Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

sábado, 21 de mayo de 2016

264).-Abogado Arturo Prat Chacón.


 Paula Flores Vargas; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matías Heredia Sánchez; Alamiro Fernández Acevedo;  Soledad García Nannig;

 
Abogado Arturo Prat Chacón.


 
CORTE SUPREMA RINDE HOMENAJE A ARTURO PRAT AL
CUMPLIRSE 142 AÑOS DE SU INVESTIDURA  COMO ABOGADO

27/07/2018


Arturo Prat, Abogado defensor de Uribe.

El 1º de abril de 1875, el teniente  Luis Uribe Orrego (Copiapó, 13 de agosto de 1847-Valparaíso, 17 de julio de 1914)  era sometido a un Consejo de Guerra, integrado por el contralmirante Jorge Bynon, los capitanes de fragata Galvarino Riveros y Luis Alfredo Lynch, los capitanes de corbeta Oscar Viel y Luis Pomar, el auditor de guerra Ramón Huidobro y el secretario Constantino Bannen, por los delitos militares de desobediencia e insulto a sus superiores. El fiscal acusador era el capitán Luis Ignacio Gana.
Los hechos en que se fundaba la acusación decían relación con la misión que le fue encomendada al almirante José Anacleto Goñi de supervisar la construcción y entrega de las naves que habían sido encargadas por el gobierno chileno, y que serían los dos blindados Blanco y Cochrane y la cañonera Magallanes. En junio de 1872, Goñi con varios oficiales a su cargo, entre ellos Uribe, emprendió rumbo a Inglaterra. 
El almirante se radicó en Londres mientras los oficiales se distribuyeron en Hull y Blackwall, donde estaban los astilleros en que se construían las naves. Uribe se afincó en Hull donde se encontraba el astillero Earle’s Shipbuilding Co., que construía el blindado que originalmente fue denominado “Valparaíso” y que más tarde se rebautizaría como “Blanco Encalada”.

En Hull, el teniente se enamoró de Elizabeth Newlove, joven viuda de un Sr. Morley, por lo que era conocida como Elizabeth Morley. Y aquí fue donde empezaron los problemas. Deseando contraer matrimonio con la joven viuda inglesa, Uribe pidió se le concediera la respectiva licencia, y la solicitó por el conducto regular: su superior, el almirante Goñi. Pero éste se negó a enviar la solicitud, al parecer porque no veía con buenos ojos el matrimonio de su subordinado con la Srta. Morley. Ante ello, Uribe, con conocimiento de Goñi, mandó directamente a Valparaíso la solicitud de autorización para casarse al Comandante General de la Marina, Francisco Echaurren. 
Pero sin esperar respuesta contrajo matrimonio civil con la viuda en abril de 1873, lo que indignó al almirante. Uribe supo que Goñi decía tener informaciones contra la reputación moral de su ahora cónyuge, y comisionó a otro oficial, el capitán Molina, para que hablara con el almirante a fin de que revelara las fuentes de las calumnias. 
Goñi dijo a Molina que tenía informaciones que hablaban contra la moralidad de la mujer de Uribe pero que no podía dar a conocer la identidad de las personas que las habían proporcionado. Frente a ello, el teniente recogió informes en Londres que desmentían las difamaciones y aprovechando la oportunidad en que estaban reunidos el almirante y los demás oficiales, con ocasión de la tercera prueba de la Magallanes el 23 de febrero de 1874, al descender al muelle de Blackwall, pretendió interpelar al almirante y probarle con los antecedentes recogidos, la falsedad de sus imputaciones. Uribe alcanzó a decir: 
“Caballeros, el señor almirante me ha calumniado haciendo desgraciada a una familia antes de formarse” cuando, según la versión de Prat, Goñi se habría abalanzado furioso contra él cogiéndolo por el cuello y blandiendo un paraguas para golpearle, lo que habría sido impedido por los oficiales presentes. 
Fuera de sus cabales, el almirante ordenó el arresto de Uribe, lo que no pudo llevarse a efecto porque estaban en suelo extranjero y la Magallanes aún no había sido entregada. El oficial volvió a su hogar en Hull y cayó enfermo con una fiebre que lo mantuvo en cama.

Presentó entonces una solicitud de retiro y la entregó al embajador de Chile en Inglaterra y Francia, Alberto Blest Gana, para que la remitiera a Chile, pero éste se negó a hacerlo y, en un intento de lograr una reconciliación, dio a conocer a Uribe que el almirante decía que nunca había hablado mal de su mujer y que el asunto quedaría olvidado si se cumplían tres condiciones: que se excusara ante el almirante, que retirara su renuncia y que se embarcara en la Magallanes pronta a zarpar para Chile. Uribe aceptó la dos primeras, pero dijo que no podía cumplir la tercera por razones de salud. 
Blest Gana informó negativamente al gobierno y éste dispuso primero la suspensión del empleo y luego su baja de la Marina. Uribe intentó regresar a Chile y solicitó a Blest Gana poder embarcarse en el Cochrane, pero el embajador le negó el permiso. Finalmente consiguió que los contratistas, los Sres. Green, se compadecieran de él y lo admitieran como pasajero privado. Al llegar a Valparaíso se puso a disposición de la autoridades de la Armada, fue detenido a bordo del portón Thalaba y sometido a proceso.

La elección de Prat como abogado defensor debe haberse basado, por una parte, en los lazos de amistad familiar que unía a los dos oficiales desde la infancia. Aunque Prat era un año menor, los dos ingresaron a la Escuela Naval el mismo año (1858) y formaron parte del que más tarde se llamaría el “curso de los héroes”. Ambos tuvieron como apoderado a don Jacinto Chacón, tío por parte de madre de Prat, y padrastro de Uribe, ya que se casó en segundas nupcias con su madre, Rosario Orrego, que había enviudado al morir su anterior marido Juan José Uribe. Don Jacinto fue un gran abogado y jurista, que escribió una obra que se consulta hasta el día de hoy: Exposición Razonada del Código Civil (1880).

Pero además de la amistad y confianza que existía entre el acusado y el defensor, se ha debido tener en cuenta que Prat estaba terminando sus estudios de Derecho, y había ya conseguido el grado intermedio de Bachiller en Leyes. Durante 1875 estaba realizando la práctica profesional y afinando su memoria. Al año siguiente se convertiría en licenciado después de rendir el examen de grado en la Universidad de Chile y pocos días después el título de abogado, luego de examinarse ante la Corte Suprema, presidida por el ya anciano ex presidente Manuel Montt.
La defensa de Prat se ha conservado porque él mismo la escribió y la dejó entre sus papeles. Es una pieza de retórica que desmiente con pasión y energía las acusaciones del fiscal, pero siempre tratando con respeto al almirante Goñi, a quien conocía y apreciaba, ya que había servido bajo se mando unos años antes.
El alegato se basa en la justificación de la conducta de Uribe y pone de relieve su patriotismo y paciencia ante lo que se estima fue una verdadera persecución en su contra por sus superiores. Prat se muestra comprensivo con el romance que inició todo el entuerto: 
“Como era natural –señala–, esta amistad entre jóvenes que se hallan en la edad de las ilusiones, dio pronto lugar a un sentimiento más íntimo cuyo desenlace natural era el matrimonio”. 
El defensor señala que al dar su palabra de matrimonio, Uribe hizo todo lo posible para obtener la licencia y que ante la negativa de su superior, la envió a Chile, hecho lo cual contrajo matrimonio civil con la viuda. Formalmente la acusación en este punto era certera: se había casado sin obtener la licencia exigida por las ordenanzas de Marina. Prat ingeniosamente recurre al Código Civil y alega que ese matrimonio no tiene validez en Chile y cuando más podría considerársele un contrato de esponsales, es decir, una promesa de matrimonio. 
En realidad, el art. 119 del Código que él expresamente invoca podía prestarse para una conclusión contraria, ya que su inciso primero establecía que “El matrimonio disuelto en país extranjero en conformidad a las leyes del mismo país, o a las leyes chilenas, producirá en Chile los mismos efectos civiles, que si se hubiese celebrado en territorio chileno”. 
Prat debe, sin duda. referirse al inciso segundo de la norma que reza:
“Sin embargo, si un chileno o chilena contrajese matrimonio en país extranjero, contraviniendo de algún modo a las leyes chilenas, la contravención producirá en Chile los mismos efectos que si se hubiese cometido en Chile”. 
De este modo, Prat parece entender que la falta de autorización en caso de oficiales chilenos produciría la invalidez del matrimonio contraído en Chile, por lo que el matrimonio en el extranjero contraído conforme a las leyes del lugar pero contraviniendo de este modo a las leyes chilenas sería ineficaz también en Chile. Lo que no puede justificarse con el texto de la norma es su equiparación a un contrato de esponsales:
“Uribe –dice el defensor– contrayendo matrimonio civil sólo cumplía con un compromiso de honor, válido ante la ley inglesa, acto que ante el art. 119 de nuestro Código Civil sólo importa un contrato de esponsales…”.
Respecto del incidente de Blackwall, Prat justifica el actuar del acusado por su interés en limpiar la honra de su mujer y en que se trató de un hecho enteramente privado, que no fue denunciado por el almirante Goñi más allá de su absurdo intento de arrestar al oficial. Finalmente, frente al incumplimiento de la orden de embarcarse, Prat alega fuerza mayor ya que Uribe estaba padeciendo una enfermedad que se lo impedía, la cual fue certificada por un médico de Hull. Si sus superiores tenían dudas sobre la efectividad de esta afección, no se entiende –retrucó Prat­– por qué no ordenaron al oficial-cirujano que integraba la misión que examinara a Uribe y verificara su estado de salud (el texto íntegro de la defensa de Prat, puede verse en la biografía de Rodrigo Fuenzalida, Vida de Arturo Prat, Editorial Andrés Bello, 1976, pp. 193 y ss.).
Aunque por un error de Vicuña Mackena se ha extendido la versión de que el alegato de Prat fue de tal contundencia que el tribunal absolvió al acusado, la verdad es que la sentencia fue condenatoria, si bien de menor severidad de lo que ameritaban los cargos imputados, y en este sentido debe decirse que la defensa resultó victoriosa. El Consejo de guerra condenó a Uribe a seis meses de prisión, a los que se abonaban los tres en los que había estado detenido antes del juicio. Es posible que la alegación de que el matrimonio contraído sólo valía como esponsales en Chile no fuera aceptado por los jueces, y en esto parecen haber llevado razón. Apelada la sentencia, la Corte la confirmó. Un decreto del Presidente Errázuriz de 26 de julio de 1875 reincorporó al condenado en la Armada en el mismo grado de teniente primero.
Algunos han pensado ver la mano de Goñi, que en 1879 alcanzaría la Comandancia en Jefe de la Armada, en la designación de Prat como comandante de la destartalada Esmeralda, y el encargo –hasta cierto punto humillante– de mantener el bloqueo de Iquique mientras la Armada dirigida por Juan Williams pretendía asaltar a la escuadra peruana en el puerto de Callao. No hay antecedentes que lo demuestren, pero si fuera así, le deberíamos a la defensa del cuasi abogado Prat, haber dado la ocasión para la gesta heroica del 21 de mayo, que lo inmortalizó como el mayor y más completo héroe patrio de Chile.


Investidura

El 31 de julio de 1876, Arturo Prat Chacón, de 28 años, juró como abogado, convirtiéndose en el primer oficial de la Armada en obtener el título profesional. El presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, no quiso pasar por alto este nuevo aniversario y realizó – hoy 27 de julio- un homenaje al héroe patrio, en el marco de un juramento de abogados.

A la actividad -que tuvo como elemento central la exhibición del libro de matrícula de abogado de Arturo Prat y su expediente de titulación- asistieron como invitados especiales el Comandante en Jefe (s) de la Armada, Vicealmirante José Miguel Rivera Sariego; el presidente del Colegio de Abogados, Arturo Alessandri Cohn; y presidente de la Corporación Caleuche, vicealmirante  en retiro de la Armada Mariano Sarratea Saint-Lawrence.
En su discurso, el presidente Haroldo Brito destacó: 
"Habrán advertido que este juramento de abogados, sus juramentos, han tenido algo muy particular. Ocurre que el 31 de julio de 1876, como hoy lo han hecho ustedes, Arturo Prat Chacón, una de las más heroicas personalidades de nuestro país, juró ante este tribunal ejercer "leal  y honradamente" la abogacía, tal como ustedes acaban de hacerlo (…) hemos querido  vincular a modo de homenaje aquel juramento que prestara nuestro héroe nacional con los vuestros; pues tienen el mismo e imprescindible contenido ético profesional, el que también alcanza a la  sujeción  al Derecho, a sus principios cardinales, a una opción por lo justo, por la mejor convivencia".

La autoridad repasó la trayectoria académica de Prat, sus casos más renombrados y finalizó asegurando que todos los abogados deben seguir el ejemplo de servicio del héroe patrio: 
"La personalidad de Arturo Prat también es motivante desde su condición de abogado, por lo que nos ha parecido importante relacionarla con el juramento que ustedes han debido prestar en esta audiencia. Desde cualquier ámbito en que sean llamados a servir a la justicia, tengan siempre presente esta insigne figura patria como referente y modelo, especialmente por su entrega, convicciones y servicio a los demás"

 
Nota Histórica.

A todo ello hay que agregar el amor al Derecho y a la justicia.  Arturo Prat Chacón fue el primer oficial de la Marina chilena en recibirse de abogado, el 31 de julio de 1876, cuando tenía la edad de 28 años y le restaban menos de tres años para inmolarse en la rada de Iquique.
Es seguro que en su vocación jurídica influyó su tío materno, Jacinto Chacón Barrios, reputado jurista, autor de una obra clásica en Derecho Civil: Exposición Razonada del Código Civil (1880). Don Jacinto se casó con la madre viuda de Luis Uribe y el joven Arturo vivió en su casa en Valparaíso mientras estudiaba derecho.
Se dice que Prat estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, pero esto no es del todo exacto. En esta época todavía la Universidad de Chile no tenía funciones docentes, sino que sólo otorgaba el grado de Licenciado en Derecho. Las clases y exámenes se daban en el Instituto Nacional o en escuelas privadas. Seguramente Prat rendía sólo los exámenes y estudiaba por su cuenta, en las pocas horas que le dejaba el resto de sus funciones en la Armada.
Para titularse el joven marino elaboró una tesis de grado sobre el tema “Observaciones a la ley electoral vigente”, en la que defiende el secreto del voto y propicia perfeccionamientos a su contenido para que cumpa su fin de “ser garantía eficaz de que el resultado de las urnas sea la fiel espresion de la voluntad nacional”  . Su examen de licenciatura versó sobre la referida tesis además de una cédula que fue sorteada y que consistió en derecho romano. Con la tesis y el examen de grado, le fue conferido el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas el 26 de julio de 1876, por un diploma firmado por el Rector de la Universidad de Chile don Ignacio Domeyko.

