 246 | |
105 | VVAA | Textos de magia en papiros griegos | 428 | |
106 | Elio Aristides | Discursos I | 432 | |
107 | Aristóteles | Acerca de la generación y la corrupción; Tratados breves de historia natural | 368 | |
108 | Jenofonte | Ciropedia | 512 | |
109 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 464 | Vol. IV. Incluye: Diálogos de sobremesa. |
110 | Dion de Prusa | Discursos I-XI | 548 | |
111 | Baquílides | Odas y fragmentos | 282 | |
112 | Teofrasto | Historia de las plantas | 532 | |
113 | Luciano | Obras | 472 | Vol. II. |
114 | VVAA | Tratados hipocráticos | 466 | Vol. IV. Incluye: Tratados ginecológicos: Sobre las enfermedades de las mujeres; Sobre las mujeres estériles; Sobre las enfermedades de las vírgenes; Sobre la superfetación; Sobre la excisión del feto; Sobre la naturaleza de la mujer. |
115 | Aristóteles | Tratados de lógica (Órganon) | 460 | Vol. II. Incluye: Sobre la interpretación; Analíticos primeros; Analíticos segundos. |
116 | Aristóteles | Política | 490 | |
117 | Platón | Diálogos | 620 | Vol. V. Incluye: Parménides; Teeteto; Sofista; Político. |
118 | Clemente de Alejandría | El Pedagogo | 356 | |
119 | Alcifrón; Teofrasto | Caracteres (Teofrasto); Cartas. De pescadores, campesinos, parásitos y cortesanas (Alcifrón) | 328 | |
120 | Ovidio Nasón | Amores; Arte de amar; Sobre la cosmética del rostro femenino; Remedios contra el amor | 526 | |
121 | Ovidio Nasón | Fastos | 248 | |
122 | Lisias | Discursos | 374 | Vol. I. |
123 | Dionisio de Halicarnaso | Historia antigua de Roma | 368 | Libros VII-IX. |
124 | Dionisio de Halicarnaso | Historia antigua de Roma | 308 | Libros X-XI y fragmentos de Libros XII-XX. |
125 | Antonino Liberal; Heráclito | Alegorías homéricas (Heráclito); Metamorfosis (Antonino Liberal) | 316 | |
126 | VVAA | Tratados hipocráticos | 358 | Vol. V. Incluye: Epidemias. |
127 | Dion de Prusa | Discursos XII-XXXV | 500 | |
128 | Artemidoro | La interpretación de los sueños | 494 | |
129 | Séneca | Epístolas morales a Lucilio II | 456 | Libros X-XX y XXII (fragmentos) y epístolas 81-125. |
130[ | Heródoto | Historia | 476 | Libros VIII-IX. |
131 | Propercio | Elegías | 306 | |
132 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 332 | Vol. V. |
133 | Porfirio; Pseudo Plutarco; Salustio | Sobre la vida y poesía de Homero (Pseudo Plutarco); El antro de las Ninfas de la Odisea; Sobre los dioses y el mundo (Salustio) | 324 | |
134 | Opiano | De la caza (Opiano); De la pesca (Opiano); Lapidario órfico (?) | 416 | |
135 | Paladio | Tratado de agricultura; Medicina veterinaria; Poema de los injertos | 498 | |
136 | Lactancio | Instituciones divinas | 352 | Libros I-III. |
137 | Lactancio | Instituciones divinas | 360 | Libros IV-VII. |
138 | Luciano | Obras | 526 | Vol. III. |
139 | Cicerón | Discursos | 464 | Vol. I. Incluye: Verrinas (I). |
140 | Cicerón | Discursos | 336 | Vol. II. Incluye: Verrinas (II). |
141 | Virgilio | Bucólicas; Geórgicas; Apéndice virgiliano | 600 | |
142 | Aristóteles | Retórica | 626 | |
143 | VVAA | Tratados hipocráticos | 282 | Vol. VI. Incluye : Enfermedades. |
144 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 506 | Libros I-III. |
145 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 368 | Libros IV-VII. |
146 | Ausonio | Obras | 444 | Vol. I. |
147 | Ausonio | Obras | 402 | Vol. II. |
