Paula Flores Vargas; Ana Karina Gonzalez Huenchuñir; Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matías Heredia Sánchez; Alamiro Fernández Acevedo; Soledad García Nannig;
|
La plaza Montt Varas de Santiago. |
![]() |
Francia Carolina Vera Valdes |
Monumento. |
![]() |
ana karina gonzalez huenchuñir |
![]() |
ana karina gonzalez huenchuñir |
![]() |
ana karina gonzalez huenchuñir |
![]() |
Antiguo palacio del congreso nacional ana karina gonzalez huenchuñir |
La Plaza Montt Varas, también denominada Plaza de la Justicia, se encuentra ubicada en el centro de la comuna y ciudad de Santiago, la capital de Chile, en la calle Compañía, entre Morandé y Bandera. Ocupa el frontis norte del Palacio de los Tribunales de Justicia, y está rodeado también del edificio del ex Congreso Nacional, el Museo Chileno de Arte Precolombino y el ex Palacio Larraín Zañartu.
Recibe su nombre del monumento a Manuel Montt y a Antonio Varas, ubicado al centro de la plaza, que fue diseñado por Ernesto Biondi y realizado por Alessandro Nelli en Roma en 1904.
![]() |
Antiguo palacio del congreso nacional ana karina gonzalez huenchuñir |
![]() |
Antiguo palacio de justicia de Santiago, actual museo precolombino ana karina gonzalez huenchuñir |
Historia
Cuando llegaron los jesuitas a Chile y a la ciudad de Santiago (12 de marzo de 1593), si bien tuvieron dependencias en distintas y varias partes de la capital, su edificación más importante —la iglesia— fue la que construyeron en la esquina suroriente de la manzana en que ahora está la antigua sede del Congreso Nacional. Y como la puerta principal del recinto daba hacia el sur, la calle contigua pasó a llamarse “de la Compañía”, hasta el día de hoy.
Tal cual ocurrió con cada iglesia levantada en la ciudad, en el frontis de la de los seguidores de Ignacio de Loyola se dejó un espacio vacío a modo de pequeña plaza, que fue conocida como “Plazuela de la Compañía”, y que en este caso cruzaba la calle, como se advierte en el plano que confeccionó el ingeniero francés Amadeo Frezier en 1712.
En 1767 los jesuitas fueron expulsados de todos los territorios españoles (y de América y de Chile, por cierto) y su santiaguina iglesia pasó a ser administrada por el obispado de Santiago. A su regreso, y varios años después de la independencia nacional, construyeron un nuevo recinto al sur de la entonces Alameda de las Delicias. Y la antigua Plazuela de la Compañía cambió de nombre (Plaza de O’Higgins) y de uso.
Pasados los años, el histórico teatro fue demolido, igual que el edificio del Consulado de Comercio. Y los restos de la iglesia de la Compañía fueron derribados tras el incendio que la afectó en diciembre de 1863. En 1905 comenzaron a edificar el actual Palacio de los Tribunales y la anterior plazuela fue alargada hacia el poniente hasta la calle Morandé; y dispusieron una estatua que recuerda a Manuel Montt y a Antonio Varas, cuyos apellidos también dieron nombre a la actual plaza.
En efecto. Según nos cuenta en su “Recuerdos del pasado” el fecundo Vicente Pérez Rosales, fue su protector Domingo Arteaga, que oficiaba también de edecán de Bernardo O’Higgins, el responsable de erigir en el siglo XIX el “primer teatro chileno, fundado el año 18 en la calle de las Ramadas, trasladado el 19 a la de la Catedral, y colocado de firme el año 20 en la antigua plazuela de la Compañía”.
Al ser ubicado frente a la iglesia de los jesuitas, el teatro de Arteaga quedó al lado norte de la antigua sede del Real Consulado (que corresponde hoy al ala oriente del actual edificio de los tribunales), en cuyos salones se realizó la sesión del Cabildo Abierto de 1810 y donde abdicó Bernardo O’Higgins a su cargo de Director Supremo, en 1823.
Cuando llegaron los jesuitas a Chile y a la ciudad de Santiago (12 de marzo de 1593), si bien tuvieron dependencias en distintas y varias partes de la capital, su edificación más importante —la iglesia— fue la que construyeron en la esquina suroriente de la manzana en que ahora está la antigua sede del Congreso Nacional. Y como la puerta principal del recinto daba hacia el sur, la calle contigua pasó a llamarse “de la Compañía”, hasta el día de hoy.
Tal cual ocurrió con cada iglesia levantada en la ciudad, en el frontis de la de los seguidores de Ignacio de Loyola se dejó un espacio vacío a modo de pequeña plaza, que fue conocida como “Plazuela de la Compañía”, y que en este caso cruzaba la calle, como se advierte en el plano que confeccionó el ingeniero francés Amadeo Frezier en 1712.