El título de abogado le fue entregado por la Corte Suprema que en esos años era presidida por el ex-presidente Manuel Montt. Se cuenta que cuando llegó el licenciado a la sesión citada para examinarle y entregarle el título le informaron que se había suspendido, lo que causaba serias dificultades a un marino que no tenía la libertad para volver en cualquier otra ocasión a Santiago.
Explicada la situación del postulante a don Manuel Montt, este ordenó que se constituyera la sesión ese mismo día. Al entrar a la sala, un auxiliar de la Corte le pidió que le entregara el sable, y Prat procedió a hacerlo, acatando la tradición de que las armas deben deponerse ante el Derecho. Aprobado el examen, la Corte lo invistió como abogado el lunes 31 de julio de 1876.

Con su título instaló una oficina, junto con Julio Zenteno Barros y Juan Enrique Villegas, la que se ubicaba en el edificio de la Intendencia de Valparaíso. Compatibilizaba así sus funciones como ayudante de la Gobernación marítima, con el ejercicio de la abogacía, hasta que el estallido de la guerra en 1879 le llevó a embarcarse hacia el norte donde asumiría el mando de la Esmeralda.
 Allí lo esperaba la oportunidad de llevar a la máxima expresión la consigna de toda su vida: cumplir el deber, amar a Dios, su familia y su país. Gran lección para todos los chilenos, también para sus colegas abogado.


 
Arturo Prat Chacón.

"¡Muchachos: la contienda es desigual...!" comenzaba la arenga que Arturo Prat dirigió a sus hombres antes de lanzarse al abordaje del Huáscar. Esta acción le costó la vida, inmortalizándolo como uno de los héroes más significativos de nuestra historia.

¡Muchachos: la contienda es desigual, pero ánimo y valor.
Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo
y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo!.
Arturo Prat

Esta arenga, proclamada desde la cubierta de la Esmeralda minutos antes de lanzarse al abordaje del monitor peruano Huáscar, dio a Arturo Prat Chacón un lugar único en la historia de Chile. Era el 21 de mayo de 1879, los primeros días de la Guerra del Pacífico. Prat era entonces un marino de treinta años que estaba al mando de la corbeta Esmeralda.

Hijo de don Agustín Prat Barril y de doña María del Rosario de Chacón Barrios, nació el 4 de abril de 1848. A los ocho años de edad, ingresó a la Escuela Superior de Instrucción Primaria de Santiago, donde conoció a quien fuera su maestro y mentor, José Bernardo Suárez. De esa época son sus grandes amigos: Carlos Condell y Luis Uribe, junto a los cuales ingresó a la Escuela Naval de Valparaíso. Todos egresaron con el grado de oficial de marina a fines de 1864, y juntos también enfrentarían la muerte el 21 de mayo de 1879, durante el Combate Naval de Iquique.

Su capacidad de entrega al estudio y su estricto sentido de la responsabilidad, fueron características muy tempranas del joven Prat y de ello dan cuenta diversos documentos de la época. Esta personalidad marcada por la disciplina y la exigencia, fue enriquecida a través del tiempo con una lealtad a toda prueba y un desarrollado sentido del deber hacia su país.

En noviembre de 1865, con solo 17 años, cumplió una destacada actuación en la captura de la Covadonga, en el combate naval de Papudo durante la guerra con España y fue ascendido a teniente segundo de la Marina.

Recibió el título de bachiller del Instituto Nacional en agosto de 1871, con una distinción especial en filosofía y literatura. En la Escuela Naval, se destacó como oficial y profesor, desempeñando las cátedras de Ordenanza Naval, Cosmografía y Construcción Naval. Asimismo, cumplió labores pedagógicas gratuitas en la escuela nocturna "Benjamin Franklin" de Valparaíso, como maestro de ciencias naturales y moral.

Su título de Bachiller en Leyes de la Universidad de Chile, lo recibió en julio de 1875 y su licenciatura para obtener finalmente el título de abogado, un año después, con su memoria de prueba titulada Observaciones a la lei electoral vijente. Fue durante sus años de estudiante que contrajo matrimonio con Carmela Carvajal Briones, con quien tuvo tres hijos.

En noviembre de 1878, fue destacado en Montevideo con la misión de observar los movimientos políticos y militares de Argentina, regresando a Chile a principios de 1879.

Luego de estallar la Guerra del Pacífico, y bajo las órdenes del Almirante Juan Williams Rebolledo, Arturo Prat tomó el mando de la Esmeralda con la orden de iniciar el plan de ataque al puerto peruano de Callao. El 21 de mayo de 1879 se enfrentaron las fuerzas chilenas y peruanas en el Combate Naval de Iquique. La desigual correlación de fuerzas fue evidente desde el comienzo del combate. Sin embargo, premunido de su espíritu de sacrificio y de la certeza de la importancia de su gesto para el desenlace de la guerra, Prat decidió no rendirse. Alentando a sus hombres y exclamando ¡Viva Chile!, saltó al abordaje del monitor peruano Huáscar, donde encontró la muerte.


 
Agustín Arturo Prat Chacón (Hacienda San Agustín de Puñual, Ninhue, 3 de abril de 1848-Iquique, 21 de mayo de 1879)​ fue un militar, marino y abogado chileno, reconocido como el «máximo héroe naval» de su país.[

1848

4 de abril. Arturo Prat nace en Ninhue, VIII región, Chile

1858

A la edad de 10 años entra a la Escuela Naval Valparaíso. Conoce allí a sus dos grandes amigos: Luis Uribe y Carlos Condell

1865

A la edad de 17 años es ascendido a Teniente 2°

1871

Es maestro en la Escuela Noctura para obreros "Benjamín Franklin" de Valparaíso en los ramos de ciencias naturales y moral

1871

Se desempeña como profesor en la Escuela Naval en las cátedras de Ordenanza Naval, Cosmografía y Construcción Naval, entre otras

1873

Mayo. Arturo Prat contrae matrimonio con Carmela Carvajal Briones. Tienen tres hijos: Carmela de Concepción (que fallece a los pocos meses de vida), Blanca Estela y Arturo.

1875

Julio. Arturo Prat recibe su título de Bachiller en Leyes y un año más tarde su Licenciatura con la Memoria de Prueba, Observaciones a la lei electoral vijente

1878

Desempeña cargos diplomáticos en Montevideo y Buenos Aires

1878

Es designado Oficial en la Gobernación Marítima de Valparaíso

1879

21 de mayo. Arturo Prat muere a la edad de 31 años en el Combate Naval de Iquique

1879

Bajo las órdenes de Juan Williams Rebolledo comanda el ataque chileno en el Combate Naval de Iquique a cargo de la Esmeralda.


Tiempo 



TEATRO






















Martes 5-08-2025

  • DON ANACLETO AVARO
  • PRIMERA PARTE
  • PERSONAJES:
  • SEÑORITA PROFESORA
  • MARIQUITA
  • ROSITA
  • JOSÉ
  • JUAN EL VENDEDOR DE PAN
  • EL ALCALDE
Escenografía sugerida:
Una calle polvorienta de un pueblo chileno de los años 50.


Escena 1



MARIQUITA: ((Mariquita barre la calle, tararea. Se le nota con energía, quizás un poco exagerada) ¡Ay, ¡cómo está de cochino este pueblo! Ni el diablo se atrevería a andar en bicicleta por aquí… ¡pura tierra, pura promesa y nada de acción!
(Entra la Señorita Profesora, cabizbaja, con libros bajo el brazo)

MARIQUITA: ¡Señorita Profesora! ¿Para dónde tan temprano?

SEÑORITA PROFESORA: (Apenas sonríe) Buenos días, Mariquita. A la escuela, como siempre… aunque ya no sé para qué. ¡El techo sigue con hoyos y los niños tienen hambre!

MARIQUITA: No es que yo sea copuchenta oiga, pero el Alcalde ¿No dijo que iba a arreglar todo eso? ¡Que iban a llegar los camiones con leche, pan, leña pal brasero!

SEÑORITA PROFESORA: Puras palabras. Ni leche, ni pan, ni la leña… ¡puras mentiras de campaña!

(Se escucha una voz fuerte desde fuera de escena)

VOZ DEL ALCALDE: (Entra cantando el Alcalde, saludando como en desfile, exagerado, besando el aire, saludando a una paloma imaginaria)

MARIQUITA: ¡Vaya! Justo hablábamos de usted, don político de promesas mágicas.

SEÑORITA PROFESORA: (apuntando hacia arriba) Señor Alcalde, ¿dónde está la leche para los niños del campo? ¿Y el pan que prometió? ¿Y el techo? ¡El techo!

ALCALDE:(siguiendo el dedo de la profesora) ¡Ah! Eh… verá usted, profesora… hubo un problemita logístico: la leche se venció antes de llegar, el pan se lo comieron los ratones del municipio, y el techo... el techo, ¡está en camino desde Valparaíso por burro expreso!

Escena 2

(Aparecen Rosita y José corriendo y jugando. Rosita le lanza una piedrecita suave a José y ambos ríen. De pronto, ven a la profesora a lo lejos. Se detienen en seco y se miran con complicidad. Tragan saliva.)

SEÑORITA PROFESORA: ¡Alto ahí! ¿Dónde han estado ustedes? ¿Vienen a clases?

JOSÉ: Disculpe, señorita… no es por flojo. Es que mi papá volvió a caer en el trago y se lo pasa tomando vino. ¡No tenemos nada a comer en la casa! Mi hermanito chico, necesita comer, por eso tengo que salir a trabajar y lo que yo gané, lo llevo para allá.

PROFESORA: (Con ternura, pero firmeza) Eso es muy duro para un niño, José. No deberías estar trabajando, deberías estar estudiando… (Mirando a Rosita) Y tú, Rosita… ¿qué pasó contigo?

ROSITA: Mi papá tampoco ha encontrado trabajo. En el campo ya no llaman a los hombres pa’ sembrar, ahora tienen esas máquinas grandes, los tractores… que hacen todo más rápido.

JOSÉ: Esas máquinas oiga hacen de todo. ¡Y no se enferman ni piden pan pa’l almuerzo!

ROSITA: (Emocionada) Pero yo sí quiero ir a la escuela, señorita. Yo quiero aprender a leer, escribir… y ser doctora. Quiero curar a mi mamá que siempre anda con una tos fea… y ayudar a los otros niños del campo.

SEÑORITA PROFESORA: (Emocionada) Los quiero ver en la sala pronto. No me fallen, que el futuro también se siembra con libros.

JOSÉ: (Con una sonrisa tímida) ¡Y con pan también, profe! Porque con la guata vacía uno no aprende ni las vocales…

(Mirando al Alcalde, se ríen todos, incluso la profesora)


ROSITA: ¡Apúrate José! Vamos, vamos que al patrón no le gusta que lleguemos tarde.

(SALEN DE ESCENA,  JUNTOS AGARRADOS DE LA PALA, CON MIRADAS DE AMOR Y COMPLICIDAD)





FUERTE BULNES



Martes 29 julio de 2025
Fuerte Bulnes: La Dramática Nacional estrena adaptación sobre posesión del Estrecho de Magallanes.

Fuerte Bulnes aborda la trágica posesión del Estrecho de Magallanes en 1843, donde llegaron, llevados por el Estado de Chile, un grupo de colonos con la esperanza de una vida mejor. La premiada obra de 1953, cuenta con un destacado trabajo de adaptación y gran elenco.


Fuerte Bulnes cuanta con la adaptación de Nelda Muray y dirección artística de Carola Rebolledo, Carolina Araya y la misma Nelda Muray. Además, de un destacado elenco de 22 actores-músicos, entre otros, Mateo Iribarren, Braulio Martínez, Roberto Vallejos Cox, Carola Rebolledo González, Leonardo De Luca, Nelda Muray Prado, Carolina Araya Lucero, Karen Wilson, Camilo Leiva, Laura Hernández, Bruno Chelsi y Patricio Piña.


Fuerte Bulnes es una obra histórica basada en la toma de posesión del Estrecho de Magallanes en 1843. La convocatoria, la mayoría chilotes, fue a poblar esas tierras, con la promesa de riquezas producto de las minas del sector.
Sin embargo, los colonos vivieron en condiciones inhumanas. Por ejemplo, falta de abrigo en un entorno crudo y en extremo frío, carencia de comida y una feroz plaga de ratas, entre otras cosas. Los colonos empiezan a tener trastornos sicológicos y deterioros físicos, cayendo incluso en la locura o el delirio.


En ese contexto, Ambrosio busca la rebelión, donde representantes del gobierno, religiosos y militares participarán desde sus propios intereses, motivaciones y moral.
Fuerte Bulnes busca rescatar un pasaje real de la historia de Chile, que incluye a los pueblos indígenas de la zona, el patriotismo territorial y el sacrificio que enj estas circunstancias ello implica.
“Cuenta la toma de posesión del Estrecho de Magallanes por parte del gobierno chileno, a través de la instalación del Fuerte Bulnes en 1843. La autora mezcla hechos históricos documentados con la ficción para invitarnos a mirar este hito fundacional, no desde una perspectiva historicista, sino más bien humana. Es por esto que los personajes están enfocados como ciudadanos comunes y corrientes con contradicciones, ideas, emociones, que tuvieron que hacer frente a las condiciones climáticas más adversas que nunca se pudieron imaginar, un montón de penurias y el abandono por parte de las autoridades de ese tiempo”, dice Carolina Araya.
“Lo más importante y que es un gran tema de la obra, tiene que ver con los conflictos territoriales. Fuerte Bulnes trata sobre una toma de territorios en donde se vulneraron los derechos de todos los colonos que estaban ahí. Vale la pena preguntarse qué es lo que está pasando hoy en día, lo que sigue pasando, siglos después, con las tomas de territorio y la vulneración de los derechos humanos”, sostiene Nelda Muray.

Adaptación y asesorías.

