Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma;Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matias Heredia Sanchez; Alamiro Fernandez Acevedo; Katherine Alejandra Lafoy Guzmán; Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas;
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Introducción.
La palabra ateneo etimológicamente proviene de la diosa griega de la sabiduría Atenea. Según este término los Ateneos son centros en los que se difunde la cultura. En España a partir de mediados del siglo XIX tanto la burguesía (como por ejemplo el Ateneo de Madrid, o el Ateneo de Barcelona) como la clase trabajadora crean sus propios Ateneos, en los que se realizan actividades culturales de acuerdo a sus necesidades.
Diccionario de la Real Academia Española
ateneo1
Del lat. Athenaeum, y este del gr. ᾿Αθήναιον Athḗnaion 'templo de Atenea', situado en Atenas.
1. m. Asociación cultural, generalmente de tipo científico o literario.
2. m. Local en donde se reúne un ateneo.
El Ateneo madrileño.
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sede |
El Ateneo de Madrid es una institución cultural privada ubicada en Madrid, capital de España, y creada en 1835 como Ateneo Científico y Literario. Por el Ateneo han pasado seis Presidentes de Gobierno y casi todos los Premios Nobel españoles, muchos políticos de la Segunda República y diversos integrantes de la generación del 98, de la del 14 y de la del 27.
Entre sus presidentes cabe citar a Laureano Figuerola, Segismundo Moret, Gumersindo de Azcárate, Antonio Alcalá Galiano, Ramón María del Valle-Inclán, Antonio Cánovas del Castillo, Miguel de Unamuno, Fernando de los Ríos, Gregorio Marañón y Manuel Azaña.
Historia
Los antecedentes del Ateneo se encuentran entre los ilustrados y los liberales del inicio del siglo XIX. Tras la invasión napoleónica de España y la abdicación de José I Bonaparte como rey de España, la organización del país quedó en manos de la Junta Suprema Central y de las Cortes de Cádiz que promulgaron la primera constitución liberal española.
El retorno de Fernando VII supuso la vuelta al absolutismo y la salida de España de los patriotas gaditanos. En Francia y en Inglaterra se refugió la clase ilustrada, perseguida en el interior del país. El regreso durante el gobierno liberal en 1820 de los exiliados promovió, entre otras muchas iniciativas, la creación del Ateneo Español dirigido por Juan Manuel de los Ríos. En 1823, con la vuelta de nuevo al absolutismo del rey Fernando VII (el rey Felón o el Deseado), desapareció temporalmente la institución que tuvo que fijar su residencia en Londres.
La muerte de Fernando VII y el apoyo de los liberales a la causa de Isabel II frente al pretendiente don Carlos, se recuperó cierto ambiente de tolerancia durante la regencia de María Cristina.
En 1835 el antiguo Ateneo Español, promovido por la Sociedad Económica Matritense, cambió su nombre por el de Ateneo Científico y Literario, teniendo como fundadores a Salustiano Olózaga, el duque de Rivas, Antonio Alcalá Galiano, Mesonero Romanos, Francisco López Olavarrieta, Francisco Fabra y el propio Juan Manuel de los Ríos. De este modo la corporación queda constituida por cuatro secciones : I. Ciencias morales y políticas, II. Ciencias naturales, III. Ciencias matemáticas y físicas y IV. Literatura y Bellas Artes.
Concede prioridad a las ciencias útiles y se ignora la música en sus cátedras. El 31 de diciembre de 1860 pasa a llamarse Ateneo Científico, Literario y Artístico. Según consta en el Reglamento de 1876 el número de secciones queda reducida a tres:
I. Ciencias morales y políticas, II. Ciencias naturales, físicas y matemáticas y III. Literatura y Bellas Artes.
Finalmente, con la inauguración del nuevo edificio en enero de 1884, la Sección de Literatura y Bellas Artes se subdivide, incluyendo una sección de Música dentro de esta última. Es entonces cuando abandona su vetusto edificio en la calle Montera e inaugura, bajo la presidencia de Cánovas del Castillo, un nuevo espacio en la calle del Prado nº 21. El solemne acto venía respaldado por la figura de Alfonso XII como socio de la sociedad científico y literaria. La Revista Contemporánea nos deja un detallado testimonio del acontecimiento:
"Gran solemnidad la Apertura del Ateneo. SS. MM. el Rey y la Reina y SS. AA. las infantas Dª. Eulalia y Dª Paz y su egregio esposo, dieron con su asitencia gala y realce al acto, que revistió todos los caracteres propios para llenar una de las más brillantes páginas de la historia de aquella Sociedad. El consejo de Ministros en masa, lo más granado del elemento oficial, altos cuerpos consultivos, Tribunales Supremos, Academias y centros de enseñanza, representantes de la política, de la aristocracia y de la banca, hermosísimas damas, cuanto Madrid encierra de notable y distinguido se había dado cita en el nuevo local de la calle del Prado, completamente invadido desde primeras horas de la noche. El Sr. Cánovas leyó el discurso de aperturas de las cátedras en el presente curso: un discurso majestuoso, profundo, inspirado, tan abundante en bellezas de dicción, como en ideas nuevas y en juicios axiomáticos. ¡Gran fortuna la del incomparable talento del eminente estadista! Cuanto de su privilegiada inteligencia brota se impone siempre entre la admiración y el aplauso de amigos y adversarios, que a una proclaman, con la imparcialidad de la justicia, los acreditados conocimientos del sabio, del literato, del filósofo, del tribuno y del político".
Asimismo,en su discurso de inauguración, Cánovas recuerda lo que ha de ser el espíritu de la corporación remitiéndose a las palabras del duque de Rivas en su Discurso de 1835:
«Una de las libres asociaciones de ciudadanos, espontáneamente nacidas a la sombra de la libertad, que sin más impulso que el de sus buenos deseos, y sin más estímulos que el de su propia ilustración, se juntan para esparcir gratuitamente las luces (...). ¿Cabe añadir algo esencial á tan claras palabras? No por cierto. Tócame únicamente decir una vez más, que nuestra institución no es sólo de pasatiempo ó recreo, aunque también lo sea, sino de alto sentido y espíritu social; obra, en fin, de progreso y civilización, que con la erección de esta gran cátedra parece que ha de ser cada día más fecunda, y útil, y más merecedora del apoyo y estímulo que por tantas y tantas partes acabamos felizmente de hallar » .
A partir de 1884 adquieren protagonismo las veladas y conferencias sobre música dentro de la entidad a las que asisten los socios, además de un gran número de mujeres. En este sentido, hay que destacar la labor de Guillermo Morphy, el Conde de Morphy, secretario de Alfonso XII, compositor y gran mecenas del arte, quien llevó a cabo una intensa labor como presidente de la Sección de Bellas Artes del Ateneo de Madrid, desde 1886 hasta 1895, impartiendo numerosas conferencias y organizando veladas musicales. Destaca su Discurso de recepción que tuvo lugar el 23 de diciembre de 1886, «El arte español en general y particularmente nuestras Artes suntuarias», en el que trata del porvenir artístico e industrial de la España moderna, poniendo de relieve los elementos autóctonos sobre los que reconstruir el arte nacional.
Asimismo, participan en la Sección otras figuras destacadas como Emilio Arrieta, Gabriel Rodríguez, Guillermo Morphy, Felipe Pedrell, Menéndez Pelayo, N. Sentenach, Pedro Fontanilla y Emilio Serrano. Al éxito de las veladas musicales contribuyen artistas españoles como Isaac Albéniz, Pablo Casals, Fernández Arbós, Tomás Bretón, Emilio Serrano o Napoleón Verger; mujeres como María Luisa Guerra, María Luisa Chevalier, Isabel Echevarría de Aguirre y Matilde Torregrosa y, por último, personajes de renombre internacional como D´Albert o Francis Planté.
Durante la década de los 90 y con Cánovas del Castillo al frente del Ateneo, se continúan los esfuerzos hacia la modernización de la entidad con mejoras evidentes como la instalación del alumbrado eléctrico, aumento de conferencias, incremento del número de socios y nombramiento de la primera mujer, Anselma Gessler de Lacroix, como socia de honor.
La entidad tuvo como órgano portavoz la revista El Ateneo: revista científica, literaria y artística. De periocidad quincenal y amplia paginación (más de 600 pág.) nace bajo la presidencia de Cristino Martos, y tiene como objetivo recoger el movimiento intelectual de España y del extranjero. Durante su corta vida –del 15 de diciembre de 1885 al 25 de noviembre de 1889– se publicaron 12 números. En el Comité Consultivo de la redacción figuraban Cristino Martos (presidente), el Conde de Morphy (director de la Sección de Bellas Artes), Alejandro Pidal (director de la Sección de Ciencias Morales y Políticas), Marqués de Hoyos (director de la Sección de Ciencias Históricas), Juan Valera (director de la Sección de Literatura), y Fernández Villaverde (director de Ciencias exactas, Físicas y Naturales).
La dictadura de Primo de Rivera suspendió las actividades del Ateneo. Durante la Guerra Civil española se mantuvo abierto y resultó providencial conservar la integridad de sus instalaciones, en especial su Biblioteca, gracias a la labor de Bernardo G. de Candamo, único miembro de la Junta Directiva republicana que permaneció en Madrid durante el conflicto bélico. No obstante, la dictadura franquista limitó la actividad del Ateneo. Tras la guerra civil se redujo el número de actividades de corte artístico y la institución se convirtió en un foco de difusión de la ideología del régimen franquista con el objetivo de resaltar los valores conservadores y católicos de la dictadura frente a su carácter militar. En la década de los 60, con José María de Cossío al frente del Ateneo, la actividad política fue dejando paso de nuevo, de forma paulatina, a la actividad artística y cultural. La vuelta a la democracia ha permitido que el Ateneo continuase siendo un importante centro de referencia cultural.
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En la noche del 6 de diciembre de 1835 se verificó su solemne apertura en la antigua casa de Abrantes, calle del Prado, 28, esquina a la de San Agustín, y casa que entonces ocupaba la conocida imprenta de Tomás Jordán, el cual, atendiendo a una solicitud de Mesonero Romanos, miembro de la comisión gestora, cedió «el magnífico salón oblongo de dicha casa, y otros contiguos, para la inauguración del Ateneo». De allí se trasladó al número 27 de la misma calle; posteriormente se mudó al número 33 de la calle Carretas, después a la plazuela del Ángel número 1 y a la calle Montera número 32. En el inicio del siglo XXI, ocupa el número 21 de la calle del Prado, en un edificio modernista inaugurado por Cánovas del Castillo en 1884.
El edificio es obra de los arquitectos Enrique Fort y Luis de Landecho. Arturo Mélida le dio contenido artístico con valiosísimas pinturas de estilo Modernista Ecléctico, a la manera del movimiento de secesión vienés, en el "Salón de Actos". Anselma Gessler de Lacroix, por mediación de su primo el Conde de Morphy, lleva a cabo la decoración del techo de la gran sala central del Ateneo. El magnífico techo realizado sin retribución alguna representa la Elocuencia, que abriga bajo la bandera española la Paz y las Bellas Artes.
Entre el Barrio de las Letras y el Congreso de los Diputados se ubica uno de los centros más emblemáticos de la ciudad, en el que el conocimiento y la capacidad de compartirlo sigue siendo el eje sobre el que todo gira. Con casi 200 años de historia, el Ateneo de Madrid, trata de saltar del siglo XIX al XXI y conectarse con las mentes que buscan algo más allá de su desarrollo profesional. A lo largo de este tiempo ha pasado por buenas y malas épocas —revoluciones, guerras, dictaduras— y ahora se encuentra en plena reconversión intelectual, en la recuperación del lugar que tuvo entre los pensadores de cada etapa histórica. “La manera de transmitir el conocimiento ha cambiado muchísimo con la llegada de Internet. Somos conscientes de que aprender no es un ejercicio individual sino colectivo y eso tenemos que potenciar”, señala al respecto el abogado y secretario del centro Pablo Boyer Bergese, empeñado en dinamizar la actividad de este centro anquilosado en el tiempo.
Una vez encaminados los problemas burocráticos y judiciales que mantenía con el Ministerio de Cultura por el destino que se hizo de las ayudas recibidas para reformar el edificio, los socios tratan de encontrar el espacio intelectual en el que debe situarse una institución como esta. Juega a su favor el importante patrimonio, tanto de sabiduría como inmobiliario y artístico, que posee. Tiene tres céntricos edificios —con un valor catastral estimado por sus directivos de unos 7 millones de euros—, unas destacadas colecciones pictóricas y escultóricas y una biblioteca histórica, con casi 500.000 volúmenes, que se considera una de las más valiosas de España de entre las de propiedad privada. Todo ello le sitúa en una posición excelente para lanzarse a una proyección como la que pretende: ser referencia y lugar de encuentro para los jóvenes intelectuales de habla hispana. “Somos 500 millones los que manejamos la lengua castellana y nuestro centro puede ser el nexo con los hispanohablantes, sin que ello signifique la exclusión a aquellos que hablan en otras lenguas, y con los otros 21 ateneos que existen en el mundo”, señala el presidente César Navarro. Se apuntó como socio del Ateneo hace 70 años siendo un joven estudiante de Filosofía. En cinco ocasiones durante estas siete décadas ha ocupado su presidencia. “Nos habíamos quedado en el siglo XIX y tenemos que dar el gran salto al XXI. Tenemos que ir de la mano de esta revolución tecnológica que estamos viviendo”, insiste este filósofo.