En 1767 los jesuitas fueron expulsados de todos los territorios españoles (y de América y de Chile, por cierto) y su santiaguina iglesia pasó a ser administrada por el obispado de Santiago. A su regreso, y varios años después de la independencia nacional, construyeron un nuevo recinto al sur de la entonces Alameda de las Delicias. Y la antigua Plazuela de la Compañía cambió de nombre (Plaza de O’Higgins) y de uso.
Pasados los años, el histórico teatro fue demolido, igual que el edificio del Consulado de Comercio. Y los restos de la iglesia de la Compañía fueron derribados tras el incendio que la afectó en diciembre de 1863. En 1905 comenzaron a edificar el actual Palacio de los Tribunales y la anterior plazuela fue alargada hacia el poniente hasta la calle Morandé; y dispusieron una estatua que recuerda a Manuel Montt y a Antonio Varas, cuyos apellidos también dieron nombre a la actual plaza.
En efecto. Según nos cuenta en su “Recuerdos del pasado” el fecundo Vicente Pérez Rosales, fue su protector Domingo Arteaga, que oficiaba también de edecán de Bernardo O’Higgins, el responsable de erigir en el siglo XIX el “primer teatro chileno, fundado el año 18 en la calle de las Ramadas, trasladado el 19 a la de la Catedral, y colocado de firme el año 20 en la antigua plazuela de la Compañía”.
Al ser ubicado frente a la iglesia de los jesuitas, el teatro de Arteaga quedó al lado norte de la antigua sede del Real Consulado (que corresponde hoy al ala oriente del actual edificio de los tribunales), en cuyos salones se realizó la sesión del Cabildo Abierto de 1810 y donde abdicó Bernardo O’Higgins a su cargo de Director Supremo, en 1823.
El primer teatro “de firme” de Santiago fue construido entonces en el espacio que ahora es objeto de una gran remodelación. Y no solo eso, pues la fecha de la inauguración fue todo un acontecimiento: 20 de agosto de 1820, mismo día en que don Bernardo celebraba su cumpleaños número 42, en que zarpaba desde Valparaíso la expedición libertadora al Perú, y en que se estrenaba la primera Canción Nacional (con versos de Vera y Pintado y música de Manuel Robles) en el “teatro de Arteaga”.
Pasados los años, el histórico teatro fue demolido, igual que el edificio del Consulado. Y los restos de la iglesia de la Compañía fueron derribados tras el incendio que la afectó en diciembre de 1863. En 1905 comenzaron a edificar el actual Palacio de los Tribunales y la anterior plazuela fue alargada hacia el poniente hasta la calle Morandé; y dispusieron una estatua que recuerda a Manuel Montt y a Antonio Varas, cuyos apellidos también dieron nombre a la actual plaza.
Pasados los años, el histórico teatro fue demolido, igual que el edificio del Consulado. Y los restos de la iglesia de la Compañía fueron derribados tras el incendio que la afectó en diciembre de 1863. En 1905 comenzaron a edificar el actual Palacio de los Tribunales y la anterior plazuela fue alargada hacia el poniente hasta la calle Morandé; y dispusieron una estatua que recuerda a Manuel Montt y a Antonio Varas, cuyos apellidos también dieron nombre a la actual plaza.
El diseño de la plaza se estructura en base a un eje central de piletas de agua que reconocen y jerarquizan el único elemento vertical de importancia dentro de la plaza: el monumento a Manuel Montt y Antonio Varas, ubicado frente al eje de simetría del Ex Congreso Nacional. Las entradas a los estacionamientos subterráneos son tratadas mediante la incorporación de elementos vegetales que las esconden y las hacen parte de una imagen que conjuga con los jardines frente al edificio de Tribunales. Otro gesto vegetal se diseña frente a los jardines del Ex Congreso Nacional, de manera de prolongar su influencia fuera de sus límites prediales.
![]() |
ana karina gonzalez huenchuñir |
Para ello se optó por una simpleza en el diseño horizontal, mediante sutiles cambios de pavimentos pétreos, que demarcaran zonas importantes pero que no entraran en conflicto con la arquitectura existente. Se plantea un diseño unitario para todo el vacío, lo que unifica el espacio y lo convierte en un remanso dentro de la vorágine del transitar por el centro de Santiago, un remanso espacial que permite detenernos a contemplar los edificios patrimoniales.
![]() |
plaza de justicia ana karina gonzalez huenchuñir |
![]() |
plaza de justicia ana karina gonzalez huenchuñir |
![]() |
plaza de justicia ana karina gonzalez huenchuñir |
Algunos de los acontecimientos narrados más arriba, sin duda trascendentes en la vida republicana y cultural del país, llevó en 1944 a instalar en las paredes exteriores del edificio de los Tribunales una placa recordatoria de esos eventos… aunque evocaba hechos que dividieron al país, como fue la renuncia de Bernardo O’Higgins.