148 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 302 | Libros VIII-X. |
149 | Tucídides | Historia de la guerra del Peloponeso | 586 | Libros I-II. |
150 | Homero | Ilíada | 652 | |
151 | Tucídides | Historia de la guerra del Peloponeso | 438 | Libros III-IV. |
152 | Cicerón | Discursos | 438 | Vol. III. |
153 | Numenio de Apamea | Oráculos caldeos (?); Fragmentos y testimonios (Numenio) | 308 | |
154 | Andócides; Antifonte | Discursos y fragmentos | 338 | |
155 | Euclides | Elementos | 368 | Libros I-IV. |
156 | Juvenal; Persio | Sátiras | 576 | |
157 | Eneas el Táctico; Polieno | Poliorcética (Eneas); Estratagemas (Polieno) | 614 | |
158 | Aftonio; Hermógenes; Teón | Ejercicios de retórica | 279 | |
159 | Estrabón | Geografía | 560 | Libros I-II. |
160 | Platón | Diálogos | 298 | Vol. VI. Incluye: Filebo; Timeo; Critias. |
161 | Frontón | Epistolario | 424 | |
162 | Platón | Diálogos | 568 | Vol. VII. Incluye: Dudosos; Apócrifos; Cartas. |
163 | VVAA | Epigramas funerarios griegos | 432 | |
164 | Tucídides | Historia de la guerra del Peloponeso | 330 | Libros V-VI. |
165 | Ovidio | Tristes; Pónticas | 578 | |
166 | Virgilio | Eneida | 570 | |
167 | Suetonio | Vidas de los doce Césares | 369 | Vol. I. |
168 | Suetonio | Vidas de los doce Césares | 376 | Vol. II. |
169 | Estrabón | Geografía | 218 | Libros III-IV. |
170 | Plauto | Comedias | 369 | Vol. I. Incluye: Anfitrión; La comedia de los asnos; La comedia de la olla; Las dos báquides; Los cautivos; Cásina. |
171 | Aristóteles | Investigación sobre los animales | 612 | |
172 | Luciano | Obras | 494 | Vol. IV. |
173 | Tucídides | Historia de la guerra del Peloponeso | 360 | Libros VII-VIII. |
174 | Zósimo | Nueva historia | 560 | |
175 | VVAA | Tratados hipocráticos | 304 | Vol. VII. Incluye: Tratados quirúrgicos. |
176 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 488 | Libros XXI-XXV. |
177 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 562 | Libros XXVI-XXX. |
178 | Arato; Gémino | Fenómenos (Arato); Introducción a los fenómenos (Gémino) | 326 | |
179 | Sexto Empírico | Esbozos pirrónicos | 348 | |
180 | Claudiano | Poemas | 328 | Vol. I. |
181 | Claudiano | Poemas | 320 | Vol. II. |
182 | Jenofonte | Recuerdos de Sócrates; Económico; Banquete; Apología de Sócrates | 386 | |
183 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 410 | Libros XXXI-XXXV. |
184 | Hermógenes | Sobre las formas de estilo | 344 | |
185 | Epicteto | Disertaciones por Arriano | 465 | |
186 | Sinesio de Cirene | Himnos; Tratados | 430 | |
187 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 474 | Libros XXXVI-XL. |
188 | Catulo; Tibulo | Poemas (Catulo); Elegías (Tibulo) | 392 | |
189 | Flavio Josefo | Autobiografía; Contra Apión | 304 | |
190 | Eusebio de Cesarea | Vida de Constantino | 424 | |
191 | Euclides | Elementos | 242 | Libros V-IX. |
192 | Tito Livio | Historia de Roma desde su fundación | 376 | Libros XLI-XLV. |
193 | VVAA | Poesía helenística menor (Poesía fragmentaria) | 520 | |
194 | Ovidio | Cartas de las heroínas; Ibis | 286 | |
195 | Cicerón | Discursos | 556 | Vol. IV. |
196 | Pausanias | Descripción de Grecia | 358 | Libros I-II. |
197 | Pausanias | Descripción de Grecia | 435 | Libros III-VI. |
198 | Pausanias | Descripción de Grecia | 529 | Libros VII-X. |
