Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

jueves, 13 de octubre de 2016

278).-Los mitos de los Abogados.


 Los  9 Mitos de los Abogados.



la universidad 

Abogado. (RAE)

Definición.
Del lat. advocātus.

 m. y f. Profesional del derecho que presta asesoramiento jurídico y está habilitado para actuar ante los tribunales o entidades administrativas.

Inglés: Lawyer. ( Barristers, Solicitors,)

Barristers at law: Es una clase de abogado de la familia del common law quienes intervienen ante los tribunales gracias a sus derechos de audiencia, preparan escritos procesales (“legal pleadings”) y ofrecen opiniones legales sobre un determinado caso, atendido por su conocimiento de las resoluciones judiciales.

Solicitor of the Supreme Court of Judicature: Es una clase de abogado de la familia del common law, que asesoran a los clientes en sus transacciones y además preparan los “briefs”, los pliegos de documentos unidos por el famoso lazo rosa, que son entregados al “barrister” con la información del caso y que les autoriza para actuar, a partir de entonces, en nombre del cliente en el pleito ante los tribunales.
A diferencia de la limitación del “barrister” a casos y asuntos jurídicos procesales, la actividad de los “solicitors” se expandió rápidamente, pudiendo intervenir en cualquier tipo de asuntos y transacciones, como preparar documentos y contratos, actuar como agentes de la propiedad inmobiliaria, prestamistas, etc.

Solicitor advocate: Como muestra de su importancia” desde 1994, los “solicitors”, además, pueden defender a sus clientes personalmente y sin ningún “barrister” ante los órganos judiciales inferiores civiles y penales (“Magistrate’s Court”, “County Court”) e incluso ante los tribunales superiores (“Crown Court”, “High Court”, o la “Court of Appeal”) habiendo obtenido los “Higher rights of audience” como “Solicitor Advocate” mediante la superación de unas pruebas de acceso, sin importar para ello los títulos o la experiencia del candidato.


Percepción cultural.
 
A British political cartoon showing a barrister and a solicitor throwing black paint at a woman sitting at the feet of a statue representing  Justice.
 Una caricatura política británica que muestra a un abogado y a un procurador arrojando pintura negra a una mujer sentada a los pies de una estatua que representa a la Justicia.
Una caricatura política que muestra a dos hombres, uno de ellos abogado, lanzando pintura negra a una mujer sentada a los pies de una estatua que representa a la Justicia. «Un suplicante a los pies de la Justicia». Colecciones iconográficas. Palabras clave: Abogados; Justicia; Sátira; Estatua; Inglaterra; Caricatura; Tom Merry.
A political cartoon showing two men, one of them a barrister, throwing black paint to a woman sitting at the feet of a statue representing Justice. "A supplicant at the feet of Justice" Iconographic Collections Keywords: Lawyers; Justice; Satire; Statue; England; Cartoon; Tom Merry
Descripción. 
Uno de los "juicios recientes" en los Tribunales Reales de Justicia fue la demanda por difamación, vista en junio de 1891, que había sido interpuesta por Sir William Gordon-Cumming contra aquellos que lo habían acusado de hacer trampa en las cartas en el "Asunto Tranby Croft": Gordon-Cumming perdió el caso, y la imparcialidad del resumen del juez fue negada por muchos.
One of the "recent trials" at the Royal Courts of Justice was the libel suit, heard in June 1891, that had been brought by Sir William Gordon-Cumming against those who had accused him of cheating at cards in the "Tranby Croft affair": Gordon-Cumming lost the case, and the fairness of the judge's summing up was denied by many



La hostilidad hacia la abogacía es un fenómeno generalizado. 

Por ejemplo, William Shakespeare escribió la famosa frase:
DICK

 "The first thing we do, let's kill all the lawyers"

«Lo primero que haremos será matar a todos los abogados» 

En su obra teatro Enrique VI, Parte 2 , Acto IV, Escena 2. 

La abogacía fue abolida en Prusia en 1780 y en Francia en 1789, aunque ambos países finalmente se dieron cuenta de que sus sistemas judiciales no podían funcionar eficientemente sin abogados. Las quejas sobre el exceso de abogados eran comunes tanto en Inglaterra como en Estados Unidos en la década de 1840, en Alemania en la década de 1910, y en Australia, Canadá, Estados Unidos, y Escocia  en la década de 1980.
La desconfianza pública hacia los abogados alcanzó niveles récord en Estados Unidos tras el escándalo de Watergate. Tras el escándalo de Watergate, los libros de autoayuda legal se popularizaron entre quienes deseaban resolver sus problemas legales sin tener que tratar con abogados. Los chistes de abogados también se popularizaron en los Estados Unidos como resultado del escándalo de Watergate. 