El Palacio de la Real Aduana de Santiago. |
El Palacio de la Real Aduana (Palacio de la Real Casa de Aduanas o Palacio de la Aduana), posteriormente conocido como Palacio Viejo de los Tribunales (o Palacio de los Tribunales Viejos), es un edificio construido entre 1805 y 1807, ubicado en Santiago de Chile, en la calle Bandera con Compañía. En 1969 fue declarado "Monumento Histórico de Chile". Desde 1981 alberga al Museo Chileno de Arte Precolombino. Historia. El solar donde está emplazado el palacio, fue concedido en 1555 al primer corregidor de Santiago, Juan de Cuevas, quien instala aquí su casa habitación. En 1635, en el mismo solar, se construyó el Colegio Convictorio de San Francisco Javier (posteriormente, Convictorio Carolino de Nobles) de la Compañía de Jesús. A inicios del siglo XIX, el gobernador de Chile, Luis Muñoz de Guzmán, dispuso que en el mismo lugar se levantara el Palacio de la Real Aduana de Santiago. Su edificación fue encomendada al ingeniero militar José María de Atero, quien lo construyó ente 1805 y 1807, sobre la base de planos elaborados por Joaquín Toesca. Tras la independencia nacional, el inmueble fue ocupado por la Biblioteca Nacional de Chile y, a partir de 1845 albergó a los tribunales de justicia de Santiago –la Corte Suprema se mantuvo allí hasta 1915– hasta 1968, año en el cual un gran incendio destruyó sus dependencias. De allí deriva el nombre de "Tribunales Viejos". En los años 1980, el edificio fue reconstruido y restaurado, siendo destinado al uso del Museo Chileno de Arte Precolombino. El Museo Chileno de Arte Precolombino, conocido también como Museo Precolombino, es una institución cultural creada por la Municipalidad de Santiago y la Fundación Familia Larraín Echeñique. El Museo fue fundado el 10 de diciembre de 1981 y, siendo una institución público-privada, es financiado en partes iguales por la I. Municipalidad de Santiago, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y los recursos propios generados el propio Museo. El Museo funciona en el antiguo edificio del Palacio de la Real Aduana de Santiago, en calle Bandera esquina Compañía, en el centro histórico de la capital chilena (estación metro Plaza de Armas). Historia Durante más de cincuenta años, el arquitecto y filántropo chileno Sergio Larraín García-Moreno formó una importante colección de objetos precolombinos. Siguiendo criterios estrictamente estéticos y no antropológicos, Larraín conformó una completa colección de objetos que en su conjunto representa un arte propiamente americano. Durante la década de 1970, Larraín encarga al abogado Julio Philippi la creación de un modelo legal con el fin de crear una institución que albergara los objetos de la colección precolombina. Esto daría nacimiento a la Fundación Familia Larraín Echeñique, con el objeto de crear un museo orientado al cuidado, estudio y difusión de dicha colección. A principios de la década de 1980, la Fundación acuerda un convenio con la Municipalidad de Santiago con el fin de solventar la infraestructura y gastos generales del Museo, el que abre sus puertas por primera vez en diciembre de 1981. El museo hoy alberga obras de arte únicas que demuestran la diversidad cultural americana, destacando su valiosa colección textil andina, con piezas de más de 3000 años de antigüedad, Momias de Chinchorro, las más antiguas del mundo, obras en cerámica, metal y piedra, verdaderas obras de arte de mayas, aztecas, culturas andinas, antiguos pueblos del Amazonas y el Caribe, y una sobresaliente colección de arte de las sociedades que habitaron el actual territorio chileno. |
El Palacio Larraín Zañartu. |
El Palacio Larraín Zañartu es un palacio ubicado en Santiago de Chile, de estilo neoclásico proyectado por arquitecto francés Lucien Hénault y construido por la familia Larraín Zañartu en 1872. Se emplaza en la esquina de las calles Morandé y Compañía de la capital chilena, y actualmente solo se conserva su fachada. En 2011 se decide construir un centro comercial denominado Espacio M en el terreno donde se emplazaba, refaccionando la fachada del palacio.
Como se ve una plaza cargada de historia, inmersa en el corazón cívico de la ciudad que podemos admirar de forma resposada, imaginando cómo eran los silencios, los pasos y el modo de transportarse de todos los que estuvieron antes que nosotros. Historia El solar donde se edificó el palacio perteneció inicialmente al mayorazgo de la familia Aguirre (Marquesado de Montepío) desde 1744 en adelante. La heredera de la propiedad, Josefa de Aguirre Boza e Irarrázaval, se casó con Martín Larraín Salas, pasando de este modo a la familia Larraín. El Palacio Larraín Zañartu fue construido en 1872 por Lucien Hénault, arquitecto que también edificó la Casa Central de la Universidad de Chile, el Teatro Municipal y el ex Congreso Nacional, mandada a construir por José Ignacio Larraín Landa y su mujer Carolina Zañartu Larraín. El palacio pasó rápidamente a ser un lugar de tertulias de la clase política chilena, sobre todo del Partido Nacional o monttvarista. La tradición la continuó el heredero de la mansión, Joaquín Larraín Zañartu, abogado y político, y redactor del Código Marítimo. Cuenta la historia que este palacio tenía suntuosas alfombras, lozas, sillones y salones, finamente adornados al estilo francés, y existía la tradición que, por su puerta principal, siempre entraba el presidente de la República recién electo. Sede de El Mercurio y demolición. En 1902 la sucesión Larraín Zañartu vendió el palacio a Agustín Edwards Mac-Clure y desde ese año, hasta diciembre de 1984, fue sede del periódico El Mercurio. Tras el terremoto de Santiago de 1985 fue demolido, aunque se conservó su fachada, ya que en 1986 el sector donde se ubica —frente al Palacio de los Tribunales de Justicia y al ex Congreso Nacional— fue denominado como "Inmueble de Interés Histórico-Artístico Plaza de Armas, Congreso Nacional y su entorno" por el Consejo de Monumentos Nacionales. José Ignacio Larraín y Landa (Santiago, 1813-ibíd., 1892) fue un abogado y político chileno. Ejerció como ministro de Estado y diputado, y fue fundador del Partido Nacional o monttvarista. Familia Hijo de José Joaquín de Larraín y Aguirre -hijo a su vez de don Martín José de Larraín y Salas-, heredero del Marquesado de Montepío, y de doña Mercedes de Landa y de los Ríos. Tuvo una educación privilegiada, graduándose en 1836 como abogado de la Universidad de San Felipe. Contrajo matrimonio con doña Carolina Zañartu y Larraín, con quien tuvo doce hijos. Poseedor civilísimo del Marquesado de Montepío, tuvo el goce y usufructo de los bienes vinculados al Mayorazgo Aguirre, es decir, de la hacienda de "Lo Aguirre", de la chacra "Manquehue" o fundo "Lo Gallo", y del Palacio Larraín Zañartu. Desde su juventud militó en el Partido Conservador, siendo importante en su cúpula hacia 1849, cuando fue su presidente. Secretario del Ministerio de Hacienda (1838) y del Ministerio de Relaciones Exteriores (1840). Durante la administración de Manuel Bulnes se desempeñó como administrador de la Aduana de Valparaíso. Diputado suplente por La Ligua en 1846, no se integró nunca como titular hasta 1849, cuando fue elegido en propiedad Diputado por Valparaíso y Casablanca. Reelegido por el mismo departamento en 1852, integrando la Comisión permanente de Negocios Eclesiásticos. También, fue Ministro de la Excelentísima Corte Suprema. Elegido diputado Cauquenes y Constitución en 1855, reelegido en 1858 y 1861. En 1856 fundó el Partido Nacional o Montt- Varista, junto a sus amigos Don Manuel Montt y Antonio Varas, donde fue su presidente. Durante estos últimos períodos legislativos, perteneció a la Comisión permanente de Educación y Beneficencia. |
Palacio del Real Tribunal del Consulado de Santiago |
El palacio del Real Tribunal del Consulado de Santiago fue una edificación ubicada en la esquina de las calles Compañía y Bandera, frente a la plazuela de la Compañía, que enfrentaba a la iglesia del mismo nombre, en la ciudad de Santiago, Chile. Historia Su construcción, realizada inicialmente con planos de Agustín Caballero, fue concluida por Juan José de Goycolea y Zañartu luego que se considerara que el diseño del primero resultara demasiado suntuoso. Fue inaugurado el 19 de enero de 1807 para albergar el Real Tribunal del Consulado de Santiago, y sirvió como sede para la reunión del cabildo abierto la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile el 18 de septiembre de 1810, que inició el proceso emancipador nacional; también tuvo lugar en el edificio la abdicación de Bernardo O'Higgins el 28 de enero de 1823. Además, fue el lugar donde sesionaron varios Congresos Nacionales e instancias legislativas:
Desde 1886 fue domicilio de la Biblioteca Nacional hasta 1925, año en que fue demolido para el término de las obras del Palacio de los Tribunales de Justicia. |
Middlesex es uno de los 39 condados históricos de Inglaterra y fue el de menos extensión, junto a Rutland. Nunca tuvo ninguna ciudad oficial como centro administrativo ni capital. En 1965 la mayor parte del condado devino un partido de Gran Londres, con las excepciones de Potters Bar, que fue a Hertfordshire, y Staines y Sunbury-on-Thames, que fueron a Surrey. Historia El condado fue mencionado por primera vez en 704 como Middleseaxan, que en inglés moderno se llamaría "Middle Saxons" . Middlesex está ubicado en el centro de la zona donde se asentaron los sajones desde el siglo VI d. C. Los reinos vecinos eran Sussex ( sajones del sur ), Wessex ( sajones occidentales ) y Essex (sajones orientales). A diferencia de Sussex, Wessex y Essex, Middlesex no era un reino independiente dentro de la Heptarquía. El condado medieval también incluía partes de la city de Londres. En 1888, una gran parte de Middlesex se incorporó al nuevo condado de Londres. Corresponde aproximadamente al área de los actuales distritos londinenses de Camden, Hackney, Hammersmith y Fulham, Kensington y Chelsea, Islington, Tower Hamlets y Westminster. Con la urbanización en la primera mitad del siglo XX, el área quedó completamente urbanizada. Sin embargo, Middlesex todavía se usa como nombre, por ejemplo, para la Universidad de Middlesex. El nombre del condado fue utilizado oficialmente por Royal Mail como condado postal hasta 1996. Incluso hoy, la mayoría de los británicos usan el nombre del condado como sufijo de dirección.
En el siglo XIX, y las primeras décadas del siglo XX, la mayor parte de la población del condado eran principal de comerciantes, trabajadores del sector financiero y empresarios propietarios de "villa tory". En siglo XX, el condado de Middlesex se urbanizó completamente, mientras que la población de condado de Londres disminuyó después después 1911, por la instalación de nuevos edificios de empresas comerciales y la erradicación de barrios precarios, y superpoblados. El número de viviendas en Middlesex, aumentó de 236.266 a 665.347 en los cuarenta años hasta 1961. Por el cambio de población por la urbanización, aumento la población trabajadoras, reflejo en elecciones locales: En 1946, el Partido Laborista tomó el control del consejo del condado por primera vez. Posteriormente, el Partido Conservador se presentó a las elecciones al consejo del condado, obteniendo el control en 1949 y manteniéndolo en las elecciones de 1952 y 1955. En 1958, el Partido Laborista recuperó el control. El Middlesex Guildhall es un edificio ubicado en la esquina suroeste de Parliament Square en Londres. Entre los años 2007 y 2009 estuvo cerrado para ser restaurado y poder albergar la sede del nuevo Tribunal Supremo del Reino Unido.Previamente había sido usado como sede del Crown Court y anteriormente fue usado como Middelsex County Council. La mayor parte del actual edificio fue construida entre 1906 y 1913, diseñado por J. S. Gibson (a la que Nikolaus Pevsner calificó de art nouveau gótico), y decorado por gárgolas medievales y otras esculturas, algunas hechas por Henry Charles Fehr. El edificio incorporaba una puerta que data del siglo XVII, una parte de la prisión Tothill Fields Bridewell que estuvo en el mismo sitio que ahora ocupa el Middlesex Guidhall. Westminster no pertenecía administrativamente a Middelsex en el momento de su construcción, sin embargo, el Consejo del Condado estaba localizado aquí. Literatura. Sir John Betjeman , poeta laureado desde 1972 hasta su fallecimiento en 1984, nació en 1906 en Gospel Oak y creció en Highgate. Publicó varios poemas sobre Middlesex y la vida suburbana.
-Contrasts: Marble Arch to Edgware – A Lament, John Betjeman (1968) |
Metroland, 100 años después: ¿qué ha pasado con la visión original de los suburbios en Inglaterra?
![]() |
Los responsables de relaciones públicas del Ferrocarril Metropolitano inventaron accidentalmente los suburbios ingleses. |
En 1915, el Ferrocarril Metropolitano acuñó el término Metroland para describir una franja rural al noroeste de Londres, promocionada como una tierra de casas de campo idílicas y flores silvestres. Pero entre las quejas de hacinamiento y la omnipresencia de casas adosadas, ¿cómo se compara la realidad de Metroland del siglo XXI con el sueño original?
Adán Forrest
Jueves 10 de septiembre de 2015
Los urbanistas, arquitectos y constructores no son los únicos que crean ciudades. El paisaje suburbano del noroeste de Londres debe su existencia, en gran medida, a la imaginación del departamento de marketing del Ferrocarril Metropolitano.
Hace cien años, en el verano de 1915, los responsables de publicidad del ferrocarril acuñaron el término «Metrolandia» para describir la zona de influencia de los pueblos que se extendían desde Neasden hasta las colinas de Chiltern. El ferrocarril había adquirido enormes extensiones de tierras de cultivo a lo largo de este corredor en las décadas previas a la Primera Guerra Mundial, y estaba listo para el desarrollo. Solo necesitaban un discurso de ventas.
Los primeros folletos de Metroland estaban repletos de ilustraciones de idílicas casas de campo y delicados versos sobre «una tierra donde crecen las flores silvestres». Se ofreció una arcadia semirrural a los londinenses hartos del hacinamiento en la ciudad. La campaña fue un éxito rotundo. Tras la guerra, los oficinistas que buscaban espacio y zonas verdes acudieron en masa al noroeste de la ciudad.
Durante los siguientes 20 años, la empresa promotora del ferrocarril y sus socios constructores desarrollaron urbanizaciones para viajeros desde Neasden hasta Hertfordshire y Buckinghamshire. Los campos se llenaron de interminables avenidas de villas campestres de estilo Tudor: viviendas adosadas con tejados inclinados, ventanales y hastiales con entramado de madera. Los responsables de relaciones públicas del Metropolitan habían inventado accidentalmente los suburbios ingleses.
John Betjeman described Neasden as 'the home of the gnome and the ordinary citizen'
John Betjeman describió a Neasden como "el hogar del gnomo y el ciudadano común".
El área metropolitana actual es muy diferente a la imagen que antaño proyectaban los folletos y carteles del ferrocarril. El campo abierto ha sido invadido hace tiempo por las omnipresentes casas adosadas, y ya no existe una línea divisoria clara entre los antiguos centros urbanos. En los últimos años, ha habido un flujo constante de historias sobre hacinamiento, propietarios de barrios marginales y "camas en cobertizos". Las ruidosas calles principales de Brent y Harrow ahora parecen indistinguibles de gran parte del centro de Londres.
Para conmemorar el centenario de la gran campaña de marketing del Met, quise descubrir qué ha sido de los suburbios londinenses por excelencia. ¿Queda algo de la promesa del ferrocarril de una escapada de la ciudad, la visión original de viajeros felices viviendo en armonía con la naturaleza?
Cuando John Betjeman hizo su famoso viaje a través de la zona para su documental de la BBC de 1973, Metro-Land, el poeta encontró una comunidad residencial de tranquila satisfacción, una ciudadela de propietarios de viviendas y setos recortados, clubes de golf, fiestas en el jardín y damas que almuerzan.
Mi propio viaje por el Metroland del siglo XXI comienza en Neasden, la parada original de la expansión de la línea Metropolitan, el lugar que Betjeman describió como "el hogar del gnomo y del ciudadano común". La vida a lo largo de Neasden Lane es ahora la típica Londres de bajos recursos: pollerías, salones de uñas y casas de apuestas. La mayoría de los anuncios de alojamiento en los escaparates están en polaco, con habitaciones compartidas por 90 libras a la semana (me da miedo pensar cuánto se puede conseguir con 90 libras a la semana en cualquier parte de Londres).
Hay indicios de que algunos de los dueños de gnomos más antiguos de Neasden no están muy contentos con la cantidad de bebedores callejeros diurnos.
La demografía de Londres ha cambiado considerablemente desde la película de Betjeman. La presión demográfica, el alza de los precios de la vivienda y la gentrificación siguen modificando patrones de comportamiento arraigados. Por un lado, el atractivo de zonas céntricas como Brixton, Hackney y Peckham ha frenado la tradicional emigración de padres jóvenes a las afueras.
La inmobiliaria Savills ha elaborado un fascinante mapa que muestra cómo los distritos del interior de Londres han ascendido en estatus socioeconómico en los últimos años, pasando a ser zonas residenciales de alta gama, mientras que los suburbios de Neasden, Wembley y Harrow han ido adoptando una tendencia descendente (las evaluaciones se basan en datos detallados de la Oficina Nacional de Estadística sobre ocupación). The Economist ha denominado esta tendencia «la gran inversión».
“La gentrificación es real: la población más adinerada ahora quiere vivir cerca de los centros de empleo más importantes del centro”, explica Neal Hudson, uno de los directores de investigación de Savills. “Y se ha producido un aumento en el número de personas con menos recursos que se mudan a zonas como el noroeste de Londres. El parque de viviendas suburbano es más flexible que en el centro: es más fácil conseguir más gente para casas adosadas de cuatro habitaciones que para un piso de dos. Las afueras son el héroe anónimo del mercado inmobiliario a la hora de absorber la demanda”.
Si los suburbios están absorbiendo a los barrios más de moda del centro de Londres, que han quedado marginados por los precios, ¿qué impacto está teniendo la gran inversión en la vivienda en Metroland? Al igual que muchos intelectuales que critican los suburbios desde entonces, el crítico de arquitectura de preguerra Osbert Lancaster consideraba los nuevos distritos suburbanos de Londres lúgubres y estériles. En 1938, predijo que se convertirían inevitablemente en los barrios marginales del futuro. ¿Podría esta predicción, antes improbable, estar ahora a punto de hacerse realidad?
En Harrow, capital no oficial de Metroland, las sinuosas medialunas son mayormente tranquilas y los jardines aún están bien cuidados. Pero entre las casas adosadas, no es difícil distinguir edificios de ladrillo de mala calidad al fondo de los jardines. El municipio ha atraído mucha atención por su problema de "matriculación en cobertizos". El año pasado, la concejala conservadora Susan Hall, entonces presidenta del Ayuntamiento de Harrow, ordenó que un avión termográfico sobrevolara las calles y creara un mapa de calor de "puntos calientes inesperados" (se descubrieron 319 dependencias ocupadas).
Si los suburbios están absorbiendo a aquellos que se han visto excluidos del centro de Londres por los precios, ¿qué impacto está teniendo la gran inversión en Metroland?
If the suburbs are absorbing those priced-out of central London, what impact is the great inversion having on Metroland?
Los distritos interiores de Londres han mejorado su estatus socioeconómico en los últimos años, mientras que los suburbios exteriores de Neasden, Wembley y Harrow han ido decayendo.
Aunque ya no está al mando, Hall sigue preocupada por la propagación del hacinamiento desde el centro de Londres a Metroland. "Es terrible", dice.
