Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

lunes, 16 de septiembre de 2019

375).- Caricaturas: The Courtroom Sketches of Ida Libby Dengrove.


Ana Karina Gonzalez Huenchuñir;  Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Meléndez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matias Heredia Sánchez; Alamiro Fernández Acevedo;  Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas



The Courtroom Sketches of Ida Libby Dengrove

Palm Sunday Massacre.



Christopher Thomas observes as Judge Ronald Aiello addresses the jury.

Date: 

1985

A police officer testifies during the trial of Christopher Thomas.

Date: 

1985

Scene from the trial of Christopher Thomas.

Date: 

1985

Christopher Thomas faces a jury.

Date: 

1985

Eric Rodriguez is cross-examined by Martin Schmukler during the trial of Christopher Thomas. Judge Ronald J. Aiello also appears in sketch.

Date: 

1985

Scene from the trial of Christopher Thomas.

Date: 

1985

Defense attorney Martin L. Schmukler, the jury, and Christopher Thomas.

Date: 

1985


Enrique Bermudez is cross-examined by Martin Schmukler during the trial of Christopher Thomas.

Date: 

1985

A man testifies during the trial of Christopher Thomas, charged with killing ten people in Brooklyn.

Date: 

1985

A man testifies during the trial of Christopher Thomas, charged with killing ten people in Brooklyn.

Date: 

1985

A man testifies during the trial of Christopher Thomas, charged with killing ten people in Brooklyn.

Date: 

1985

A man testifies during the trial of Christopher Thomas, charged with killing ten people in Brooklyn.

Date: 

1985


Christopher Thomas, Judge O'Brien; WNBC-TV, 1984; Trial Christohper Thomas, Palm Sunday Massacre, Brooklyn Crim. Ct.

Christopher Thomas, convicted of killing ten people, appears before a judge.

Date: 

1984

Christopher Thomas, convicted of killing ten people, appears before Judge Ronald J. Aiello.

Date: 

1985

Crime scene of the 1984 Palm Sunday Massacre in Brooklyn. Christopher Thomas was convicted of carrying out the 10 murders.

Date: 

circa. 1984 to circa. 1985

Christopher Thomas, accused of murdering 10 people at 1080 Liberty Ave. in Brooklyn during the 1984 Palm Sunday Massacre, observes as defense attorney Martin L. Schmukler addresses the jury.

Date: 

1985

Det. McCalvin, Justice Ronald J. Aiello, Christopher Thomas, Martin Schmukler, ADA Christopher Ulrich

Scene from the trial of Christopher Thomas for the murder of 10 people during the 1984 Palm Sunday Massacre. Det. McCalvin, Justice Ronald J. Aiello, defendant Christopher Thomas, Thomas's attorney Martin L. Schmukler, and prosecutor Christopher Ulrich appear in the sketch.

Date: 

1985

Jail informant Jeffrey Ford testifies during the trial of Christopher Thomas following the Palm Sunday Massacre

Date: 

1985

A.D.A. Ulrich, Jury, Jeffrey Ford, Martin Schmukler, Judge Ronald J. Aiello, Thomas

Prosecutor Christopher Ulrich, Jury, Jeffrey Ford, defense attorney Martin L. Schmukler, Judge Ronald J. Aiello, defendant Christopher Thomas. Thomas was convicted of manslaughter for killing 10 people in the 1984 Palm Sunday Massacre.

Date: 

1985

Unfinished sketch of Christopher Thomas, who was convicted of manslaughter following the 1985 Palm Sunday Massacre.

Date: 

1985

Christopher Thomas, convicted of carrying out the 1984 Palm Sunday Massacre, appears before Justice Joseph Lombardo and prosecutor Christopher Ulrich.

Date: 

1985

Christopher Thomas and Judge Aiello look on during witness testimony.

Date: 

1985


Christopher Thomas appears before a judge in handcuffs.

Date: 

1985

A man confronts a handcuffed Christopher Thomas in court.

Date: 

1985

Portrait of the jury, Judge Ronald Aiello, a witness, and Christopher Thomas.

Date: 

1985

Christopher Thomas appears before a judge.

