Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

lunes, 8 de octubre de 2012

119).-Visitando la ciudad de Nueva York en marzo de 2019 III.-a



"Nueva York, capital del mundo, es fantástica como ciudad, en la actualidad existe un gran grupo de emigrantes, principalmente chinos, latinoamericanos y caribeños; se habla mucho chino y español, como lenguas segundaría. "

edificio municipales de nueva york

Las dos primeras ciudades del mundo en Producto Interior Bruto generado (PIB) son Tokio y Nueva York. La economía nipona crea cada año 1,9 billones de dólares estadounidenses,  y la estadounidense llega a 1,4. Sin embargo, mientras que viajar la capital japonesa es ir hacia el futuro y la opulencia, aterrizar en capital financiera del mundo es regresar al pasado y superar toda una serie de obstáculos arquitectónicos. 
Tokio deja boquiabierto al visitante por sus infraestructuras: trenes ultra modernas, edificios inteligentes, espacios optimizados; Nueva York provoca desconcierto por su decadencia. La capital financiera global vibra, sí, pero tiene asignaturas pendientes dignas de una urbe en vías de desarrollo.

La explosión de gas y posterior derrumbe de un edificio de viviendas en Manhattan podría haber ocurrido en cualquier lugar. Pero se da la circunstancia de que uno de los dos edificios afectados acumulaba decenas de denuncias por irregularidades: fallos estructurales y violaciones de la normativa de seguridad, según  autoridades. El drama, que provocó al menos ocho muertes, ha puesto de manifiesto la precariedad de una buena parte del sector inmobiliario neoyorquino. A ello se suman serios problemas de salud pública como las ratas, la pintura con plomo y asbestos en los apartamentos, los socavones del asfalto o la escasa iluminación nocturna. La foto de la ciudad no está a la altura de lo que representa.
Se estima en casi 50.000 millones de dólares, lo que se necesita gastar durante los próximos cinco años para reparar las infraestructuras públicas de la ciudad, según el Centro Para el Futuro Urbano (The Center for an Urban Future). Es una cantidad equivalente a los ingresos por impuestos de todo un año, pero ínfima si se compara con el volumen de riqueza generado. Invertir en renovaciones ahora, además, ahorraría cuantiosos gastos de mantenimiento. Un ejemplo son los millones de dólares anuales gastados en las obras de la red de cañerías de la ciudad: más de 1.500 kilómetros de tuberías centenarias que sufren una media de 400 roturas cada año.

El octavo infierno de Dante, el metro de nueva york.





Una de las experiencias más extremas en una capital occidental es viajar en el metro neoyorquino en verano. La ausencia de sistemas activos de ventilación (sólo hay unas rejillas muy básicas) y el hecho de que esté construido justo debajo del asfalto lo convierten en un horno. Mientras, en las vías y en los andenes se pasean ratas bien nutridas que rebuscan entre la basura pestilente por el calor y la humedad. Algunos lo llaman “el octavo infierno” de Dante.
El problema de los roedores es serio: cada año cien neoyorquinos sufren mordiscos de ratas o ratones, según las estadísticas del Departamento de Salud. Esta institución lista los detalles de estos desagradables acontecimientos: una niña de tres años que recibe un bocado en la espalda, ratones que se suben a las cunas de los bebés y los atacan... Las más afectadas son las zonas subdesarrolladas del Bronx, donde se encuentra por cierto uno de los distritos más pobres del país.









Archiconocido es el vídeo de una plaga de ratas en un restaurante de KFC de Greenwich Village, uno de los barrios de moda de la ciudad. Aunque las estadísticas varían, se estima que hay más ratas que habitantes en la ciudad. Por supuesto, alrededor de todo ello se ha levantado un lucrativo negocio. En las drug stores tienen amplios estantes con todo tipo de trampas para roedores. Una búsqueda en Google Maps muestra que hay al menos un servicio de “exterminadores” o controladores de plagas por cada dos o tres bloques de edificios.

metro de nueva york

La caza al ratón forma parte de la idiosincrasia de la ciudad. Varios neoyorquinos escriben blogs dedicados a cómo deshacerse de los roedores en las casas. Afirman con sorna que los animales de la ciudad han evolucionado tanto que ignoran los cebos tradicionales, se han acostumbrado a evitar las trampas con los olores tradicionales. Para intentar solucionar el problema, la ciudad investiga ahora una nueva generación de cebos para ratas. Se trata de engañar a los roedores añadiendo al veneno sabores y olores que les atraigan, es decir, los más habituales en la basura callejera neoyorquina, como pizza de pepperoni o perrito caliente.
metro

Otro de los grandes problemas made in NY son las chinches, un bicho que vive normalmente en los colchones y que se nutre de sangre humana, provocando hinchazón y picor con sus mordeduras. En el metro casi siempre se ve algún anuncio de fundas especiales para los colchones. Existe, de nuevo, todo un “tercer sector” alrededor de la eliminación del desagradable animal: con frío en chorro, con perros que las detectan para después eliminarlas químicamente.
en metro





Problemas de nueva york



El pavimento de las calles sigue restando puntos al desarrollo de la ciudad. Su mal estado provoca baches enormes que pueden tumbar al ciclista más experto. En invierno, la nieve penetra el asfalto y hace de cuña, creando socavones que este pasado invierno han obligado a cortar el tráfico en varias calles. 
El resto de las infraestructuras no están en mejor estado. Los principales túneles y puentes, la única forma de entrar y salir de la isla de Manhattan, datan en su mayoría de principios del siglo XX. El metro y el tren son bastante eficientes, a pesar de todo, al menos de lunes a viernes y si no hay averías. Pero necesitan urgentemente un remozado, que se hace por partes durante los fines de semana. 
Pero la principal preocupación del neoyorquino no son las infraestructuras, sino la vivienda. Es un mercado altamente especulativo, con una demanda feroz. Más de la mitad de los ciudadanos viven en apartamentos que no pueden permitirse -es decir, que destinan al alquiler o a la hipoteca más de un 30% de su renta disponible, según datos municipales-. A pesar de ello, las condiciones en las que viven a menudo son insalubres e inseguras.
La protagonista de la conocida serie Girls, en pleno discurso sobre lo lamentable de su vida en Nueva York, se quejaba de tener que vivir constantemente preocupada por la eventual presencia de asbestos en las paredes de su apartamento. En Estados Unidos cada año mueren 10.000 personas a causa de este mineral, utilizado en construcción, que provoca cáncer y enfermedades pulmonares. En el Departamento de Sanidad hay hasta una unidad especial para tratar de poner coto al problema.
Lo mismo ocurre con el plomo. La pintura con ese metal pesado puede pasar a la sangre de los niños y provocar daños cerebrales. Se estima que uno de cada seis menores de seis años en Estados Unidos tiene niveles considerados intolerables. En Nueva York, la ley obliga a revisar las casas anteriores a 1978, año en que se prohibieron las pinturas que contuvieran el metal. Sin embargo, no se vela por su cumplimiento. Lo que único que se hace es un examen a los niños de un año para detectar los niveles de plomo de su organismo y alejarles de la fuente en caso de que den positivo. Es decir, se pone un parche a posteriori.


Bajo Manhattan

municipalidad de nueva york

bajo manhatan 

edifico municipal de nueva york


Nueva York es una gran ciudad sobre todo porque consigue atraer a millones de personas, la mayoría jóvenes, del país y de todo el mundo: los que quieren triunfar en las finanzas, el cine, el teatro, o los que necesitan un puesto de trabajo en las decenas de miles de restaurantes de la ciudad para mandar dinero a sus familias en México o Puerto Rico. Eso crea una marea humana vibrante. Pero también es una ciudad con una altísima rotación. Se vive de paso. Los apartamentos no se reparan como si fueran para toda la vida, las calles no se cuidan, y recibe cada año a millones de visitantes. El resultado es que la ciudad de la magia se convierte, en ocasiones, en una urbe precaria, casi en vías de desarrollo.



 Barrio Chino

 
barrio chino

barrio nueva york

barrio chino

barrio chino

Chinatown, Manhattan es un barrio de bajo Manhattan,  famoso por ser un enclave étnico con una gran población de inmigrantes chinos.La mayor parte del aumento de la población del barrio se debe a la inmigración, ya que a medida que las primeras generaciones de inmigrantes lograron un buen uso del inglés y obtuvieron una educación, se mudaron a los suburbios o los otros municipios (boroughs) de Nueva York. Cuando la tasa de inmigración a los Estados Unidos creció en 1968, la población de Chinatown aumentó y superó las posibilidades del barrio, por lo que la mayoría de los inmigrantes se fueron a los vecindarios del norte.
En los años 1970, Little Italy fue absorbida. El único remanente auténtico de ese enclave étnico es la calle Mulberry al norte de la calle Canal. La sección conocida como NoLIta también se está empezando a poblar de residentes chinos.
A pesar de la historia de Chinatown, no hay muchos anuncios que avisen de que se ha entrado al barrio (aparte de los letreros que anuncian en chino). En 1962 en la plaza Chatham, el arco memorial «Kam Lau» fue erigido en memoria de los chino-americanos que murieron en la Segunda Guerra Mundial. Este monumento es mayormente ignorado por los residentes debido a su mala ubicación en un congestionado cruce de automóviles con poco tránsito de peatones. Una estatua de «Lin Ze Xu», un oficial chino que se opuso al comercio de opio, también está ubicada en la plaza. En los años 1970, la compañía local de telefonía, decoró sus cabinas con un aspecto de pagoda. En 1976, la estatua de Confucio frente a la Plaza Confucio se volvió un lugar de encuentro. En los 1980, bancos que abrieron nuevas agencias en la zona, empezaron a usar estilos tradicionales chinos para sus fachadas.
En el siglo XXI, las casas en Chinatown siguen siendo en su mayoría edificios antiguos y venidos a menos. Algunos tienen más de 100 años de antigüedad. Es habitual que en esos edificios haya baños comunes en los pasillos para servir a varios apartamentos.


Zona cero.


monumento 



zona cero


El sitio donde se ubicaba el World Trade Center, denominado Zona cero tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, es una zona de 65 000 m² situada en el Bajo Manhattan.
Está delimitado al norte por Vesey Street, al oeste por el West Side Highway, al sur por Liberty Street, y al este por Church Street.

Historia


El World Trade Center (en castellano, «Centro Mundial de Comercio») fue un complejo de edificios en Manhattan, ciudad de Nueva York, Estados Unidos, que incluía a las emblemáticas Torres Gemelas, inauguradas el 4 de abril de 1973 y destruidas en los atentados del 11 de septiembre de 2001, junto con el World Trade Center.​ Los otros edificios del complejo fueron dañados en los ataques y sus restos fueron posteriormente demolidos. 
Actualmente, el sitio está reconstruido con cuatro nuevos rascacielos, un memorial dedicado a las víctimas que murieron en los ataques y una terminal de transporte. El One World Trade Center (WTC 1) es el edificio principal del nuevo complejo, con un total de 94 pisos; era el edificio más alto del hemisferio occidental.