199 | Clemente de Alejandría | Protréptico | 222 | |
200 | Aristóteles | Metafísica | 584 | |
200.2 | Museo | Hero y Leandro | 236 | |
201 | Aristóteles | Reproducción de los animales | 327 | |
202 | Estacio | Silvas | 268 | |
203 | Aristóteles | Física | 506 | |
204 | Aristófanes | Comedias | 342 | Vol. I. Incluye: Los acarnienses; Los caballeros. |
205 | Sinesio de Cirene | Cartas | 342 | |
206 | Plinio el Viejo | Historia natural | 486 | Libros I-II. |
207 | Epicteto; Musonio Rufo | Tabla de Cebes (?); Disertaciones (Musonio); Fragmentos menores (Musonio); Manual (Epicteto) Fragmentos (Epicteto) | 250 | |
208 | Nono de Panópolis | Dionisíacas | 358 | Cantos I-XII. |
209 | Lisias | Discursos | 460 | Vol. II. |
210 | Julio Obsecuente; Tito Livio | Períocas (Tito); Períocas de Oxirrinco (Tito); Fragmentos (Tito); Libro de los prodigios (Julio) | 380 | |
211 | Cicerón | Discursos | 480 | Vol. V. |
212 | Justino; Pompeyo Trogo | Epítome de las «Historias filípicas» de Pompeyo Trogo (Justino); Prólogos (Justino); Fragmentos (Pompeyo) | 626 | |
213 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 458 | Vol. VI. |
214 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 320 | Vol. VII. |
215 | Plutarco | Vidas paralelas | 618 | Vol. II. Incluye: Solón; Publícola; Temístocles; Camilo; Pericles; Fabio Máximo. |
216 | Arístides Quintiliano | Sobre la música | 230 | |
217 | Calístrato; Filóstrato | Heroico (Filóstrato); Gimnástico (Filóstrato); Descripciones de cuadros (Filóstrato); Descripciones (Calístrato) | 408 | |
218 | Plauto | Comedias | 486 | Vol. II. Incluye: La comedia de arquilla; Gorgojo; Epídico; Los dos Menecmos; El mercader; El militar fanfarrón; La comedia del fantasma; El persa. |
219 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 340 | Vol. VIII. |
220 | Séneca | Diálogos; Apocolocintosis | 232 | |
221 | VVAA (sofistas) | Testimonios y fragmentos | 510 | |
222 | VVAA (paradoxógrafos griegos) | Rarezas y maravillas | 364 | |
223 | Cicerón | Cartas | 490 | Vol. I. Incluye: Cartas a Ático (Cartas 1-161D). |
224 | Cicerón | Cartas | 504 | Vol. II. Incluye: Cartas a Ático (Cartas 162-426). |
225 | Menandro el Rétor | Dos tratados de retórica epidíctica | 280 | |
226 | Manilio | Astrología | 270 | |
227 | Apolonio de Rodas | Argonáuticas | 378 | |
228 | Euclides | Elementos | 360 | Libros X-XIII. |
229 | Aristóteles | Acerca del cielo; Meteorológicos | 430 | |
230 | VVAA | Los estoicos antiguos | 334 | |
231 | Iseo | Discursos | 348 | |
232 | Dion de Prusa | Discursos XXXVI-LX | 374 | |
233 | Elio Aristides | Discursos | 330 | Vol. II. |
234 | Elio Aristides | Discursos | 276 | Vol. III. |
235 | Filón de Alejandría | Sobre los sueños; Sobre José | 294 | |
236 | Marcial | Epigramas | 384 | Vol. I. |
237 | Marcial | Epigramas | 448 | Vol. II. |
238 | Elio Aristides | Discursos | 524 | Vol. IV. |
239 | Sexto Empírico | Contra los profesores | 260 | Libros I-VI. |
240 | Prudencio | Obras | 414 | Vol. I. |
241 | Prudencio | Obras | 332 | Vol. II. |
242 | Jámblico | Sobre los misterios egipcios | 236 | |
243 | Coripo | Juánide; Panegírico de Justino II | 348 | |
244 | Anónimo | Retórica a Herenio | 330 | |
245 | Cicerón | La invención retórica | 324 | |
246 | Salustio; Seudo Salustio | Conjuración de Catilina (Salustio); Guerra de Jugurta (Salustio); Fragmentos de las «Historias» (Salustio); Cartas a César. Invectiva contra Cicerón (Pseudo Salustio); Invectiva contra Salustio (Pseudo Cicerón) | 372 | |