Date: 

1985

Portrait of Christopher Thomas.

Date: 

1985


Portrait of the jury during the trial of Christopher Thomas.Date: 1985



Scene from the trial of Christopher Thomas.
Date:1985



Portrait of Carmen Lesser, a witness who testified during the Christopher Thomas trial.

Date: 

1985



Masacre del Domingo de Ramos


El Domingo de Ramos de 1984, la policía respondió a un informe de disparos en 1080 Liberty Avenue. Encontraron a 2 mujeres y 8 niños muertos por heridas de bala a quemarropa en la cabeza. Dos elementos hicieron que la escena fuera especialmente macabra: uno, las víctimas estaban sentadas o reclinadas en una horrible naturaleza muerta, algunas descansaban frente a un televisor, otro en el dormitorio había estado durmiendo una siesta, y una mujer sostenía una lata de pudín y un cuchara; dos, una niña de 13 meses gateaba entre los pies de los cadáveres, llorando. Ella fue la única sobreviviente.

Después de 9 días, la investigación policial se dirigió a Christopher Thomas. Un adicto a la cocaína con 3 antecedentes por agresión, Thomas a menudo compraba drogas al dueño de la casa, Enrique Bermúdez. Thomas también había acusado a Bermúdez de acostarse con su esposa.

El abogado defensor de Thomas, Martin Schmukler, argumentó que lo que llegó a conocerse como La Masacre del Domingo de Ramos fue un caso de homicidio y no de asesinato, ya que el historial de depresión y adicción a la cocaína de Thomas constituía suficiente coacción emocional para explicar sus acciones.

El jurado estuvo de acuerdo. Christopher Thomas fue declarado culpable de 10 cargos de homicidio involuntario en primer grado y fue sentenciado a 25 a 50 años. Ha sido elegible para libertad condicional desde 2009, pero al momento de escribir este artículo, permanece encarcelado.

La niña sobreviviente, Christina Rivera, que había perdido a su madre, dos medio hermanos y varios primos, fue sacada de la escena del crimen por Joanne Jeffe, una de las primeras policías en responder. Jeffe finalmente la adoptó.


Nota

En enero de 2018,Christopher Thomas, de 68 años, fue puesto en libertad condicional del Centro Correccional Shawangunk en el estado de Nueva York y regresó a la casa de su madre en Brooklyn.

Solo unos días antes de cometer los asesinatos, Thomas había ido a la casa de su ex esposa y la agredió en un ataque de celos. Creía que ella estaba teniendo una aventura con Enrique Bermúdez, su traficante de cocaína. En ese fatídico Domingo de Ramos, Thomas ingresó a la casa de la familia Bermúdez en el 1080 de la Avenida Liberty, drogado con cocaína y buscando a Enrique. No estaba en casa, pero su esposa embarazada y sus dos hijos estaban en casa, junto con otra madre joven y otros seis hijos. Thomas, tomándolos a todos por sorpresa, les disparó a todos a quemarropa. No había señales de lucha.
Los cuerpos fueron descubiertos por el esposo de una de las víctimas poco después de las 7 pm de esa noche . Sus gritos alarmaron a un vecino que, tras ver la escena sangrienta, llamó a la policía.
a mayoría de los cuerpos fueron descubiertos alrededor de la habitación en sofás y sillones. Solo hubo una sobreviviente, una bebé de once meses llamada Christina Rivera, que fue encontrada cubierta de sangre en el piso junto a su madre. Huérfana, fue asignada a Joanne Jaffe , una policía de turno y una de las primeras en responder en la escena. Los dos mantuvieron una relación durante años y, después de la muerte de la abuela de Rivera cuando Rivera tenía catorce años, ella se mudó con Jaffe. En 2014, Jaffe la adoptó oficialmente.
Un mes después de la Masacre del Domingo de Ramos, las autoridades pudieron conectar a Thomas con el crimen. Visitante frecuente de la casa, los vecinos lo habían identificado y colocado en el edificio en el momento de los asesinatos. Su esposa también confirmó que poseía una pistola calibre .22 y pudo proporcionar casquillos que coincidían con los que se encontraron en la escena del crimen. Pero cuando la policía fue a arrestarlo, encontraron que Thomas ya estaba detenido por un crimen no relacionado en el Bronx. Su madre afirmó que Thomas la había violado e intentado sodomizarla.
A pesar de la violencia de sus crímenes y de su conducta criminal pasada, el tribunal dictaminó que debido a que estaba loco por la cocaína y en gran angustia emocional, no podía ser acusado de asesinato. En cambio, el cargo fue degradado a homicidio involuntario, lo que conlleva una pena máxima de 25 años. Fue acusado de 10 cargos de homicidio involuntario , que hipotéticamente podrían haberlo puesto tras las rejas por hasta 250 años.
Nacío 1950.