En Aventuras en la ley y la justicia Adventures in Law and Justice ], el investigador jurídico australiano Bryan Horrigan dedicó un capítulo a "Mitos, ficciones y realidades" Myths, Fictions, and Realities ]  sobre el derecho e ilustró la perenne crítica a los abogados como "amorales [...] pistoleros a sueldo" con una cita del satírico Diccionario del Diablo [The Devil's Dictionary ] de Ambrose Bierce que resumía el sustantivo como: "ABOGADO, n. Persona experta en eludir la ley". ["LAWYER, n. One skilled in circumvention of the law."

De manera más general, en Ética Legal: Un Estudio Comparativo [Legal Ethics: A Comparative Study  ] , el profesor de derecho Geoffrey C. Hazard, Jr., junto con Angelo Dondi, examinaron brevemente las «regulaciones que intentan reprimir la mala conducta de los abogados» y observaron que su similitud a nivel mundial se correspondía con una «notable consistencia» en ciertas «quejas persistentes» contra los abogados que trascienden tanto el tiempo como el lugar, desde la Biblia hasta la Inglaterra medieval y la China dinástica.  Los autores generalizaron estas quejas comunes contra los abogados, clasificándolas en cinco «categorías generales»:
  • Abuso de litigios de diversas maneras, incluyendo el uso de tácticas dilatorias y pruebas falsas y la presentación de argumentos frívolos ante los tribunales.
  • Preparación de documentación falsa, como escrituras, contratos o testamentos falsos.
  • Engañar a clientes y otras personas y apropiarse indebidamente de bienes
  • procrastinación en el trato con los clientes.
  • Cobrar tarifas excesivas. 
Algunos estudios han demostrado que las tasas de suicidio entre los abogados en ciertas jurisdicciones pueden ser hasta seis veces más altas que la población promedio, y los comentaristas sugieren que la baja opinión que el público tiene de los abogados, combinada con sus propios altos ideales de justicia, que en la práctica pueden ver negados, aumentan las tasas de depresión de quienes ejercen esta profesión. Además, los abogados tienen el doble de probabilidades de sufrir adicción al alcohol y otras drogas. 



Los Mitos.

En toda profesión o actividad siempre hay cosas instaladas en el inconsciente colectivo de los que la practican, que las van internalizando de tal manera que continuamente se repiten sin ponerse a pensar si son ciertas.
Los abogados no estamos exentos de esta regla y por lo tanto tenemos unos cuantos mitos, que en algunos casos pueden ser verdaderos pero no para todos los que integramos este grupo de profesionales.
Algunos que hemos seleccionado para este artículo son repetidos frecuentemente por los profesionales del derecho que recién se inician o tienen pocos años en la actividad. Otros, están asumidos como verdaderos por aquellos que ya tienen más experiencia en la profesión, tratamos algunos de ellos y proponemos soluciones alternativas. Vamos a ver cuales son algunos de ellos:

-Primer Mito: 
No sabemos.

Estamos convencidos que salimos de la Facultad de Derecho y que no sabemos nada. Si bien uno ve una cantidad importante de asignaturas a lo largo de la carrera y posiblemente cuando nos recibimos recordamos bastante bien las últimas que aprobamos; tenemos una noción de las que cursamos hace dos años; y no tenemos ni idea de las que vimos en primer año, poseemos los conceptos básicos de cada una de ellas, además tenemos las herramientas para saber donde ir a buscar las soluciones jurídicas para los problemas que se nos presenten. Esto no es algo menor.
Si hemos logrado ser investidos para ejercer una profesión, quiere decir que tenemos la capacidad necesaria para estudiar, para aprender, para saber, para comprender, y por lo tanto para resolver situaciones que al principio nos atemorizan.

 -Segundo Mito:
 No tenemos práctica.