La adaptación de la obra original de 1953 de Fuerte Bulnes tuvo un destacado equipo, liderado por Nelda Muray Prado.
El trabajo de Muray contó con la asesoría del Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar, y del destacado folclorista recopilador de tradiciones chilenas, Osvaldo Cádiz Valenzuela.
Gabriel Salazar tiene un gran trabajo vinculado a sectores populares, movimientos de trabajadores, “huachos” y en la búsqueda de una mirada desde las clases populares, de los que no han tenido voz en las miradas sobre la Historia.
Osvaldo Cádiz tiene una larga trayectoria vinculada al folclore de todo el país como de Latinoamérica, gran parte de ella junto a Margot Loyola, además de ser un gran bailarín
Además, Fuerte Bulnes contó con la asesoría de Hugo Medina en actuación), y Laura Hernández y Carlos Liberona en baile.


María Asunción Requena y un clásico del teatro chileno

María Asunción Requena (Coronel Pringles, Argentina, 1915 – Francia, 1986) ganó, en 1953, el Premio Teatro Experimental con Fuerte Bulnes. Después, recibió el Premio de la Crítica y el Premio Municipal por esta obra. Finalmente, Fuerte Bulnes fue montada en 1955.
María Asunción Requena, de madre argentina y padre español, se trasladó, siendo niña a Punta Arenas. Luego estudió en España, para retornar al sur del país a terminar el colegio. En Santiago estudió odontología en la Universidad de Chile. Ejerció esta profesión con mucho sentido social.
Entre sus obras más reconocidas están Fuerte Bulnes (1955), Ayayema (1964) y Chiloé, cielos cubiertos (1972).
Catalogada como “marxista” por la dictadura cívico-militar chilena, dado su interés social, se exilió en Francia donde falleció dejando varias obras inéditas.


La Dramática Nacional.

Creada el año 2013 por Carolina Araya, Nelda Muray Prado y Carola Rebolledo, su principal objetivo es revisitar textos clásicos chilenos para ponerlos en escena en un formato multidisciplinario. La Dramática Nacional cuenta con casi 40 personas entre directoras, actores y actrices, productores, músicos, diseñadores, creadores audiovisuales, compositores y tramoyas.
En sus montajes combinan música en vivo, cine y danza, “puestos al servicio de una teatralidad dinámica, cercana y opinante.”
Entre sus obras figuran Chañarcillo (2014), La Canción Rota (2016), Almas Perdidas (2017), de Antonio Acevedo Hernández. Concierto Teatral: Mineros, Campesinos y Obreros (2018), Radioteatros de Armando Moock, Chiloé, Cielos Cubiertos (2022), de María Asunción Requena, Las Piedras (2024) de Nelda Muray Prado (basada en Pan Caliente de María Asunción Requena); entre otras actividades y colaboraciones artísticas.









Tras haber ganado el Premio Teatro Experimental de la Universidad de Chile Fuerte Bulnes fue estrenada en 1955 en el escenario de esa institución. La obra muestra el heroísmo de quienes se asentaron en esa colonia, soportando la crudeza de la vida en el Extremo Sur. Las penurias terminan por quebrar la resistencia de los personajes, quienes terminan abandonando la colonia para trasladarse a la de Punta Arenosa. 
Entre los personajes destacan las figuras de Fray Domingo, empeñado en hacer patria por puro altruismo, no por enriquecerse; Benamina, quien viaja motivada por el anhelo de formar la primera familia de la colonia y da a luz a un hijo que muere muy tempranamente; y Ambrosio, quien representa la voz del descontento y pone en evidencia los conflictos del asentamiento.


jueves, 19 de mayo de 2016

263).-San Ivo de Kermartin patrono de los Abogados.-



                Yves Hélory de Kermartin.


 

Iconografía: Se le suele representar con una bolsa en su mano derecha (representando el dinero que repartió entre los pobres en vida) y un rollo de papel en la otra por su cargo de juez. Otra representación bastante común es la que le muestra entre un hombre rico y uno pobre.

San Ivo de Kermartin  (francés Yves Hélory de Kermartin, bretón Erwan Helouri a Gervarzhin) (17 de octubre de 1253 en Kermartin, una aldea cercana a Tréguier - 19 de mayo de 1303 en Louannec, Bretaña) era un santo bretón, y patrón de los abogados y de los niños abandonados en la Bretaña (independiente en esos tiempos), cuando reinaba el duque Juan I de Bretaña. 

San Ivo es así mismo santo patrón de la Bretaña. Su fiesta se celebra el 19 de mayo.

Ivo nació en Kenmartin, cerca de Tréguier de Bretaña, donde su padre era señor feudal Helori. En el año 1267 fue enviado a estudiar a la universidad de París, donde a los 24 años había ya obtenido títulos en filosofía, teología y derecho canónico. El santo se trasladó a Orléans a estudiar derecho civil bajo la dirección del célebre jurista Pedro de la Chapelle.

El joven con mucha fe practicaba mortificaciones y aumentaba sus austeridades. Cundo Ivón termino sus estudios el archidiácono de Renes le nombró Juez del Tribunal Eclesiástico. En el ejercicio de su cargo, el santo protegió a los huérfanos, defendió a los pobres y administró justicia con tanta imparcialidad y bondad, que aún aquellos a quienes castigaba le tenían afecto. Regresó a su tierra natal y en 1284 fue ordenado sacerdote y se le concedió el beneficio de Trédrez.

Visitaba las cárceles y llevaba regalos a los presos y les hacía gratuitamente memoriales de defensa a los que no podían conseguirse un abogado.

En aquel tiempo los que querían ganar un pleito les llevaban costosos regalos a los jueces. San Ivo no aceptó jamás ni el más pequeño regalo de ninguno de sus clientes, porque no quería dejarse comprar ni inclinarse con parcialidad hacia ninguno.

Cuando le llevaban un pleito, él se esmeraba por tratar de obtener que los dos litigantes arreglaran todo amigablemente en privado, sin tener que hacerlo por medio de demandas públicas. Así obtuvo que muchos litigantes terminaran siendo amigos y se evitaran los grandes gastos que les podían ocasionar los pleitos judiciales.

Por su caridad, se ganó pronto el título de abogado de los pobres. Los últimos quince años de su vida los dedicó al trabajo parroquial, primero en Trédrez y luego en Lovannec, donde construyó un hospital asistiendo personalmente a los enfermos, además vivió una vida de trabajo duro y constante ayuno.

San Ivo de Kermartin recibió los últimos sacramentos en víspera de la Ascensión y falleció de muerte natural el 19 de mayo de 1303, a los 50 años de edad. Fue canonizado en el año 1347 por el papa Clemente VI.


 


Las Raíces de la Conciencia Social.

Lo que distinguía a la familia de San Ivo de Kermartin no era su riqueza, sino su conciencia social excepcional. Los Hélory eran conocidos en toda la región por su trato justo con los campesinos y su generosidad sin límites con los necesitados. Esta atmósfera de justicia social sería fundamental en la formación del carácter de Ivo, creando el cimiento sobre el cual se construiría su extraordinaria vocación.
La madre de San Ivo de Kermartin, Azo du Kenquis, tenía profundos valores religiosos que transmitió a su hijo desde la más tierna infancia. Su padre, Helori de Kermartin, era el señor local, pero ejercía su autoridad con un sentido de justicia y responsabilidad que marcaría profundamente la visión que Ivo tendría del poder y la autoridad.

Las Primeras Señales de un Carácter Excepcional.

Desde muy joven, San Ivo de Kermartin mostró una sensibilidad especial hacia los menos afortunados que sorprendía a todos los que lo conocían. Cuando tenía apenas doce años, ya era conocido en la región por compartir su comida con los niños pobres de la aldea y por su extraña costumbre de dar a los mendigos las monedas que sus padres le daban para sus pequeños lujos.
Esta generosidad no era ocasional ni superficial, sino que revelaba una comprensión intuitiva de la justicia y la solidaridad que iba mucho más allá de su edad. Los habitantes de Kermartin comenzaron a notar que el joven Ivo tenía algo especial, una capacidad natural para entender el sufrimiento ajeno y una determinación inquebrantable de hacer algo al respecto.
Su padre, Helori, observando esta inclinación extraordinaria de su hijo, tomó una decisión que cambiaría el curso de la historia: en lugar de tratar de «corregir» esta generosidad excesiva, decidió cultivarla enviando a San Ivo de Kermartin a recibir la mejor educación jurídica de Europa. Comprendió que esa sensibilidad hacia la justicia, combinada con una sólida formación legal, podría convertir a su hijo en un instrumento poderoso para el bien.

El Estudiante Que Rechazó la Vida Fácil: La Formación de San Ivo de Kermartin  
París (1267-1277): La Transformación Interior.

A los 14 años, San Ivo de Kermartin llegó a la Universidad de París, el centro intelectual más importante de Europa en el siglo XIII. La Universidad de París, fundada a mediados del siglo XII, se había convertido en el faro intelectual en teología y derecho canónico, atrayendo estudiantes de toda la cristiandad. Era el lugar donde se forjaban las mentes más brillantes de la época, donde se debatían las grandes cuestiones teológicas y jurídicas que definirían el futuro de Europa.
Mientras sus compañeros se entregaban a la vida bohemia típica de los estudiantes medievales —bebiendo vino en las tabernas, gastando el dinero de sus padres en lujos y diversiones, participando en las ruidosas festividades estudiantiles que caracterizaban la vida universitaria parisina—, San Ivo de Kermartin eligió un camino radicalmente diferente que asombró a todos los que lo conocieron.

El Momento Decisivo: Una Frase Que Cambió Su Vida

Durante sus estudios en París, San Ivo de Kermartin escuchó leer una frase de Jesús que marcaría para siempre su forma de vivir: «Ciertos malos espíritus no se alejan sino con la oración y la mortificación» (Marcos 9,29). Esa frase resonó en su alma de tal manera que se propuso desde entonces dedicar tiempo cada día a la oración y mortificarse lo más posible en las miradas, en las comidas, en el lujo del vestir, y en descansos que no fueran muy necesarios.
Esta decisión no fue temporal ni superficial, sino que se convirtió en el principio rector de toda su vida. San Ivo de Kermartin llevaba cilicio bajo sus ropas, se abstenía completamente de comer carne, nunca tomaba bebidas alcohólicas, vestía pobremente y lo que ahorraba con estas austeridades lo dedicaba íntegramente a ayudar a los pobres de París.

Sus Compañeros de Estudios: Gigantes Intelectuales

La Universidad de París en esa época era un hervidero intelectual sin precedentes en la historia europea. Entre los compañeros de estudios de San Ivo de Kermartin se encontraban figuras que marcarían la historia del pensamiento como Duns Escoto y Roger Bacon, mentes extraordinarias que revolucionarían la filosofía y la ciencia.
Sin embargo, mientras estos futuros gigantes de la filosofía y la ciencia se centraban en sus especulaciones intelectuales y sus debates académicos, San Ivo de Kermartin desarrollaba una síntesis única: combinaba el rigor académico más exigente con una práctica espiritual radical. No veía contradicción alguna entre la excelencia intelectual y la santidad personal, entre el estudio profundo del derecho y la vida de oración intensa.

La Formación Jurídica Integral

En París, San Ivo de Kermartin estudió derecho canónico —el derecho de la Iglesia— y se familiarizó con las bases del derecho civil romano, aunque por política papal no se enseñaba completamente en París. Durante aproximadamente una década, se destacó como estudiante brillante, dominando no solo las técnicas jurídicas sino también la teología y la filosofía que sustentaban el sistema legal medieval.
Su formación en París le proporcionó una comprensión profunda del ius commune medieval, el conjunto integrado de derecho canónico y romano que regía la vida europea. Pero más que conocimientos técnicos, San Ivo de Kermartin desarrolló en París una filosofía personal sobre la justicia que integraría magistralmente el rigor académico con los principios evangélicos.

Orleans (1277-1280): La Especialización con Propósito

Después de dominar la filosofía, teología y derecho canónico en París, San Ivo de Kermartin se trasladó a Orleans para estudiar derecho civil bajo la dirección de Pedro de la Chapelle, un jurista célebre que posteriormente se convertiría en obispo de Toulouse y cardenal. 
La Universidad de Orleans se había especializado en la enseñanza del derecho civil romano después de 1219, cuando una disposición papal limitó la enseñanza del derecho romano en París.
En Orleans, San Ivo de Kermartin refinó no solo su conocimiento legal, sino también su filosofía personal sobre la justicia. Fue aquí donde comenzó a desarrollar las ideas que más tarde se convertirían en su famoso Decálogo del Abogado, un conjunto de principios éticos que revolucionarían la práctica jurídica.
Al completar su formación universitaria, San Ivo de Kermartin obtuvo el equivalente a un doctorado en leyes y dominó completamente el ius commune medieval. Pero su verdadera educación había sido mucho más amplia: había aprendido a ver el derecho no como un simple conjunto de reglas técnicas, sino como un instrumento divino para la construcción de una sociedad más justa.

Rennes (1280-1284): Los Primeros Pasos Revolucionarios.

Cuando San Ivo de Kermartin regresó a Bretaña en 1280, tras unos diez años de estudios universitarios, fue nombrado «oficial» —juez eclesiástico— del archidecanato de Rennes. Habiendo recibido las órdenes menores eclesiásticas, este cargo lo convertía en juez delegado del obispo, encargado de dirigir el tribunal eclesiástico local.
Este puesto le daba jurisdicción sobre asuntos civiles, familiares y testamentarios, un poder considerable en la época medieval, cuando los tribunales eclesiásticos ocupaban un lugar destacado en la administración de justicia europea. La Iglesia poseía jurisdicción sobre materias espirituales, causas matrimoniales, testamentarías, usura, juramentos, e incluso sobre delitos civiles o penales cuando estaban involucrados clérigos o personas bajo el amparo eclesial.

Su Método de Trabajo: La Reconciliación Como Arte.

Lo que distinguía a San Ivo de Kermartin como juez no era solo su imparcialidad absoluta, sino su método revolucionario: cuando le llevaban un pleito, se esmeraba por obtener que los dos litigantes arreglaran todo amigablemente en privado, sin tener que hacerlo por medio de demandas públicas costosas y destructivas. Así logró que muchos litigantes terminaran siendo amigos y se evitaran los grandes gastos que les podían ocasionar los pleitos judiciales.
Esta habilidad para convertir enemigos en amigos no era mera técnica legal, sino el resultado de su comprensión profunda de la naturaleza humana y su capacidad casi sobrenatural para encontrar el punto común entre las partes en conflicto. San Ivo de Kermartin había desarrollado un método de mediación que anticipaba por siglos las tendencias modernas en resolución alternativa de conflictos.


 




La Anécdota Que Define Su Sabiduría: El Caso de la Moneda Sonora.