Ética y estética
¿A quién puede interesar en estos momentos un lugar como el Ateneo? “A aquellas personas que buscan adquirir cultura, conocimiento más allá del dato, y una equidistancia entre la ética y la estética”. En la larga lista de socios que han pasado por sus salas figuran personalidades como Mariano José de Larra, Unamuno, Valle-Inclán, Echegaray, Marañón, Galdós, Menéndez Pelayo, Clarín, Albéniz o Sorolla. La primera mujer que pisó oficialmente este centro fue la escritora Emilia Pardo Bazán, nada menos que en 1905. Ella abrió la puerta en el siglo XX a otras mujeres como las feministas Carmen de Burgos, Blanca de los Ríos o Clara Campoamor. El número de socios ha variado mucho a lo largo del tiempo y actualmente está bastante lejos de los inscritos en los ochenta del pasado siglo cuando tenía 7.000 socios. Hoy, los ateneístas son poco más de 2.000. Los actuales responsables, conscientes de este descenso, planifican una estrategia de posicionamiento en la sociedad. “Queremos ser ese lugar de encuentro para los jóvenes, de esos talentos que están dispersos por España o fuera de esta. Buscar entre sus necesidades para servirles de enlace con el conocimiento del mundo profesional”, apostilla Boyer.
El Ateneo ha iniciado un proceso para recatar su historia y organizar su fondo para hacerlo accesible al investigador. Parte de este, el anterior a 1939, desapareció y están intentando recuperar el universo cultural en el que vivió antes de la Guerra Civil. ; |
El Ateneo Barcelonés.
(en catalán: Ateneu Barcelonès) es una asociación civil fundada en Barcelona en 1860 con el nombre de Ateneo Catalán, con Joan Agell como presidente y Manuel Milà i Fontanals como bibliotecario.
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CAMILA DEL CARMEN GONZÁLEZ HUENCHUÑIR
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Tiene su sede en el Palacio Savassona, edificio declarado Bien de Interés Cultural como Monumento del patrimonio histórico de España en 1981.
Historia
En 1872 se fusionó con el Casino Mercantil Barcelonés. Desde el principio se ganó un gran prestigio como centro promotor de la cultura: celebraba conferencias y exposiciones; organizaba cursos; dotó premios (para los Juegos Florales y para otras competiciones); editó un Boletín; acogió grupos artísticos o literarios; formó una rica biblioteca (5.900 títulos en 1877, 13.500 en 1887, 19.000 en 1892, 50.000 en 1921, 175.000 en 1969 y unos 400.000 en 1985, con importantes colecciones de revistas y presa diaria), que durante muchos años fue la más activa de Barcelona, que fue creciendo con donaciones como las de Frederic Rahola, Joaquim Casas Carbó entre otros, así como con la adquisición de la colección de Miquel Victorià Amer.
Durante la Guerra Civil la biblioteca quedó bajo el control de la Dirección del Servicio de Bibliotecas Populares y se convirtió en biblioteca pública. En 1939 el Ateneo retomó sus actividades con la intervención de la autoridad gubernativa en la designación de las distintas juntas directivas; desde entonces fue presidido, sucesivamente, por Luys Santamarina, Pere Gual i Villalbí e Ignasi Agustí. El presidente Andreu Brugués inició el período de democratización del Ateneo, y durante su gestión se aprobaron unos nuevos estatutos y se acordó la elección de los presidentes por votación de los socios y no por compromisarios, como se venía haciendo desde 1860.
La sede fue remodelada y declarada Bien Cultural de Interés Nacional por el Real Decreto 476/1981 y se halla incluido en el Catálogo de Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona en categoría A.
En 2003 recibió la Creu de Sant Jordi y en enero de 2007 la Medalla de Oro al Mérito Cultural del Ayuntamiento de Barcelona. En marzo del 2011 fue elegido presidente Francesc Cabana i Vancells.
Ejerce una notable influencia en la vida pública catalana. Personalidades significativas de Cataluña han ocupado la presidencia, entre otros, Josep Yxart, José Ferrer y Vidal, Joaquim Pella i Forgas, Àngel Guimerà (que en 1895 introdujo la costumbre de leer los discursos en catalán), Valentí Almirall, Joan Josep Permanyer i Ayats, Lluís Domènech i Montaner, Bartomeu Robert, Ramon d'Abadal i Calderó, Joan Maragall, A. Martínez i Domingo, Pere Rahola, el Conde de Lavern, Pompeu Fabra, Jaume Massó i Torrents, Pere Coromines, Ferran de Sagarra, Lluís Nicolau d'Olwer, Eduard Fontserè i Riba, Amadeu Hurtado y Oriol Bohigas.
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