Por supuesto que sí mientras estábamos estudiando no tuvimos la suerte de trabajar en algún Estudio Jurídico en donde atendemos algún cliente o frecuentamos los Tribunales todos los días, es más que razonable decir que no tenemos práctica.
Ahora bien, en nada tuvimos práctica antes de comenzar. Piensen ustedes en cada cosa en la que hoy tienen una habilidad que les parece normal. Si se remontan a la primera vez que lo hicieron, se van a dar cuenta de que al principio no tenían práctica y no salía todo perfecto. Había equivocaciones, se cometían algunos errores, pero en general esos errores dejaron de repetirse en la medida que íbamos adquiriendo experiencia.
Entonces para tener práctica hay que empezar, así de simple. Pero esto no nos puede trabar para comenzar nuestra actividad en forma independiente, porque además, esto nos hace pensar, que al no tener práctica no podemos abrir nuestro propio Bufete.
Preguntemos al que sabe, o que pasó por lo mismo, estudiemos constantemente, y asumamos que nos vamos a equivocar, pero esos errores no van a ser tan gruesos que van a hacer que nos saquen de ejercicio de la profesión. 

 -Tercer Mito: 
Nos sale caro mantener un  bufete.

Nosotros creemos que es muy necesario para un profesional que quiera tener éxito en su actividad, poseer un lugar físico en donde pueda entrevistar a sus clientes. Pero también pensamos que hay distintas alternativas para lograr esto, y algunas, no nos tendrían que afectar nuestro presupuesto de tal manera que desistamos de esta posibilidad y por lo tanto, o no comenzamos a ejercer en solitario, o si lo hacemos estamos constantemente reuniéndonos con nuestros clientes en cafés o en la calle, esto último es poco serio.
Un lugar en nuestra casa, alquilar un espacio por horas y días, o compartir con otros colegas los gastos de un Bufete, son opciones que deberemos manejar para que este mito no nos impida desarrollar nuestra profesión de manera independiente. No necesariamente tenemos que tener un estudio como los que salen en las películas.

 - Cuarto Mito: 
No sabemos cobrar por nuestra actividad.

Pensamos que es difícil decirle a un cliente que le tenemos que cobrar. Ahora, si el  patrocinado creía que íbamos a ocuparnos de su caso, que íbamos a poner nuestros conocimientos y nuestro tiempo, de forma gratuita, y por lo tanto se podría llegar a ofender porque le vamos a cobrar, evidentemente no era un cliente para nosotros. Hay distintas técnicas para que a la hora de hablar de honorarios, no se nos haga complicado afrontar esa situación, y en la medida que las pongamos en práctica, se nos va a hacer algo completamente habitual y lo tomaremos como lo que es, algo normal, pagar por un servicio.

 -Quinto Mito: 
No podemos trabajar muchas horas.

Si queremos tener nuestro propio Estudio Jurídico, deberemos trabajar muchas horas.
Por supuesto que hay profesionales que diariamente trabajan en jornadas agotadoras, pero otros piensan que no se puede dedicar a la actividad demasiadas horas al día. No sé por qué está instalado este pensamiento, pero si uno se pone a pensar cómo es que otros trabajan ocho, diez horas, qué razón nos lleva a pensar que nosotros no tenemos que hacer lo mismo.
En nuestra profesión no estamos dedicados solamente a ir a  los juzgados, entrevistar clientes y confeccionar escritos. Si pretendemos vivir de nuestra actividad, y vivir bien, tenemos que dedicarle horas al día a otro tipo de tareas, sobre todo al principio en donde nos tenemos que hacer conocer y lograr que confíen en nosotros.
Alguien que se decide a poner un comercio nuevo, de cualquier actividad que sea, debe al comienzo, dedicarle muchas horas diarias hasta que su emprendimiento comience a caminar. Si alguien, antes de obtener el Título de Abogado, trabajó en relación de dependencia, ya sabe que la jornada normalmente es de ocho horas diarias o más, y a veces tuvo que trabajar los días sábados. ¿Nosotros por qué no?

 -Sexto Mito:
 Nuestros familiares no nos pueden ayudar en nuestro  bufete.

Salvo algún aporte económico al iniciarnos, pensamos que nuestra familia no se debe involucrar en nuestra actividad. Sin embargo en esta etapa, es muy necesario contar con ayuda de cualquier tipo, no solo de dinero. Y si necesitamos de ayuda, quién mejor que nuestros familiares más cercanos para cumplir ese rol. No se trata sólo de un aporte de capital, se trata de que nuestra pareja haga las veces de ayudante, nuestros padres colaboren con actividades que no son de gran responsabilidad, nuestros hermanos o amigos con el arreglo del Bufete, nuestros hijos si están en edad de tomar responsabilidades, con algún tipo de tareas. La cuestión es involucrar e involucrarse en el emprendimiento, y si se necesita aporte de dinero, quién mejor que la familia para ayudarnos, no vamos a tener la presión de pagar cuotas e intereses.