Al momento de su finalización, los originales World Trade Center 1 (la Torre Norte) y World Trade Center 2 (la Torre Sur), conocidos en conjunto como las "Torres Gemelas", eran los edificios más altos del mundo. Los otros edificios incluían al WTC 3 (Hotel Marriott del World Trade Center), el WTC 4 (donde además de oficinas funcionaban diversas bolsas de valores),​ el WTC 5, el WTC 6 (que contenía a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) y el WTC 7.

Todos estos edificios fueron construidos entre 1975 y 1985, con un costo de 400 millones de dólares (2300 millones de dólares en 2014).​ El complejo se ubicó en el corazón del distrito financiero de Nueva York, con un espacio total de 1,24 millones de metros cuadrados para oficinas.

El complejo fue diseñado a principios de la década de 1960 por Minoru Yamasaki y Asociados, de Troy (Míchigan), y Emery Roth e Hijos, de Nueva York.​ Las Torres Gemelas, de 110 pisos cada una, usaron un marco de tubo como diseño estructural. Para obtener la aprobación para el proyecto, la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey accedió a tomar el Ferrocarril de Hudson y Manhattan pero el cual se transformó en la Autoridad Portuaria Trans-Hudson (PATH, por sus siglas en inglés). 

La primera piedra del World Trade Center se colocó el 5 de agosto de 1966. La Torre Norte se completó en diciembre de 1970 y la Torre Sur fue finalizada en julio de 1971. El proceso de construcción incluyó la extracción de una gran cantidad de material ya que fue utilizado luego como relleno para construir la Battery Park City, en el lado oeste del Bajo Manhattan.

El restaurante Windows on the World estaba ubicado en los pisos 106 y 107 del World Trade Center 1 (la Torre Norte), mientras que la plataforma de observación Top of the World lo estaba en el piso 107 del World Trade Center 2 (la Torre Sur).3​Antes del 11 de septiembre de 2001, El World Trade Center ya había sufrido algunos incidentes, como un incendio ocurrido el 13 de febrero de 1975, un atentado con bomba el 26 de febrero de 1993 y un robo el 14 de enero de 1998.
 En 1998, la Autoridad Portuaria decidió privatizar el World Trade Center, haciendo una licitación pública para que una empresa privada gestionase el edificio, y otorgó la licitación a Silverstein Properties en julio de 2001, dos meses antes de los atentados.

En la mañana del martes 11 de septiembre de 2001, secuestradores miembros de Al-Qaeda estrellaron dos aviones de pasajeros Boeing 767 contra el complejo, uno contra cada una de las torres gemelas, en un ataque terrorista coordinado. Tras arder por 56 minutos, la Torre Sur (WTC 2) se derrumbó, seguida media hora después por la Torre Norte (WTC 1). Los ataques al World Trade Center tuvieron como resultado unas 2 996 muertes.
El WTC 7 se derrumbó más tarde ese mismo día, y otros edificios, a pesar de que no se derrumbaron, debieron ser demolidos debido a que el daño que presentaban era irreparable. El proceso de limpieza y recuperación del sitio llevó ocho meses, finalizando en mayo de 2002.






El One World Trade Center (también llamado World Trade Center, One WTC y 1 WTC), originalmente conocido como Torre de la Libertad (en inglés, Freedom Tower), es el edificio principal del actual complejo World Trade Center. Ubicado en Lower Manhattan, Nueva York (Estados Unidos), es el rascacielos más alto del hemisferio occidental y el séptimo rascacielos más alto del mundo, a fecha de abril de 2021. El edificio tiene el mismo nombre que la Torre Norte del World Trade Center original, destruida por completo en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. 
El nuevo rascacielos se alza en la esquina noroeste del sitio del World Trade Center, de 6,5 ha, ocupando el lugar del 6 World Trade Center original. La torre limita al este con West Street, al norte con Vesey Street, al sur con Fulton Street y al oeste con Washington Street y ocupa el puesto número 7 en los rascacielos más altos del mundo.

El arquitecto del edificio es David Childs, del estudio Skidmore, Owings & Merrill (SOM), que es conocido por haber diseñado el Burj Khalifa y la Torre Willis. El 27 de abril de 2006 comenzaron los trabajos de construcción para la reubicación de las instalaciones de servicios, equipamientos y cimentación para el nuevo edificio. El One World Trade Center se convirtió en la estructura más alta de Nueva York el 30 de abril de 2012, cuando sobrepasó la altura del edificio Empire State. La estructura de acero de la torre fue coronada el 30 de agosto de 2012.
 El 10 de mayo de 2013 se instaló el último componente de la aguja, alcanzando una altura total de 541 metros, que equivalen a 1776 pies, cifra simbólica que resulta ser el año de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776). El edificio abrió sus puertas el 3 de noviembre de 2014.

El 30 de marzo de 2009, la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey comunicó que el edificio sería oficialmente conocido por su nombre legal de «One World Trade Center», en lugar de «Freedom Tower». El rascacielos tiene un total de 94 plantas de altura.

El nuevo complejo World Trade Center cuenta con otros cinco rascacielos de oficinas a lo largo de Greenwich Street, así como el National September 11 Memorial & Museum, ubicado al sur del One World Trade Center, donde se asentaban las Torres Gemelas. La construcción del nuevo edificio forma parte de los esfuerzos por reconstruir y conmemorar a las víctimas tras la destrucción del complejo original del World Trade Center.




La Quinta Avenida


 navidad de 1896



(en inglés Fifth Avenue) es una de las principales arterias del centro de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, en el estado homónimo, en Estados Unidos. Repleta de apartamentos de lujo y de mansiones históricas, la Quinta Avenida es un símbolo de la bonanza económica de Nueva York. La sección de la avenida entre la calle 34 y la calle 59, es también una de las zonas de compras más exclusivas del mundo junto a Oxford Street en Londres, la avenida de los Campos Elíseos en París y la Vía Montenapoleone en Milán.

Ha sido catalogada de forma continua como una de las calles más caras del mundo, con precios de alquiler similares a los de París, Londres y Tokio: la denominación de "la calle más cara del mundo" varía año a año debido a las fluctuaciones de las divisas y las condiciones económicas locales. Durante varios años desde mediados de los 90, el distrito de compras entre las calles 49 y 57 ha sido catalogado como el segundo con precios más caro por metro cuadrado de superficie de venta, por detrás de la calle londinense de Sloane Street.


Delimitación geográfica

La Quinta Avenida nace en el Washington Square Park en Greenwich Village y discurre en dirección norte a lo largo del centro de Midtown, paralela al este de Central Park, y a través de Upper East Side y del Harlem, donde termina en el río Harlem en la calle 142. El tráfico cruza el río en el Puente de la Avenida Madison.

La Quinta Avenida hace la función de línea divisoria de las calles de Manhattan, separando por ejemplo las calles E 59 de la W 59. La Quinta Avenida sirve además como referencia para la numeración de los edificios en las calles perpendiculares, ya que el número aumenta a medida que uno se aleja de la calle. Por ejemplo, 1 E 59 St. está situada en la esquina con la Quinta Avenida y 300 E 59 E St. está situada 3 bloques al este de la Quinta Avenida.

Historia

En 1862 se confirma el alto estatus de la Quinta Avenida cuando Caroline Schermerhorn Astor se establece en la esquina suroeste de la calle 34, y es finalmente en 1893 cuando la calle comienza a transformarse de residencial a comercial con la construcción del hotel Astoria en lugar de la residencia, posteriormente unida al edificio contiguo para formar así el Hotel Waldorf-Astoria (hoy emplazamiento del Empire State Building). La Quinta Avenida es la escena central de la novela de Edith Wharton La edad de la inocencia, con la que la autora ganó el Premio Pulitzer en 1920. La novela describe la élite social de Nueva York en los años 1870 y provee un contexto histórico a las familias aristócratas de la Quinta Avenida y de Nueva York.

La Quinta Avenida era originariamente una calle más bien estrecha que se amplió en la parte sur de Central Park en 1908 a costa de las aceras para dar paso al creciente tráfico. Los bloques del centro de la ciudad, hoy famosa por sus comercios, eran en su mayor parte residenciales hasta comienzos del siglo XX. El primer edificio comercial en la Quinta Avenida fue ergido por Benjamin Altman, quien comprara la esquina noreste de la calle 34 en 1896 y demoliera el "Marble Palace" de su gran rival, Alexander Turney Stewart.
 En 1906, sus almacenes, B. Altman and Company, ocupaban toda la fachada de la manzana. Como resultado, se creó un distrito de compras exclusivo que atrajo a las damas de la clase alta de la sociedad y a las empresas que quisieren servirles. El buque insignia de la cadena Lord & Taylor aun está situado en la Quinta Avenida, cerca del Empire State Building y de Biblioteca Pública de Nueva York.

A comienzos del siglo XX, los más ricos de Nueva York se mudaron a la franja de la Quinta Avenida situada entre la calle 59 y la calle 96, en la parte que da al Central Park. Esta área contiene numerosos edificios de apartamentos creados en los años 1920 por arquitectos tales como Rosario Candela y J. E. R. Carpenter. Muy pocas estructuras posteriores a la Segunda Guerra Mundial rompieron el unificado frente de caliza, tal y como hiciera el Museo Guggenheim entre las calles 88 y 89.

La Quinta Avenida comienza en Waverly Place, en Washington Square Park.

Muchos de los edificios destacados de Nueva York están situados en la Quinta Avenida, en Midtown y en el Upper East Side. En el Midtown están el Empire State Building,2​ la Biblioteca Pública de Nueva York, el Rockefeller Center y la Catedral de San Patricio. La franja de la Quinta Avenida entre las calles 80 y 90 (ej., desde la 82 hasta la 105) tiene tantos museos que se le apoda Museum Mile (en español, La Milla de los Museos), e incluye instituciones tales como el Metropolitan Museum of Art y el Museo Guggenheim. 

A esta área se le conocía a comienzos de los años 1920 como la Millionaire's Row (en español, Fila de los Millonarios), debido a la cantidad de mansiones existentes después de que muchos ricos neoyorquinos se mudaran a la franja que da al Central Park. Varias casas ostentosas de estilo Vanderbilt, entre otras mansiones, se construyeron en los años 1950 e incluso antes más al sur. La New York Academy of Medicine está situada en la calle 103, y el Mount Sinai Hospital en la 98.