"He visto a cinco o seis personas viviendo en una habitación. He visto habitaciones que son un completo desastre. Los caseros explotan a la gente. Y no es justo para los vecinos. Es un error en todos los sentidos".
“Nunca esperé ver tanta gente en Harrow”, añade.“Mi madre vino aquí para casarse con mi padre, y su familia, del este de Londres, pensó que había llegado muy lejos. Harrow siempre ha sido un lugar encantador, pero algunas zonas están decayendo”.
Hall se cuida de no mencionar la inmigración, tras haber recibido críticas por vincular los múltiples problemas de ocupación con las recientes oleadas de recién llegados de Europa del Este. Otros concejales y asociaciones de residentes de los suburbios de Kingsbury y Queensbury, en Metroland, se han quejado de la llegada de autobuses llenos de migrantes a la zona directamente desde Rumanía.
Estas preocupaciones no son nuevas. Kanti Nagda es uno de los ancianos de la numerosa comunidad hindú gujarati de Harrow y dirige un servicio de asesoría legal cerca del centro de la ciudad. Llegó aquí en 1972, como parte del éxodo de hindúes expulsados de la Uganda de Idi Amin. Recuerda los primeros problemas con algunos concejales de Harrow que los "disuadieron" de quedarse alegando que el sistema de comidas a domicilio no podía atender a los recién llegados.
“Para prosperar, queríamos ir a zonas verdes con buenas escuelas, buenas casas y espacio”, recuerda. “Así que Harrow nos atrajo. La comunidad gujarati del este de África era mayoritariamente adinerada, así que, tras algunas dificultades iniciales, nos resultó relativamente fácil integrarnos aquí. A mediados de los 70, vimos a la comunidad gujarati comprando casas, instalando ventanas con doble acristalamiento, etc. Queríamos establecernos aquí”.
Nagda está preocupada por la escasez actual de viviendas y la presión sobre las plazas escolares.
«Estamos viendo que mucha gente nueva se muda aquí. Quieren forjarse una vida, quieren criar hijos. Harrow tiene muchos parques y buenas escuelas. Y así, la tendencia continúa. No se puede culpar a la gente: hay que culpar a los políticos por no planificar adecuadamente para el número de personas».
En el Ayuntamiento de Harrow, Glen Hearnden, responsable de la cartera de vivienda, explica una estrategia para traer 5.500 nuevas viviendas al municipio: una amplia combinación de alquileres privados, viviendas en venta y viviendas sociales.
«Metroland surgió realmente debido a la falta de viviendas después de la guerra, y nos encontramos de nuevo ante una situación con una enorme demanda de más viviendas», afirma. «Es una especie de Metroland 2».
Parece que Metroland 2 se asemejará a otras zonas residenciales del centro de Londres. Al igual que en Wembley, en Harrow se han construido bloques de apartamentos cuadrados para adaptarse a un cambio en el tipo de tenencia. El último censo muestra que el alquiler privado en la zona ha aumentado del 13 % al 20 %. Harrow es ahora el tercer distrito londinense más buscado por los inquilinos (el alquiler promedio aquí es de 1269 libras al mes, aún ligeramente por debajo de la media londinense de 1500 libras), ya que cada vez más personas se ven obligadas a abandonar el centro de la ciudad por los precios.
Recientemente se ha aprobado un proyecto de viviendas privadas de The Hyde Group, que alcanza las 20 plantas en su punto más alto, en el terreno de un antiguo edificio de correos en el centro de la ciudad. El concejal Hearnden no cree que Harrow haya alcanzado aún el punto de saturación de viviendas de tres o cuatro dormitorios con jardín. Sin embargo, la mayoría de las nuevas viviendas tendrán que construirse en terrenos industriales abandonados, donde se equilibrará la combinación de viviendas familiares con la necesidad de aumentar la densidad en ciertas zonas.
Más arriba en la línea Metropolitan, en Chorleywood, en el frondoso Hertfordshire, se ha conservado el equilibrio perfecto entre ciudad y campo. Esta es una comunidad adinerada. Es difícil encontrar una casa de cuatro habitaciones por menos de 750.000 libras. Los escaparates anuncian clases de trombón, espacio para ponis en el jardín y servicios de eliminación de avispas («Contrate a un vecino»).
Irónicamente, el antiguo sueño de Metroland de una vida semirrural existe aquí principalmente gracias al cinturón verde, el anillo de campo protegido que rodea Londres, diseñado para frenar la expansión urbana. Las restricciones urbanísticas del cinturón verde han preservado las zonas más alejadas de Metroland, como Chorleywood, desde la Ley de Planificación Urbana y Rural de 1947. Sin embargo, los miembros de la Asociación de Residentes de Chorleywood (CRA) siguen preocupados por la "invasión", ya que los promotores compran antiguos bungalows, los demuelen y construyen dos grandes viviendas unifamiliares en la misma parcela. Henry Goldberg, presidente de la CRA, afirma que "se necesita una vigilancia constante del desarrollo urbanístico".