 -Séptimo Mito: 
Hay muchos abogados.

No hay muchos abogados, hay muchísimos. Este pensamiento nos paraliza a la hora de tomar alguna acción con nuestra independencia profesional, o nos sirve a la hora de dar una explicación de por qué no tenemos trabajo. Hay muchísimos abogados, pero no todos quieren o saben trabajar eficientemente. Esto último no sólo lo logran los que hayan tenido un gran promedio en la Facultad, es más, muchos de estos buenos promedios son abogados mediocres al momento de ponerse a practicar. La eficiencia la logra aquel que se organiza, que planifica, qué se diferencia de los demás, y por supuesto, el que al principio le dedica muchas horas al día a su profesión.
Hay muchos abogados, pero no hay acaso muchas panaderías, muchas heladerías, y sin embargo constantemente se siguen abriendo este tipo de negocios. La  panadería de la esquina de mi casa, no compite contra las grandes cadenas de supermercados, compite con otra  panaderia que está a dos cuadras, y día a día está inventando nuevas ofertas, nuevas promociones, sorteos, y cuida muchísimo el trato con sus clientes. No digo que tengamos que hacer lo mismo, pero sí diferenciarnos de alguna manera. Ah, me olvidaba, la heladería que queda a dos cuadras, está por cerrar, la de la esquina contrató más personal.

 - Octavo Mito:
 Hay poco trabajo.

No entra nadie al Estudio porque hay muy poco trabajo. Yo pregunto ¿se solucionaron los conflictos en la sociedad en la que vivimos? Nosotros vivimos de solucionar problemas. La persona que tiene un conflicto no tiene muchas opciones para decidir, o va a ir a un abogado para que lo asesore y en su caso se lo solucione, o no va a hacer nada y dejará que el problema se haga más peligroso de manejar. 
Tiene que recurrir a un profesional. Además tenemos la ventaja que las cuestiones judiciales no pueden ser iniciadas por una persona que no sea de nuestra actividad. Si tengo que pintar mi casa y no tengo dinero, tengo dos opciones, o no la pinto, o tomo el pincel yo y hago el trabajo de un pintor. Pero si tengo un problema judicial, necesariamente tengo que ir a un abogado.
Al  bufete va a venir la gente sola cuando seamos profesionales muy famosos, por ahora voy a tener que ir yo a buscar a mis clientes. Lo debo hacer de forma ética y responsable, pero el que se mueve tiene que ser el abogado.

 - Noveno Mito: 
Hay que soportar a los clientes que lo único que traen son problemas.

Agradezco que los problemas que me traen los clientes son problemas, primero, solucionables en su gran mayoría, y segundo son problemas del patrocinado, no míos. Muchos colegas se hacen carne de los problemas que nos traen los clientes, mayormente ocurre con las mujeres abogadas y sobre todo cuando se tratan de problemas de familia. Es cierto que esta rama del Derecho es la que más nos puede afectar a la hora de escuchar la situación, pero no podemos llevarnos esto a nuestra casa. 
Hay que tener a nuestros clientes constantemente informados, pero debemos aprender a poner ciertos límites que no perjudiquen la relación. Tenemos días y horarios en que atendemos sus problemas y somos nosotros los que le indicaremos los pasos a seguir y cómo lo vamos a seguir.


C.G.F.




 Otros mitos de los Abogados.



Mito 1: Todos los abogados son caros.

Aunque algunos servicios pueden ser costosos, existen opciones accesibles para la mayoría de necesidades legales. Muchos abogados ofrecen asesorías iniciales gratuitas, tarifas planas o planes de pago flexibles. También existen clínicas jurídicas universitarias y programas de asesoría pro bono.

Mito 2: Solo sirven para ir a juicio.

Los abogados no solo litigan. También asesoran en decisiones personales, empresariales y familiares. Ayudan a prevenir conflictos mediante contratos bien redactados, ofrecen acompañamiento en trámites y participan en procesos alternativos de resolución de disputas, como la mediación y la conciliación.

Mito 3: Pueden garantizar que ganarás el caso.