Pizza Connection Trial.



El ex jefe de la Mafia siciliana Gaetano Badalamenti, de 63 años, y otros 17 mafiosos fueron hallados ayer culpables de importar y distribuir heroína en pizzerias de Estados Unidos, en lo que se denominó la pizza connection. Tras 17 meses de juicio y largas deliberaciones, el jurado del caso responsabilizó a los inculpados de introducir heroína valorada en 1.600 millones de dólares, desde Sicilia, durante una década.
La decisión del jurado, que únicamente absolvió al hijo de Gaetano, Vito Badalamenti, de 29 años, puso fin a uno de los juicios más largos de la historia del país, iniciado el 30 de septiembre de 1985.
Badalamenti y Salvatore Catalano, de 45 años, considerados responsables de la conexión, podrían ser condenados a cadena perpetua, sin derecho a libertad condicional, y el resto hasta un máximo de 15 años, por diversos cargos de tráfico de narcóticos, chantaje y malversación y lavado de fondos.
Los miembros del jurado fueron prácticamente secuestrados por las autoridades, después de que un importante testigo fuese asesinado en diciembre y otra figura destaca resultara gravemente herida la semana pasada por disparos de unos desconocidos.

Scene from Pizza connection trial, from left to right: jury, U.S. Attorney Robert Stewart, Judge Pierre N. Leval, defendant Gaetano Badalamenti, and defendant Salvatore Catalano. Date:  1985


Buchetta Testifies, Gaetano Badalamenti, Evola, Sal Mazzurco, Salvatore Catalano, Amato, Palazzolo, Randazzo, Lamberti, Alfano, Vitale
Pizza Connection trial. Tommasso Buscetta testifying against 22 former members of the American and Sicilian Mafia Date:  1985 Oct





Scene from Pizza Connection trial, including defendants Salvatore Avellino and Salvatore Santoro. Date:  1986





Baldasssare Amato and Gaetano Badalamenti appear in court during Pizza Connection trial. Date:  circa. 1985 to circa. 1987

Pizza Connection trial: Tommaso Buscetta, Judge Judge Pierre N. Leval, Gaetano Badalamenti Date:  1986

Judge Pierre N. Leval observes as Thomasso Buscetta testifies at Pizza Connection trial  Date:  1986

 

 

Mafia Commission Trial: Anthony Indelicato, Carmine Persico, Anthony Salerno, Gennaro Langella, Judge Richard Owen, Ralph Scopo, Christopher Furnari, Prosecutor Michael Chertoff, Salvatore Santoro, Anthony Corallo

Aldo Ahumada Chu Han


Scene from the Mafia Commission trial. Date:  circa. 1987

Mafia Commission Trial: Anthony Indelicato, Carmine Persico, Anthony Salerno, Gennaro Langella, Judge Richard Owen, Ralph Scopo, Christopher Furnari, Salvatore Santoro, Anthony Corallo. Date:  1987

Carmine Persico, who conducted his own defense during the Mafia Commision trial, addresses the jury. Date:  1986

Portrait of Carmine Persico during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Portrait of Anthony Salerno during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Defendant Anthony Corallo appears before Judge Richard Owen during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Carmine Persico, who served as his own attorney during the Mafia Commission trial, addresses the court. Date:  1985

Portrait of Anthony Salerno during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Scene from the Mafia Commission trial. Date:  1985

Portrait of defendant Anthony Corallo during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Portrait of Judge Richard Owen during the Mafia Commission trial.Date: 1985

Scene from the Mafia Commission trial. Date:  1985

Portrait of Anthony Salerno during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Scene from the Mafia Commission trial. Date:  1985

Witness Angelo Lonardo testifies during the Mafia Commission trial. Date:  1985

Portrait of the jury during the Mafia Commission trial of 1986. Date:  1986

Mafia Commission trial. Carmine Persico and other defendants feature on the left Date:  1987


 

 Staten Island Ferry Crash.