247 | Flavio Josefo | La guerra de los judíos | 516 | Libros I-III. |
248 | Galeno | Sobre la localización de las enfermedades (De locis affectis) | 462 | |
249 | Juvenco | Historia evangélica | 252 | |
250 | Plinio el Viejo | Historia natural | 546 | Libros III-VI. |
250.2 | Basilio de Cesarea | A los jóvenes; Sobre el provecho de la literatura clásica | 215 | |
251 | Varrón | La lengua latina | 356 | Libros V-VI. |
252 | Varrón | La lengua latina | 316 | Libros VII-X y fragmentos. |
253 | Dioscórides | Plantas y remedios medicinales (De materia medica) | 486 | Libros I-III. |
254 | Dioscórides | Plantas y remedios medicinales (De materia medica) | 364 | Libros IV-V. |
255 | Cipriano de Cartago | Cartas | 444 | |
256 | Plotino | Enéadas V-VI | 560 | |
257 | Ateneo | Banquete de los eruditos | 270 | Libros I-II. |
258 | Ateneo | Banquete de los eruditos | 428 | Libros III-V. |
259 | VVAA | Poesía epigráfica latina | 528 | Vol. I. |
260 | VVAA | Poesía epigráfica latina | 432 | Vol. II. |
261 | Aurelio Víctor; Eutropio | Breviario (Eutropio); Libro de los Césares (Aurelio) | 264 | |
262 | Elio Aristides | Discursos | 454 | Vol. V. |
263 | Eliano; Teofilacto Simocates | Cartas rústicas (Eliano); Epístolas (Teofilacto); Cartas de Quión de Heraclea (Teofilacto); Cartas de Temístocles (Teofilacto) | 268 | |
264 | Flavio Josefo | La guerra de los judíos | 428 | Libros IV-VII. |
265 | Platón | Diálogos | 502 | Vol. VIII. Incluye: Leyes (Libros I-VI). |
266 | Platón | Diálogos | 364 | Vol. IX. Incluye: Leyes (Libros VII-XII). |
267 | Vegecio | Medicina veterinaria | 386 | |
268 | VVAA | Textos herméticos | 580 | |
269 | Cicerón | Sobre la naturaleza de los dioses | 384 | |
270 | Pseudo Aristóteles | Fisiognomía (Pseudo Aristóteles); Fisiólogo (?) | 230 | |
271 | Cicerón | Sobre la adivinación; Sobre el destino; Timeo | 418 | |
272 | Menandro | Proverbios griegos (?); Sentencias (Menandro) | 500 | |
273 | Temistio | Discursos políticos | 568 | |
274 | Dion de Prusa | Discursos LXI-LXXX | 320 | |
275 | VVAA (oradores menores) | Discursos y fragmentos | 414 | |
276 | Séneca | Diálogos | 426 | |
277 | Aristóteles; Euclides | Sobre las líneas indivisibles (Aristóteles); Mecánica (Aristóteles); Óptica (Euclides); Catróptica (Euclides); Fenómenos (Euclides) | 326 | |
278 | Floro | Epítome de la Historia de Tito Livio | 376 | |
279 | Procopio de Cesarea | Historia secreta | 350 | |
280 | Procopio de Cesarea | Historia de las guerras | 324 | Libros I-II (Guerra persa). |
281 | Símaco | Cartas | 426 | Libros I-V. |
282 | Procopio de Cesarea | Historia de las guerras | 360 | Libros III-IV (Guerra vándala). |
283 | Aristóteles | Partes de los animales; Marcha de los animales; Movimiento de los animales | 342 | |
284 | Veleyo Patérculo | Historia romana | 272 | |
285 | Tertuliano | Apologético; A los gentiles | 320 | |
286 | Nono de Panópolis | Dionisíacas | 340 | Cantos XIII-XXIV. |
287 | Dionisio de Halicarnaso | Sobre la composición literaria; Sobre Dinarco; Primera carta a Ameo; Carta a Pompeyo Gémino; Segunda carta a Ameo | 302 | |
288 | Estrabón | Geografía | 432 | Libros V-VII. |
289 | Estrabón | Geografía | 568 | Libros VIII-X. |
290 | Libanio | Discursos | 232 | Vol. I. Incluye: Autobiografía. |