Ningún abogado ético puede prometer un resultado. El desenlace depende de múltiples factores, como las pruebas, el juez, la legislación vigente y el comportamiento de la contraparte.
Lo que sí puede garantizar es una estrategia sólida, transparencia y representación profesional.

Mito 4: Todos los abogados son iguales.

Cada abogado tiene una especialidad (penal, laboral, civil, familiar, empresarial, etc.), un estilo de trabajo y una trayectoria distinta. Elegir bien al profesional depende de las características del caso y de la confianza que genere al cliente.

Mito 5: Solo necesitas uno si tienes un problema legal.

Un error común es acudir al abogado cuando ya hay una crisis. Sin embargo, la asesoría legal preventiva ayuda a evitar conflictos legales mayores. Desde la firma de contratos hasta la creación de una empresa, un abogado puede ayudarte a actuar con seguridad desde el inicio.

Mito 6: Solo complican las cosas.

Un abogado calificado simplifica procesos. Su labor consiste en explicar lo jurídico en términos comprensibles, evitar errores en trámites, representar al cliente ante instituciones y diseñar estrategias claras para resolver asuntos legales con eficacia.

Mito 7: Manipulan la ley a su favor.

Interpretar la ley es parte de su función, pero no significa manipularla. La mayoría de abogados actúa dentro del marco legal, respetando códigos éticos y comprometiéndose con la justicia. 
Casos aislados no definen a toda una profesión.

Mito 8: Los abogados conocen plenamente y dominan el derecho aplicable a su asunto.

Cuando el cliente accede al abogado da por hecho que el profesional cuenta con los conocimientos técnicos necesarios para resolver su asunto, sea cual sea la especialidad a la que corresponda la materia controvertida. Sin embargo, todos sabemos que los abogados, si bien conocen el Derecho, realizan un constante proceso de estudio y actualización en áreas muy específicas, por lo que resulta prácticamente imposible disponer, ab initio, del conocimiento técnico que el cliente presume.

Mito 9: Los abogados, al conocer el Derecho, no realizan un trabajo concienzudo de estudio y preparación de los asuntos.

Consecuencia de la percepción anterior, los clientes desconocen el ingente esfuerzo que desarrolla todo abogado para asistir y defender a sus clientes, dando por hecho que los conocimientos adquiridos durante sus estudios universitarios y su ingenio serán suficientes para resolver el encargo.

Mito 10:- Los abogados son muy caros.

Consecuencia de la intangibilidad de nuestros servicios y de la falta tradicional de transparencia en materia de honorarios, existe una creencia muy difundida sobre la onerosidad de nuestra retribución.

Mito 11:- Los abogados se deben identificar con las emociones del cliente.

En numerosas ocasiones, los clientes consideran que el abogado debe sentir lo mismo que el cliente, pues así realizará una defensa más eficaz. De esta forma, identificándose con las emociones del cliente, el abogado será su proyección, solo que dotado de las habilidades legales necesarias para lograr el resultado deseado por aquel.
Esta creencia es precisamente la que motiva que el cliente vea con malos ojos las relaciones de compañerismo y cortesía entre los abogados adversos.
 
Mito 11:- Si el abogado gana el juicio es mérito del cliente, si lo pierde es culpa del abogado.

Esta creencia parte de la base de otra también errónea, cual es que el cliente siempre tiene razón en la controversia que motiva el encargo a su abogado, desconociendo los factores internos del caso (la posible debilidad o fortaleza del mismo) y externos, concretados en la intervención de terceros que van a influir en la decisión final de su asunto (el abogado adverso, los testigos, peritos y, por supuesto, la decisión final del juez).

Mito 12:- Si en juicio el abogado habla poco o menos que el letrado adverso y luego se pierde el asunto, la causa no es otra que la escasa locuacidad de su defensor.

Esta percepción es muy habitual y su causa reside en la personificación que hace el cliente del juicio y la proyección antes apuntada, de modo que al encontrarse en una lucha, batalla o competición, es preciso hacer siempre más que el contrario, y en hablar, ya se sabe que nadie nos supera…

Mito 13:- Un abogado joven ante un abogado veterano es derrota segura.

A la hora de comparar a los defensores, el cliente se dejará llevar por la idea, no exenta de certeza, de que la veteranía es un grado y el talento, imaginación y picardía que da la experiencia inclinarán la balanza a favor del abogado más experto.