La historia más famosa de su tiempo como juez ilustra perfectamente su ingenio y sentido de la justicia: Un rico demandó a un pobre porque este último olía diariamente las sabrosas emanaciones de la cocina señorial. San Ivo de Kermartin admitió la demanda y falló a favor del rico, condenando al pobre a pagar una moneda de oro. Cuando la hizo sonar sobre la mesa y el rico se disponía a tomarla, Ivo decretó que el sonido de la moneda indemnizaba cumplidamente al señor por los aromas percibidos por el pobre.
Esta sentencia se hizo famosa en toda Europa medieval y se convirtió en un ejemplo legendario de cómo la sabiduría puede transformar una situación absurda en una lección profunda de justicia. La decisión de San Ivo de Kermartin no solo resolvió el conflicto, sino que expuso con humor inteligente la naturaleza ridícula de la demanda original.

Su Resistencia a la Corrupción: Un Hombre Incorruptible.

En aquella época, los que querían ganar un pleito les llevaban costosos regalos a los jueces como práctica habitual. San Ivo de Kermartin no aceptó jamás ni el más pequeño regalo de ninguno de sus clientes, porque no quería dejarse comprar ni inclinarse con parcialidad hacia ninguno. Quería así garantizar su imparcialidad absoluta y no inclinarse por interés hacia nadie.
Esta incorruptibilidad era tan conocida y tan extraordinaria que llegó a ser vista como algo sobrenatural en una época donde la compra de favores judiciales era la norma establecida. La integridad de San Ivo de Kermartin se convirtió en legendaria, ganándose la reputación de ser el único juez verdaderamente honesto de su tiempo.

Su Resistencia al Poder Real

Durante su tiempo en Rennes, San Ivo de Kermartin se destacó no solo por su integridad personal, sino también por su valentía cívica. No vaciló en oponerse a los abusos de poder, incluso resistiendo cierta carga fiscal considerada injusta que el rey de Francia intentó imponer al clero bretonés. San Ivo de Kermartin consideraba que esos impuestos violaban los derechos de la Iglesia y, con valentía poco común, defendió la autonomía eclesiástica frente al fisco real.
Esta resistencia no era mera obstinación, sino el resultado de su convicción profunda de que el derecho debía servir a la justicia, no al poder. Para San Ivo de Kermartin, la ley tenía una dimensión moral que trascendía las consideraciones políticas o económicas.

Tréguier (1284): El Regreso al Hogar y la Plenitud de Su Carrera.

En 1284, el obispo de Tréguier invitó a San Ivo de Kermartin a regresar a su diócesis natal para servir como oficial. Este nombramiento marcó el apogeo de su carrera jurídica, permitiéndole ejercer en su tierra natal con toda la experiencia y sabiduría acumuladas durante sus años en Rennes.
En Tréguier, San Ivo de Kermartin mostró gran celo y rectitud en el desempeño de sus deberes judiciales. Su fama de juez recto creció rápidamente: administraba justicia con celo, rectitud e imparcialidad absoluta, ganándose la confianza total del pueblo. Por su caridad constante y su defensa inquebrantable de los más necesitados, el pueblo comenzó a llamarlo «el abogado de los pobres».

El Abogado de los Pobres: La Práctica Legal Revolucionaria de San Ivo de Kermartin

  • Su Práctica Legal Sin Precedentes
Lo que realmente distinguía a San Ivo de Kermartin no era solo su trabajo como juez, sino su práctica revolucionaria como abogado defensor. Cuando sabía de alguna persona que no vivía en su región y estaba solicitando ayuda legal sin poder pagarla, tomaba sus cosas y se trasladaba hasta el sitio para defenderlos personalmente. En varias oportunidades, llegó hasta pagar los gastos materiales y todo el papeleo que los pobres tenían que hacer para poder defender sus derechos.
Esta práctica era absolutamente revolucionaria para la época. Mientras otros abogados se concentraban en casos lucrativos de clientes adinerados, San Ivo de Kermartin había invertido completamente las prioridades de la profesión, convirtiendo el servicio a los pobres en el centro de su práctica legal.

  • Su Método de Selección de Casos
San Ivo de Kermartin desarrolló un método único para aceptar casos que combinaba rigor jurídico con criterios morales. Cuando aceptaba un caso, primero pedía al solicitante que jurase que su causa era justa, tras lo cual Ivo pronunciaba «Pro Deo te adjuvabo» («Por Dios te ayudaré») comprometiéndose a defenderlo con todas sus fuerzas.
Este ritual no era mera formalidad, sino la expresión de su convicción profunda de que el abogado no debe prestar su voz a la injusticia. San Ivo de Kermartin había establecido un criterio de conciencia en el ejercicio del derecho que exigía que toda causa defendida estuviera fundamentada en «buen derecho y razón».

  • Sus Visitas a las Cárceles: Un Ministerio de Misericordia
San Ivo de Kermartin visitaba regularmente las cárceles y llevaba regalos a los presos, ofreciéndoles asesoría legal gratuita a los reclusos que no podían pagar un abogado. Les hacía gratuitamente memoriales de defensa y se aseguraba de que sus derechos fueran respetados, sin importar la naturaleza de sus delitos.
Estas visitas no eran ocasionales, sino parte de su rutina regular como jurista comprometido con la justicia social. Los carceleros de la región llegaron a conocerlo bien y a esperarlo cada semana, sabiendo que su presencia traía esperanza y justicia a lugares donde ambas escaseaban.
  • Su Forma de Entender la Caridad: Más Allá del Dinero
La caridad de San Ivo de Kermartin no se limitaba a dar dinero, sino que había desarrollado una comprensión integral de lo que significaba ayudar a los necesitados:

    • Caridad Legal
Representación gratuita y competente para aquellos que no podían pagar honorarios de abogado.

    • Caridad Material
Pago personal de gastos procesales y documentación necesaria para defender los derechos de los pobres.

    • Caridad Humana
Dedicación de tiempo, presencia personal y tratamiento digno a cada cliente, sin importar su condición social.

    • Caridad Espiritual
Consejo espiritual y consuelo moral para aquellos que enfrentaban situaciones difíciles.

  • El Caso de la Viuda de Tours: Un Ejemplo de Su Brillantez
Uno de los casos más famosos que ilustra la brillantez jurídica de San Ivo de Kermartin al servicio de los vulnerables ocurrió cuando estudiaba en Orleans. Se alojó en casa de una viuda que fue demandada injustamente por unos mercaderes: dos comerciantes le habían dejado en depósito un cofre con la condición de solo entregarlo cuando ambos volviesen juntos. Uno de ellos regresó solo y la engañó para que le diera el cofre; luego el otro la acusó de incumplir y exigía una indemnización exorbitante que la arruinaría.
San Ivo de Kermartin le prometió ayuda «pro Deo». En el juicio ante el tribunal episcopal, argumentó en defensa de la viuda que no se había presentado la condición pactada, pues el reclamo lo hacía un solo mercader:
  «La condición era que viniesen los dos juntos a pedir el cofre. Aquí solo está uno. ¡Que traiga a su compañero!»
El juez aceptó la objeción. El comerciante reclamante se puso pálido y trató de huir; ante la sospecha, el juez ordenó detenerlo y al final se descubrió el fraude: ambos mercaderes habían confabulado para estafar a la viuda. Gracias a la defensa brillante de San Ivo de Kermartin, la viuda fue salvada de la ruina y los impostores quedaron al descubierto.

La Transición al Sacerdocio: La Síntesis Perfecta de San Ivo de Kermartin
  • El Llamado Dentro del Llamado
En 1284, después de varios años como juez eclesiástico exitoso, San Ivo de Kermartin sintió un llamado más profundo. Había cumplido con excelencia su papel como jurista, ganándose el respeto y la admiración de todos, pero sentía que Dios le pedía algo más. Se cree que durante este período se unió como terciario seglar a la Tercera Orden de San Francisco en la localidad de Guingamp, inspirándose en el espíritu franciscano de pobreza y servicio.

  • Su Filosofía de la Vocación: Una Respuesta Personal
Cuando alguien le preguntó por qué dejaba una carrera legal exitosa para convertirse en sacerdote, San Ivo de Kermartin respondió con una frase que revela su profundidad espiritual: 
«He aprendido que la justicia humana es solo una sombra de la justicia divina. Quiero servir a la Justicia misma, no solo a sus manifestaciones terrenas.»
Esta respuesta muestra la evolución de su pensamiento: no abandonaba el derecho, sino que lo elevaba a una dimensión superior, integrándolo con su vocación sacerdotal de manera que ambos se enriquecieran mutuamente.

  • La Ordenación Sacerdotal
En 1284 o 1285, San Ivo de Kermartin recibió la ordenación sacerdotal, integrando plenamente su vocación religiosa con la jurídica. Esta decisión marcó no el abandono de su carrera legal, sino su transformación en algo superior: un ministerio integral de justicia y misericordia.
Ese mismo año 1285 fue nombrado párroco de Tredrez, iniciando una nueva fase de su vida donde combinaría magistralmente el ejercicio del derecho con la atención pastoral.




 
Los Años Sacerdotales (1284-1303): La Síntesis Perfecta

Trédrez (1285-1293): El Pastor que Construye

Como párroco de Trédrez, San Ivo de Kermartin demostró que su ordenación no había disminuido su compromiso social, sino que lo había potenciado. Consiguió dinero de donaciones y construyó un hospital para enfermos pobres, mostrando su comprensión integral de las necesidades humanas.
Durante estos años, San Ivo de Kermartin desarrolló un ministerio único que combinaba la predicación, la atención espiritual, la asistencia material y la defensa jurídica de los más necesitados. Su parroquia se convirtió en un modelo de justicia social cristiana.

  • Su Estilo de Vida Radical: La Pobreza Como Elección
Todo lo que llegaba a San Ivo de Kermartin lo repartía entre los más necesitados. Solamente se quedaba con la ropa para cambiarse. Lo demás lo regalaba, viviendo él mismo en una pobreza voluntaria que contrastaba dramáticamente con el nivel de vida que podría haber tenido dado su prestigio y capacidades.

  • La Anécdota que Revela Su Corazón: La Noche en el Suelo
Una noche San Ivo de Kermartin se dio cuenta de que un pobre estaba durmiendo en el andén de la casa cural, entonces se levantó y le dio su propia cama y él durmió en el puro suelo. Esta historia, aparentemente simple, revela la profundidad de su comprensión de la caridad cristiana. No se trataba solo de dar lo que le sobraba, sino de compartir realmente lo que tenía, llegando incluso a privarse de sus propias comodidades básicas.

  • Louannec (1293-1303): Los Años de la Sabiduría
En 1293, San Ivo de Kermartin fue trasladado como párroco a Louannec, donde pasaría los últimos diez años de su vida. Estos fueron años de extraordinaria fecundidad espiritual y social, donde su fama como mediador y defensor de la justicia se extendió por toda Bretaña y más allá.

Su Fama Como Mediador: El Don de la Reconciliación.

De muchas partes llegaban personas litigantes para que San Ivo de Kermartin hiciera las paces entre ellos, y él lograba con admirable facilidad poner de acuerdo a los que antes estaban alegando. Su método de reconciliación había alcanzado tal perfección que podía resolver conflictos que habían resistido todos los otros intentos de solución.
Aprovechaba todas estas ocasiones para predicar a la gente acerca de la Vida Eterna que nos espera y de lo mucho que debemos amar a Dios y al prójimo, convirtiendo cada caso legal en una oportunidad de evangelización y crecimiento espiritual.

Su Filosofía Sobre el Dinero: Una Lección de Fe.

Cuando alguien le aconsejó que no regalara todo lo que recibía y que hiciera ahorros para cuando llegara a ser viejo, San Ivo de Kermartin respondió: 

«¿Y quién me asegura que voy a llegar a ser viejo? En cambio, lo que sí es totalmente seguro es que el buen Dios me devolverá cien veces más lo que yo regale a los pobres.»
Esta respuesta revela no solo su fe inquebrantable, sino también su comprensión profunda de la economía divina versus la economía humana. Para San Ivo de Kermartin, la verdadera seguridad no venía de los ahorros terrenos, sino de la confianza en la providencia divina.


 
Contexto Histórico: Francia y Bretaña en los Siglos XIII-XIV

El Marco Político y Social de San Ivo de Kermartin

La figura de San Ivo de Kermartin se desarrolla en el contexto fascinante de la Francia medieval de finales del siglo XIII e inicios del XIV, una época marcada por profundas transformaciones políticas, jurídicas y sociales que definirían el futuro de Europa.
Bretaña, la tierra natal de San Ivo de Kermartin, era entonces un ducado de cultura bretona-celta que gozaba de cierta autonomía aunque vinculado al reino de Francia. Durante la juventud de Ivo reinaba en Bretaña el duque Juan I, y en Francia gobernaban los últimos monarcas de la dinastía Capeto, en un período relativamente estable tras las cruzadas albigenses del siglo anterior.
  • Las Tensiones Entre Monarquía e Iglesia
Era una época en la que comenzaban a surgir tensiones significativas entre la monarquía francesa y la Iglesia. Un ejemplo crucial de estas fricciones fue la disputa sobre la potestad real para gravar bienes eclesiásticos: el rey Felipe IV «el Hermoso» intentó imponer impuestos al clero a finales del siglo XIII para financiar sus campañas militares, lo que provocó choques directos con el papa Bonifacio VIII y con prelados locales.
San Ivo de Kermartin vivió directamente este clima de fricción, como se evidenció en su valiente resistencia al impuesto real considerado injusto en Bretaña. Este conflicto preludiaba la crisis entre Felipe IV y la Iglesia que llevaría poco después al célebre episodio de Unam Sanctam (1302) y al controvertido traslado del Papado a Aviñón (1309).
  • El Apogeo del Derecho Común Medieval
En el aspecto jurídico, la época de San Ivo de Kermartin corresponde al apogeo del Derecho Común medieval (ius commune), basado en la síntesis extraordinaria del derecho romano redescubierto (según el Corpus Iuris Civilis de Justiniano) y el derecho canónico codificado (a partir del Decretum de Graciano y las decretales papales).
Las universidades medievales emergieron en los siglos XII y XIII como centros revolucionarios de estudio de estos dos grandes cuerpos legales. La Universidad de París se convirtió en faro intelectual en teología y derecho canónico, mientras que la Universidad de Orleans se especializó en la enseñanza del derecho civil romano después de 1219, cuando una disposición papal limitó la enseñanza del derecho romano en París.
  • La Formación de una Nueva Clase de Juristas
Bajo este sistema se estaba formando la primera generación de juristas profesionales entrenados en leyes escritas y procedimientos racionales, en contraste con la justicia feudal más consuetudinaria que había dominado Europa durante siglos. San Ivo de Kermartin mismo es producto perfecto de ese mundo universitario: un clérigo educado en ambos derechos, capaz de litigar y juzgar aplicando tanto la razón escrita de la ley como los principios de equidad y moral cristiana.
  • Los Tribunales Eclesiásticos y Su Papel Social
Los tribunales eclesiásticos en la época de San Ivo de Kermartin ocupaban un lugar destacado en la administración de justicia europea. Hacia 1300, las cortes de la Iglesia se consideraban las más avanzadas de Europa en términos procesales, aplicando normas escritas, archivos sistemáticos y procedimientos inquisitoriales que ofrecían mayor garantía jurídica que muchas cortes seculares.
En Bretaña, como en el resto de Francia, coexistían la justicia señorial feudal, la justicia real (encarnada en parlamentos como el de París) y la justicia eclesiástica. Estas últimas a menudo servían de refugio legal para los desfavorecidos, ya que la Iglesia pregonaba ideales de justicia universal y podía amortiguar los rigores del feudalismo.
  • La Percepción Social de los Abogados
Sin embargo, la percepción popular de los abogados y jueces no siempre era positiva en la época de San Ivo de Kermartin. Con frecuencia se les acusaba de venalidad, formalismo excesivo o abuso retórico. La corrupción endémica había hecho que muchos vieran a los letrados con recelo, asociándolos con pleitos interminables y costes ruinosos.
Muestra elocuente de esta situación es la cuarteta sarcástica inscrita tras la muerte de San Ivo de Kermartin en su sepulcro: «Sanctus Ivón erat Brito, advocatus et non latro, res miranda populo» («San Ivo era bretón; abogado y no ladrón: ¡una cosa asombrosa para el pueblo!»). El hecho de que sus contemporáneos tallaran este epitafio indica lo extraordinario que resultaba un abogado honrado en aquel entonces.
  • El Despertar de la Espiritualidad Laica
Desde el punto de vista social y religioso, la Europa del siglo XIII vivía un despertar extraordinario de la espiritualidad laica y de la sensibilidad hacia los pobres. Movimientos mendicantes como los franciscanos (fundados en 1209) y los dominicos (1216) habían florecido, predicando la pobreza evangélica y la caridad activa en medio de las ciudades.
Bretaña, de fuerte tradición católica celta, veneraba a sus propios santos locales y fomentaba una piedad popular muy intensa. San Ivo de Kermartin, al hacerse terciario franciscano, se inscribió en esa corriente de renovación espiritual: como sacerdote jurista franciscano practicó la pobreza personal y atendió las necesidades materiales y legales de los desheredados.
  • La Sinergia Entre Fe y Justicia
La vida de San Ivo de Kermartin evidencia el ideal medieval del hombre de Iglesia que influye positivamente en la sociedad secular: usó su erudición y cargo para servir al prójimo, uniendo la misión eclesiástica con un rol social transformador. Esto ocurría en un tiempo en que los límites entre la esfera civil y religiosa eran difusos; muchos juristas eminentes eran clérigos, y la moral cristiana impregnaba naturalmente el Derecho.

En síntesis, la época de San Ivo de Kermartin fue una era de sinergia extraordinaria entre fe y justicia, en la que voces como la suya abogaron por la equidad y la protección de los débiles en consonancia con la doctrina social de la Iglesia emergente.


 
Aportes Fundamentales al Derecho: El Legado Jurídico de San Ivo de Kermartin

 

Los Principios Revolucionarios de San Ivo de Kermartin

San Ivo de Kermartin dejó una huella perdurable en la ética jurídica y en la concepción del deber profesional del abogado que trasciende épocas y culturas. Aunque no escribió tratados teóricos conocidos, su praxis ejemplar y sus decisiones jurisprudenciales forjaron una especie de código de conducta que ha influido en la ética jurídica durante más de setecientos años.
Los testimonios de su canonización y las crónicas locales confirman que San Ivo de Kermartin insistía en que toda pretensión legal debía fundarse en «buen derecho y razón», entendiendo por raison lo que hoy llamaríamos equidad o justicia natural. Este principio guiaba toda su labor: más allá de la letra fría de la ley, debía prevalecer el espíritu de justicia y misericordia.

  • El Criterio de Conciencia en el Ejercicio del Derecho
San Ivo de Kermartin introdujo un criterio revolucionario de conciencia en el ejercicio del derecho: exigía a sus clientes jurar que buscaban una causa justa antes de defenderlos, subrayando que el abogado no debe prestar su voz a la injusticia. Este principio anticipó por siglos las modernas discusiones sobre la objeción de conciencia del abogado y la responsabilidad moral del jurista.

  • El Decálogo de San Ivo de Kermartin: Un Código Ético Revolucionario
Uno de los legados más importantes de San Ivo de Kermartin es un conjunto de preceptos conocido como el Decálogo de San Ivo, considerada una de las primeras formulaciones sistemáticas de ética profesional jurídica en Europa. Estas reglas, transmitidas por la tradición hagiográfica y aún recordadas en los colegios de abogados, resumen los deberes morales fundamentales del letrado.

  • Principio de Invocación Divina
«El abogado debe pedir ayuda a Dios en sus trabajos, pues Dios es el primer protector de la justicia.» Para San Ivo de Kermartin, la búsqueda de la justicia era también un ejercicio de fe, confiando en la guía divina al emprender cada caso.

  • Principio de Integridad
«Ningún abogado aceptará la defensa de casos injustos, porque son perniciosos a la conciencia y al decoro profesional.» Este principio reafirma la objeción de conciencia del abogado: no se debe abogar por lo que es moralmente incorrecto.

  • Principio de Justicia Económica
«El abogado no debe cargar al cliente con gastos excesivos.» San Ivo de Kermartin defendía la proporcionalidad de los honorarios y la solidaridad con el cliente, evitando lucrar en detrimento de quien busca justicia.

  • Principio de Medios Lícitos
«Ningún abogado debe utilizar, en el patrocinio de los casos que le sean confiados, medios ilícitos o injustos.» Proscribió el uso de trampas, fraudes procesales o argucias inmorales; la causa debe defenderse con honestidad absoluta.
  • Principio de Dedicación
«Debe tratar el caso de cada cliente como si fuese el suyo propio.» Aquí destaca la identificación con la parte defendida, poniéndose en su lugar para comprender realmente sus necesidades y dar el máximo esfuerzo.

  • Principio de Diligencia
«No debe evitar trabajo ni tiempo para obtener la victoria del caso que tenga encargado.» San Ivo de Kermartin inculcaba el deber de trabajar con ahínco, sin pereza ni postergaciones, hasta agotar todos los recursos en favor de la justicia del cliente.

  • Principio de Capacidad
«Ningún abogado debe aceptar más causas de las que el tiempo disponible le permite.» Esta norma aboga por la responsabilidad en la gestión de la carga de trabajo, para poder atender cada asunto con la calidad que merece.

  • Principio de Amor a la Justicia
«El abogado debe amar la justicia y la honradez tanto como las niñas de sus ojos.» Se emplea esta bella metáfora para indicar que la integridad y el amor por la verdad deben ser los bienes más preciados del jurista.

  • Principio de Responsabilidad
«La demora y la negligencia de un abogado causan perjuicio al cliente, y cuando eso acontece, debe indemnizarlo.» Con visión moderna, San Ivo de Kermartin anticipó la idea de responsabilidad civil del abogado: si por negligencia profesional se daña al cliente, hay obligación de repararlo.

  • Principio de Veracidad
«Para hacer una buena defensa, el abogado debe ser verídico, sincero y lógico.» La elocuencia jurídica no debe contradecir la verdad de los hechos; San Ivo de Kermartin exigía sinceridad y coherencia racional en los argumentos.

La Vigencia Contemporánea de Sus Principios

Estas normas deontológicas han perdurado con asombrosa vigencia. El Código Deontológico de los Colegios de Abogados de la Comunidad Europea (aprobado en 1988) recogió explícitamente algunos de estos principios clásicos formulados por San Ivo de Kermartin, como la prohibición de emplear medios ilícitos, el deber de indemnizar al cliente perjudicado por negligencia y la exigencia de veracidad y lógica en la defensa.

  • Su Comprensión Tridimensional de la Justicia
Para San Ivo de Kermartin, la justicia tenía tres dimensiones revolucionarias:

Justicia Procedimental
Seguir las reglas correctas y los procedimientos establecidos con absoluta fidelidad.

Justicia Distributiva
Dar a cada uno lo que le corresponde según sus derechos y necesidades.

Justicia Restaurativa
Sanar las relaciones rotas y fortalecer las comunidades, no solo castigar o compensar.

Esta comprensión tridimensional era revolucionaria para su época y sigue siendo extraordinariamente relevante en la justicia contemporánea.

Su Método de Discernimiento Jurídico
San Ivo de Kermartin desarrolló un método específico para tomar decisiones jurídicas complejas:

Oración Intensa
Buscaba la voluntad divina antes de tomar decisiones importantes.

Consulta con las Escrituras
Especialmente los Evangelios, buscando principios de justicia y misericordia.

Consideración de los Más Vulnerables
«¿Cómo afecta esto a los pobres?» era una pregunta central en su discernimiento.


 
Evaluación de Consecuencias a Largo Plazo

Pensaba en las generaciones futuras y el impacto social de sus decisiones.

El Proceso de Canonización: El Reconocimiento de un Santo

La Veneración Espontánea del Pueblo.

Tras su fallecimiento el 19 de mayo de 1303, San Ivo de Kermartin fue venerado espontáneamente por el pueblo de Tréguier como un santo popular. Su tumba en la catedral se convirtió inmediatamente en meta de numerosas visitas; muchos devotos acudían a rezarle atribuyendo favores y milagros a su intercesión.
Esta fuerte devoción local motivó que, con el tiempo, se solicitara formalmente su inclusión en el catálogo oficial de los santos de la Iglesia. La santidad de San Ivo de Kermartin no fue una declaración eclesiástica tardía, sino el reconocimiento de una realidad que el pueblo ya había percibido durante su vida.

El Inicio del Proceso Oficial.

El proceso oficial de canonización en la Edad Media era extraordinariamente riguroso y prolongado. Pasaron cerca de 27 años hasta que la Santa Sede inició la causa: en 1330 el papa Juan XXII nombró una comisión apostólica especial para investigar exhaustivamente la vida, virtudes y milagros de San Ivo de Kermartin.
Dicha comisión se trasladó hasta Bretaña acompañada de notarios especializados e intérpretes, ya que la mayoría de los habitantes hablaba bretón (lengua celta) y no latín, por lo que hubo que traducir meticulosamente sus testimonios para garantizar la precisión de la investigación.
  • La Investigación Exhaustiva.
El proceso recopiló una cantidad ingente de pruebas y testimonios que constituye uno de los expedientes de canonización más completos de la época medieval. Según las actas conservadas, unos 800 testigos fueron interrogados bajo juramento solemne.
De estos testigos, aproximadamente 500 declararon en una sesión pública multitudinaria en la iglesia de Tréguier, y el resto prestó testimonio individual ante los comisionados pontificios. La investigación se centraba en dos aspectos principales: la heroicidad de las virtudes de San Ivo de Kermartin y la existencia de milagros atribuibles a su intercesión tras la muerte.
  • Los Testimonios Sobre Sus Virtudes.
En cuanto a la heroicidad de las virtudes, la fama de santidad de San Ivo de Kermartin quedó sobradamente confirmada por testimonios extraordinariamente detallados. Los testigos describieron con precisión su austeridad voluntaria, su caridad sin límites y su celo inquebrantable por la justicia.
Por ejemplo, un profesor de derecho de 60 años, llamado Pedro de Léon, declaró: 
«Lo vi comer en la mesa de mi madre; nunca probaba carne, pescado ni vino, y siempre vestía ropas pobres, a pesar de que tenía buenos ingresos de sus bienes y de su cargo eclesiástico.»
  • Los Milagros Documentados
Respecto a los milagros post mortem, se documentaron en las actas aproximadamente 100 casos milagrosos presentados por los testigos con detalles extraordinarios. Uno de los milagros típicos narrados fue el siguiente:
Una mujer de Tréguier regresó a su casa después de una ausencia y descubrió que le habían robado todos sus escasos bienes. Desesperada, fue a la tumba de San Ivo de Kermartin a orar pidiendo ayuda. Mientras rezaba, escuchó la voz de Ivo desde el cielo revelándole el nombre exacto de los ladrones.
Eran tres delincuentes; gracias a esa revelación, se capturó rápidamente a dos de ellos con la propiedad robada, pero el tercero había huido lejos. Según el testimonio, «la justicia de San Ivo de Kermartin desde el cielo lo alcanzó»: el ladrón fugitivo quedó repentinamente ciego en su refugio.
Aterrado y reconociendo el castigo divino, decidió volver a Tréguier y, arrepentido, devolvió todo lo robado a la mujer. En ese momento ocurrió un segundo milagro, pues el ladrón recobró la vista inmediatamente tras reparar su falta. Este suceso fue corroborado por el propio ladrón convertido, quien declaró como el testigo número 131 del proceso.
  • La Canonización Oficial
Con el abundante material recopilado, el camino quedó allanado para la sentencia pontificia favorable. Finalmente, el Papa Clemente VI promulgó la canonización de San Ivo de Kermartin en Aviñón, mediante bula fechada el 19 de mayo de 1347, coincidiendo simbólicamente con el 44º aniversario de su muerte.
De ese modo, San Ivo de Kermartin fue oficialmente inscrito como santo en el Martirologio Romano y autorizado el culto público en su honor. La fecha de su festividad, el 19 de mayo, ya era celebrada localmente y la Iglesia la confirmó como su fiesta litúrgica universal.
  • El Reconocimiento de Su Patronazgo
En el decreto de canonización se reconocieron oficialmente sus virtudes de justicia, caridad y pureza de vida, presentándolo como modelo ejemplar para juristas y clérigos. La Iglesia lo reconoció formalmente como patrono de los abogados, jueces, notarios y otros profesionales del derecho, debido a su ejemplaridad extraordinaria en ese campo.



 
Análisis de la Personalidad y Filosofía de San Ivo de Kermartin

Los Pilares Fundamentales de Su Mentalidad

  • El Pensamiento Integral Revolucionario
San Ivo de Kermartin no separaba su fe de su profesión, ni su vida privada de su servicio público. Para él, todo era parte de un mismo llamado fundamental a servir a Dios a través del servicio integral al prójimo. Esta visión holística de la vida era revolucionaria en su época y sigue siendo extraordinariamente relevante hoy.
Su genialidad consistió en lograr una síntesis perfecta entre la excelencia técnica y la santidad personal, demostrando que ambas no solo son compatibles, sino que se potencian mutuamente cuando se viven con autenticidad.

  • La Preferencia Sistemática por la Reconciliación
Su método preferido de resolver conflictos no era ganar pleitos, sino reconciliar a las partes enfrentadas. San Ivo de Kermartin creía firmemente que la verdadera justicia no solo resuelve problemas, sino que restaura las relaciones rotas y fortalece el tejido social.
Esta preferencia por la reconciliación no era debilidad o compromiso fácil, sino la expresión de su comprensión profunda de que la justicia verdadera debe construir puentes, no muros.

  • La Austeridad Como Libertad Interior
Su vida fue un negarse continuo por medio de ayunos y mortificaciones, porque entendía que solo así se logra que Dios ocupe el primado en nuestras vidas. San Ivo de Kermartin había descubierto que la austeridad no es privación, sino liberación: liberación de las ataduras que impiden servir con generosidad total.
Su austeridad no era masoquismo ni desprecio del cuerpo, sino disciplina espiritual que le permitía mantener la libertad interior necesaria para servir sin compromisos a la justicia.
  • La Generosidad Radical Como Estilo de Vida
Su generosidad no era ocasional sino sistemática y radical. San Ivo de Kermartin había convertido el dar en un estilo de vida completo, no solo en actos esporádicos de bondad. Esta generosidad abarcaba no solo bienes materiales, sino tiempo, talento, conocimientos y presencia personal.
  • Su Comprensión Única y Revolucionaria de la Justicia
Para San Ivo de Kermartin, la justicia tenía múltiples dimensiones que debían integrarse armoniosamente:
  • Justicia Procedimental
Seguir las reglas correctas y los procedimientos establecidos con absoluta fidelidad, porque el respeto a las formas justas protege a todos.
  • Justicia Distributiva
Dar a cada uno lo que le corresponde según sus derechos y necesidades, con especial atención a los más vulnerables.
  • Justicia Restaurativa
Sanar las relaciones rotas y fortalecer las comunidades, buscando siempre la reconciliación auténtica.
Esta comprensión tridimensional era revolucionaria para su época y anticipa muchas de las mejores intuiciones de la justicia contemporánea.
  • Su Método Único de Discernimiento Jurídico
Antes de tomar decisiones importantes, San Ivo de Kermartin seguía un proceso específico y riguroso:
  • Oración Intensa y Prolongada
Buscaba la voluntad divina antes de tomar decisiones importantes, entendiendo que la justicia humana debe reflejar la justicia divina.
  • Consulta Profunda con las Escrituras
Especialmente los Evangelios, buscando principios de justicia y misericordia que iluminaran cada caso concreto.
  • Consideración Prioritaria de los Más Vulnerables
«¿Cómo afecta esto a los pobres?» era una pregunta central en su discernimiento, porque creía que la justicia se mide por cómo trata a los más débiles.
  • Evaluación Cuidadosa de las Consecuencias a Largo Plazo
Pensaba en las generaciones futuras y el impacto social de sus decisiones, porque entendía que la justicia verdadera construye el futuro.

  • Su Visión Revolucionaria del Éxito Profesional
Para San Ivo de Kermartin, el éxito profesional no se medía por los honorarios cobrados, los casos ganados o el prestigio social alcanzado, sino por:

  • El Impacto en las Vidas de los Más Vulnerables
Consideraba que el verdadero éxito consistía en cuánto había mejorado la vida de los pobres y marginados.

  • La Reconciliación Lograda
Valoraba más reconciliar enemigos que ganar pleitos, porque entendía que la paz construida es más valiosa que la victoria obtenida.
  • La Integridad Mantenida
Prefería perder oportunidades que comprometer sus principios, porque sabía que la integridad perdida es imposible de recuperar.

  • El Servicio Prestado
Medía su éxito por cuánto había servido, no por cuánto había recibido, invirtiendo completamente los criterios mundanos de evaluación.
  • Su Filosofía del Dinero y los Bienes Materiales
San Ivo de Kermartin desarrolló una filosofía única sobre los bienes materiales que anticipó muchas intuiciones de la doctrina social cristiana:

  • Los Bienes Como Instrumentos de Servicio
No veía el dinero como fin en sí mismo, sino como instrumento para servir a los necesitados y construir justicia.
  • La Confianza en la Providencia Divina
Su famosa respuesta sobre no ahorrar («¿Y quién me asegura que voy a llegar a ser viejo?») revela su confianza total en que Dios proveerá lo necesario.

  • La Preferencia por la Economía del Don
Creía en la «economía divina» donde dar genera abundancia, invirtiendo la lógica de la acumulación egoísta.

  • Su Comprensión Profunda de la Dignidad Humana
San Ivo de Kermartin trataba a cada persona con una dignidad que trascendía las diferencias sociales:

    • Dignidad Universal
Veía en cada cliente, sin importar su condición social, la imagen de Dios que merecía respeto absoluto.

    • Preferencia por los Pobres
Sin negar la dignidad de los ricos, daba prioridad a los pobres porque su vulnerabilidad los hacía más necesitados de protección.

    • Servicio Personalizado
Trataba cada caso como único e irrepetible, dedicando el tiempo y esfuerzo necesarios sin importar la capacidad de pago del cliente.
 

 
El Legado Viviente: La Influencia Contemporánea de San Ivo de Kermartin

San Ivo de Kermartin Como Santo Patrono Universal de los Juristas.

La influencia de San Ivo de Kermartin se ha extendido a lo largo de más de setecientos años en los ámbitos legal, religioso y cultural, consolidándose como el Santo Patrono de los Abogados y Juristas a nivel mundial. Su figura se convirtió en símbolo universal de la justicia honesta y al servicio del débil, por lo que innumerables colegios de abogados, facultades de derecho y asociaciones jurídicas en todo el mundo lo han adoptado como patrono o inspirador.
Cada año, el 19 de mayo (día de su festividad), se celebran misas y actos conmemorativos en cortes y gremios de abogados en diversos países, particularmente en regiones de tradición católica. En España y América Latina es habitual que en esa fecha los juristas recuerden a San Ivo de Kermartin en ceremonias religiosas especiales, pidiendo su intercesión para ejercer su profesión con rectitud y servicio.
  • El Reconocimiento Magisterial de la Iglesia
El reconocimiento eclesiástico de San Ivo de Kermartin llega al punto de que la oración católica oficial lo incluye como «patrono de jueces, abogados y notarios», junto a otros santos relacionados con el mundo jurídico. Incluso en ámbitos civiles laicos, su nombre es sinónimo de integridad: en francés existe el refrán «Saint Yves fait la note» para aludir a alguien justo en cuentas.
En el año 2003, con ocasión del 700º aniversario de su muerte, el Papa Juan Pablo II envió un mensaje especial a la diócesis de Saint-Brieuc y Tréguier en el que alabó la figura excepcional de San Ivo de Kermartin. El Papa señaló que «dedicó toda su vida a servir a Cristo en el servicio a los pobres, como magistrado, abogado y sacerdote», y recalcó que «defendió los principios de justicia y equidad, cuidando de garantizar los derechos fundamentales de la persona y el respeto de su dignidad transcendente».
  • La Tradición Peregrina en Bretaña
En Bretaña, la tierra que lo vio nacer, San Ivo de Kermartin es un santo insigne y extraordinariamente popular. Además de ser uno de los patronos de la provincia, se desarrolló una fuerte tradición de peregrinaciones en torno a su figura que continúa hasta nuestros días.
Destaca la Gran Peregrinación de Tréguier, también llamada Pardón de Sant Yves, que se celebra anualmente el domingo más cercano al 19 de mayo. En esta festividad extraordinaria, cientos de personas —incluyendo muchos abogados vestidos con sus togas profesionales— caminan en procesión solemne por las calles de Tréguier portando las reliquias del santo, en un colorido acto de fe y corporativismo jurídico único en el mundo.
Una reliquia prominente es la calavera de San Ivo de Kermartin, resguardada en un relicario dorado, que se exhibe ese día a los fieles. Dignatarios eclesiásticos y civiles participan juntos, recordando la unión de justicia y caridad que él representa de manera tan extraordinaria.

  • Los Lugares Sagrados de San Ivo de Kermartin

En la aldea de Minihy-Tréguier (antiguo Kermartin), donde San Ivo de Kermartin nació y pasó sus últimos años, se erigió una iglesia sobre el terreno de su casa de campo familiar. En el presbiterio de esa iglesia se conserva una tela pintada con el texto del testamento en latín de San Ivo de Kermartin, así como un antiguo manuscrito del siglo XIII conocido como el Breviario de San Ivo.
En el cementerio adyacente se encuentra un monumento conmemorativo considerado la «Tumba de San Ivo»: un arco de piedra bajo el cual los peregrinos pasan de rodillas, en señal de devoción y búsqueda de la intercesión del santo. Abogados de todo el mundo han visitado este lugar a lo largo de los años, dejando ofrendas y placas en agradecimiento por favores recibidos.
  • El Legado Arquitectónico Universal
El legado arquitectónico y artístico de San Ivo de Kermartin es notable y se extiende por todo el mundo católico. En Roma, la capital de la cristiandad, se le dedicó en el siglo XVII la iglesia de Sant’Ivo alla Sapienza, que sirvió como capilla de la antigua Universidad de la Sapienza (la universidad de Roma).
El afamado arquitecto Francesco Borromini diseñó en su honor una cúpula espiralada única, símbolo de la sabiduría divina, haciendo de Sant’Ivo alla Sapienza una joya arquitectónica del barroco romano. Esta iglesia universitaria —cuyo nombre significa «San Ivo de la Sabiduría»— testifica cómo los ambientes académicos adoptaron a San Ivo de Kermartin como protector de estudiantes y profesores de Derecho.
  • Las Representaciones Artísticas
En retratos y estatuas, se ha representado tradicionalmente a San Ivo de Kermartin con los atributos iconográficos propios de su vocación: vestido con ropas de magistrado o de sacerdote, sostiene en una mano una bolsa de monedas (alusión a los fondos que distribuía a los pobres) y en la otra un rollo de pergamino (símbolo de la ley).
En otras imágenes aparece flanqueado por un rico y un pobre, ilustrando su rol único de mediador justo entre poderosos y humildes. Estas representaciones artísticas se hallan en vitrales, pinturas y esculturas por toda Europa; por ejemplo, en la catedral de Tréguier hay un conocido vitral de San Ivo de Kermartin impartiendo justicia.

La Influencia en la Ética Profesional Contemporánea.

En el ámbito legal contemporáneo, la influencia de San Ivo de Kermartin se percibe claramente en la ética profesional y en la reivindicación del derecho con rostro humano. A lo largo de la historia, diversos juristas ilustres han invocado su ejemplo como modelo de integridad profesional.
El Código Deontológico de los Colegios de Abogados de la Comunidad Europea (aprobado en 1988) recogió explícitamente algunos de los principios clásicos formulados por San Ivo de Kermartin, demostrando cómo los valores que él encarnó en el siglo XIII han sido reconocidos como pilares éticos fundamentales incluso en la abogacía contemporánea.
  • Las Instituciones Que Llevan Su Nombre
Numerosas instituciones jurídicas en todo el mundo llevan el nombre de San Ivo de Kermartin:

    • Cofradías de Abogados
En Amberes, Gante y Malinas existen cofradías históricas cuya finalidad principal es prestar asistencia jurídica gratuita a los indigentes, siguiendo el ejemplo del santo.
    • Patronazgo Institucional
Es patrono del Escalafón Justicia de la Gendarmería Nacional Argentina, entre otras instituciones de justicia en América Latina.

    • Peregrinaciones Internacionales
En el siglo actual, abogados franceses, ingleses, belgas, luxemburgueses, norteamericanos y de muchas otras nacionalidades han peregrinado «a San Ivo», llevándole ofrendas y mezclando en la romería de su fiesta las severas togas profesionales con las cofias blancas de las aldeanas bretonas.

La Relevancia en la Crisis Contemporánea de la Profesión Legal.

En una época donde la profesión legal enfrenta crisis de confianza y cuestionamientos éticos generalizados, la figura de San Ivo de Kermartin ofrece no solo inspiración, sino un modelo concreto y práctico de excelencia profesional integrada con integridad moral.
Su legado cuestiona las prioridades de la profesión legal moderna y ofrece una alternativa radical: la práctica del derecho como vocación de servicio, donde el éxito se mide por el impacto en las vidas de los más vulnerables.

Su Mensaje Profético Para el Siglo XXI

San Ivo de Kermartin representa un modelo de cómo cualquier profesión puede ser ejercida como vocación de servicio auténtico. Su vida demuestra verdades que trascienden épocas:
  • La Excelencia Técnica y la Integridad Moral Se Refuerzan Mutuamente
  • No hay contradicción entre ser competente profesionalmente y santo personalmente.
  • El Éxito Verdadero Se Mide Por el Impacto en las Vidas de los Más Vulnerables
  • Los criterios mundanos de éxito quedan relativizados ante el imperativo del servicio.
  • La Austeridad Personal Puede Generar Abundancia Para Otros
  • La renuncia voluntaria libera recursos para el servicio.
  • La Reconciliación Es Más Poderosa Que la Victoria
  • Construir puentes es más valioso que ganar batallas.


 
Sus Últimos Días y Muerte Ejemplar: El Final de una Vida Extraordinaria

El Declive Final: Mayo de 1303.

A principios de mayo de 1303, San Ivo de Kermartin comenzó a sentirse extraordinariamente débil después de décadas de austeridades voluntarias y trabajo incansable al servicio de la justicia. Sin embargo, incluso en estas condiciones físicas precarias, no dejó de dedicar largos ratos a la oración profunda, a la meditación contemplativa y a ayudar a pacificar a cuantos estuvieran peleados o envueltos en discusiones y pleitos.
Su compromiso con la reconciliación y la justicia era tan profundo que ni la enfermedad pudo apartarlo de su misión fundamental. Hasta sus últimos días, las personas seguían llegando a él buscando su mediación en conflictos, y San Ivo de Kermartin continuaba recibiendo a todos con la misma dedicación y amor que había caracterizado toda su vida.

El Último Día: 19 de Mayo de 1303.

El 19 de mayo de 1303, San Ivo de Kermartin estaba tan débil que no podía mantenerse de pie y necesitaba que lo sostuvieran físicamente. Sin embargo, con una determinación que asombró a todos los presentes, insistió en celebrar la Santa Misa, considerando que su deber sacerdotal era más importante que su bienestar personal.
Después de la Misa, que celebró con gran devoción a pesar de su estado, se recostó y pidió que le administraran la Unción de los enfermos. Con serenidad total y rodeado de la oración de sus fieles, San Ivo de Kermartin murió plácidamente, como quien duerme en la tierra para despertar en el cielo.
Su muerte fue completamente coherente con su vida: hasta el último momento, priorizó el servicio a otros por encima de su propio bienestar, demostrando que su entrega no era pose externa sino convicción profunda que lo acompañó hasta el final.

El Impacto Inmediato de Su Muerte

La noticia de la muerte de San Ivo de Kermartin conmovió profundamente no solo al pueblo de Tréguier y alrededores, sino a toda Bretaña y las regiones vecinas. Ya en vida era venerado por su santidad y sentido excepcional de justicia, por lo que su fallecimiento fue vivido como la partida de un verdadero padre y protector.
Inmediatamente después de su muerte, comenzaron a reportarse favores y curaciones atribuidos a su intercesión, y su tumba en la catedral de Tréguier se convirtió en lugar de peregrinación espontánea. El pueblo, con esa intuición especial que tiene para reconocer la santidad auténtica, comenzó a venerarlo como santo antes de cualquier declaración oficial.


 
Reflexiones Finales: ¿Qué Nos Enseña San Ivo de Kermartin Hoy?

Lecciones Fundamentales Para la Práctica Legal Contemporánea.

  • La Ética No Es Opcional
El ejemplo de San Ivo de Kermartin muestra de manera incontrovertible que la integridad profesional no es simplemente deseable, sino absolutamente esencial para una práctica legal verdaderamente significativa. En una época donde los escándalos éticos manchan la reputación de la profesión jurídica, su figura recuerda que la honestidad y la integridad son los cimientos sobre los cuales debe construirse toda carrera legal auténtica.

  • El Servicio a los Pobres Como Prioridad Fundamental
Su dedicación total e inquebrantable a los menos afortunados cuestiona radicalmente las prioridades de la profesión legal moderna. San Ivo de Kermartin demuestra que el verdadero prestigio profesional no viene de servir a los poderosos, sino de defender a los vulnerables.
  • La Mediación Como Arte Superior al Litigio
Su preferencia sistemática por la reconciliación sobre el litigio anticipa y valida las tendencias modernas en resolución alternativa de conflictos. San Ivo de Kermartin entendió que el objetivo final del derecho no debe ser ganar casos, sino construir una sociedad más justa y pacífica.
  • La Integración Auténtica de Fe y Profesión
Muestra de manera luminosa que es posible ser profundamente religioso y profesionalmente excelente sin contradicción alguna. Para San Ivo de Kermartin, la fe no era un obstáculo para la competencia profesional, sino la fuente de su excelencia.
  • Su Relevancia Que Trasciende el Derecho
San Ivo de Kermartin representa un modelo universal de cómo cualquier profesión puede ser ejercida como vocación auténtica de servicio. Su vida demuestra principios que van más allá de la práctica jurídica:
  • La Unidad Fundamental de la Vida
No existe separación real entre lo sagrado y lo secular cuando se vive con autenticidad y propósito. Toda actividad humana puede convertirse en ocasión de servicio y santificación.
  • La Preferencia Moral por los Pobres
Los más vulnerables tienen prioridad moral no por sentimentalismo, sino porque su situación de necesidad los hace más dignos de atención y protección.
  • La Justicia Como Restauración Integral
El objetivo final no debe ser castigar errores, sino sanar heridas y restaurar relaciones rotas.
  • La Generosidad Como Camino a la Plenitud
Dar de manera radical no empobrece, sino que enriquece de maneras que trascienden lo material.

El Pensamiento de San Ivo de Kermartin Como Sistema Filosófico Coherente.

Su forma de pensar y vivir puede resumirse en tres principios fundamentales que forman un sistema filosófico coherente y revolucionario:
  • La Unidad Integral de la Vida
Para San Ivo de Kermartin no había separación entre trabajo y oración, entre competencia profesional e integridad personal, entre éxito terrenal y salvación eterna. Todo formaba parte de una única vocación al servicio de Dios y del prójimo.
  • La Preferencia Sistemática por los Pobres
Esta preferencia no era sentimentalismo ni política social, sino convicción teológica profunda: Dios mismo tiene preferencia por los pobres, y quienes desean servir a Dios deben compartir esa preferencia.

  • La Justicia Como Restauración Comunitaria
La verdadera justicia no se limita a aplicar castigos o otorgar compensaciones, sino que busca sanar las heridas de la comunidad y restaurar las relaciones rotas por el conflicto.
  • Su Mensaje Profético Para Nuestro Tiempo
En una época caracterizada por la fragmentación, el individualismo y la crisis de valores, San Ivo de Kermartin ofrece un mensaje profético extraordinariamente relevante:
  • La Posibilidad de la Integración Auténtica
Demuestra que es posible vivir de manera integrada, donde todas las dimensiones de la existencia humana se armonizan en torno a un propósito trascendente.
  • La Urgencia de la Justicia Social
Su ejemplo recuerda que ninguna sociedad puede considerarse verdaderamente justa mientras existan personas privadas de sus derechos fundamentales por falta de recursos para defenderlos.

  • La Primacía del Servicio Sobre el Éxito
Invierte completamente los criterios mundanos de evaluación, mostrando que el verdadero éxito se mide por el servicio prestado, no por los beneficios obtenidos.

  • La Esperanza de la Transformación Social
Su vida demuestra que una persona comprometida con la justicia puede transformar no solo vidas individuales, sino estructuras sociales enteras.


 
Epílogo: El Hombre Que Transformó Una Profesión.


San Ivo de Kermartin no fue simplemente un buen abogado que también era santo, sino un visionario revolucionario que redefinió completamente lo que significa ejercer el derecho. Su vida demuestra de manera luminosa que la práctica legal puede ser un auténtico ministerio de justicia y misericordia, donde cada caso es una oportunidad sagrada de servir a la justicia y cada cliente es una persona digna del máximo respeto y dedicación.
En una época donde la profesión legal enfrenta crisis profundas de confianza y cuestionamientos éticos generalizados, la figura de San Ivo de Kermartin ofrece no solo inspiración espiritual, sino un modelo concreto y práctico de excelencia profesional integrada con integridad moral absoluta.
Su legado trasciende denominaciones religiosas y fronteras nacionales porque toca algo fundamental en la experiencia humana universal: el anhelo profundo de justicia verdadera y la posibilidad real de que nuestro trabajo diario sea una expresión auténtica de nuestros valores más profundos.
San Ivo de Kermartin nos recuerda verdades eternas: que cada caso legal es una oportunidad de servir a la justicia, que cada cliente es una persona digna de respeto absoluto, y que cada decisión profesional es una ocasión privilegiada de construir un mundo más justo y misericordioso.
En definitiva, Ivo Hélory de Kermartin no solo fue el primer y único santo patrón de los abogados; fue el arquitecto visionario de una concepción de la práctica legal que sigue siendo profundamente revolucionaria setecientos años después de su muerte. Su ejemplo continúa iluminando el camino para todos aquellos juristas que desean ejercer su profesión como una auténtica vocación de servicio a la justicia y al bien común.
San Ivo de Kermartin permanece como un faro luminoso que señala la posibilidad de una práctica jurídica que sea, simultáneamente, técnicamente excelente y moralmente irreprochable, profesionalmente exitosa y espiritualmente fecunda, socialmente transformadora y personalmente santificante. Su vida y legado constituyen una invitación permanente a elevar la práctica del derecho a las alturas de la santidad y el servicio auténtico



ORACIÓN A SAN IVO

 

Glorioso San Ivo, tú has sido abogado de los pobres,
defensor de los que injustamente fueron acusados,
tú que fuiste bueno con los huérfanos,
y la providencia de todos los necesitados.
Te pedimos que escuches nuestras súplicas:
ayúdanos a amar la justicia como tú la amaste,
que sepamos defender nuestros derechos,
sin hacerle mal a nadie y buscando ante todo
 la reconciliación y la paz.

Danos un corazón humilde y desinteresado,
capaz de compadecerse de la miseria de los demás,
danos un espíritu lleno de amor hacia nuestro prójimo
y que seamos capaces de compartir nuestros bienes
tanto materiales como espirituales con los que están
 más necesitados.


Ayúdanos a solucionar los problemas que 
tanto nos angustian y preocupan,
intercede por nosotros para obtener la gracia 
para remediar lo que hoy nos aflige e inquieta.

(Hacer la petición)

San Ivo Ruega por nosotros!


Amén.
REFLEXIONES:

 Máximas de San Ivo. Patrono de los abogados. Sus vecinos le compusieron un epitafio que dice: “Era abogado y no era ladrón. Santo Dios ¡qué admiración! Destacado

1. “No aceptar nunca causas injustas, dado que son peligrosas para la conciencia y la dignidad propias”. 
2. “No defender causa alguna con medios ilícitos”. 
3. “No cargar sobre el cliente expensas inútiles; de lo contrario, deberás reembolsarle”. 
4. ”Defiende la causa de tu cliente con el mismo calor que si lo fuera tuya propia”. 
5. “Estudia concienzudamente las piezas de los autos con el fin de sacarles los argumentos útiles a la defensa de la causa”. 
6. “El retraso o la negligencia pueden comprometer los intereses del cliente; de ahí, que debe éste ser indemnizado de los perjuicios resultantes, si no se quiere contravenir la justicia”. 
7. “Ha de implorar el abogado la ayuda divina para defender las causas porque Dios es el primer amparo de la Justicia”. 
8. “No es digno de elogio el abogado que se empeña en la defensa de causas superiores a su talento, a sus fuerzas y al tiempo de que dispone, a fin de aparejarse para defenderlas concienzudamente”. 
9. “Ha de tener siempre muy presentes el abogado la justicia y la honradez y guardarlas como la pupila de los ojos”. 
10. “El abogado que por su propio descuido pierde la causa, queda en deuda con su cliente y debe resarcirle todos los daños que le ha ocasionado”. 
11. “En su informe debe el abogado ser veraz, sincero, respetuoso y razonador”. 
12. “Por último, las virtudes propias de un abogado han de ser la competencia, el estudio, la verdad, la fidelidad y la justicia”.


Tiempo 

 
Un valioso manuscrito medieval de la abadía del Mont Saint-Michel regresa a la ciudad que lo custodiaba.


 

La abadía del Monte Saint-Michel (en francés abbaye du Mont-Saint-Michel) es una antigua abadía benedictina francesa que se encuentra en la parte más alta del Monte Saint-Michel, en el departamento de La Mancha, de la región de Normandía.
La abadía está clasificada como monumento histórico desde el año 1862 y desde 1979 el sitio figura en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco como parte del Monte Saint-Michel y su bahía. Está administrada por el Centre des monuments nationaux.

El culto a San Miguel

"Príncipe de las huestes celestiales", el arcángel San Miguel, cuyo nombre significa "Que es como Dios", es el primero de los arcángeles.
En el Apocalipsis de San Juan, es él quien arroja al abismo a Satán y a sus ángeles rebeldes. Protector del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, se ha convertido en el defensor de la Iglesia y de Francia. Pero a los ojos de las personas preocupadas por su salvación en el más allá, el Arcángel es un protector ideal porque es el preboste del Paraíso y el que pesa las almas el día del Juicio Final. La abundante iconografía de San Miguel ilustra este doble papel. Como pesador de almas, se le representa a las puertas del Cielo, balanza en mano, separando a los elegidos de los condenados.

Guerrero, vence al Diablo en forma de dragón a medio camino entre el hombre y la bestia. Hasta el siglo XIV, el Arcángel, de mirada distante, se representaba vestido con un alba, armado con una lanza y un escudo. En el siglo XV, San Miguel, cuyo famoso santuario resistió los embates de los ingleses durante la Guerra de los Cien Años, aparece vestido con el atuendo militar de un caballero. Empuña una espada con la mano derecha y con la izquierda sujeta el escudo que le protege de los ataques de la Bestia, que lucha bajo sus pies. 
A menudo se representa al Arcángel como un joven imberbe, imagen de la perfección y la juventud. Durante el Renacimiento y el Clasicismo (siglos XVII-XVIII), se le representaba en "estilo antiguo", vestido con traje militar romano.
Originario de Oriente, el culto a San Miguel se extendió a Bizancio y después a Italia, donde en 590 el Papa Gregorio Magno le consagró el Castillo de Sant'Angelo de Roma tras una visión. Pero el santuario italiano más importante, el Monte Gargano, se encuentra en el sur de la península (Apulia). Este lugar de culto, consagrado el 8 de mayo de 492, inspiró un gran número de santuarios, entre ellos el propio Mont-Saint-Michel.
Como el Monte de Miguel en Cornualles, la Sacra di San Michele en Piamonte o la capilla de Saint-Michel d'Aiguilhe en Le Puy-en-Velay, los lugares dedicados al Arcángel se encuentran en emplazamientos elevados, a medio camino entre el cielo y la tierra. Pero fue con el santuario normando, construido en los confines de Occidente, cuando el culto a San Miguel experimentó su desarrollo más extraordinario.

Mont-Saint-Michel de Merian.

Cuenta la leyenda que el arcángel San Miguel se apareció tres veces en sueños a Aubert, obispo de Avranches, pidiéndole que construyera una iglesia en su honor en la cima del Monte Tombe. Construida según el modelo del santuario italiano del Monte Gargano (siglo V), esta primera iglesia fue consagrada por el obispo el 16 de octubre de 709 y atendida por doce sacerdotes; pronto atrajo a gran número de peregrinos. En 966, Ricardo I, duque de Normandía, sustituyó a estos sacerdotes por monjes benedictinos de la abadía de Saint-Wandrille, cerca de Ruán.
Visitada por reyes y muchedumbres de toda Europa, la abadía gozó de gran renombre en la Edad Media, y la enorme cantidad de obras de construcción realizadas entre los siglos XI y XV atestigua su prosperidad. También fue asolada en varias ocasiones por el fuego del cielo y la furia de los hombres. Asediado en vano por los ingleses durante casi treinta años, el Mont-Saint-Michel, defendido por ciento diecinueve caballeros, fue considerado el símbolo heroico de la resistencia nacional durante la Guerra de los Cien Años.
Pero a partir de mediados del siglo XVI, el Monte pierde su importancia militar y religiosa. A pesar de su reforma en 1622 por la Congregación de Saint-Maur, la abadía ya sólo albergaba a un puñado de monjes y a algunos prisioneros encerrados en la "bastille des mers" bajo carta de naturaleza. 
En 1790, la Revolución expulsó a los monjes y convirtió el "Monte Libre" en una prisión para sacerdotes refractarios. Prisión del Estado hasta 1863, la abadía saqueada albergó a varios centenares de presos en condiciones espantosas. Declarada monumento histórico en 1874, la abadía fue finalmente restaurada. Alumnos de Viollet-Le-Duc, los arquitectos Corroyer, Petitgrand y Gout se sucedieron al frente de este vasto proyecto, completando la silueta del Monte en 1897 con una bella aguja neogótica coronada por la estatua del Arcángel del escultor Frémiet. 
Conectado a la costa por un dique en 1878, el pueblo conoció un renacimiento espectacular con el desarrollo del turismo, y un renacimiento espiritual con las celebraciones del milenio monástico en 1966 y la instalación de una pequeña comunidad religiosa en la abadía en 1969.


Biblioteca de Avranches, que custodia el manuscrito.


Aubert d'Avranches fue obispo de Avranches en el siglo VIII, y se le atribuye la fundación del oratorio (hoy abadía) del Monte Saint-Michel.

Vivió en Francia durante el reinado de Childeberto III (695-711) y murió aproximadamente entre 720 y 725. Según la leyenda, en 708 tuvo hasta tres visiones en las que el Arcángel Miguel se le aparecía en sueños y le daba instrucciones para construir un oratorio en una isla rocosa en la desembocadura del río Couesnon, en la unión de las costas de Normandía y Bretaña, llamada entonces Mont Tombe (Monte Tumba). Era un islote cubierto de zarzas y matorral en el que sobrevivían algunos ermitaños rodeados de fauna salvaje.
La leyenda dice que Aubert ignoró las dos primeras visiones, hasta que la tercera vez el arcángel presionó con su dedo la frente de Aubert dejándole una marca y que, al despertar, vio en su frente la marca de una cruz, lo que le convenció de la autenticidad de su visión. El santuario debía ser, según la descripción del arcángel, una réplica del santuario de Monte Gargano, en Italia (del siglo V), de forma circular.
Tras ello puso manos a la obra y eligió un lugar en el islote donde había una fuente y un altarcillo pagano, que fue arrancado. La construcción se hizo con rocas toscamente apiladas. Aubert envió algunos monjes al santuario de Monte Gargano, consagrado a San Miguel, en busca de algunas reliquias con las que santificar el lugar. La consagración del oratorio tuvo lugar el 16 de octubre de 709, terminándose la construcción al año siguiente y quedando instalado allí un capítulo de doce canónigos. Se cambió el nombre de Mont Tombe por el de Mont-Saint-Michel-au-péril-de-la-Mer.
Los restos del oratorio ha sido encontrados en la capilla de Notre-Dame-Sous-Terre, bajo la nave de la abadía actual. Se nos presenta como una capilla-relicario que alberga la tumba del fundador, Aubert y las reliquias traídas desde Monte Gargano.
La reliquia del cráneo de Aubert con un orificio donde se supone que el arcángel metió en él su dedo, puede verse en la Iglesia de Saint-Gervais-et-Saint-Protais en Avranches. Desde fechas recientes se especula con que se trate de un cráneo prehistórico que presente evidencias de trepanación.
Aubert d'Avranches es considerado como santo en la Iglesia católica. Su festividad se celebra el 10 de septiembre. Según la tradición, está enterrado bajo la abadía.

Mont Saint-Michel : el renacimiento virtual de la biblioteca.

La biblioteca patrimonial de Avranches ha lanzado el proyecto inédito de una biblioteca virtual, el cual consiste en la digitalización de todos los manuscritos de la abadía de Mont Saint-Michel. La idea detrás de este proyecto es revivir las riquezas de una biblioteca benedictina que ya no existe el día de hoy.
Los hijos de San Benito se establecieron por primera vez en Mont-Saint-Michel en el año 966, cuando el duque de Normandía, Ricardo I, tomó la decisión de mandar llamar monjes de la abadía de Saint-Wandrille para reemplazar a los pocos canónigos que ya no estaban cumpliendo con la función de acoger a los peregrinos, que les había sido confiada. 
Por consiguiente, el siglo X puede considerarse como el siglo de la resurrección de Mont Saint-Michel-au-Péril-de-la-Mer (en el peligro del mar), un nombre que recibió debido a las arenas movedizas que lo rodean. Fue en ese momento que la biblioteca de la abadía se creó.

En 1662, después de muchos siglos de declive, nueve monjes de la Congregación de Saint-Maur reemplazaron a los primeros benedictinos. Estos religiosos eruditos contribuyeron con la colección de la abadía. Abieron una escuela donde daban clases a varios estudiantes.
La Revolución Francesa significó la ruina de la abadía. En 1790, los monjes fueron expulsados, y dos años después todos los bienes fueron vendidos y el Monte se convirtió en una prisión donde se encerró a trescientos sacerdotes. En 1799, los sacerdotes fueron reemplazados por prisioneros comunes.
A partir de ese momento, la mayoría de los manuscritos fueron recopilados en Avranches. Sin embargo, algunos de ellos fueron robados. Muchos de los manuscritos que sobrevivieron al tormento revolucionario fueron diseminados por todo el mundo. Actualmente se encuentran en Nueva York, en el Vaticano, en Londres, Figeac, Burdeos, Maredsous, Berlín, e incluso en San Petersburgo.

Desde el 2004 se han llevado a cabo tres series de digitalización. En la primera se escanearon alrededor de cincuenta manuscritos. La idea de una biblioteca virtual en Mont Saint-Michel se originó durante la segunda serie de digitalizaciones. La tercera campaña comenzó en el 2016 y terminó este año.
Es así que con 205 manuscritos puestos en línea, de un total de 250, ha iniciado la biblioteca virtual, dando acceso a una biblioteca benedictina de 1,000 años de antigüedad.


Impactante retorno del patrimonio cultural: recuperan un precioso  manuscrito medieval desaparecido durante la Revolución Francesa.


Imagen del manuscrito encontrado tras dos siglos y que puede verse en d’Avranches.


Un hallazgo extraordinario ha devuelto a la localidad normanda de Avranches una parte olvidada de su historia. Tras más de dos siglos de ausencia, un valioso manuscrito medieval procedente del Mont Saint-Michel ha regresado a la región de la que fue arrebatado durante la Revolución Francesa. Se trata de una pieza excepcional tanto por su contenido como por su procedencia. Su recuperación supone un hito en la restitución del patrimonio documental perdido.

Un regreso inesperado tras más de dos siglos de ausencia.

La historia de la desaparición de este manuscrito comienza a finales del siglo XVIII, cuando, en el contexto revolucionario, se expropió y dispersó la biblioteca del monasterio del Mont-Saint-Michel. Muchos de sus volúmenes desaparecieron sin dejar rastro, en medio del caos de las confiscaciones y ventas.
Este manuscrito en concreto se dio por perdido durante más de 200 años, hasta que, en 2018, apareció de forma inesperada en el catálogo de una casa de subastas de Alençon. Un estudioso advirtió en la pieza ofertada ciertas características que apuntaban a un origen monástico. La caligrafía, los elementos decorativos, el contenido y sobre todo, una prosa litúrgica dedicada a san Aubert, obispo de Avranches y figura fundacional del Mont-Saint-Michel, dieron la voz de alarma.
Tras una investigación minuciosa y la consulta de inventarios históricos, se confirmó que el manuscrito había pertenecido a la biblioteca del Mont saint-Michel. En abril de 2023, el texto se restituyó al estado como bien nacional y, tras pasar por un proceso de restauración y digitalización, se entregó a la ciudad de Avranches el 27 de junio de 2025. En una ceremonia solemne, el director del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura, junto con el alcalde David Nicolas, celebraron este regreso.

Variedad de textos medievales.

El manuscrito recuperado es una obra que recoge cuatro textos medievales diferentes, todos destinados a la enseñanza. Aunque los textos se redactaron entre los siglos XII y XIII, las partes litúrgicas probablemente se copiaron en el propio scriptorium del Mont-Saint-Michel. Las secciones filosóficas, por su parte, podrían haber sido escritas por monjes estudiantes en París, antes de ser llevadas al monasterio. Este cruce de influencias ilustra la vitalidad cultural del Monte durante su apogeo.
La primera parte incluye tratados pedagógicos sobre el aprendizaje musical, que probablemente sirvieron como material didáctico en el monasterio. La segunda parte contiene prosa litúrgica y poética dedicada a san Auberto, obispo en Avranches en el siglo VIII al que se le atribuyen milagros.

Al final del libro aparece este aparece enigmático dibujo

Biblioteca monástica de la abadía de Admont, la más grande y antigua del mundo

El texto establece una profunda analogía entre la armonía musical, la armonía divina y la armonía del alma humana. Esta composición resulta especialmente significativa porque representa la versión más antigua conocida del texto, anterior incluso a las copias del siglo XVII que se conservan. Su descubrimiento arroja nueva luz sobre la evolución de la liturgia en el entorno del Mont-Saint-Michel.

Alegorías y pensamiento filosófico

El volumen incluye, además, dos obras narrativas de corte filosófico y alegórico. La primera es el Architrenius de Jean de Hauville. Este poema latino sigue a un joven desesperado por los vicios del mundo, que acude a la Madre Naturaleza en busca de sentido. La segunda es una obra de Alain de Lille, también cargada de simbolismo y crítica moral. Ambos textos eran muy apreciados en los círculos monásticos del siglo XIII y servían como herramientas intelectuales para los jóvenes estudiantes.

Una ilustración autocrítica

El manuscrito también guarda algunas sorpresas de interés. Entre sus últimas páginas, aparece un dibujo singular. Representa a un personaje sentado con las piernas cruzadas que sostiene un bastón —o quizás un instrumento musical— y está acompañado de una inscripción manuscrita que dice: “Es de conocimiento general que me gusta mucho beber. Estoy molesto y sufro por no poder aprender mejor el arte de la gramática que el de la lógica”. Esta curiosa nota refuerza el carácter didáctico del manuscrito, que humaniza a quienes lo copiaron, leyeron y utilizaron hace siglos.

La biblioteca del Mont-Saint-Michel y el papel de Avranches

Avranches, ciudad episcopal de gran importancia en la Edad Media, desempeñó un papel esencial en la conservación del patrimonio monástico tras la Revolución. 
En 1791, cuando los manuscritos del Mont-Saint-Michel se confiscaron como bienes nacionales, Avranches se convirtió en el centro depositario de estos textos. Desde entonces, su biblioteca ha custodidado estos valiosos documentos, que hoy se exhiben en el Scriptorial, un museo dedicado a preservar y difundir este legado.
Inaugurado en 2006, El Scriptorial, alberga más de 200 manuscritos medievales y organiza exposiciones periódicas en su sala del Tesoro, donde cada tres meses se muestran una docena de volúmenes distintos. La incorporación del manuscrito recuperado a la exposición estival de 2025 ha generado una gran expectación, no solo entre los especialistas, sino también entre el público general, cada vez más interesado por la historia del Mont-Saint-Michel y sus tesoros ocultos.

Fundado en el año 966 por una comunidad de benedictinos sobre las ruinas del oratorio construido por san Aubert, el Mont-Saint-Michel se convirtió en un símbolo de espiritualidad y erudición. Su scriptorium fue particularmente activo entre los siglos XI y XIII, coincidiendo con la expansión de la arquitectura románica y gótica en la abadía.
La fortaleza que hoy admiramos fue también un baluarte de la resistencia francesa durante la Guerra de los Cien Años. El Mont resistió todos los asedios ingleses gracias a su ubicación estratégica y sus sólidas defensas, hasta el punto de convertirse en un emblema de la nación. A lo largo de los siglos, el Mont-Saint-Michel ha atravesado múltiples transformaciones. 
De santuario medieval a prisión durante la Revolución, y de allí a icono turístico y espiritual en la actualidad, su historia refleja las tensiones y continuidades de la cultura europea. Desde 1979, el lugar está inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, lo que subraya su valor universal.

Memoria restituida: el poder simbólico de un manuscrito reencontrado.

El regreso del manuscrito, además de ser una victoria en lo que a recuperación patrimonial se refiere, también es una forma de devolver al presente la memoria intelectual del pasado. El hecho de que se haya recuperado, restaurado y expuesto al público muestra la voluntad de preservar y compartir un legado común. El contenido mismo del manuscrito —que combina música, liturgia, filosofía, crítica moral y humor cotidiano— ofrece un retrato vívido del mundo medieval que revela cómo se enseñaba y vivía en el recinto monástico del Mont-Saint-Michel.

 
El volumen es una obra compuesta, que reúne cuatro manuscritos distintos, originalmente independientes, unidos por su función pedagógica. La primera sección está dedicada a la enseñanza de la música, a través de tratados didácticos medievales. Le sigue una composición litúrgica en prosa y verso, dedicada a San Oberto. Este texto es el testimonio más antiguo conocido de una composición poética que ya se conocía en manuscritos posteriores de mediados del siglo XVII. Se interpretaba durante la misa y establecía un paralelismo entre la armonía musical, la armonía divina y las virtudes humanas, en un contexto que reflejaba el ideal monástico de la época.
En la segunda parte, encontramos un primer cuento alegórico de Jean d’Hauville, titulado Architrenius, cuyo protagonista es el “maestro de los lamentos”, un personaje oprimido por las dificultades de la vida y que busca consuelo en la Madre Naturaleza. Inmediatamente después, encontramos un segundo cuento, atribuido a Alain de Lille, también de carácter filosófico y poético, centrado en el tema del aprendizaje a través de un camino iniciático.
 Particularmente enigmático es el dibujo de la última página del manuscrito, que representa una figura humana sentada con las piernas cruzadas, vestida a la antigua usanza, sosteniendo un bastón o tal vez el mango de un instrumento musical. No está claro si se trata de una representación del arcángel Miguel o de un músico inacabado. Junto al dibujo, una inscripción manuscrita deja lugar a interpretaciones. En ella se lee una nota en latín, probablemente escrita por un monje o un lector:
 “Es bien sabido que me gusta mucho beber / Me duele no poder aprender el arte de la gramática mejor que el de la lógica”.