 
On November 7, 1978, the American Legion crashed into the concrete seawall near the Statue of Liberty ferry port during a dense fog. 173 were injured.

Date: 

1978 Nov 9th

Chart showing Staten Island Ferry's intended route and point of impact

Date: 

1979 Nov 9th

Coast Guard officials during investigation

Date: 

1980 Nov 9th

Date: 

1981 Nov 9th

Date: 

1982 Nov 9th

Date: 

1983 Nov 9th

Staten Island Ferry

Date: 

1984 Nov 9th

Date: 

1985 Nov 9th

Coast Guard officials during investigation

Date: 

1986 Nov 9th


El ferry de Staten Island es una ruta de ferry de pasajeros operada por el Departamento de Transporte de la ciudad de Nueva York . La ruta única del ferry recorre 8,4 km (5,2 millas) a través del puerto de Nueva York entre los distritos de Manhattan y Staten Island en la ciudad de Nueva York. , con transbordadores que hacen el viaje en unos 25 minutos. El ferry opera las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y los barcos salen cada 15 a 20 minutos durante las horas pico y cada 30 minutos en otras horas. Es la única conexión directa de transporte público entre los dos distritos. 

El 7 de noviembre de 1978, American Legion II se estrelló contra el malecón de hormigón cerca del puerto de transbordadores de la Estatua de la Libertad durante una densa niebla , hiriendo a 173 personas a bordo.




Watergate

Fidel Castro’s Girlfriend Accuses Watergate Burglar Frank Sturgis of Threatening Her

Portrait of Frank A. Sturgis, one of the Watergate burglars, who was charged with coercion in 1977.

Date: 

1977 Nov

Frank A. Sturgis appears before Judge Milton Samordin with defense attorney Ronald Goldfarb.

Date: 

1977

Frank A. Sturgis appears in court with defense attorney Henry Rothblatt.

Date: 

1977 Nov 4th

Frank Sturgis appears before Judge Edwin Torres with defense attorney Henry Rothblatt and prosecutor Alan Broomer.

Date: 

1977 Nov 4th

Frank Sturgis appears before Judge Milton Samordin with defense attorney Henry Rothblatt.

Date: 

1977

Portrait of Judge Edwin Torres during the trial of Frank A. Sturgis.

Date: 

1977 Nov 4th



Frank Sturgis nació en 1924. (9 de diciembre de 1924 - 4 de diciembre de 1993) Sirvió en varias ramas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, y se abrió camino hasta las operaciones encubiertas en Berlín. Se mudó a Miami en 1957. Durante frecuentes excursiones a Cuba, entrenó a las fuerzas guerrilleras de Castro y dirigió armas para los rebeldes. Es muy probable que Sturgis participara en estas actividades como agente contractual de la CIA.
Durante su estadía en Cuba, Sturgis reclutó a Marita Lorenz, la novia de Castro, como compañera espía. Alrededor de enero de 1960, Sturgis y Lorenz intentaron asesinar al dictador. Sturgis le dio a Lorenz dos cápsulas de veneno y las escondió en un frasco de crema fría. Las pastillas se disolvieron.
Sturgis fue arrestado como uno de los cinco ladrones de Watergate en 1972. Cumplió 13 meses y fue liberado en enero de 1974.
El boceto aquí es de 1977, cuando apareció en un tribunal de Nueva York por acusaciones de haber amenazado a Marita Lorenz. Lorenz afirmó que Sturgis le había ordenado que no hablara con el Comité Selecto de Asesinatos de la Cámara de los Estados Unidos, un grupo que realiza una investigación sobre las muertes de Martin Luther King Jr. y John F. Kennedy. Los cargos fueron desestimados e incluso la ciudad de Nueva York le otorgó un acuerdo a Sturgis por arresto falso. 



Watergate: quiénes fueron los "plomeros" cubanos implicados en la caída del presidente estadounidense Richard Nixon.

Virgilio Gonzalez, Frank Sturgis, el abogado Henry Rothblatt,
Bernard Barker y Eugenio Martinez.

17 junio 2022

Fueron protagonistas del mayor escándalo político que ha vivido Estados Unidos en el último medio siglo, pero sus nombres quedaron al borde del olvido, arrastrados por la vorágine que significó la caída del presidente Richard Nixon.
Ese era un desenlace que probablemente ninguno de ellos habría imaginado aquella madrugada del 17 de junio de 1972, cuando la policía les detuvo por haber ingresado sin autorización en la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, ubicado en el complejo de edificios Watergate en Washington D.C.
Al día siguiente, la prensa informaría que cinco hombres habían sido detenidos en esas oficinas y que estaban siendo imputados por robo en segundo grado, por lo que inicialmente fueron conocidos como los "ladrones del Watergate".
Cuatro de ellos tenían fuertes vínculos con Cuba: Bernard Barker, Eugenio Martínez y Virgilio González habían nacido en la isla y se habían exiliado en Estados Unidos, mientras que Frank Sturgis era un estadounidense que durante décadas había participado en operaciones encubiertas, primero a favor y luego en contra de Fidel Castro.
El quinto, James W. McCord, era un experto en intercepciones electrónicas que había trabajado para la CIA y que entonces era el coordinador de seguridad del equipo de campaña de Nixon.
Luego quedaría claro que, más que ladrones, eran una suerte de espías contratados para obtener información que permitiera perjudicar la candidatura presidencial del aspirante del Partido Demócrata, George McGovern, rival de Nixon en su carrera hacia la reelección en la Casa Blanca.

Pero ¿cómo cuatro personas vinculadas al exilio cubano en Miami terminaron siendo figuras centrales en el escándalo de Watergate?


Exiliados y exagentes de la CIA

"Si sigues siendo el hombre que yo conocí, ven a verme", decía la nota que Bernard Barker encontró junto a la puerta de su casa.

Estaba firmada por E. Howard Hunt, quien a inicios de la década de 1960 había sido el principal interlocutor del gobierno de Kennedy ante la comunidad cubana exiliada en Miami y responsable político de la CIA durante la organización de la invasión de Bahía de Cochinos. Barker había sido su mano derecha.
Era 17 de abril de 1971. Se cumplía el décimo aniversario de esa fallida operación y Barker acudió junto a Eugenio Martínez a reunirse con Hunt. Se encontraron junto al monumento levantado en la Pequeña Habana de Miami en memoria de los caídos en esa invasión y luego fueron a comer.

Entonces, Hunt les contó que se había retirado de la CIA y que ahora trabajaba en un empresa de relaciones públicas en Washington. 
"Hablamos de la liberación de Cuba y él nos aseguró que 'todo ese asunto no había terminado' (…) Dijo que se quería encontrar con la gente de antes. Era un buen síntoma. Nosotros no creíamos que él había venido a Miami por nada", contó Martínez sobre ese encuentro en un artículo publicado en 1974 en Harper's Magazine.
Conocido como "Musculito" por su fuerte complexión física, Martínez era el único de los tres que seguía en nómina de la CIA, aunque esto solamente se supo después de que estalló el escándalo de Watergate.
Nacido en Artemisa, en la provincia de Pinar del Río, tuvo que abandonar Cuba en la década de 1950, debido a su participación en actividades en contra del gobierno de Fulgencio Batista. Regresó en 1959, pero debió volver a marcharse por su oposición al régimen castrista.
Se unió a la Brigada 2506 -el grupo de 1.500 exiliados cubanos que participaron en la invasión de Bahía de Cochinos- y luego estuvo trabajando para la CIA en operaciones especiales de infiltración en la isla, realizando más de 350 misiones de traslado por mar de personas hacia y desde la isla
Para el momento del escándalo de Watergate, sus tareas para la inteligencia estadounidense se limitaban a informar a su oficial de contacto sobre la llegada de nuevos inmigrantes cubanos a Miami que pudieran ser de interés para la CIA, por lo que recibía un ingreso de unos US$100 mensuales.
Barker también había sido agente de la CIA hasta 1966 y tuvo un papel más prominente, tanto en la invasión de Bahía como en el caso Watergate, pues fue la pieza clave para reclutar a los otros exiliados que participaron en la incursión ilegal en la sede del Comité Nacional Demócrata.
Hijo de padre estadounidense y madre cubana, Barker creció y estudió en ambos países. Se unió a la Fuerza Aérea de EE.UU. durante la II Guerra Mundial, tripulando un bombardero B-17 que fue derribado sobre Alemania, donde pasó 18 meses como prisionero.
Al terminar la guerra regresó a La Habana, donde se unió a la policía secreta del régimen de Batista, tras cuya caída huyó a Miami, donde se unió a la CIA y ayudó a organizar la fallida invasión.