No obstante, el cliente no sólo desconoce que el perfil del asunto encargado es clave para determinar el resultado, sino que el talento y especialmente la dedicación del joven abogado al estudio y preparación del caso pueden ser definitivos en sala, pues si bien el abogado experto nace con la experiencia acumulada, el amor, la pasión y la entrega a la profesión del abogado novel puede anticipar esta veteranía.

A la vista de estas creencias y otras muchas cuya exposición excedería el ámbito de esta colaboración, hemos de considerar la necesidad del abogado de entablar un proceso de negociación con su cliente, puesto que sin existir conflicto alguno, la relación profesional abogado-cliente requiere, especialmente en sus primeras fases temporales, del establecimiento de una serie de premisas debidamente consensuadas, que, a su vez, permitan al abogado desarrollar su actividad profesional con la máxima eficacia y al cliente mantener e incrementar el grado de confianza que exige una relación de tal naturaleza.

Dicho de otra forma, debido al desconocimiento que el cliente tiene de la actividad a desarrollar por su abogado, este tiene el deber de alcanzar con aquél diversos acuerdos esenciales para que la relación se constituya sobre bases sólidas presididas por la independencia, confianza, honestidad y responsabilidad.

Por ello, será fundamental que al comenzar la relación profesional el abogado identifique aquellas situaciones que requieren de una aclaración al cliente, y a continuación desarrolle un proceso de educación, a través del que irá sentando las bases de la relación sobre certezas en lugar de creencias, lo que le permitirá realizar la asistencia al cliente en un escenario de comunión perfecta.
Para ello, será clave desarrollar una actividad de información en la que la transparencia y la independencia sean elementos clave. Transparencia para comunicar la perspectiva real que se esconde tras la creencia errónea.  Independencia para mantener un criterio objetivo, ajeno a la subjetividad inherente al cliente, que permita al abogado acentuar los aspectos de la relación en la que solo él decide y ejecuta la estrategia de defensa más adecuada para los intereses del mismo.
De esta forma, poco a poco, iremos construyendo una ciudadanía que nos conozca mejor, lo que coadyuvará, sin duda, al prestigio de nuestra profesión.




San Víctor.



Víctor el Moro o de Mauritania o de Milán (Mauritania, actual Magreb, s. III - Milán, 303) fue un cristiano de la antigüedad, muerto mártir. Es venerado como santo en las Iglesia católica, luterana y ortodoxa.

Leyenda

Nació en la región de Mauritania (actual Marruecos y parte de Argelia). Su vida y martirio son narradas por Ambrosio de Milán, en el himno Victor, Nabor, Felix pii.
Según esta fuente, Víctor, con Nabor y Félix, fue un soldado de la antigua Mauritania, alistado en el ejército romano. Destinado en Milán en la época del emperador Maximiano. Cuando Maximiano decretó una nueva persecución a los cristianos, Víctor no quiso hacer los sacrificios a los dioses paganos a los que se obligaba a los soldados.
Arrestado y amenazado, fue conducido al circo, donde estaba el emperador, y se negó a sacrificar a los ídolos. Fue torturado, pero consiguió escaparse. Nuevamente detenido, fue decapitado.

Veneración

Su cuerpo fue encontrado por el obispo de Milán Materno, que lo enterró en la iglesia de San Vittore in Ciel d'Oro (por los mosaicos dorados que decoran la cúpula de la capilla), hoy forma parte de la Basílica de Sant'Ambrogio de Milán.
Su culto tuvo mucha difusión, sobre todo por obra de Ambrosio y en los territorios dependientes de la diócesis milanesa. Sólo en Milán se encuentran las iglesias de San Vittore al Corpo, San Vittore al Carcere, San Vittore al Teatro, San Vittore al Pozzo y San Vittore in Ciel d'Oro. Es patrón de Brezzo di Bedero, Varese y Arsago Seprio.



Memoria.


En este asiento se sentaba un viejo vecino de mi barrio.


A veces me recuerdo de personas que alguna vez conocí y cuya presencia guardé en ese misterio que es la memoria, por ejemplo un vecino, un compañero del colegio, un colega abogada, una mesera, un profesor. Nunca más supe de ellos, decenas de ellos pero su recuerdo quedó en mi memoria.

A veces me divierto recordando personas que no vi más en décadas y me sonrío cuando aparecen como eran entonces. Unos ya murieron y otros tal vez me recuerden de igual modo. 

 Esfumadas y desaparecidas como si nunca hubieran existido.


Tiempo 

1 comentario: