Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

domingo, 21 de enero de 2018

317).-Los “Ismos” por Fernando Villegas.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro; Paula Flores Vargas;;ana karina gonzalez huenchuñir ;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma;Nelson gonzalez Urra ; Ricardo Matias Heredia Sanchez; alamiro fernandez acevedo;  Soledad García Nannig;


(Comunismo, progresismo, feminismo, antipapismo, ambientalismo, animalismo, etc., etc.)


No debiera asombrar el modesto escándalo protagonizado por quienes morían de ganas de expresar su repudio por la visita papal. La puesta en escena incluyó atentados vandálicos contra instalaciones eclesiásticas y ásperas interpelaciones de damas y caballeros de diversas sensibilidades y referentes. 
A algunos chilenos todo eso quizás les pareció un arrebato fuera de lugar e inconducente, pero ya debiéramos saber que la ciudadanía tiene dificultades para mantener sus disgustos bajo control en vez de atizarlos en el seno de una horda; la virtud capital de la tolerancia y ojalá indiferencia no tiene cabida cuando reinan tiempos de tan democrática exaltación anímica. Recuérdese que se han espetado insultos hasta contra un bus por el cartel que acarreaba. 
Ya no hay postura u opinión que no se publique en las redes para en el acto convertirse en “movimiento”, en protesta o en “ismo”. El fenómeno recluta un masivo elenco: acólitos, militantes, activistas, combatientes, ayudistas, apóstoles y predicadores. A ellos se suman los comunicadores dispuestos a avivar la cueca por simpatía doctrinaria, los que hacen vista gorda por miedo a entrar en la lista de enemigos y los políticos inclinados a dejar actuar a los enardecidos por si eso se traduce en alguna ganancia. En La Araucanía ya hemos visto miles de esos extras en acción.

Resignación

Los escasos amigos de la paz y el sentido común que van quedando tienen que resignarse. Recuerden: los activistas y sus zalagardas son una constante histórica. Casi no hay sociedad libre de su perpetuo rezongar, agitarse y movilizarse, pero sobre todo no la hay en estos días, cuando “democracia” ha llegado a equivaler a una descomunal pandemia de hervores hormonales. Escasea el buen juicio y sobra la devoción. Las causas son a veces temporales -como la suscitada por la visita papal- y otras duraderas; en este último caso hablamos de pacientes desahuciados por la ciencia psiquiátrica, víctimas irrecuperables de credos devoradores, obsesivos, intolerantes y violentos en su retórica y a veces también en sus actos. 

¿De dónde viene tanta iracundia?

 Las fuentes pueden ser escándalos y abusos impunes, las revelaciones de un mesías, las promesas de un profeta, los dislates de un ideólogo o hasta, como en el islam, una remota discusión del siglo VII d.C. acerca de quién era el verdadero heredero espiritual y terrenal de Mahoma. Algunos “ismos” derivan de doctrinas científicas o con pretensiones de serlo pero convertidas en catecismo para alimentar espiritualmente una causa, cosa imposible si no se crea un “movimiento”, a su vez imposible si no se llega a la masa y esta de acceso imposible si no se lleva la doctrina a la caricatura. No se moviliza a nadie con las transformaciones de Lorentz, pero sí con un llamamiento del tipo “No+AFP” . Es la banalización la que da existencia al “ismo”.

De verdad a dogma

El núcleo originario de un “ismo” pudo ser mucho más que una suma de clichés y llamamientos a “la lucha”. En su médula a menudo se encuentran proposiciones razonables, pero eso ni calienta ni moviliza y peor aun, no cambia nada; lo “razonable” está repleto de matices, explica lo que es como resultado de lógicas y/o procesos inevitables, acepta la realidad, se goza en su comprensión teórica y por todo eso tiende -TIENDE- a acercarse a la postura de Buda, al disfrute intelectual del quietismo contemplativo. Y frente a eso los oponentes a dicha propuesta razonable, aliviados ante tan escaso empuje, tampoco hacen nada. Esta resistencia porfiada de lo que ES contra lo que debería ser está detrás del 90% del nacimiento de los “ismos”.

Hay excepciones, ideólogos que no se quedan en el Verbo y la Teoría y en su activismo llegan al asesinato al estilo del terrorista americano apodado “Unabomber”, pero movilizar significa mucho más que enardecer a un profeta solitario; significa sacar de su torpor a gente común y corriente y eso entraña despertar sus emociones para uncirlas a una causa que, al menos en el palabreo, tenga relación con sus intereses materiales y subjetivos. No siendo estos, normalmente, de muy elevada factura, ahí mismo comienza la simplificación. Para espolear al adormilado ciudadano ha de agregarse, además, un blanco contra el cual pueda dirigir los odios y rabias que son el fruto venenoso de sus frustraciones. 
No habría habido un Ku Klux Klan con meras disquisiciones raciales y eugenésicas de salón, si no se requería también crucificar y quemar a un negro desvalido de tanto en tanto. En una variante más grata de ese principio el dramaturgo Peter Weiss se preguntaba -en Marat-Sade- “qué sería de la revolución sin una general copulación”. No basta predicar la “solidaridad”, debe colgarse del árbol al pecador que no comulga. Curioso, pero nada incita más el Odio que un llamamiento al Amor. Es el consabido paso de la teoría al dogma y del dogma al linchamiento.

Chile

¿Qué “ismos” proliferan en Chile? 
Hay muchos y algunos tuvieron o aún tienen, bajo capas y capas de mala semántica y emocionalidad, un meollo razonable. El estante del supermercado dedicado a los movimientos progresistas ofrece animalismo, ecologismo, feminismo, vegetarianismo, radicalismo, comunismo, socialismo, liberalismo, antipapismo (por agotarse), nihilismo y de seguro pronto ofrecerá varias corrientes más, aun por inventarse. 
Clientes naturales son los jóvenes por toda clase de razones: deseo de “ser parte” de algo, necesidad de crearse identidades glamorosas, disponer de blancos para descargar sus frustraciones, un territorio donde probar fuerzas, el afán por la aventura y huir del tedio y de las responsabilidades estudiantiles, de la competencia y de la jodida vida a fin de cuentas. Esa mezcla se llama “afán de justicia”. Se suman los adultos y hasta ancianos que o han regresado a esa etapa o nunca salieron de ella.

Ottone

Los que sí salieron son personas como Máximo Pacheco, cuyas palabras sobre el descuido del PS y la NM acerca del tema económico caerán, como anunciamos, en oídos sordos. Lo mismo vale para lo escrito por mi estimado y brillante colega Ernesto Ottone respecto de cómo la izquierda debiera repensar su repertorio de ideas y proclamas. Todo eso caerá, a su vez, en ojos ciegos. Individuos aislados o en pequeños paquetes pueden hacer la transición y hasta hay un grupo proveniente de la decé en ese predicamento, pero una golondrina no hace verano y menos un aggiornamiento. En tanto que colectividades con timbre de agua y sede social, a veces también provistos de cuantiosos fondos, de seguro seguirán orando al periclitado Dios de costumbre; ya no levanta a nadie de su tumba, no cura al paralítico, no convierte en pianista al manco ni asegura pitutos estatales, pero es una divinidad a la que han dedicado todos sus afanes y hay un largo hábito de persignaciones; es un modo de vida, una trampa sin salida.

Nostradamus

Si Nostradamus viviera tal vez escribiría una vez más la siguiente cuarteta:
Tras larga ausencia de los dos grandes luminarias,
Que ocurrirá entre abril y marzo:
¡Oh qué precio!: pero dos grandes generosos
Por tierra y mar socorrerán en todas partes.

¿Qué significa? 

Vaya a saber uno, pero quizás significa que entre marzo de este año y un abril más lejano los partidos de la NM en su conjunto se apagarán políticamente, sufriendo la misma suerte que el Partido Radical sufrió desde 1958 en adelante, una lenta o rápida caída en la irrelevancia y a la condición de sociedad de socorros mutuos y/o secta para ancianos aburridos; mientras tanto los jóvenes que ahora militan en alguna de las 14 fracciones del FA saltarán de una sensibilidad extrema a otra, luego del extremo al centro, de la fe al escepticismo, del ánimo entusiasta al reposado, de lo utópico a lo realista. Será en medio de ese fenomenal barullo que emergerá otra política, otros nombres, otras corrupciones, otras decepciones y otros logros escasos y de mediano calibre. Será el socorro viniendo por tierra y mar. Ite missa est.

Reciclaje sesentero


Pero ¿qué significa HOY ser socialista, el socialismo? Muchos de ellos ni siquiera pronuncian ese vocablo, silencio selectivo realmente extraordinario. No sería más raro escuchar una homilía del Papa en la que no se pronunciara ni una sola vez la palabra “Cristo”.


Mientras el país se apronta para un nuevo gobierno y la mayoría -de seguro superior a la que ganó la elección– desea, como es natural, que eso traiga prosperidad o siquiera algunos años sin tantos puños en alto, retroexcavadora y majaderos de las transformaciones profundas, hoy llamadas “el legado de Bachelet”, la decé se desgarra entre la facción que se obstina en continuar como vagón de cola del progresismo, antes convoy que no se sabía adónde iba y hoy detenido en un ramal que no va a ninguna parte, en tanto que otra, en “proceso de reflexión”, amenaza renunciar y/o advierte que ha descubierto su verdadero domicilio no en la centroizquierda sino en el centro puro y duro, hoy sólo estación intermedia en viaje hacia la derecha y no punto de reposo para siempre jamás. Al mismo tiempo una fuerte minoría del país, confusa en todo menos en su clara desconfianza y hasta repulsa, sigue bailando al son de la tonada de la coalición derrotada porque, a fin de cuentas, no han transcurrido en vano las muchas décadas durante las cuales la izquierda se estuvo presentando como concesionaria vitalicia de la voluntad y el bienestar popular. Ahora, tras la derrota, su lucha por el proletariado tomará la forma de una “defensa de las conquistas”. Así lo describió el señor Duarte, secretario general de la decé. No detalló cuáles conquistas.

Para esa defensa cuentan con el Congreso, la ANEF, el Colegio de Profesores, algunos gremios más, y en especial la carne de cañón estudiantil que una nueva hornada de dirigentes, a quienes se les abrió el apetito viendo a los Jackson y a las Vallejo convertirse en muy bien pagados señores y señoras políticos, están disponibles para azuzarla. Sobre todo cuentan con el ejército de combatientes apernados en la administración pública. De ellos se espera la debida y revolucionaria tarea de atornillar al revés. Eso, la captura de buena parte del Estado, fue el gran logro político de la NM. Puede que hayan estancado (a pesar de las “semillas” de Eyzaguirre y los brotes verdes de Arenas) al país, amén de sumirlo en lógicas menos históricas que histéricas, pero confían en ese enclave de camaradas incrustados en el aparato público.

Esa preparación para una nueva chance, ahora la del año 2022, podría parecer “una mirada de futuro”, pero no es más mirada de futuro que la de esas sectas que, al no cumplirse la fecha del Juicio Final anunciado a la feligresía, entonces la postergan para otra. En eso están el PC, el PS, el PPD, el PR y la mitad de la decé. Muy natural; la izquierda no mira al futuro más que como otra oportunidad para revivir el pasado. Decimos “izquierda”. Ya es hora de retornar al verdadero nombre de ese sector en vez de aceptarles el acomodaticio “progresismo”. Sus devotos debieran imitar a su antecesores, quienes no se andaban escondiendo. En esos tiempos todo socialista proclamaba abiertamente su afán por construir el socialismo y más tarde el comunismo. Creían con fervor que a eso conducía la marcha de la humanidad. Lo recitaban así: primero el hombre primitivo y recolector, luego los imperios esclavistas, después el régimen feudal, en seguida el actual capitalismo y ya venía, ya vendría el socialismo.

Hoy

Pero ¿qué significa HOY ser socialista, el socialismo? 

Muchos de ellos ni siquiera pronuncian ese vocablo, silencio selectivo realmente extraordinario. No sería más raro escuchar una homilía del Papa en la que no se pronunciara ni una sola vez la palabra “Cristo”. De seguro en las asambleas en las que examinaron sus pecados el tema acerca de la razón de ser última de su postura no pasó por la mente de nadie. ¿Para qué ahondar en honduras teológicas? La NM o como sea se rebautice sólo tiene una doctrina: oponerse a rajatabla. Para eso propone una nueva alianza incluso a los restos de la histriónica y ya patética decé, la cual de asamblea en asamblea no hace nada decisivo salvo anunciar una próxima asamblea. Fuera de eso le hacen pucheritos al Frente Amplio, la nueva y desdeñosa chiquilla del barrio a la que quieren enamorar. Se les oye también aquí y allá, salpicado como condimento, el mantra “defender el legado de Bachelet”. Ese es hoy el progresismo. Esa es la defensa de las “conquistas”. Ese es su ánimo. Ese es el valor de sus introspecciones. Eso es todo. De ideas, ni hablar; de un honesto interés por averiguar lo que le conviene al país, ni en broma. Más fácil aceptar la tesis Gutiérrez según la cual los electores son una horda de fachos pobres y rubias imbéciles. Por eso, si alguien de sus propias filas les hubiera pedido escudriñar qué significa hoy ser socialista, sus palabras habrían sido recibidas con ese pasmo que producen las preguntas tocando algo esencial y fundamental, pero por lo mismo dado por sabido y simultáneamente totalmente ignorado.

Los jóvenes

Tal vez los jóvenes que se proclaman hijos de Fidel, del Che, del difunto Chávez y hasta de Maduro y/o son parte de algunas de las 14 facciones del Frente Amplio o simplemente militan en las juventudes socialistas o comunistas o espetan diariamente su flamígera ira contra el modelo desde las redes pudieran estar en condiciones para siquiera interesarse en la pregunta, pero difícilmente podrían responderla. Se agitan en la confusión. Hemos oído a una de las pasionarias que pululan en dicho movimiento anunciando una oposición “dura”, pero a su vez Gabriel Boric ha dicho que el FA debe ser propositivo y no solamente antipiñerista. ¿Por dónde pecatas meas, entonces? Entre las posturas de quienes simplemente se proclaman antimodelo y las de quienes hablan de ir viendo y examinar cada paso hay un enorme espacio intermedio con toda laya de nichos. Hay incluso espacio hasta para que quepan los radicales. ¿A qué aspiran, entonces? Imposible saberlo aun leyendo con la mayor buena voluntad a sus personeros más alfabetos.

Con qué nostalgia uno piensa en los sesenta, cuando todo era más fácil. Los veinteañeros de dicha década proclamaban sin eufemismos y a gritos su adhesión al socialismo, proyecto que parecía de futuro, incluso inevitable; el acto de sumarse equivalía a subirse al ómnibus de la historia. Hoy, en cambio, ser socialista a esa edad tiene un cariz completamente distinto. Salvo en el caso de algunos estudiantes serios que han leído a los mistagogos de la cábala marxista, también a Foucault y a otras estrellas del firmamento post y pre Althusseriano, el masivo y ululante resto de la congregación se suma a la Fe no como fruto de una profunda reflexión política, ni siquiera por oler que hay allí un flamante producto al que vale la pena echarle una probadita, sino porque es la onda contestataria y “retro” que está de moda en sustitución del jean con agujeros y rajaduras de fábrica. Hoy sencillamente viste mucho hablar santurronamente del Che. Decirse progresista –o sea, socialista sin decirlo– es como plegarse a quienes proclaman que “lo que la lleva” es regresar al uso del tocadiscos y el LP. Ser socialista, hoy, cualquiera sea su actual nombre, es un acto de reciclaje sesentero y una dieta para bajarle el peso al tedio.

Los ancianos


Habrá entonces que girar en redondo y regresar a la cohorte sexagenaria a la que hemos dejado sentada en una asamblea haciéndose una “autocrítica”. Tal vez sean más dados a la reflexión que sus compañeritos, pero también y mucho más a la inercia. Casi inconcebible que un viejo izquierdista con 40 años de servicio en la administración del Estado y bueno para enarbolar automáticamente el puño en ocasiones sacramentales vaya, por mucho que se tiente, a dar el gran salto hacia la duda cartesiana. La historia señala a las claras adónde van estos movimientos, por poderosos que hayan sido, cuando la vida los ha estacionado al lado del gallinero; ya no van a ninguna parte y la hierba crece entre sus ruedas. En casos como estos sólo queda la memoria, la nostalgia, las frases de siempre, algo así como el gesto técnico del boxeador convertido en paquete, el pugilista de relleno que caerá al primer round pero sabe aún ponerse los guantes y saludar al respetable. ¡Dale, Martín, dale!

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