De los Papeles del Pentágono al Watergate.

Poco después del encuentro en Miami, Hunt comenzó a trabajar como consultor de seguridad de la Casa Blanca.
El exagente de la CIA se había incorporado a un equipo creado a partir de la publicación de los Papeles del Pentágono, un informe que revelaba los errores y mentiras del gobierno estadounidense en la guerra de Vietnam.
Esta unidad luego sería conocida popularmente como "los plomeros" debido a que su labor era hacer frente a la "filtración" de información clasificada.

"Eduardo [Hunt] le dijo a Barker que había un trabajo, un trabajo de seguridad nacional para lidiar con un traidor de este país que había dado papeles a la Embajada rusa. Dijo que estaban formando un grupo con la CIA, el FBI y todas las agencias, y que sería dirigido desde dentro de la Casa Blanca", escribió Martínez en la revista Harper's.

Pero, aunque aparentemente los exiliados cubanos no lo supieron sino mucho tiempo después, la misión no era un asunto de seguridad nacional ni contaba con el aval de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, aunque Hunt utilizó un equipamiento especial -disfraces, equipos de comunicación, identificaciones falsas- que la CIA le había facilitado para otros fines.
Para esta misión, además de "Musculito", Barker reclutó a Felipe De Diego, otro exiliado cubano, veterano de Bahía de Cochinos y ex agente de la CIA que trabajaba con él en su negocio de bienes raíces en Miami.
El 3 de septiembre de 1971, los tres cubanos irrumpieron en las oficinas en Los Ángeles del doctor Lewis Fielding, psiquiatra de Daniel Ellsberg, el analista militar que había filtrado a la prensa los Papeles del Pentágono.
Aunque oficialmente su misión era buscar información para determinar si Ellsberg había pasado información a la Unión Soviética, el verdadero objetivo de la Casa Blanca era conseguir material que permitiera desprestigiar a Ellsberg. En cualquier caso, los espías salieron de allí con las manos vacías.

A inicios de mayo de 1972, Hunt movilizó a Washington a Barker junto a otros 15 exiliados cubanos con el objetivo de neutralizar una manifestación antigubernamental organizada con motivo del velorio en el Capitolio de Edgar J. Hoover, el temido exjefe del FBI.
Según contó Martínez, la protesta en la que participaban figuras reconocidas como Jane Fonda y Donald Sutherland fue efectivamente dispersada.
Al final de ese día, Hunt llevó a Barker a ver el complejo de edificios de Watergate y le anunció que allí, en la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, sería su próxima operación, asegurándole que había informes de que Fidel Castro había estado enviando dinero a los demócratas.
"Ese rumor ha circulado por toda Miami. No tienes que decirme nada más al respecto", respondió Barker, según contó Hunt en su libro American Spy.
Un par de semanas antes de ser capturado por la policía la madrugada del 17 de junio de 1972 en el complejo de Watergate, el equipo de espías organizado por Hunt realizó una primera incursión exitosa en la sede del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés).
Entonces, habían tomado unas 40 fotografías de listas de donantes al partido y habían plantado algunos micrófonos en los teléfonos. Para entonces, ya se habían incorporado al equipo Virgilio González, Frank Sturgis y James McCord.
González había participado en la invasión de Bahía de Cochinos y había estado muy activo dentro de la comunidad anticastrista de Miami, donde trabajaba como cerrajero, función que también ejecutó durante el ingreso a las oficinas del DNC.
Sturgis, por su parte, era un personaje complejo. Nacido en Estados Unidos, pero muy vinculado a Cuba incluso desde antes de la revolución, durante el juicio de Watergate fue calificado como "mercenario" por parte de la Fiscalía.

"Sturgis es uno de los personajes más pintorescos de todo esto. Había peleado en Cuba y luego se había convertido en un activo de la CIA y estaba vinculado de manera muy íntima con la política cubana y la Revolución Cubana aunque, al mismo tiempo, era una especie de soldado de la fortuna", dice Garrett Graff, autor del libro "Watergate, a New History", a BBC Mundo.
Según contó Sturgis ante un comité del Congreso de EE.UU. en 1978, su vínculo con Cuba se inició en la década de 1950 cuando acordó con el expresidente de Cuba Carlos Prío -exiliado en Miami- ir a la isla para dar entrenamiento y llevar armas a la guerrilla de Fidel Castro que luchaba contra el régimen de Batista.
Estando en la isla se convirtió en informante de la CIA y, tras el triunfo de la revolución, estuvo trabajando un tiempo con Castro, pero luego se unió a los grupos anticastristas en Miami organizando operaciones encubiertas contra el régimen de la isla.
Años después de Watergate, Sturgis y Hunt fueron investigados por su supuesta posible implicación en el asesinato del presidente John F. Kennedy, un señalamiento que ambos negaron.

Condenas, indultos y renuncias.

Tras su detención en el Watergate, Barker, Martínez, González y Sturgis actuaron de forma concertada. En enero de 1973 decidieron declararse culpables de los cargos que les imputaban, lo que fue interpretado como una maniobra para evitar incriminar a más personas en el caso.
Meses más tarde, fueron condenados por delitos de conspiración, hurto y violación de leyes federales sobre temas de comunicación.
Hunt y McCord siguieron una estrategia distinta, colaborando con las autoridades para conseguir penas menores.
Al final, los cuatro "plomeros" vinculados al exilio cubano cumplieron unos 15 meses de prisión cada uno.
De acuerdo con sus testimonios, durante la operación de Watergate solamente recibieron dinero para cubrir sus gastos y las "ayudas" que recibieron durante el juicio fueron dedicadas mayormente a gastos legales.
Tras salir de prisión, Barker y Sturgis comenzaron a trabajar como inspectores de Sanidad de la ciudad de Miami, Martínez se convirtió en vendedor en una tienda de autos en la Pequeña Habana, mientras que González dejó la cerrajería para laborar como mecánico de vehículos.
Solamente uno de ellos, Martínez obtuvo un perdón presidencial otorgado durante el gobierno de Ronald Reagan en 1983, lo que le permitió recuperar su derecho ciudadano al voto.
Entre decenas de involucrados en el caso, esta medida de clemencia solamente la había recibido Nixon, quien de todas formas optó por renunciar a su cargo en 1974 para evitar ser destituido a través de un impeachment.
Aunque no está claro qué motivó el indulto a Martínez, el documentalista británico Shane O'Sullivan tiene la hipótesis de que se debió a una última misión que habría realizado en 1977.
Ese año, la inteligencia cubana contactó a "Musculito" para pedirle ayuda en tender puentes con el gobierno de Jimmy Carter y este informó a la CIA y al FBI, que le dieron luz verde para actuar como doble agente y así descubrir los planes de La Habana.

¿Ladrones o "patriotas"?

Pero si no actuaron por motivos económicos, ¿qué llevó a los "plomeros cubanos" a implicarse en esta operación de espionaje del gobierno de Nixon?
Durante una comparecencia ante un comité del Congreso que investigaba el Watergate, Barker aseguró que su principal motivación había sido la idea de que si ayudaban a Hunt, posteriormente sería posible conseguir el apoyo de este y de "otros en altos cargos" para derrocar al régimen de Fidel Castro.
"El hecho de que el gobierno de Castro estaba ayudando al Partido Demócrata se había rumorado y se había dicho libremente en Miami por parte de diferentes organizaciones y personalidades en las que confío", dijo.
Esa visión de que ayudar a Hunt iba a servir para poner fin luego al castrismo en Cuba fue repetida en términos similares durante el juicio por los otros tres.
"Sigo sintiendo por mi país y por la forma como la gente sufre allá. Esa es la única razón por la que cooperé en esa situación", señaló González.
Martínez, por su parte, dijo al juez que él en Cuba había sido dueño de un hospital, de un hotel, de una fábrica de muebles y que todo eso le había sido arrebatado por la revolución castrista. 
"Él dinero no significa nada para nosotros", aseguró.
Mientras que Sturgis afirmó que él haría "cualquier cosa" en situaciones en las que Cuba y la "conspiración comunista" en Estados Unidos estuvieran implicados.

Pero ¿es creíble pensar que actuaron motivados por estas razones?

"Realmente creo que lo hicieron por razones patrióticas. Bernard Barker era un anticomunista acérrimo forjado en la lucha anticastrista y lo mismo podría decirse de Martínez", dice Shane O'Sullivan, autor del libro "Dirty Tricks: Nixon, Watergate, and the CIA", a BBC Mundo.

"Ellos verdaderamente tenían miedo de la influencia de Castro en George McGovern, quien era visto como muy izquierdista, y temían cuáles serían las repercusiones si el país caía en sus manos, en términos de las relaciones de Estados Unidos con Cuba y lo que eso significaría para el pueblo cubano o sus esperanzas de recuperar Cuba", agrega.
O'Sullivan considera que Hunt engañó a estos exiliados cubanos haciéndoles creer que si participaban en estas misiones de "seguridad nacional", podría haber un nuevo intento de invadir Cuba o una segunda Bahía de Cochinos.
"Eso nunca iba a ocurrir, pero él les hizo creer que si ellos ayudaban a la Casa Blanca en estas ocasiones, Nixon reactivaría entonces las operaciones para liberar Cuba", apunta.

Garret Graff coincide con esta visión.

"Es altamente creíble que los 'ladrones cubanos' no entendieran plenamente el propósito de la operación de Watergate. Parece que ellos pensaban que tenían motivos patrióticos cubanos para estar allí", señala.

"En los registros históricos parece bastante claro que, al menos, no todos ellos entendían que lo que estaban haciendo era ilegal y que tenían alguna creencia legítima para pensar que estaban en una operación de seguridad nacional autorizada por la Casa Blanca, hasta el momento en el que fueron arrestados, porque confiaban mucho en Howard Hunt y él trabajaba en la Casa Blanca", agrega.
Insistiendo en esa visión de que creían participar en una misión legal, los cuatro "plomeros cubanos" demandaron a la campaña de Nixon argumentando que habían sido engañados al habérseles hecho creer que actuaban con permiso del gobierno en algo que atañía a la seguridad nacional del país.
En 1977, lograron un acuerdo extrajudicial en este caso por medio del cual les pagaron US$50.000 a cada uno, lo que fue interpretado por sus abogados como una prueba de que efectivamente habían sido engañados por la Casa Blanca.
Pero si en los tribunales fueron condenados y en la prensa mundial fueron conocidos por el mundo como los "ladrones de Watergate", en la Pequeña Habana de Miami siguieron siendo vistos como patriotas cubanos.
Aunque esto, al parecer, no era suficiente para aliviar la pena de no haber logrado la liberación de la isla.

Así, en un entrevista concedida en 2009 al diario español El Mundo, Martínez expresó su frustración con lo ocurrido.
"Yo quería derribar a Castro y desgraciadamente derribé al presidente que nos estaba ayudando, a Richard Nixon", se lamentó.


1 comentario:

  1. mafia fue muy importante en ciudad de nueva york durante todo el siglo xx, fue parte de paisaje urbano en la ciudad que nunca duerme

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