Entre la calle 34 y la 60 se encuentran lujosos comercios, incluyendo Tiffany & Co., Cartier SA, Burberry, Ermenegildo Zegna, Gucci, Louis Vuitton, Chanel, Prada, Hermès, Salvatore Ferragamo, Dolce & Gabbana, Bvlgari, Rolex, Emilio Pucci, Armani Exchange, Coach Inc., Escada, Façonnable, Christian Dior, Victoria's Secret, Lacoste, Fendi, Versace, Kenneth Cole, Saks Fifth Avenue, Emanuel Ungaro, H&M, Hollister Co, Abercrombie & Fitch, Banana Republic, Hugo Boss, Zara, Tommy Hilfiger, United Colors of Benetton, Nike, Cartier, Diesel, Gap, Armani, Van Cleef & Arpels, Godiva y Swarovski.
También hay algunos famosos comercios que estuvieron en la avenida y ya no se encuentran, como B. Altman and Company, Bonwit Teller y Peck & Peck.

Situado en el número 720 de la Quinta Avenida está el buque insignia, de tres pisos, de la cadena Abercrombie & Fitch. Entre las calles 58 y 59 están FAO Schwarz y el cubo de Apple de 10 metros de lado, que sirve como entrada a su tienda totalmente subterránea.
En 2017, se anunció que un nuevo rascacielos de 305 metros (1001 pies) se alzaría en el 262 de la Quinta Avenida.

Casa de William K Vanderbilt 1895



Flujo del tráfico

La Quinta Avenida solo tiene tráfico en sentido sur entre las calles 135 y Washington Square Park, desde que se eliminara el tráfico en 2 sentidos el 14 de enero de 1966, momento en el que la Madison Avenue se cambió a un sentido saliendo de la ciudad (hacia el norte).​ Solo al norte de la calle 135 se admite tráfico en ambas direcciones. Entre las calles 120 y 124 la Quinta Avenida está cortada por el Marcus Garvey Park, desviando el tráfico en dirección sur por la Mount Morris Park West.
La Quinta Avenida es una de las escasas grandes calles de Manhattan en las que no circulaban tranvías. En lugar de eso la empresa Fifth Avenue Coach ofrecía un servicio más exclusivo, con una tarifa el doble de cara que lo normal.

Ruta para desfiles

La Quinta Avenida es la ruta tradicional para numerosos desfiles en la ciudad de Nueva York, y por eso está cerrada al tráfico los días domingos en la época de verano. Estos desfilen van desde la ticker-tape parade celebrada en el "Canyon of Heroes" en la parte baja de Broadway, hasta el desfile de Acción de Gracias de Macy's celebrado en Broadway desde la parte superior oeste hasta Herald Square. También el latino literary classic de la neoyorquina Giannina Braschi, titulado "Empire of Dreams", tiene lugar en el Puerto Rican Day Parade en la Quinta Avenida.

Ruta para ciclistas

Ir en bicicleta por la Quinta Avenida es muy dispar, va entre lo seguro de una ciclovía al sur de la calle 235​ para contemplar el Central Park, hasta lo peligroso del Midtown con un tráfico muy espeso en las horas punta.


Torre Trump



Torre Trump vista desde la Quinta Avenida.


Arquitectura

La Torre Trump fue construida en el lugar donde estaba situada la tienda Bonwit Teller, un edificio arquitectónicamente renombrado destruido por Trump en 1980. Trump aseguró que el valioso bajorrelieve de esculturas de diosas semidesnudas de caliza de estilo art déco, así como la verja considerablemente ornamentada ubicada encima de la entrada a la tienda, serían donadas al Museo Metropolitano de Arte.
 De todos modos, las esculturas acabaron siendo destruidas, con Trump alegando preocupaciones sobre seguridad, peligros generales, gastos, y a una posible demora de diez días en la construcción debido a la dificultad de retirar dichas esculturas.​ La verja decorativa del edificio, supuestamente trasladada a un almacén en Nueva Jersey, nunca fue recuperada.​ El arquitecto Der Scutt se indignó con la destrucción, que tenía la esperanza de incorporar las esculturas de las diosas en el diseño del vestíbulo del nuevo edificio; Trump rechazó el plan, prefiriendo algo "más contemporáneo".



La Torre Trump es uno de los cien edificios más altos de Nueva York. La torre es una estructura de hormigón reforzado, con un núcleo reforzado, y fue la estructura más alta de este tipo en Nueva York cuando fue construida. Una estructura de hormigón en la parte más alta del edificio ata las columnas exteriores al núcleo. Esto incrementa las dimensiones eficaces del núcleo respecto a las de la construcción con el fin de resistir fuerzas laterales (viento, pequeños terremotos, e impactos perpendiculares a la altura del edificio). Una estructura similar fue usada para la Trump World Tower.

Generalmente un edificio de esa altura no podría haberse construido en un terreno tan pequeño. Mezclando los usos (tiendas, oficinas, y residencias), construyendo una arcada a lo largo de la manzana (conectando con el IBM Building por el este), y usando los derechos de vuelo de la tienda Tiffany’s, e incluyendo el atrio, que fue diseñado como un “espacio público” bajo las normativas de la ciudad en ese tiempo, Trump fue capaz de conseguir espacio extra para la construcción de una torre más alta.

Los espacios públicos del edificio están cubiertos de Breccia Pernice, un mármol rosa con nervios blancos. También hay zonas decoradas con espejos y latón. Estas incluyen el vestíbulo de las oficinas y el atrio de tres pisos que consta de una cascada, tiendas, cafés, y un puente de peatones que cruza la piscina de la cascada. El atrio está coronado por un tragaluz. En 2006, Forbes evaluó la torre en 318 millones de dólares. La torre Trump fue el escenario del espectáculo The Apprentice, de la cadena de televisión NBC, incluyendo el famoso "consejo de administración" donde al menos una persona era despedida al final de cada episodio; el consejo de administración es actualmente un estudio de televisión dentro de la torre Trump.

Controversias

La Quinta Avenida ayuda a definir a Nueva York como una de las capitales culturales y comerciales del mundo. Como joven desarrollador, Donald Trump quería causar sensación y construir una Trump Tower en la famosa calle. En 1979, Trump compró y posteriormente demolió la antigua tienda Bonwit Teller. La demolición no estuvo exenta de controversia e incluyó la destrucción sorpresiva de varias obras de arte que originalmente se pretendían salvar. 

Bonwit Teller era uno de los minoristas de lujo característicos de la Quinta Avenida. Ubicado en la intersección de Fifth Avenue y West 56th Street, su emporio de piedra caliza y granito de 12 pisos fue diseñado por Warren y Wetmore, los arquitectos de Grand Central Terminal.

La estructura era originalmente la tienda de ropa para mujeres MI Stewart & Co. Stewart abrió en octubre de 1929, solo 8 días antes del colapso del mercado de valores. En 5 meses, Stewart & Co. fracasó y Bonwit Teller adquirió el edificio.

Bonwit Teller fue un pilar de la Quinta Avenida durante casi cinco décadas. Vivió los días de gloria cuando los chóferes y porteros eran una forma de vida para los clientes. Pero con el tiempo, la Quinta Avenida se cansó y varios minoristas cerraron o se mudaron a otros vecindarios. 

Mientras buscaba un sitio, Trump se enteró de que Bonwit Teller se había vuelto poco rentable y que sus propietarios necesitaban efectivo y podían convencerlos de vender la ubicación de la Quinta Avenida. Durante varios años, presionó implacablemente a la empresa para que vendiera. En enero de 1979, Trump adquirió el edificio Bonwit Teller por 15 millones de dólares. 

Después de la compra, Trump pidió la demolición de Bonwit Teller para despejar el sitio y construir un complejo residencial, de oficinas y comercial de 58 pisos en la Trump Tower.

Trump contrató al arquitecto Der Scutt para su nueva Trump Tower. Scutt trató de convencer a Trump de que aprobara un diseño que reflejaba el distrito tradicional y digno. Trump insistió en que quería que su Trump Tower fuera un rascacielos de vidrio de color bronce. Scutt no pudo influir en Trump. En 1980, el arquitecto le dijo a New York Magazine : “Si Donald no lo ha construido, no sirve de nada. Y tiene que parpadear para ser bueno”.

Mientras Bonwit Teller se preparaba para la demolición, los conservacionistas instaron a Trump a salvar dos elementos artísticos. Se prometieron al Museo Metropolitano de Arte un par de esculturas en bajorrelieve de 15 pies, que representan a mujeres desnudas bailando con bufandas, y una gran parrilla niquelada, ubicada sobre la entrada principal de la tienda.

Trump accedió a donarlos al Met siempre que los costos y la capacidad de retirar físicamente los artefactos Art Deco no fueran excesivamente caros.

Trump sorprendió a la comunidad artística de Nueva York el 5 de junio de 1980 cuando un equipo de demolición sacó las esculturas del edificio con un martillo neumático. Además, se eliminó la intrincada reja. La destrucción provocó una protesta pública. El Met no recibió aviso previo.

Trump inicialmente evitó cualquier comentario sobre la obra de arte de Bonwit Teller. Pero John Baron, un vocero de la Organización Trump , contactó al New York Daily News para discutir la situación. Baron informó al Daily News que “el mérito de las piedras no era lo suficientemente grande como para justificar el esfuerzo por salvarlas”. Baron declaró que el proceso de remoción podría haber retrasado dos semanas el cronograma de construcción de la Torre Trump. Baron también le dijo al New York Times NYT +3%que no tenía idea de lo que pasó con la reja ornamentada.

ucho después del contacto inicial de Baron, el New York Daily News supo que John Baron era en realidad Donald Trump , disfrazado. 

Los miembros de la junta y el personal del Met estaban furiosos y confundidos por las afirmaciones de Baron de que las esculturas carecían de mérito. "¿Te imaginas que [Met] los aceptaría si no tuvieran mérito artístico?" preguntó Ashton Hawkins, miembro de la junta de Met.

El día después de que “Baron” llamara al Daily News , Donald Trump emitió un comunicado en el que afirmaba que las esculturas debían reducirse a piedras. “ Mi mayor preocupación era la seguridad de las personas en la calle de abajo ... las personas podrían haber muerto. Para mí, no habría valido la pena ese tipo de riesgo”.

Aunque Trump afirmó que la eliminación de las esculturas le habría costado a su organización aproximadamente $ 500,000 , una estimación inicial, que se hizo pública, equivalía a un gasto de $ 32,000.

Más tarde ese año, Trump le dijo a New York Magazine que el arte [en Bonwit Teller] “no valía nada” y que “Met no lo quería”. También se jactó de que la publicidad no fue del todo negativa. “La mañana después de que la historia [de Bonwit Teller] llegara a las primeras planas del Times , debo haber recibido dos docenas de llamadas de personas que querían apartamentos en la Torre Trump. Fue una promoción fantástica”.