291 | Solino | Colección de hechos memorables | 600 | También se conoce como El erudito. |
292 | Libanio | Discursos | 322 | Vol. II. |
293 | Libanio | Discursos | 412 | Vol. III. Incluye: Discursos julianeos. |
294 | Diodoro de Sicilia | Biblioteca histórica | 576 | Libros I-III. |
295 | Dictis de Creta | La Ilíada latina; Diario de la Guerra de Troya de Dictis Cretense; Historia de la destrucción de Troya de Dares Frigio | 448 | |
296 | Avieno | Fenómenos; Descripción del orbe terrestre; Costas marinas | 352 | |
297 | VVAA | Yambógrafos griegos | 312 | |
298 | Esquines | Discursos. Testimonios y Cartas | 652 | |
299 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 412 | Vol. IX. |
300 | Cicerón | Sobre el orador | 512 | |
301 | Galeno | Tratados filosóficos y autobiográficos | 410 | |
302 | Plauto | Comedias | 464 | Vol. III. Incluye: El cartaginés; Pséudolo; La maroma; Estico; Tres monedas; Truculento; Vidularia; Fragmentos. |
303 | Dionisio Tracio | Gramática. Comentarios antiguos | 272 | |
304 | Rutilio Namaciano | El retorno. Geógrafos latinos menores | 420 | |
305 | Galeno | Procedimientos anatómicos | 446 | |
306 | Estrabón | Geografía | 666 | Libros XI-XIV. |
307 | VVAA | Tratados hipocráticos | 595 | Vol. VIII. Incluye: Naturaleza del hombre; Lugares en el hombre; Carnes; Corazón; Naturaleza de los huesos; Generación; Naturaleza del niño; Enfermedades IV; Parto de ocho meses; Parto de siete meses; Visión; Dentición; Glándulas; Anatomía; Semanas; Crisis; Días críticos; Remedios; Juramento II. |
308 | Plinio el Viejo | Historia natural | 648 | Libros VII-XI. |
309 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 534 | Vol. X. |
310 | Símaco | Cartas | 328 | Libros VI-X. |
311 | Valerio Máximo | Hechos y dichos memorables | 462 | Libros I-VI. |
312 | Valerio Máximo | Hechos y dichos memorables | 478 | Libros VII-IX y epítomes. |
313 | Galeno | Sobre las facultades naturales; Las facultades del alma siguen los temperamentos del cuerpo | 218 | |
314 | Jámblico | Vida pitagórica; Protréptico | 316 | |
315 | Símaco | Informes; Discursos | 250 | |
316 | Lucrecio | La naturaleza | 474 | |
317 | VVAA | Fragmentos de poesía latina épica y lírica | 298 | Vol. I. |
318 | VVAA | Fragmentos de poesía latina épica y lírica | 282 | Vol. II. |
319 | Nono de Panópolis | Dionisíacas | 306 | Cantos XXV-XXXVI. |
320 | Aristóteles | Problemas | 444 | |
321[ | VVAA | Antología palatina II (La guirnalda de Filipo) | 570 | Vol. II (La guirnalda de Filipo). |
322 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 520 | Vol. XI. |
323 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 282 | Vol. XII. |
324 | Plutarco | Obras morales y de costumbres (Moralia) | 490 | Vol. XIII. |
325 | Dion Casio | Historia romana | 668 | Libros I-XXXV (fragmentos). |
326 | Dion Casio | Historia romana | 484 | Libros XXXVI-XLV. |
327 | Quinto de Esmirna | Posthoméricas | 542 | |
328 | Diodoro de Sicilia | Biblioteca histórica | 480 | Libros IV-VIII. |
329 | Columela | Libro de los árboles; La labranza | 438 | Libros I-V de La labranza. |
330 | Máximo de Tiro | Disertaciones filosóficas | 396 | Disertaciones I-XVII. |
331 | Máximo de Tiro | Disertaciones filosóficas | 414 | Disertaciones XVIII-XLI. |
332 | Cicerón | Disputaciones tusculanas | 472 | |
