Para muchos en un sueño. Nueva York es una de esas ciudades que, cuando la visitas, crees que ya la conoces. Es localización y escenario de multitud de series y películas, lo que hace que las largas y anchas avenidas y los altísimos rascacielos sean casi un 'amigo' cuando uno pisa la ciudad.
Lo cierto es que cuando uno viaja a Nueva York realmente lo que suele hacer, sobre todo si se trata de un viaje corto —una semana o menos—, es visitar Manhattan, no todo el estado. Lo primero que uno tiene que tener claro si viaja a esta gran ciudad es que va a caminar, y va a hacerlo mucho. El mayor de los cinco distritos que conforman la ciudad —los otros cuatro son el Bronx, Brooklyn, Queens y Staten Island— tiene más de 20 kilómetros de largo y unos cuatro de ancho, pero su interior está tan recargado de lugares por los que pasar que es casi imposible hacerlo sin una organización previa.
Cada visita a Nueva York es, y ha de ser diferente, en función de los intereses de cada uno, pero hay algunos puntos por los que hay que pasar casi obligatoriamente. París es mucho más que la Torre Eiffel, pero no visitarla cuando uno va a la capital de Francia es un pecado. Con Nueva York ocurre más o menos lo mismo... con muchas cosas.
1. De Times Square al edificio Chrysler
Cada año, el 31 de diciembre por la noche, miles de turistas y algún que otro neoyorquino visten sus mejores galas, se ponen sus gafas con el número del año que entre y se van a disfrutar de la celebración del año nuevo en Times Square. Y aunque el resto del año no recibe a tanta gente, esta plaza es la más animada de la ciudad. Cargada de luces —publicitarias, la gran mayoría—, en esta pequeña plaza convergen calles tan importantes como la Séptima Avenida o Broadway, que atraviesa en diagonal la perfectamente cuadrada estructura de la ciudad. Nueva York es una ciudad para pasear, pero si te gusta el ambiente, Times Square debe ser un imprescindible: siempre hay alguien actuando, decenas de fotógrafos tomando imágenes de gente disfrutando de la 'fiesta' de la plaza, y miles, miles de personas haciéndose 'selfies' por cualquier lugar.
Como ocurre en los puntos más concurridos de muchas grandes ciudades, en esta zona hay que tener algo de cuidado con los carteristas, pero para aquellos a los que no les moleste la invasión del espacio personal puede ser un verdadero paraíso de estímulos.
Algunos clásicos de Times Square: las escaleras rojas de TKTS —que además de servir de escenario para la foto, te pueden dar la posibilidad de comprar entradas para algunos de los musicales, el mismo día de la actuación, más baratas y oficiales— o las inmensas tiendas de M&Ms o de Disney.
Alrededor de esta zona, por el Midtown Manhattan, se pueden visitar lugares tan históricos como el edificio Flatiron, cerca del Madison Square Garden —hogar de los Knicks y las NY Liberty de baloncesto y los Rangers, de hockey sobre hielo—, el parque Bryant, donde se encuentra la más que impresionante biblioteca pública de Nueva York o el edificio Chrysler, un clásico siempre iluminado en las noches neoyorquinas y uno los rascacielos más hermosos de la ciudad: el vestíbulo del bloque se puede visitar gratis entre semana, y está a punto de abrir su observatorio en la planta 71, aunque hasta el momento no tiene fecha de inauguración.
2. Wall Street: el distrito financiero.
Los rascacielos están por toda la ciudad, pero el centro financiero de la ciudad (y de gran parte del planeta), en el sur de la isla de Manhattan, tiene algunos de los más importantes. Se trata de un barrio relativamente pequeño, donde se concentran grandes empresas y focos económicos de la ciudad y el país. Es de visita obligatoria el famoso toro de Wall Street, pero también el edificio de la Bolsa de Nueva York, frente al cual se encuentra —al menos hasta principios de 2022, aunque con su destino en vilo— la 'niña sin miedo', una estatua que en su momento se enfrentó al animal de bronce; el primer Capitolio de Estados Unidos (Federal Hall), donde fue investido George Washington o la Trinity Church, enclavada entre rascacielos. Las torres gemelas, derribadas en el atentado de 2001, formaban parte del barrio financiero En Wall Street está el parque Battery, frente al río Hudson y con vistas a Nueva Jersey, y si entornas bien la vista y no hay mucha niebla podrás divisar a la gran dama neoyorquina, la estatua de la Libertad, aunque su tamaño (poco más de 90 metros) hace que no sea fácil disfrutarla.
Pero también en esta zona se encuentra el Memorial 9/11, que se levantó donde en el pasado se encontraban las torres gemelas, derrumbadas en el mayor atentado terrorista del planeta, en 2001; un museo que recuerda aquella jornada en la que perdieron la vida casi 3.000 personas desde los mismos cimientos de los edificios que colapsaron hace mas de 20 años.
3. Ver Nueva York desde el cielo.
Nadie, por muy poco tiempo que vaya, debe pasar por Nueva York sin subirse a, al menos, uno de los muchos observatorios que hay en la ciudad. En la actualidad hay cinco grandes en Nueva York: el One World Observatory (en Wall Street), el SUMMIT del One Vanderbilt, uno de los más recientes, el Edge (Hudson Yards), el Top of The Rock (Rockefeller Center) y el más que clásico Empire State Building.
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No obstante, muchos rascacielos tienen sus 'rooftops', restaurantes y bares en lo más alto para poder disfrutar de una comida o una copa (nada baratos) desde las alturas, y esta también puede ser una opción para muchos. El 'de toda la vida' es el observatorio del Empire State Building, pero tiene a su favor que mientras subes disfrutas de todo un museo dedicado a la construcción del edificio y de su significado no solo para la ciudad sino también para la cultura popular.
Eso sí, tiene un gran contra: es el único observatorio de Nueva York desde el cual no se puede disfrutar uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: él mismo. Hay otra opción para los más aventureros (y con ganas de gastarse el dinero) para ver la ciudad desde lo más alto: las rutas en helicóptero sobre la ciudad, aunque rondan los 150 euros y no duran más de 15 ó 20 minutos.
4. Broadway: ¿de verdad hay que ir a un musical?
Nueva York es, obviamente, espectáculo. ¿Y quién no querría aprovechar su visita para presenciar uno de los grandes?
'A priori' gastarse el dinero en una entrada para alguno de los muchos musicales de Broadway puede parecer una 'turistada', pero nada más lejos de ello: sí merece la pena, sin duda. Antes de elegir, siempre puedes ver alguna de las muchas listas de los mejores musicales, para saber cuál elegir, aunque te adelantamos una cosa: 'El rey león', que lleva en cartelera desde 1997, es el mejor, sin duda. Y por eso nunca hay entradas para éste en TKTS.
¿Que qué es TKTS?
Las escaleras rojas de Times Square: detrás de ellas hay unas pequeñas taquillas junto a un panel en el que se pueden ver los espectáculos disponibles esa jornada y los precios, reducidos, de las entradas que se pueden adquirir para el mismo día. Pero más allá de 'El rey león', que también se puede disfrutar en Madrid, Broadway tiene muchos otros que ofrecer: 'Aladdin', basado en la película homónima de Disney, tiene unos increíbles efectos especiales —un genio que sale de una lámpara, una auténtica alfombra voladora...— y una puesta en escena de llorar de emoción; pero también están los clásicos 'Chicago' o 'El fantasma de la ópera', así como otros más modernos, como 'Harry Potter.
5. Central Park: casi un día de visita.
Quizás Central Park es de esos puntos de la ciudad que levanta más pasiones: para algunos, se trata de un lugar fascinante; para otros, está muy sobrevalorado. El parque recibe más de 37 millones de visitantes cada año (es el parque más visitado de todo Estados Unidos, sus cifras son cinco veces las que corresponden al número de visitantes del Gran Cañón del Colorado, en Arizona), aunque tiene algunas características que le hacen perder encanto: las dos grandes carreteras que lo atraviesan. Aunque sea un pequeño remanso de paz, en todo momento se aprecia la presencia de la gran ciudad alrededor, aunque eso no quita que sea un buen lugar para descansar del cemento durante un día. Lo cierto es que es un increíble espacio natural —impresiona, por ejemplo, verlo desde lo alto del Top of The Rock— de casi 350 hectáreas ubicado entre rascacielos, con muchas, muchísimas cosas que visitar en su interior.
Si quieres ver Central Park al completo, tendrás que dedicarle, como mínimo, una mañana entera, sino toda la jornada: en su interior tiene un castillo victoriano (el de Belvedere), que actualmente sirve como observatorio meteorológico para la ciudad, su propio zoológico y multitud de estatuas, amén de sus decenas de senderos y varios estanques y lagos.
También está el mosaico en honor a John Lennon (Strawberry Fields), el obelisco conocido como la 'aguja de Cleopatra', el monumento más antiguo del parque, o la gran estatua en honor a 'Alicia en el país de las maravillas'. Aunque no está dentro del parque, el Museo de Historia Natural, muy cercano al parque, debe ser visitado, casi obligatoriamente: es espectacular.
6. Chinatown, Little Italy y el East Village
Aunque hay muchas cosas que son de visita obligatoria en la ciudad, hay otras a las que uno se ve un poco forzado, como pueden ser Chinatown o Little Italy. Estos dos pequeños 'barrios étnicos' de la Gran Manzana son un clásico en todas las guías de viaje a Nueva York, pero antes de ir debes saber que quizás sí estén sobrevaloradas. Little Italy es apenas una calle con muchos restaurantes italianos, varias tiendas de 'souvenirs' y muchas banderas nacionales, colgadas por doquier. Quizás lo más interesante de Little Italy, además de su gran mural a Audrey Hepburn junto al Caffe Roma, en la misma intersección del mítico cartel colgante que da la bienvenida a esta zona de la ciudad, es su relación con la gran pantalla: algunas escenas de 'El padrino' fueron rodadas en estas calles —el tiroteo a Vito Corleone, el bautizo del hijo de Michael, en la antigua catedral de San Patricio—, y también aquí, en el Umbertos Clam House, fue asesinado el famoso mafioso Joe Gallo, cuya historia fue contada hace unos años en 'El irlandés', de Scorsese.
Little Italy comparte alguna calle con uno de los barrios chinos más famosos del mundo: algo más extenso que la callecita italiana de Nueva York, Chinatown destaca por sus mercados de fruta, verdura y otros alimentos, que dejan en la calle un peculiar olor que nada tiene que ver con el resto de lo que se huele por la ciudad.
Además de los muchos puestos de 'souvenirs' —mucho más baratos que los del resto de la ciudad—, lo que más destaca en la calle son los carteles de locales, bares, mercados y tiendas, todos escritos en chino; y si tienes la suerte de pasearte por allí a finales de enero o principios de febrero puede que te encuentres con la celebración del Año Nuevo Chino. Aquí sí puedes ver algo de la vida diaria de las comunidades chinas, especialmente en el parque Colón (Columbus Park), donde grupos de amigos practican taichí, tocan música tradicional o juegan 'mahjong', aunque también se pueden visitar el Templo Budista de Mahayana o la Iglesia de la Transfiguración. Si te apetece, otro plan es acercarte al East Village: este barrio vio, en su momento, crecer a figuras tan importantes del rock internacional como Joey Ramone, que celebraba sus cumpleaños en un antiguo local donde ahora se levanta el St. Marks Hotel, en la plaza homónima (de hecho, Joey Ramone tiene su propia placa, ya que da nombre a una pequeña plaza del barrio).
De aquellos tiempos 'hippies' y 'punkies' de Nueva York queda poco: el antiguo CBGB, donde eran habituales los Ramones y muchos otros grupos, cerró en 2006 y ahora es una tienda de ropa; el Continental, a cuyo escenario también se habían subido Ramones o Iggy Pop, cerró tras casi tres décadas en 2018 para dar paso a un edificio de oficinas elevado sobre una tienda en la primera planta. Todavía sigue en pie la tienda 'Trash and Vaudeville', donde muchos de estos artistas y otros como Bruce Springsteen o los integrantes de The Clash compraban su ropa, pero la gentrificación ha podido con casi todo lo que quedaba de aquellos años de contracultura.
7. La estatua de la Libertad.
Es curioso cómo la dama de la Libertad es absolutamente siempre la máxima representante de Nueva York, cuando casi desde ningún punto de la ciudad es visible con claridad. Figuras, disfraces y peluches de la estatua de la Libertad están disponibles en cualquier lugar de la Gran Manzana, pero para verla... hay que coger un barco. La esperanza de verla desde tierra se desvanece cuando desde Battery Park, el mejor punto para divisarla desde la ciudad, te ofrece un horizonte complicado: se la distingue, claramente, pero no se puede disfrutar. ¿Cuáles son las mejores maneras de verla?
Existe una posibilidad gratuita, que en ciudades de mucho gasto como Nueva York es una de las más buscadas por los turistas: el ferry que llega a Staten Island, el quinto 'borough' de Nueva York, es totalmente gratuito y sí, navega frente a la monumental dama con la llama de la libertad. Puedes cogerlo, disfrutarla, bajarte en Staten Island y volver.
Otra opción es hacerlo con los tours de pago: existen algunos que ofrecen un viaje específico a la isla sobre la que se levanta y que, además, hace parada en la isla de Ellis, donde se encuentra el Museo de la Inmigración, dedicado a todos aquellos que tuvieron que pasar por ella cuando ésta ejercía de aduana principal de Nueva York, a finales del siglo XIX. Esta es la única manera de poder acceder al propio monumento, que se puede visitar desde el pedestal y también subir a la corona (previo pago). Otra posibilidad es la de comprar entradas para alguno de los cruceros que navegan por el Hudson y se acercan a la estatua, pero sólo podrás eso: verla desde el propio barco. Eso sí, algunos se acercan lo suficiente como para disfrutarla un buen rato.
8. La costa oeste y el río Hudson
La isla de Manhattan está bordeada por dos ríos; desde la costa este, al otro lado del East River, se encuentran Brooklyn al sur y Queens al norte; desde la costa oeste, a través del Hudson, lo que se ve es otro estado: Nueva Jersey. Todo este lateral ha vivido recientemente un 'lavado de cara' y en él se encuentran algunas de las atracciones más interesantes de la ciudad. El High Line de Nueva York se inauguró en 2020, y es un parque lineal de poco más de dos kilómetros que transcurre sobre los raíles de una antigua vía de tren, entre edificios residenciales, de oficinas y grandes rascacielos. Como ocurre con muchas cosas de la Gran Manzana, nada tiene que ver pasearlo de día que hacerlo cuando ya ha anochecido, son dos atracciones completamente diferentes.
En un extremo del parque se encuentra Little Island, que es un pequeño parque flotante, sostenido sobre más de 130 estructuras en forma de tulipán, con senderos, áreas infantiles, un anfiteatro y unas vistas maravillosas. También casi al inicio se encuentra el mercado de Chelsea, construido en la antigua fábrica de Nabisco, lugar de nacimiento de las galletas Oreo. En el otro extremo del parque lineal se encuentra Hudson Yards, un barrio objeto de un fuerte programa de reurbanización y en el que se encuentran, además del observatorio Edge, un monumento inmersivo diseñado por Thomas Heatherwick que se parece a un panal de abejas de 16 plantas, con 154 secciones de escaleras y 2.500 peldaños. Eso sí, el 'Vessel', inaugurado en 2019, tiene 'vetado' el acceso a su interior: desde su apertura en marzo de 2019 ha habido cuatro suicidios desde el monumento.
9. Harlem y el Upper Downtown
Moverse por la ciudad en metro es extremadamente fácil, como también lo es hacerlo andando... eso sí, las distancias son grandes. Para visitar la zona alta de Manhattan lo mejor es buscar alguna línea de Subway que te acerque al norte, y ya desde ahí caminar: en esta zona puedes visitar el barrio de Harlem, cuna del movimiento cultural afroamericano desde los años 20 del siglo XX.
En esta área se pueden encontrar las famosas 'brownstones', especialmente en el distrito de Mount Morris: se trata de hileras de casas de los siglos XIX y XX fabricadas en ladrillo marrón (aunque un ladrillo marrón concreto, no todas las casas de ladrillo marrón son 'brownstones') con escalinatas a la entrada, que conforman uno de los distritos incluidos en el patrimonio de interés histórico de la ciudad.
En el norte de Manhattan, Harlem es un barrio para pasear, escuchar y saborear Harlem es de pasearla, escucharla y saborearla: la avenida Malcolm X reúne muchos de los restaurantes, tiendas e iglesias del barrio —¿por qué no buscar una en la que poder asistir a una misa góspel?—, y en el bulevar dedicado a Martin Luther King Jr. se encuentra uno de los 'must' de Harlem, el teatro Apollo, una histórica sala de conciertos en la que dieron sus primeros pasos figuras como Michael Jackson o Steve Wonder.
También por esta zona se encuentra el memorial al general Ulysses S. Grant, una de las figuras ligadas al fin de la esclavitud, aunque su familia tuvo esclavos antes de la abolición de la misma; y la catedral de San Juan el Divino, la mayor iglesia anglicana del mundo y la 'Sagrada Familia' de Nueva York: su construcción comenzó en 1892, pero sigue sin finalizar. En este mismo barrio, tirando más hacia el sur, está una de las universidades más prestigiosas del país, la de Columbia, de la que salen los mejores médicos de Estados Unidos.
El campus, abierto al público sin restricciones, alberga varias bibliotecas, amén de las diferentes facultades. Columbia es harto selectiva —en 2021 la tasa de admisión fue del 3,6%—, administra los premios Pulitzer y tiene en sus anuarios a muchas figuras importantes: diez jueces del Tribunal Supremo, cinco padres fundadores de Estados Unidos, más de una treintena de multimillonarios vivos, cerca de 60 ganadores de Premios Nobel —entre ellos Louise Glück, Nobel de Literatura en 2020—, 18 medallistas olímpicos, tres ganadores de Premios Turing y 29 jefes de Estado, entre ellos tres presidentes de Estados Unidos: Barack Obama, Theodore Roosevelt y Franklin D. Roosevelt.
10. Brooklyn y los puentes de la ciudad
Quizás cruzar a otros 'boroughs' de Nueva York sea más complicado si viajamos con el tiempo ajustado, pero Brooklyn no puede faltar nunca. Siempre hay que hacer un hueco en la planificación del viaje para cruzar el puente de Brooklyn —se tarda una media hora, más si te paras a sacar muchas fotos—, especialmente al atardecer, aunque cualquier momento es bueno: desde el puente puedes ver el 'skyline' de Manhattan si miras hacia atrás, y si miras al frente (siempre y cuando circules de Manhattan a Brooklyn), el de Brooklyn.
En este barrio, otro tanto de lo mismo: pasear. El Brooklyn Heights Promenade circula en paralelo al East River, con unas vistas preciosas (y muy próximas) de Manhattan, y cerca del paseo, en esta zona residencial, puedes encontrar incluso la casa en la que vivió Truman Capote.
Quizás lo más recomendable para una visita corta sea pasear hacia la zona conocida como DUMBO, que nada tiene que ver con el famoso elefante. En Estados Unidos se usan mucho los acrónimos, también para nombrar a los barrios (SoHo significa 'South of Houston Street', TriBeCa es el 'Triangle Below Canal Street' y DUMBO es 'Down Under the Manhattan Bridge Overpass').
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Grimaldi |
Otrora descuidada, se ha convertido en un área modernizada (sí, gentrificada), con una gran oferta gastronómica y cultural, pero además tiene puntos con unas estupendas vistas panorámicas tanto al puente de Brooklyn como al de Manhattan, además de una de las pizzerías más famosas de la ciudad, Grimaldi, con una puntuación de 4/5 de más de 4.600 opiniones en TripAdvisor. Grimaldi es, en realidad, una cadena pero en Brooklyn se encuentra el establecimiento originario, con hornos de carbón —permitidos en Brooklyn, prohibidos en Manhattan—, que abrió sus puertas en 1990.
Brooklyn tiene muchas cosas que visitar —pero hay una que si bien no tiene grandes monumentos que mostrar, puede ser una visita imprescindible para los curiosos.
El barrio judío ubicado en Williamsburg.
Entrar en esta zona de Williamsburg es echar unos años atrás y, para muchos, ver cosas que nunca había visto hasta entonces. Por las calles del Williamsburg judío no suenan los 'smartphones', sino que lo hace el famoso 'ring' de los teléfonos antiguos, de aquellos que ni de lejos podrían conectarse a Internet. Decenas de mujeres muy jóvenes pasean con sus carritos llenos de bebés y rodeadas de criaturas, todos vestidos principalmente de negro y con muchas normas: las mujeres casadas, sin mostrar su pelo verdadero (van con pañuelos o pelucas), nunca mostrando nada por encima del codo ni por encima de la rodilla, con faldas o vestidos largos negros, medias (aunque haga calor); las solteras, extremadamente jóvenes, aún pueden mostrar su cabello, pero la vestimenta es la misma.
Ellos, con tirabuzones desde muy pequeños, con kipá bajo el sombrero o bajo el propio 'shtreimel', un sombrero de piel que se suele llevar únicamente en 'shabbat' u otras festividades judías.
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judíos |
Los niños caminan solos. Pocos no judíos se comunican con ellos. Viven en su propia comunidad.. Total, son una comunidad, como una gran familia.
El barrio, más allá de lo curioso, no tiene grandes sitios que visitar; es bastante humilde, principalmente residencial y con pocos o ningún monumento. Eso sí, merece la pena una visita —sin molestar, claro—.
Recomendaciones para moverse por Nueva York
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boleto del metro |
Saber moverse por la ciudad es muy importante, aunque la mayor parte de Manhattan es relativamente sencilla para poder orientarse. Hay que saber que las avenidas (que atraviesan la isla en vertical) se numeran de este a oeste, por lo que la 1st estará junto al East River y la 12th, la última, frente al Hudson: si caminas y pasas de la Quinta a la Sexta avenida estarás caminando de este a oeste; si lo que haces es pasar de la Sexta a la quinta, lo estarás haciendo de oeste a este.
Con las calles ocurre lo mismo: las calles (horizontales), se numeran de sur a norte, por lo que si pasas de la 53 a la 54 debes saber que estás circulando en dirección norte, pero si pasas de la 35 a la 34 estás caminando en dirección sur.
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estaciones |
Metro (Subway): no temas cogerlo, es relativamente sencillo moverse y la ciudad es muy grande. Además de comprar la tarjeta Metrocard, si la cargas con 33 dólares te servirá para usarla de manera ilimitada durante siete días. Merece la pena porque las distancias son muy largas. Si vas al norte, busca la línea que quieras utilizar y elige la dirección Uptown, si vas al sur, escoge Downtown. Todas las líneas pasan por la misma vía, por lo que tendrás que saber qué línea necesitas coger (a veces te sirven varias) y ver, cuando el tren entra en el andén, la letra o número que lleva en la cabecera.