Trump contrató a la firma Kaszycki & Sons para limpiar el sitio de Bonwit Teller. Kaszycki & Sons era en gran parte una empresa de lavado de ventanas con poca experiencia en demolición. Kaszycki trajo a más de 200 trabajadores polacos indocumentados que trabajaban en turnos de 12 horas por solo $4 la hora. La empresa no proporcionó equipo de seguridad, cascos, gafas o máscaras, a pesar de los informes de asbesto. En 1983, varios trabajadores polacos presentaron una demanda contra Trump, como dueño de la propiedad, debido a las “horribles y terribles condiciones” en el lugar de la demolición. Después de 15 años de litigio, Trump pagó 1,4 millones de dólares a los trabajadores y resolvió el caso.

Bonwit Teller permaneció en el negocio después del cierre de su antiguo buque insignia de la Quinta Avenida. Operó más de una docena de tiendas desde Short Hills hasta Beverly Hills. Pero en un giro no planificado, eventualmente regresó a la Quinta Avenida y se convirtió en el principal punto de venta minorista en la nueva Trump Tower.

Sin embargo, no se sentía como el mismo Bonwit Teller que había atendido a los clientes de altos ingresos de Nueva York. El nuevo Bonwit Teller carecía del tamaño y la sofisticación de su ubicación anterior. 

En agosto de 1989, Bonwit Teller estaba en quiebra y toda la cadena se puso a la venta. Trump quería que el minorista saliera de Trump Tower lo antes posible. Su deseo se hizo realidad y el minorista histórico colapsó y cerró solo unos meses después.

Trump contrató a la firma Kaszycki & Sons para limpiar el sitio de Bonwit Teller. Kaszycki & Sons era en gran parte una empresa de lavado de ventanas con poca experiencia en demolición. Kaszycki trajo a más de 200 trabajadores polacos indocumentados que trabajaban en turnos de 12 horas por solo $4 la hora. La empresa no proporcionó equipo de seguridad, cascos, gafas o máscaras, a pesar de los informes de asbesto. En 1983, varios trabajadores polacos presentaron una demanda contra Trump, como dueño de la propiedad, debido a las “horribles y terribles condiciones” en el lugar de la demolición. Después de 15 años de litigio, Trump pagó 1,4 millones de dólares a los trabajadores y resolvió el caso.
Una imagen de la tienda Bonwit Teller de Manhattan, 
ubicada en Fifth Avenue y West 56th Street, en 1978

La reja ornamentada, diseñada por el
 artista Otto J. Teegan e instalada en 1930


Bonwit Teller permaneció en el negocio después del cierre de su antiguo buque insignia de la Quinta Avenida. Operó más de una docena de tiendas desde Short Hills hasta Beverly Hills. Pero en un giro no planificado, eventualmente regresó a la Quinta Avenida y se convirtió en el principal punto de venta minorista en la nueva Trump Tower.

Sin embargo, no se sentía como el mismo Bonwit Teller que había atendido a los clientes de altos ingresos de Nueva York. El nuevo Bonwit Teller carecía del tamaño y la sofisticación de su ubicación anterior. 

En agosto de 1989, Bonwit Teller estaba en quiebra y toda la cadena se puso a la venta. Trump quería que el minorista saliera de Trump Tower lo antes posible. Su deseo se hizo realidad y el minorista histórico colapsó y cerró solo unos meses después.

Bonwit Teller era uno de esos negocios clásicos de la Quinta Avenida. El majestuoso emporio Art Deco evocaba una era de clase y dignidad. Pero el negocio no gozó de buena salud durante muchos años. El constante cambio de propiedad y liderazgo de la tienda dejó a la empresa sin timón. A finales de los ochenta la tienda parecía irrelevante. 

Mientras Bonwit Teller luchaba, se volvió vulnerable. Eso es cierto en la Quinta Avenida y en todas las demás calles principales y centros comerciales de este país.

Es lamentable que el viejo Bonwit Teller no pudiera encontrar su camino hacia el futuro. Es una pena que algunas de las valiosas esculturas del edificio fueran destruidas debido a la falta de aprecio y paciencia. La Quinta Avenida perdió parte de su herencia y dignidad cuando las obras maestras fueron reemplazadas por solitarios rascacielos de cristal hechos de oro.



La Torre Trump (en inglés: Trump Tower) es un rascacielos de uso mixto ubicado en el 725 de la Quinta Avenida, entre las calles 56 y 57, en Midtown Manhattan, Nueva York. Diseñado por Der Scutt, y promovido por Donald e Ivana Trump y la Equitable Life Assurance Company (renombrada como AXA Equitable Life Insurance Company en 2004), la torre es propiedad y la sede central de la Organización Trump​ . 
Las tiendas de la planta baja de la torre fueron abiertas el 30 de noviembre de 1983. La apertura del atrio y las tiendas se celebró el 14 de febrero de 1983, mientras que los apartamentos y las oficinas se inauguraron poco después. HRH Construction fue el contratista del edificio y la ejecutiva de la construcción fue Barbara Res.



Cinco puntos.


La interesección de Five Points pintada por George Catlin en 1827. Anthony Street se abre hacia la izquierda, Orange Street a la derecha y Cross Street cruza de izquierda a derecha en primer plano. El destruido edificio de departamentos a la izquierda de Anthony Street fue derrumbado en 1832 hasta Little Water Street, y el lote baldío triangular fue lo que se conoció como "Paradise Square".



Five Points o The Five Points (en inglés: las cinco puntas) fue un notable barrio marginal antiguamente ubicado en el bajo Manhattan en Nueva York. El barrio fue parcialmente construido en terrenos que fueron ganados a la laguna llamada Collect Pond y fue generalmente definido como limitado por las calles Centre Street al oeste, el Bowery al este, Canal Street al norte y Park Row al sur. 

Los Five Points fueron conocidos a nivel internacional como un barrio bajo densamente poblado, plagado de enfermedades e infestado de criminales que existió por más de 70 años.
A través del siglo XX, el área donde estuvieron los Five Points fue gradualmente reconstruida, con calles cambiadas o cerradas. El área hoy está ocupada por el Civic Centre al oeste y al sur, donde se levantan importantes edificios de gobierno local, estatal y federal. Hacia el este y el norte, lo que había sido el antiguo barrio forma parte del barrio chino de Manhattan.

Nombre

La intersección de dos calles y una tercera que termina en ese cruce forma cinco esquinas o "puntas" (en inglés: points). Alrededor de 1809, Anthony Street fue extendida hacia el este hasta la intersección de las calles Cross y Orange. Como resultado, el barrio circundante fue llamado Five Points.(Anbinder, 2001) 

En 1854 las tres calles fueron renombradas como Worth Street, Park Street, y Baxter Street respectivamente. En 1868, Worth Street fue nuevamente extendida hacia el este desde la intersección de cinco esquinas hasta Chatham Square, añadiendo una sexta punta.(Anbinder, 2001) Desde entonces, Baxter fue cerrada al sur de la intersección y Cross fue eliminada en ambos lados de ésta; así, la intersección de Baxter y Worth que se mantiene hasta hoy solo tiene dos esquinas.

Collect Pond

Para los primeros dos siglos de establecimiento europeo en Manhattan, la principal fuente de agua potable para la creciente ciudad fue el Collect Pond, o Fresh Water Pond, que también suministraba abundante pesca.
El estanque ocupaba aproximadamente 19 hectáreas y tenía una profundidad de 18 metros.​ Alimentado por un riachuelo subterráneo, se ubicaba en un valle con el Monte Bayard (que con 34 metros era la loma más alta del bajo Manhattan) al noreste. Un riachuelo fluía al norte desde el estanque y luego hacia el oeste a través de una marisma salina (que, luego de ser drenada, formaría un prado llamado "Lispenard Meadows") hacia el río Hudson, mientras otro riachuelo salía de la parte sureste del estanque y seguía una dirección al este hasta el río Este. En el siglo XVIII, el estanque fue utilizado como una área de pícnic durante el verano y una pista de patinaje durante el invierno.​

Empezando a inicios del siglo XVIII, varios emprendimientos comerciales fueron construidos a lo largo de las orillas del estanque para utilizar el agua. Estos negocios incluyeron la Coulthards Brewery, el matadero de Nicholas Bayard en Mulberry Street (que también fue apodada como "Slaughterhouse Street" - calle del matadero),8​ varias curtidurías en la orilla sudoriental, y talleres de alfarería de los inmigrantes alemanes Johan Willem Crolius y Johan Remmey en Pot Bakers Hill en la orilla sur-sureste.
 Las aguas residuales de estos negocios alrededor del estanque fluyeron de vuelta al mismo, creando un severo problema de contaminación y un peligro de salud ambiental.
Pierre Charles L'Enfant propuso la limpieza del estanque y que se le convierta en la pieza central de un parque recreacional, alrededor del cual pudieran crecer las áreas residenciales de la ciudad. Su propuesta fue rechazada y se decidió llenar el estanque. El relleno fue completado en 1811 y casas de clase media fueron rápidamente construidas en el terreno ganado.
El relleno fue pobremente realizado. La vegetación enterrada empezó a producir gas metano debido a la descomposición y el área, ubicada en una depresión natural, carecía de un desagüe adecuado. Como resultado, el terreno fue cediendo. Las casas quedaron sólo en sus cimientos, las calles sin pavimentar quedaron bajo una gran cantidad de barro mezclado con excrementos humanos y animales, y proliferaron los mosquitos en las aguas estancadas creadas por el pobre drenaje.
La mayoría de los habitantes de clases media y alta abandonaron el área, dejando el vecindario a merced de los inmigrantes pobres que empezaron a llegar a inicios de los años 1820. Este influjo alcanzó su cota más alta en los años 1840 con la llegada de grandes números de católicos irlandeses que huían de la Gran Hambruna.

Barrio Bajo

Durante la mayor ocupación de Five Points, sólo ciertas áreas del East End de Londres competían con él en el mundo occidental en densidad de población, enfermedades, mortalidad infantil, desempleo, prostitución, crimen violento, y otras clásicas patologías de la indigencia urbana. Es considerado algunas veces como el original crisol de culturas estadounidense ya que al inicio consistía principalmente de negros recién emancipados (la emancipación gradual llevó al final de la esclavitud en Nueva York el 4 de julio de 1827) e irlandeses étnicos que tenían una presencia minoritaria en el área desde los años 1600.
 La política local de "El antiguo cuartel sexto" (El principal distrito municipal electoral del barrio), a pesar de que no estaba libre de corrupción, estableció importantes precedentes para la elección de católicos a importantes puestos políticos. Antes de ese tiempo, Nueva Yor, y los Estados Unidos en general, habían sido gobernados sólo por los fundadores anglo-protestantes. Aunque hubo muchas tensiones entre los africanos y los irlandeses, su cohabitación en los Five Points fue la primera instancia de integración racial voluntaria en gran escala de la historia estadounidense.13​ Gradualmente, esta comunidad afroamericana se mudó al lado oeste de Manhattan a tierras sin desarrollar en el extremo norte de la isla en el famoso Harlem a inicios del siglo XX y al otro lado del río Harlem en el South Bronx, mientras la ciudad se extendía hacia el norte.

Se dice que los Five Points tuvieron el ratio más alto de asesinatos que cualquier otro barrio bajo de ese tiempo en el mundo. De acuerdo a una antigua leyenda urbana neoyorquina, la The Old Brewery, antiguamente la Coulthard's Brewery de los años 1790, y luego un tugurizado edificio de departamentos en Cross Street que alojaba 1,000 pobres, es señalada de haber tenido un asesinato por noche durante 15 años hasta su demolición en 1852.

Los italianos primero es establecieron en los Five Points hacia los años 1850. La parroquia de la iglesia de la Transfiguración en el 25 Mott Street fue predominantemente italiana en los años 1880. Mulberry Bend, nombrada por la curva en el trazo de Mulberry Street en el distrito Chatham, se convirtió en el corazón de Little Italy, que en su momento más poblado estuvo limitado al sur por Worth Street, al este por el Bowery, y en el oeste por West Broadway.

"Almack's" (también conocido como "Pete Williams's Place"), una sala de baila propiedad de un afroamericano y ubicado en el 67 Orange Street en Mulberry Bend (hoy Baxter Street), justo al sur de su intersección con Bayard Street, fue hogar de la fusión del reel y el jig irlandés con el shuffle africano.19​20​ A pesar de que diferentes grupos étnicos interactuaron en otras partes de los Estados Unidos también, creando nuevas formas de danza y música, en Nueva York esta música y danza resultó espontáneamente en las calles tras competiciones entre músicos y danzantes afroamericanos e irlandeses. Se llevó a cabo en Almack's, donde dio lugar al poco tiempo al claqué (véase Master Juba) y, en el largo plazo, a un género musical que fue precursor del jazz y el rock and roll. Este territorio es hoy Columbus Park.

Enfermedades infecciosas

Enfermedades infecciosas como el cólera, tuberculosis, tifus, malaria y fiebre amarilla, han plagado Nueva York desde la era colonial neerlandesa. La falta de conocimiento científico, sistemas sanitarios, la tugurización y la ausencia de cualquier forma rudimentaria de cuidado médico hicieron que las áreas empobrecidas como los Five Points fueran ideales para el desarrollo y la propagación de estas enfermedades. Varias epidemias azotaron la ciudad de Nueva York en los siglos XVIII y XIX, algunos de los cuales se originaron en los Five Points. 
Otras fueron traídas por pasajeros que desembarcaban de naves que venían desde tierras lejanas, incluyendo inmigrantes. En junio de 1832, un brote de cólera en Five Points se propagó rápidamente a través de las viviendas tugurizadas y antihigiénicas antes de propagarse al resto de la ciudad.​ Sin entendimiento de los vectores de la enfermedad o la transmisión de ésta, algunos observadores creyeron que estas epidemias eran debidas a la inmoralidad de los residentes del barrio bajo:

La experiencia diaria nos asegura sobre la seguridad de la templanza y la prudencia, quienes están en circunstancias de confort […]. La enfermedad es hoy, mas que antes generando estragos en las guaridas de la infamia y la contaminación. Una prostituta en el 62 Mott Street, que se decoraba a sí misma ante el espejo a la 1 de la tarde ayer, fue llevada en un coche fúnebre a las tres y media. Las constituciones destruidas de estas miserables criaturas perecen casi instantáneamente ante el ataque […]. Pero la parte negociante de nuestra población para estar en estado perfecto de salud y seguridad. —New-York Mercury, 18 de julio de 1832
Disturbios

Los disturbios antiabolicionistas de 1834, también conocidos como los "Disturbios Farren", ocurrieron en Nueva York durante cuatro noches seguidas, iniciándose el 7 de julio de 1834. Sus orígenes más profundos 22​ están en la combinación de nativismo y abolicionismo entre los protestantes, que habían controlado la ciudad desde la Revolución Americana, y elmiedo y resentimiento de los negros ante el número creciente de inmigrantes irlandeses, que competían con ellos por los trabajos y las viviendas.

En 1827, Gran Bretaña abrogó la legislación controlando y restringiendo la inmigración desde Irlanda y 20 000 (veinte mil) irlandeses emigraron. Para 1835, más de 30 000 (treinta mil) irlandeses habían llegado a Nueva York anualmente. Entre los daños del disturbio estuvieron la Iglesia Episcopal de San Felipe, la primera iglesia episcopal en la ciudad ubicada entonces en el 122 Centre Street. Fue saqueada y destruida por una muchedumbre de mayoría étnica irlandesa.

Ladrillos, piedras y palos volaron densamente y desde las ventanas en todas direcciones, y los hombres corrieron salvajemente blandiendo armas de fuego. Los heridos yacían en las veredas y fueron pisoteados. Ahora los Rabbits ejecutarían una carga combinada y forzarían a sus antagonistas a retroceder desde Bayard street hasta el Bowery. Entonces los fugitivos, con refuerzos, se volverían hacia sus perseguidores y los obligarían a retroceder hasta las calles Mulberry, Elizabeth y Baxter.

Los medios llamaron a una parte de los "Roach Guards", una pandilla violenta irlandesa, como los "Dead Rabbits". Los Disturbios de los Dead Rabbits empezaron cuando una facción destruyó el cuartel general de los Bowery Boys en el 26 Bowery, el 4 de julio de 1857. Los Bowery Boys contratacaron, lo que llevó a un disturbio a gran escala que se desarrolló en Bayard Street, entre Bowery y Mulberry Street. Los disturbios se reanudaron el 5 de julio. Los Bowery Boys y los Dead Rabbits pelearon nuevamente en frente de los edificios en el 40 y el 42 Bowery (los edificios originales aún existían en mayo del 2017), levantando barricadas en la calle. El 6 de julio, los Bowery Boys pelearon contra los Kerryonians (irlandeses del Condado de Kerry) en las calles Anthony y Centre Street. 
El historiador Tyler Anbinder dice que el nombre "dead rabbits" "capturó de tal manera la imaginación de los neoyorquinos que la prensa continuó usándolo a pesar de la abundante evidencia de que no existía tal club o pandilla". Anbinder nota que "por mas de una década, 'Dead Rabbit' se convirtió en la frase estándar con la que los residentes de la ciudad se referían a cualquier individuo o grupo escandalosamente desenfrenado."(Anbinder, 2001)

A medida que los residentes tomaron ventaja del estado desorganizado de la fuerza policial de la ciudad, generada por el conflicto entre la policía municipal y la policía metropolitana, los gánsteres y otros criminales de todas partes de la ciudad empezaron a realizar saqueos y destrucción de propiedad. Se estima en mayo del 2018 que entre 800 y 1000 miembros de pandillas tomaron parte de los disturbios, junto con varios cientos de otros sujetos que aprovecharon los disturbios para saquear el área del Bowery. Fue el mayor disturbio desde el Disturbio de Astor Place en 1849. 
El orden fue restaurado por la Milicia del Estado de Nueva York (bajo el mando del Mayor General Charles W. Sandford), apoyado por destacamentos de la policía de la ciudad. Ocho personas fueron reportadas muertas y más de 100 recibieron heridas graves.
Reforma social y renovación

Mapa actual de Manhattan en el que se señala dónde estaba Five Points. La antigua calle Anthony es hoy la calle Worth y la antigua Orange es la actual Baxter. Falta la desaparecida Cross, con lo que ya no se forma la intersección de cinco puntos. A cambio, hoy existe Columbus Park, en el que una escueta señal indica que un día ahí estuvo Five Points. Actualmente esta zona es el barrio de Chinatown.

Mapa de mediados del siglo XIX del barrio de Five Points, en pleno centro de Manhattan. Las calles Orange, Cross y Anthony se cruzaban formando cinco ángulos que le daban nombre al barrio. Al lado, Paradise Square, el epicentro de la barriada.


Que el lugar conocido como los "Five points" ha sido famoso durante mucho tiempo ... por ser la guardería donde cada especie de vicio es concebido y madurado; que está infestado por una clase del carácter más abandonado y desesperado.... [Ellos] están reducidos de gozar de sí mismos, por la detención... que ellos podrían ser tentados del camino de la rectitud por estar familiarizados con el vicio; y así avanzan paso a paso, para ser al final tragados en ese pozo de contaminación, ese vortex de irremediable infamia.... 

En conclusión, señala su comité, que este semillero de la infamia, esta moderna Sodoma, está situada en el mismo corazón de su ciudad, y cerca al centro de negocios y de población respetable.... Remover este núcleo, dispersar su población actual sobre una superficie mayor, derruir esta parte de su ciudad y ponerlo a la acción de hombres activos y respetables, y habran hecho mucho por lo que los hombres buenos estarán agradecidos.
Varios esfuerzos de diferentes organizaciones de caridad e individuos, muchos de ellos de carácter cristiano, intentaron aminorar el sufrimiento de los pobres en los Five Points. El padre Felix Varela, un sacerdote nacido en Cuba, estableció una parroquia católica en la antigua iglesia episcopal de Cristo en Ann Street en 1827, para atender a los irlandeses católicos pobres. En 1836, la parroquia del padre Varela fue dividida en dos parroquias, una en James Street dedicada a San Santiago, y la segunda albergada en una iglesia presbiteriana en Chambers Street, que fue renombrada como Iglesia Católica de la Transfiguración. 

En 1853, la parroquia se reubicó en la esquina de las calles Mott y Cross, donde compraron el edificio de la Iglesia Protestante Episcopal Zion (c.1801) de su congregación, que se mudó al norte de la ciudad.

La primera llamada para limpiar el barrio bajo de los Five Points mediante la total demolición llegó en 1829 de parte de comerciantes que mantenían negocios en la proximidad del barrio. Los esfuerzos por limpiar de barrios bajos (promovidos en particular por Jacob Riis, autor de Cómo vive la otra mitad, publicado en 1890), tuvieron éxito en derrumbar parte del Mulberry Bend, una de las peores secciones del barrio. Fue reconstruido como un parque diseñado por el notorio arquitecto paisajista Calvert Vaux y nombrado Mulberry Bend Park en su apertura en 1897; hoy es conocido como Columbus Park.

Un mayor esfuerzo fue hecho para derruir la Old Brewery en Cross Street, descrita como una "gran cueva oscura, un hoyo negro en el que cada pesadilla urbana y miedo inenarrable puede ser proyectado."(Anbinder, 2001) The Old Brewery había sido antiguamente la cervecería Coulthard's Brewery, que se ubicaó en las afueras de la ciudad menos de 30 años antes en los años 1790. Luego fue rodeada por la creciente ciudad y estuvo ubicada en Cross Street justo al sur de la intersección de los Five Points. La cervecería se hizo conocida como la "Old Brewery" (en inglés: "antigua cervecería") luego de convertirse en un conventillo/casa de alojamiento en 1837. 