333 | Arquímedes; Eutocio | Tratados (Arquímedes); Comentarios (Eutocio) | 438 | Vol. I. |
334 | Dionisio de Halicarnaso | Tratados de crítica literaria | 542 | Incluye: Sobre los oradores antiguos; Sobre Lisias; Sobre Isócrates; Sobre Iseo; Sobre Demóstenes; Sobre Tucídides; Sobre la imitación. |
335 | Paulino de Nola | Poemas | 476 | |
336 | Libanio | Cartas | 564 | Libros I-V. |
337 | Sidonio Apolinar | Poemas | 344 | |
338 | Aristóteles | Fragmentos | 502 | |
339 | Séneca el Viejo | Controversias | 338 | Libros I-V. |
340 | Séneca el Viejo | Controversias; Suasorias | 356 | Libros VI-X de Controversias. |
341 | Alcidamante de Elea; Anaxímenes de Lámpsaco | Testimonios y fragmentos (Alcidamante); Retórica a Alejandro (Anaxímenes) | 306 | |
342 | César | Guerra civil (César); Guerra de Alejandría (?); Guerra de África (?); Guerra de Hispania (?) | 510 | |
343 | Aviano; Fedro | Fábulas (Fedro); Fábulas (Aviano); Fábulas de Rómulo (Aviano) | 404 | |
344 | Plinio el Joven | Cartas | 598 | |
345 | Cicerón | Discursos | 466 | Vol. VI. Incluye: Filípicas. |
346 | Crisipo de Solos | Testimonios y fragmentos | 478 | Vol. I. Incluye: Testimonios. Fragmentos 1-318. |
347 | Crisipo de Solos | Testimonios y fragmentos | 296 | Vol. II. Incluye: Fragmentos 319-606. |
348 | Claudio Eliano | Historias curiosas | 330 | |
349 | Ateneo | Banquete de los eruditos | 356 | Libros VI-VII. |
350 | Ateneo | Banquete de los eruditos | 428 | Libros VIII-X. |
351 | Macrobio | Comentario al «Sueño de Escipión» de Cicerón | 476 | |
352 | Ennio | Fragmentos | 568 | |
353 | Diodoro de Sicilia | Biblioteca histórica | 572 | Libros IX-XII. |
354 | Plutarco | Vidas paralelas | 478 | Vol. III. Incluye: Coriolano; Alcibíades; Paulo Emilio; Timoleón; Pelópidas; Marcelo. |
355 | Procopio de Cesarea | Historia de las guerras | 392 | Libros V-VI (Guerra gótica). |
356 | Plutarco | Vidas paralelas | 352 | Vol. IV. Incluye: Arístides; Catón; Filopemén; Flaminino; Pirro; Mario. |
357 | Ennodio | Obra miscelánea. Declamaciones | 532 | |
358 | Procopio de Cesarea | Historia de las guerras | 360 | Libros VII-VIII (Guerra gótica). |
359 | San Agustín | Sobre la música | 438 | |
360 | Horacio | Odas. Canto secular. Epodos | 584 | |
361 | VVAA | Fragmentos de la comedia media | 720 | |
362 | Plutarco | Vidas paralelas | 504 | Vol. V. Incluye: Lisandro; Sila; Nicias; Craso; Cimón; Lúculo. |
363 | Plutarco | Vidas paralelas | 480 | Vol. VI. Incluye: Alejandro; César; Pompeyo; Agesilao; Sertorio; Éumenes. |
364 | San Agustín | La ciudad de Dios | 520 | Vol. I. |
365 | Ovidio | Metamorfosis | 448 | Vol. I. |
366 | Cicerón | Cartas; Familiares | 608 | Vol. III de Cartas. Vol. I de Familiares*. |
367 | Vitruvio | Arquitectura | 480 | Vol. I. |
368 | Terencio | Obras | 624 | |
369 | Esquilo | Fragmentos. Testimonios | 432 | |
370 | Nono de Panópolis | Dionisíacas | 368 | Vol. IV. |
371 | Diodoro de Sicilia | Biblioteca histórica | 512 | Libros XIII-XIV. |
372 | Agatías | Historias | 440 | |
373 | Horacio | Sátiras. Epístolas. Arte poética | 432 | |
374 | Cicerón | Cartas; Familiares | 656 | Vol. IV de Cartas. Vol. II de Familiares. |
375 | Carisio | Arte gramática | 400 | |
376 | VVAA | Mitógrafos griegos | 288 | |
377 | Boecio | Sobre el fundamento de la música | 392 | |
378 | Arquímedes | Tratados | 384 | Vol. II. |
379 | Plutarco | Vidas paralelas | 640 | Vol. VII. Biografías de: Demetrio; Antonio; Dion; Bruto; Arato; Artajerjes; Galba; Otón. |
380 | Higino | Fábulas | 448 | |
381 | Cicerón | Las leyes | 160 | |
382 | Aristéneto; Filóstrato | Cartas de amor (Filóstrato): Cartas (Aristéneto) | 352 | |
383 | Aristóxeno; Hefestión; Ptolomeo | Métrica (Hefestión); Harmónica. Rítmica (Aristóxeno); Harmónica (Ptolomeo) | 616 | |
384 | Macrobio | Saturnales | 736 | |
385 | Amiano Marcelino | Historias | 384 | Libros XIV-XIX. |
386 | Plutarco | Vidas paralelas | 480 | Vol. VIII. Incluye: Foción; Catón; Demóstenes; Cicerón; Asis; Cleómenes; Tiberio; Gayo Graco. |
387 | San Agustín | Confesiones | 704 | |
388 | Plinio el Viejo | Historia natural | 480 | Libros XII-XVI. |
389 | Galeno | Del uso de las partes | 784 | |
390 | Aristóteles | Poética. Magna Moralia | 240 | |
391 | Aristófanes | Comedias | 528 | Vol. II. Incluye: Las nubes; Las avispas; La paz; Las aves. |
392 | Cicerón | Discursos | 384 | Vol. VII. Incluye: En defensa de Marco Tulio; En defensa de Marco Fonteyo; En defensa de Gayo Rabirio póstumo; Por (el regreso de) Marco Marcelo; En defensa de Quinto Ligario; En defensa del rey Deyótaro. |
393 | Dion Casio | Historia romana | 256 | Libros XLVI-XLIX. |
394 | VVAA | Antología latina | 768 | |
395 | Dion Casio | Historia romana | 624 | Libros L-LX. |
396 | Valerio Flaco | Argonáuticas | 400 | |
397 | Apuleyo | Obra filosófica | 288 | |
398 | Diodoro de Sicilia | Biblioteca histórica | 512 | Libros XV-XVII. |
399 | Ennodio | Poemas; Epístolas | 768 | |
400 | Ovidio | Metamorfosis | 208 | Vol. II. |
401 | Sexto Empírico | Contra los dogmáticos | 752 | |
402 | Tácito | Historias | 336 | Vol. I. |
403 | VVAA | Elegíacos griegos | 288 | |
404 | Catón | Tratado de Agricultura | 464 | Fragmentos |
405 | San Agustín | La ciudad de Dios | 560 | Libros VIII-XV. |
406 | Alejandro de Afrodisias | Acerca del alma. Acerca del destino | 368 | |
407 | Cicerón | Discursos | 512 | Vol. VIII. Incluye: En defensa de Gayo Cornelio; Discurso como candidato en el senado contra sus adversarios Gayo Antonio y Lucio Catilina; En defensa de Aulo Licinio Arquias; Contra Publio Clodio y Gayo Curión; Sobre las provincias consulares; En defensa de Lucio Cornelio Balbo; Contra Lucio Calpurnio Pisón; En defensa de Gneo Plancio; En defensa de Marco Emilio Escauro. |
408 | Aristófanes | Comedias | 640 | Vol. III. Incluye: Lisístrata; Tesmoforiantes; Ranas; Asambleístas; Pluto. |
409 | Tácito | Historias | 320 | Vol. II. |
410 | Séneca | Cuestiones naturales | 656 | |
411 | Diodoro de Sicilia | Biblioteca histórica | 480 | Libros XVIII-XX. |
412 | Apolinario | Fragmentos de la comedia nueva | 560 | |
413[] | Ateneo | Banquete de los eruditos | 624 | Libros XI-XIII. |
414[ | Cicerón | Los deberes | 320 | |
415] | Estrabón | Geografía | 576 | Libros XV-XVII. |
415.2 | Ovidio | Metamorfosis | 529 | Libros XI-XV |
416 | San Agustín | La ciudad de Dios | 720 | Libros XVI-XXII. |
419 | Plinio el Viejo | Historia Natural | 835 | Libros XVII-XIX. |
420 | Censorino; Favonio Eulogio | Sobre el día del nacimiento el "Fragmento de Censorino" (Censorino); Disertación sobre el "Sueño de Escipión" (Favonio Eulogio) | 337 | |
421 | Cicerón | Cartas | 432 | Vol. V. |
422 | Vitruvio | Arquitectura | 971 | Libros VI-X. |
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