Su piso bajo de techos altos y los dos pisos superiores fueron convertidos en cuatro pisos de apartamentos destruidos. La renta era barata y atraía a muchos inquilinos de bajos ingresos, muchos de ellos inmigrantes. El único censo tomado en 1850 reportó 221 personas viviendo en 35 departamentos, promediando 6.3 personas por departamento.(Anbinder, 2001) Las cuentas entran en conflicto con el número total de personas viviendo los pisos de la cervecería, pero todos acuerdan en que estaba tugurizada.

La pobreza vista en los Five Points también se mostraba en la Old Brewery, y las mujeres de la Misión Hogar tomaron acción. Este grupo metodista de caridad fue determinado para limpiar los Five Points. El Christian Advocate and Journal reportó sobre ese proyecto en octubre de 1853:

En una reunión llevada a cabo en el Metropolitan Hall, en diciembre de 1851, tan convincente prueba fue dada del interés público en este proyecto, que la resolución fue aprobada por el Comité Ejecutivo para comprar la Old Brewery. Otras llamadas fueron hechas al público y noblemente alcanzadas. La celebrada guarida fue comprada y derruida pocos meses después y luego un noble edificio misionero ocupó ese sitio.
La nueva Casa Misión reemplazó a la Old Brewery, bajo la dirección de la Misión Five Points. Proveyó hogar, vestido, comida y educación como parte de su labor caritativa. El nuevo edificio tuvo 58 habitaciones disponibles para vivir, 23 más que la Old Brewery.

El área en la actualidad

El área antiguamente ocupada por los Five Points fue gradualmente reconstruida durante el siglo XX. Al oeste y al sur, está ocupado por varios edificios de la administración federal, estatal y local así como cortes en lo que es conocido como el Civis Center (en inglés: "Centro Cívico"). Además, Columbus Park, Collect Pond Park, Foley Square, y varias instalaciones de la Departamento de Corrección de la Ciudad de Nueva York están agrupados alrededor del bajo Centre Street. Las prisiones son el más directo enlace al pasado del barrio: la infame cárcel/prisión The Tombs, en la que muchos criminales de los Five Points fueron encarcelados y algunos pocos ejecutados, se levanta cerca del sitio de la actual "City Prison Manhattan" en el 125 White Street.
 La porción nororiental y oriental de los Five Points hoy se encuentran dentro del creciente Chinatown. Muchos edificios de departamentos que se alinean en las calles de esta área datan de finales del siglo XIX.

Personas notables

Paul Kelly, gánster ítaloamericano y fundador de la Five Points Gang, cuyos miembros incluyeron a futuros jefes criminales como Johnny Torrio, Al Capone y Lucky Luciano
John Morrissey, boxeador a puño limpio irlandés, líder de la pandilla criminal de los Dead Rabbits en Nueva York, Senador del Estado de Nueva York del Partido Demócrata, y miembro de la Cámara de Representantes por Nueva York apoyado por Tammany Hall.



Isla de  Manhattan



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Manhattan es una isla relativamente pequeña (21.5 kilómetros de largo x 3.7 kilómetros de ancho) situada entre los ríos Hudson, Harlem y East River, formando parte de los cinco distritos de Nueva York. 
Su nombre “Manhattan” proviene de la palabra Mannahatta, que en el idioma de los habitantes primitivos de la zona (indígenas) significaba "isla de las colinas". Según cuenta la leyenda, la isla fue adquirida a los nativos por tan solo 24 dólares. Manhattan es una de las grandes  metrópolis del mundo.



El río Hudson 





El río Hudson es un río estadounidense, alrededor de 315 millas (506,9 km) de longitud, que fluye en dirección sur principalmente por el estado de Nueva York​ hasta convertirse en un estuario formando, en su último tramo, la frontera entre los estados de Nueva York y de Nueva Jersey. El nombre del río proviene de Henry Hudson, un inglés​ que navegaba por cuenta de Holanda cuando exploró el río en 1609.
​ Sin embargo, el primer europeo en explorarlo fue el italiano Giovanni da Verrazano, en 1524,​ cuya expedición fue financiada por los comerciantes florentinos de Lyon y por Francisco I de Francia. El primer mapa oficializado del mismo fue dibujado poco después, por el explorador portugués Esteban Gómez que lo navegó al servicio de España en 1526, dándole el nombre de río San Antonio.

Geografía

El nacimiento oficial del río Hudson es el lago Tear of the Clouds (literalmente, 'lágrima de las nubes'), en los montes Adirondacks. Sin embargo, el río que deriva del lago es más bien conocido bajo los nombres de Feldspar Brook y luego río Opalescent, ríos que se incorporan al Hudson al nivel de la ciudad de Tahawus. El río tiene realmente su nacimiento solo unos kilómetros al norte de Tahawus, a la altura del lago Henderson. La confluencia del Hudson y del río Mohawk, su principal afluente, está situada en Troy (en el norte de Albany, la capital del estado de Nueva York), en el sur de Federal Dam (literalmente la presa federal) que hace de confluencia entre Upper Hudson River Valley y el Lower Hudson River Valley. A partir de Troy, el Hudson se ensancha poco a poco, hasta desembocar en el océano Atlántico, entre Manhattan, Staten Island y las costas de Nueva Jersey en la Upper Bay de Nueva York.

Los neerlandeses llamaban antiguamente al Hudson Noort Rivier (río del Norte) por oposición al Delaware, bautizado Zuide Rivier (río del Sur), nombre que todavía se escucha a veces en emisiones de radio. El nombre de Hudson River fue puesto por los ingleses en honor de Henry Hudson, navegante británico que había remontado y explorado el río por cuenta de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales.

El río Hudson está considerado como un río; sin embargo, el Lower Hudson River Valley es en realidad un estuario marino, dado que la influencia de la marea llega hasta la Federal Dam de Troy. Tendemos así a considerar sin razón al Hudson como uno de los ríos más largos de los Estados Unidos, mientras que geográficamente es de hecho solo un estuario en la mayor parte de su recorrido. Este fenómeno explica el nombre mohicano del río, Muh-he-kun-ne-tuk, lo que significa "el río que remonta las dos orillas".
Sus fuertes mareas hacen que partes del puerto de Nueva York sean difíciles y peligrosas para la navegación; durante el invierno, bloques de hielo flotan por el curso del río, de norte a sur o de sur a norte, dependiendo de las mareas. El caudal aproximado del río es del orden de 425 m³/s a la altura de Troy, mientras que alcanza los 606 m³/s a la altura de Nueva York.

Al río Hudson se le llama a veces el "río anegado". En efecto, la subida del nivel de las aguas consecutiva a la glaciación de Wisconsin, la glaciación más reciente, arrastró una incursión marina que anegó ciertas llanuras costeras, y trajo agua salada al nivel de la desembocadura del río. El antiguo lecho del río está delimitado muy claramente bajo el océano Atlántico, extendiéndose hasta el borde de la plataforma continental. Al norte, el Hudson está unido al lago Erie por el canal de Erie, que permite un enlace directo entre el océano Atlántico y los Grandes Lagos.



El río Este


 (en inglés, East River) es un estrecho de agua del océano Atlántico en la ciudad de Nueva York. Conecta el puerto de Nueva York con el extremo sur y norte de Long Island. Separa a Long Island (incluidos los condados de Queens y Brooklyn) de la isla de Manhattan. En relación con el Long Island Sound, fue conocido como el río Sound.

Historia

El río se formó 11.000 años atrás al final de la glaciación. Los glaciares esculpieron el río y la parte superior de Long Island Sound. Las bahías que existen (o existían antes de ser borradas por la actividad humana), eran en gran medida amplias y profundas en el área.



El río Harlem


El río Harlem es un estrecho en la Ciudad de Nueva York, EE. UU. que fluye a lo largo de 8 millas (13 km) entre los ríos Este y Hudson, separando los distritos de Manhattan y el Bronx. Parte del curso de la corriente del río Harlem es el canal navegable del río Harlem (Harlem River Ship Canal, en inglés), que se extiende al sur del antiguo curso del río, aislando una pequeña parte de Manhattan (Marble Hill) en el lado del Bronx.




ARTE Y LETRAS HISTORIA
La metamorfosis de la mafia en Norteamérica
Escrito por E. J. Rodríguez
Mafia

Si comparásemos a la mafia siciliana con un virus, podríamos decir que el virus original terminó fracasando cuando se inoculó en América en su forma original. La mentalidad italiana y las costumbres criminales de Sicilia resultaban demasiado conflictivas y ruidosas en un país, Estados Unidos, donde todo puede amplificarse hasta lo imaginable y donde resulta mucho más difícil mantener la ley del silencio. Si la mafia estadounidense sobrevivió fue solamente porque el virus original mutó en un organismo más complejo, más adaptado al nuevo entorno. Requeriría todo un libro explicar esta evolución, pero aquí seremos más breves y nos bastaremos con algunos episodios clave que nos muestran por qué los mafiosos italianos descubrieron que no podían seguir comportándose igual al otro lado del Atlántico.

Acto I: En América… la gente habla

12 de abril de 1909. Antigua catedral de St. Patrick de Manhattan. Doscientas mil personas se congregan para despedir a Giuseppe Petrosino, el gran héroe de los inmigrantes italianos de Nueva York, que acaba de morir. Petrosino no es un actor, ni un jugador de béisbol, ni siquiera un boxeador famoso. Es un teniente de policía que ha intentado liberar a miles de trabajadores y pequeños comerciantes del yugo de la Mano Negra, una extorsión importada de Sicilia y ejercida por grupos de criminales en todos los barrios italianos de las principales ciudades estadounidenses.

Pocos se libraban de la Mano Negra. En cuanto un inmigrante italiano lograba salir adelante y ganar algo de dinero, recibía una carta amenazante reclamando una parte, firmada con el dibujo de una calavera, un cuchillo, un revólver humeante o la impresión de una mano embadurnada de tinta negra. Los principales objetivos del chantaje eran los negocios, las tiendas y las pequeñas empresas, pero también muchos obreros y asalariados. De hecho se estima que alrededor de un 90 % de los inmigrantes llegaron a ser extorsionados. Si no accedían a pagar, las consecuencias podían ser terribles: una paliza y unos cuantos huesos rotos, el incendio de su negocio o su hogar, incluso el secuestro y asesinato de ellos o de alguno de sus familiares. Las historias que se contaban en la calle y que ocasionalmente saltaban a la prensa eran escalofriantes: ciudadanos que aparecían asesinados dentro de un barril, o peor aún, tétricos ejemplos de crueldad como el secuestro del hijo pequeño de un comerciante que sería devuelto a su familia dentro de una cesta… descuartizado. Historias que nos dicen cuál era el estado de pánico en el que vivía la mayor parte de inmigrantes italianos a principios del siglo XX. Incluso el famoso tenor italiano Enrico Caruso fue víctima de la Mano Negra: cuando se disponía a actuar en Nueva York, una banda local decidió que el cantante tenía que aportar su cuota como todo el mundo. Caruso recibió la correspondiente carta amenazante y, asustado, accedió a pagar. ¡Un tremendo error! Solamente consiguió que empezasen a llegar más cartas pidiendo cantidades todavía mayores de dinero. Finalmente se decidió a acudir a la policía, pero tuvo que llevar escolta a raíz de aquello hasta prácticamente el fin de sus días.

El teniente Joe Petrosino, nuestro hombre, había visto cómo la Mano Negra reinaba en las calles mientras la policía apenas se inmiscuía, y consideraba aquel chantaje un «asunto de inmigrantes». Los italianos de Nueva York se sentían indefensos ante los criminales, entre ellos un buen número de mafiosos que pretendían hacer de Manhattan una nueva Sicilia y que tenían barrios enteros bajo su férreo control. Los agentes de la policía neoyorquina —en su mayor parte de origen irlandés— rara vez hablaban italiano y se limitaban a patrullar para evitar los brotes más visibles de violencia, pero sin investigar a fondo la extorsión endémica o aquellos crímenes sangrientos que no llamasen la atención de la prensa. En aquellos barrios, ante la pasividad policial, imperaba la ley del silencio y nadie se atrevía a denunciar a nadie. Pero Joe Petrosino estaba decidido a cambiar el estado de las cosas. Y lo hizo, en solamente unos meses. Cuando hubo conseguido hacerse un nombre en su profesión, labrándose el respeto de sus superiores (incluyendo a Theodore Roosevelt, por entonces comisario de la policía) solicitó crear un cuerpo especial formado por agentes italoamericanos, cuyo objetivo sería el de acabar con la Mano Negra. Inmediatamente se convirtió en el terror de los chantajistas.

Gracias a Petrosino y su nuevo escuadrón, los mafiosos implicados en los asuntos de extorsión aprendieron rápidamente que Nueva York no era Sicilia. Sí, en su isla de origen la omertà funcionaba siempre, incluso entre la gente ajena a la mafia. Pero en América funcionaba solamente cuando la policía se desentendía, y si los ciudadanos no hablaban era porque no se sentían respaldados, no porque no quisieran denunciar una situación de la que muchos, especialmente los sicilianos, habían querido huir al cruzar el Atlántico. Cuando en 1908 el teniente Petrosino se puso manos a la obra, los inmigrantes comenzaron a responder positivamente a sus peticiones de colaboración. El heroico teniente no reparó en esfuerzos. No se quedó detrás de la mesa de un despacho: él mismo recorría los barrios a pie, hablando con comerciantes y vecinos, prometiendo a quien le diese información que no lo abandonaría a su suerte. Así se ganó la confianza de mucha gente que quizá en Sicilia no hubiese abierto la boca, pero que en Nueva York estaba muy dispuesta a hablar. Aquellas investigaciones pronto dieron fruto y Petrosino empezó a llevar a los tribunales casos bien construidos, con testigos creíbles. Casos que en un alto porcentaje terminaban con los malhechores en la cárcel o en un barco de vuelta a Italia. Entre sus mayores logros, por ejemplo, estuvo la inmediata deportación a Sicilia del importante jefe mafioso Vito Cascioferro, quien ya había echado raíces en Nueva York.

Naturalmente, los criminales italianos y muy particularmente los mafiosos sicilianos de Manhattan declararon a Joe Petrosino su enemigo número uno. Lo consideraban especialmente peligroso porque era honrado y porque no podían comprarlo ni chantajearlo. Soñaban con enviarlo a la tumba. Sin embargo, sabían que asesinar a un policía en suelo americano podía traerles muchos problemas, porque las autoridades estadounidenses —al contrario que las sicilianas— no estaban dispuestas a hacer la vista gorda ante algo así. Asesinar a un policía en Nueva York era, pues, tabú. En consecuencia, los mafiosos neoyorquinos estaban entre la espada y la pared; no podían matar a Petrosino, no podían amenazarle, no podían comprarle… era una guerra que tenían perdida. El esforzado teniente, sin embargo, les puso la ocasión en bandeja: pensando que la policía neoyorquina necesitaba coordinarse con la siciliana para controlar el problema mafioso desde su mismo origen, planeó un viaje secreto a la isla mediterránea. No fue una buena idea. El viaje se filtró misteriosamente a la prensa el mismo día de su salida y al poco de llegar a Sicilia murió tiroteado en una plaza de Palermo, donde los mafiosos sabían que las autoridades no iban a perseguir el crimen. Así, a balazo limpio, se apagaba la gran esperanza de los inmigrantes italianos de Manhattan. Petrosino regresó a su ciudad metido en una caja y el funeral que recibió, como decíamos, fue multitudinario.

Sus esfuerzos fueron tan heroicos como breves, sí, pero no fútiles. La mafia le ganó la última batalla en vida, pero Petrosino continuó ganando batallas después de muerto, como el Cid. Puso de manifiesto que a la mafia no le interesaba comportarse en Estados Unidos como lo hacía en Sicilia, ejerciendo un tipo de extorsión rural que solo iba a causarles problemas. En Estados Unidos la ley podía funcionar y por tanto, podía haber ciudadanos que confiasen en la ley y estuviesen dispuestos a delatar a los extorsionadores. Ni el más temido de los mafiosos estaba en condiciones de impedir que en un barrio donde se apretujaban miles y miles de italianos alguno de ellos fuese a hablar con la policía. El asesinato de Petrosino fue una victoria pírrica para la Mano Negra y la extorsión directa sobre los ciudadanos de a pie estaba condenada a desaparecer. Los jefes mafiosos tenían otros negocios a los que dedicarse y no querían tener encima a un nuevo Petrosino entorpeciendo sus actividades. Los propios jefes mafiosos empezaron a limpiarlas calles de chantajes innecesarios, cambiando la extorsión directa a los ciudadanos por una actitud de falso paternalismo (en la película El Padrino II podemos ver escenificado este cambio con la sucesión de poder entre Don Fanucci, ejecutor de la Mano Negra, y Vito Corleone). Ahora se trataba de intentar ganarse a la gente de los barrios haciéndoles favores, evitando además el asesinato de inocentes y otras barbaridades que pudiesen llamar la atención de la prensa y las autoridades.

Las bandas que se empeñaban en seguir ejerciendo la Mano Negra, que las hubo, empezaron a cambiar o empezaron a desaparecer. Terminaron siendo absorbidas por lo que ya era el germen de la Cosa Nostra estadounidense, que en lugares como Manhattan iba creciendo en tamaño y poder, cada vez más centrada en fuentes de dinero alejadas del chantaje ciudadano. Los líderes de las antiguas bandas podían elegir entre renunciar a las prácticas de la Mano Negra y ponerse al servicio de la nueva mafia neoyorquina, o bien podían morir. La decisión era bien fácil. Como consecuencia, empezaron a surgir jefes mafiosos decididos a unificar el crimen italiano en cada ciudad, y particularmente en el epicentro de la mafia estadounidense, Nueva York. Las bandas sicilianas empezaron a transformarse en organizaciones, cada vez más ramificadas, donde empezaba a penalizarse el ataque injustificado a ciudadanos inocentes.

Acto II: En la guerra todos pierden

Giuseppe Morello nació en el hoy legendario pueblo de Corleone, donde se inició en la mafia, pero tuvo que emigrar a los Estados Unidos para escapar de una condena carcelaria. Tras unos difíciles comienzos en América ejerciendo diversos trabajos de mala muerte (incluyendo la recolección de algodón) abrió un local nocturno en Nueva York y desde allí empezó a dirigir una organización criminal con la que empezó a imponerse a las bandas más dispersas de la ciudad, como las dedicadas a la Mano Negra. El objetivo de Morello era reinar en los bajos fondos de Manhattan y lo consiguió.
Obviamente no era el único mafioso que lo intentaba. El principal escollo era otro temible mafioso llamado Ignazio Lupo, pero ambos entendieron que tenían mucho que ganar si llegaban a un acuerdo y solucionaron el futuro por la vía dinástica: Lupo se casó con la hermana de Morello, y ¡asunto arreglado!
Evidentemente Morello no tenía tantas hermanas como para asimilar a todos los aspirantes a reinar en Manhattan, así que tampoco dudaba en actuar a la siciliana, borrando del mapa a todo el que no quisiera ingresar como subordinado en su nueva alianza. Su método favorito era el de meter los cadáveres de los jefes rivales en un barril que después abandonaba en algún callejón o enviaba por correo fuera de la ciudad, una costumbre que los mafiosos italianos copiaron de los gánsteres irlandeses.
El ascenso de Morello, por cierto, coincidió en el tiempo con el efecto demoledor de las investigaciones de Joe Petrosino, así que lo tuvo bastante fácil para imponer una nueva mentalidad.
La organización por él fundada fue la primera verdaderamente importante de la mafia neoyorquina: hoy conocemos aquella banda como «familia Genovese», la más antigua de las grandes Cinco Familias de Nueva York, las mismas que han inspirado tramas de ficción como El Padrino o Los Soprano.

En 1909, sin embargo, el reinado de Morello quedó truncado por una condena carcelaria. Encerrado, no pudo evitar que otros se apoderasen de sus negocios y cuando salió en libertad once años después muchas cosas habían cambiado. Su antigua organización estaba ahora en manos de un ambicioso compatriota llamado Giuseppe Masseria, al que todos conocían como «Joe el Jefe» y que era básicamente el nuevo rey de Manhattan. Nadie en las calles dudaba del liderazgo de Masseria. En cambio, pocos se acordaban ya de Morello, a quien después de una década languideciendo en una celda no le quedaba nada excepto la lealtad de algunos viejos compinches como Umberto Valenti, su antigua mano derecha. Con todo, los años de cárcel no habían ablandado a Morello y estaba muy dispuesto a recuperar lo que todavía consideraba suyo. Máxime cuando la ley seca estaba convirtiendo el tráfico de alcohol en un negocio increíblemente lucrativo, monopolizado por la mafia en muchos barrios de Nueva York, y del que Giuseppe Morello quería su parte. Quería volver a ser el jefe. Pese a estar en franca inferioridad y contando poco más que con la ayuda de su fiel Valenti, se lanzó a una campaña para eliminar a Joe Masseria, como si estuviese en las calles de Sicilia.

En los años veinte, de hecho, las guerras abiertas entre bandas mafiosas eran muy habituales en América, como lo eran en Sicilia. Sin embargo, como en tantos otros aspectos, los mafiosos tendrían que aprender nuevas formas de hacer las cosas.
Morello fracasó en el primer intento de asesinar a Masseria (quien, claro, se puso inmediatamente en alerta) y ante la oportunidad perdida se apresuró a enviar un mensaje de paz, solicitando una reunión para que ambos se estrechasen la mano amistosamente y firmasen la paz. Masseria aceptó asistir a la reunión. La cita quedó programada. Ninguno de los dos, claro, hizo acto de presencia. En su lugar, Morello envió a Umberto Valenti para que asesinase a Masseria en cuanto este apareciese, y por su parte Masseria envió a varios sicarios para que matasen a Morello. ¿El resultado? Los sicarios de Masseria se encontraron con Valenti, lo acorralaron en una esquina y uno de ellos —Charlie Luciano, más adelante conocido como «Lucky» Luciano, que estaba tomando buena nota de cómo funcionaban las guerras por el poder— se encargó de eliminar a Valenti a tiros.
Sin su aliado Valenti y recién salido de la cárcel, Morello se había quedado solo. Sobre el papel era hombre muerto. En Sicilia, no cabe duda, hubiera sido el objeto de una inmediata vendetta.

Pero en Sicilia la mafia no tenía rivales, mientras que en América había mucha competición: gánsteres irlandeses, judíos, holandeses, polacos, rusos, jamaicanos, afroamericanos… una guerra interna podía debilitar a la mafia frente a todos ellos. Masseria entendió que no valía la pena enturbiar las calles por un solo hombre y además apreciaba el talento de Morello, así que no solamente le perdonó la vida prescindiendo de toda vendetta sino que le ofreció el puesto de consigliere en su organización. Morello aceptó, sabiendo que sacaría más provecho a los negocios como número dos vivo que morir como aspirante a ser el número uno. Así, los dos enemigos encarnizados se convirtieron en estrechos colaboradores. La continua pelea por el liderazgo y la vendetta eran malas para los negocios; hacían perder tiempo, dinero y valiosos soldados. La violencia, además, atraía la atención policial. No, no podían hacerse las cosas como en Sicilia.
Pero un siciliano de la vieja escuela —un «Moustache Pete», como se los llamaba por la extendida costumbre de llevar bigote— difícilmente podía librarse de todos los hábitos propios de la Sicilia rural. Vito Cascioferro, el mismo al que Joe Petrosino había deportado casi dos décadas atrás, no había olvidado las enormes posibilidades de lucro que había en América y desde la misma Sicilia, pese a su avanzada edad, continuaba empeñado en hacerse con las riendas. Envió a un contingente de mafiosos con orden expresa de hacerle la guerra a Joe Masseria para apoderarse de Manhattan. Estos mafiosos, muchos de ellos procedentes de la ciudad de Castellammare del Golfo y liderados por Salvatore Maranzano, iban a hacer estallar una nueva guerra que iba a costar sangre, sudor, lágrimas y sobre todo mucho, mucho dinero.
Durante esta nueva lucha por el poder murió asesinado Giuseppe Morello. También Charlie Luciano estuvo a punto de morir (el que sobreviviera a un brutal ataque le valió el apodo de «Lucky», afortunado). Pero Joe Masseria no parecía particularmente afectado por los ataques a sus máximos hombres de confianza. La guerra, a fin de cuentas, era algo natural en la mafia. Ante la pasividad de su jefe, Luciano decidió tomar la iniciativa: pensaba que Maranzano estaba ganando la guerra, así que firmó un acuerdo traicionando a Masseria, a quien hizo asesinar en un restaurante. De este modo, Maranzano ganaba y se convertía en el nuevo rey de la mafia neoyorquina, a la que dividió en cinco grandes «familias».

Pero el acuerdo entre un mafioso de la vieja escuela como Maranzano y otro crecido en Nueva York como Luciano no podía perdurar. Tenían mentalidades demasiado diferentes, y esto era un problema que se producía entre generaciones enteras de mafiosos. Maranzano veía la mafia como una secta gobernada por una lealtad tradicional no muy distinta de como era gobernada en Sicilia. Luciano, en cambio, la veía como una gran empresa. La desconfianza mutua prolongó la guerra. Luciano y Maranzano se citaron para una reunión con el objetivo de asesinarse mutuamente. Luciano se adelantó y varios de sus compinches mataron a Maranzano con una buena dosis de cuchilladas y disparos.
Ahora que Luciano era el jefe absoluto de la mafia neoyorquina, sintió que no bastaba con haber alcanzado el poder, sino que había que garantizar que las costosas guerras no siguieran produciéndose y para ello tenía que desterrar la vieja mentalidad siciliana de la mafia estadounidense. Él ya había vivido dos guerras internas y sabía que eran lo último que la mafia necesitaba para que sus negocios prosperasen.
Todavía quedaban muchos mafiosos de la vieja escuela a quienes Luciano consideraba atrasados, fanáticos, incultos y poco aptos para los negocios en Estados Unidos. También sabía que, de acuerdo a los viejos códigos, no pocos de ellos intentarían vengar a Masseria o Maranzano, según el bando al que hubiesen apoyado… y Luciano, claro, se los había cargado a ambos. Así que, decidido a renovar por completo la mafia, Lucky Luciano envió a sus sicarios para asesinar a un número indeterminado de veteranos, borrando de un plumazo la influencia directa de la mafia siciliana sobre la estadounidense, convertida ahora en un ente autónomo y diferenciado.
Después repartió el poder entre aquellos que veían los negocios de la misma manera que él y fundó un consejo directivo —la «Comisión»— encargado de procurar que los conflictos entre familias mafiosas se resolviesen mediante acuerdos y consensos, no a tiros. La purga de mafiosos de la vieja escuela no acabó definitivamente con las guerras internas en la Cosa Nostra, desde luego, pero sí redujo su frecuencia e intensidad.
La mafia estaba para ganar dinero, pensaba Luciano, y los constantes intentos de desbancar a los jefes perjudicaban al negocio. Las vendettas al estilo siciliano eran indeseables y debían ser solamente un recurso de última necesidad en casos que no se pudiesen resolver de otra manera. Como efecto de la revolución de Luciano, la Cosa Nostra vivió un periodo de estabilidad y solidez hasta entonces desconocido.

Acto III: una mafia que ya no es como la mafia

En 1963, los estadounidenses pudieron contemplar atónitos la retransmisión de un comité senatorial que investigaba al crimen organizado. Por primera vez en su historia, un miembro de poca importancia de la Cosa Nostra, Joe Valachi, hablaba públicamente sobre la estructura interna de la mafia.
El público había asociado siempre al crimen organizado con la grandilocuencia casi hollywoodiense del famoso Al Capone, pero ahora descubrían un submundo repleto de secretismo, ceremonias de iniciación y juramentos vivamente descritos por Valachi para asombro de toda la nación. Los estadounidenses de los sesenta sintieron que en su país se les había inoculado una extraña organización cuasi medieval procedente de una lejana y exótica isla mediterránea. Algo que no se parecía en nada a la organización de Capone.
En realidad, el oscurantismo descrito por Valachi y que tanto impresionó a la opinión pública, ocultaba que la mafia había cambiado mucho desde su llegada a las costas americanas. No solamente por la eliminación de la extorsión más básica o por la purga llevada a cabo por Lucky Luciano, sino por la influencia de bandas criminales. Paradójicamente, la mayor influencia venía de la del propio Al Capone. El famoso «Scarface» había nacido en Brooklyn y nunca perteneció a la mafia, aunque creció junto a algunos futuros miembros, colaboró estrechamente con jefes mafiosos y conocía bien su entramado. Pues bien, su forma de hacer las cosas fue tan exitosa en muchos aspectos que los nuevos jefes mafiosos como Luciano pensaron que imitarle no era una mala idea.
Cada persona medianamente informada en los Estados Unidos (¡y en todo el planeta!) sabía perfectamente que Capone era el responsable de esos crímenes, pero no había manera de probarlo ante un tribunal. No solamente por el silencio de sus colaboradores inmediatos, sino porque su organización tenía una estructura piramidal donde las órdenes seguían una cadena verbal descendente imposible de rastrear después hacia arriba, y menos sin unos testigos clave que difícilmente iban a aparecer. Esto contrastaba con la costumbre de la mafia siciliana, donde los subordinados debían presentarse y rendir cuentas directamente ante el máximo jefe como señal de respeto. Capone hacía exactamente todo lo contrario: apenas tenía contacto con sus subordinados. Cuanta más distancia hubiese entre sus negocios criminales y él, mejor. De hecho, Capone fue condenado por un asunto de impuestos, pero ninguno de sus otros actos delictivos quedó probado ante un juez. Legalmente hablando, y como él se encargaba bien de recordar, ¡Al Capone era inocente de prácticamente todo lo demás!
Lucky Luciano y otros mafiosos de su generación tomaron buena nota. De hecho, Luciano estaba tan decidido a romper con la tradición mafiosa que pensó en abolir las famosas ceremonias de iniciación e incluso la necesidad de que los miembros de la mafia fuesen necesariamente de origen italiano, aunque sus subordinados le hicieron cambiar de idea, insistiendo en que el sentimiento de cerrada pertenencia ayudaba a estrechar los vínculos de lealtad. Esto era cierto, pero a la larga, como Luciano probablemente temía, la exclusividad de los clubes mafiosos contribuyó a su declive a partir de los años setenta. Pero la organización de Capone (y del ejército del Imperio romano, una aportación sui generis de Salvatore Maranzano) sirvió como modelo para una nueva mafia piramidal, en la que los jefes más exitosos fueron aquellos que menos contacto tuvieron con los subordinados. Quienes no guardaron esta precaución terminarían cayendo tarde o temprano, como le sucedió a John Gotti, encarcelado por cometer el error de hablar directamente con sus hombres después de que se lo hubiese conocido como «el Don de Teflón» por su habilidad para esquivar a la justicia.
Con el tiempo, incluso la mafia de la propia Sicilia terminaría imitando usos y costumbres de la estadounidense, más adaptada a tiempos modernos y entornos más estructurados legal y políticamente, pero siempre ha habido diferencias muy profundas entre ambas. En realidad, poco queda en la Cosa Nostra estadounidense de aquella mafia original que intentó transplantarse a sí misma allende el océano hace más de un siglo, y que en realidad terminó mutando hasta convertirse en un árbol distinto, que como todo árbol, cuanto más crece más alejada tiene la vanguardia de sus raíces.



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2 comentarios:

  1. nueva york es ciudad fantástica, pero es muy caótica y moderna, donde la gente siempre camina rápido, le falta ser mas calmada como roma o florencia.

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  2. Nueva York es una de las capitales del mundo, símbolo de la modernidad del siglo XX., de los intelectuales, músicos, y los artistas del siglo pasado. La ciudad tiene una arquitectura antigua, del siglos XIX y XX; son muy pocos áreas de la urbe tiene arquitectura de fines siglo XX y el siglo presente. El metro tiene ingeniería, de la primera siglo pasado, pocas estaciones contemporáneas. La ciudad parece antigua.

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