Goldberg y su esposa se mudaron aquí desde Harrow a finales de los años 60. «El entorno que tenemos no genera el estrés que se vive en las ciudades», dice el jubilado. «Por eso la gente vive aquí. Por lo tanto, sería preocupante un aumento excesivo de la densidad de viviendas».
Durante el auge de Metroland entre guerras, constructores especulativos como ES Reid, TF Nash y F&C Costin no tenían restricciones de las que preocuparse. El gran volumen de viviendas que construyeron es impresionante, un recordatorio de lo que se puede lograr con la construcción masiva de viviendas, libre del sistema de planificación urbanística. A principios de la década de 1930, estas empresas construían 1.000 viviendas adosadas al año, en una sola urbanización alrededor de la estación Northwick Park de Harrow. No es de extrañar que el auge de la construcción de los años 30 produjera más de 500.000 viviendas en la capital , casi todas en las afueras de Londres.
Para una generación de arquitectos absortos en la idea de diseñar viviendas en bloques de pisos y forjar calles en el cielo, los suburbios de baja densidad parecían desestructurados y desolados, un lugar de expansión sin rumbo e interminable. Pero vale la pena intentar comprender por qué Metroland, a falta de un plan maestro, ha sobrevivido un siglo, mucho después de que muchos de los experimentos utópicos de creación de espacios del centro de Londres, como la urbanización Heygate y los Jardines Robin Hood, estuvieran destinados a la demolición.
Laura Vaughan, profesora de forma urbana y sociedad en el University College de Londres, cree que urbanistas e intelectuales han subestimado el cuidado que pusieron las constructoras de Metroland entre guerras. «Aunque la construcción de viviendas se realizó con baja densidad, la distribución era coherente», afirma. «La percepción de expansión urbana no es del todo justa, porque [los constructores] trabajaron bien con las redes de carreteras, con los centros urbanos preexistentes de tiendas y pubs, y conservando muchos espacios comunes y bosques. Hay una razón por la que los suburbios eran populares».
Todo el mundo busca algo más cómodo, un lugar donde establecerse, un jardín para los niños.
Everyone is looking for something more comfortable, a place to settle down, a garden for the kids
Marius Zarnescu
También existe la persistente y continua popularidad de la construcción de viviendas tradicionales en la lengua vernácula inglesa. En su obra clásica " The Castles on the Ground", el historiador de la arquitectura J.M. Richards intentó comprender el atractivo del estilo suburbano conservador, que imita las casas de campo, y su atractivo para el 90% de las personas. Parece que estas viviendas satisfacen un fuerte deseo de espacio y privacidad. Y el espacio y la privacidad conservan su atractivo hoy en día.
De vuelta en Kingsbury, un suburbio de Metroland, los recién llegados están evaluando sus opciones. Marius Zarnescu, de 28 años, es operador de grúa y pastor de la Iglesia Bautista Rumana Victoria de Kingsbury. Su congregación está compuesta principalmente por parejas jóvenes de entre 20 y 30 años, y Zarnescu afirma que muchos se están mudando de Kingsbury a ciudades fuera de Londres, como Uxbridge, Watford, Slough y Reading, en busca de alojamiento más espacioso y asequible.
Él y su esposa Laura compartían casa en Kingsbury con otra pareja. Ahora que tienen una hija de tres meses, se han mudado a Slough, donde pueden permitirse alquilar una casa propia. «Las familias de la iglesia intentan ganarse la vida en Inglaterra», dice. «Todos buscan algo más cómodo, un lugar donde establecerse, un jardín para los niños. Y si tienen que salir de Londres para hacerlo, mejor que mejor».
Cien años después, Metroland sigue siendo un punto de partida para muchas familias jóvenes. Irónicamente, familias como los Zarnescu optan por mudarse de Londres por completo, saltándose el cinturón verde en busca de una versión más asequible del ideal suburbano.
Para muchas personas que quisieran hacer lo mismo, el alto costo de viajar a Londres y la poca confiabilidad del transporte público en general (especialmente el sistema ferroviario que una vez inspiró la creación de Metroland) sigue siendo la gran barrera para huir de las viviendas estrechas y demasiado caras en el centro de Londres.
Sin embargo, el atractivo persistente de los suburbios —espacio, vegetación y privacidad— sigue siendo un claro recordatorio de lo que la gente realmente quiere, no de lo que los urbanistas creen que debería desear. En los últimos años se ha puesto de moda desear que la escasez de viviendas en Londres desaparezca hablando de la disponibilidad de terrenos industriales abandonados, imaginando un renacimiento urbano de vida "sostenible" y "compacta" . Pero los bloques de pisos diminutos en terrenos industriales abandonados no pueden satisfacer a todos y no se acercarán a satisfacer la demanda acumulada en toda la capital.
Tal vez, entonces, sea hora de que los límites de Londres vuelvan a crecer, de abrazar el desarrollo en el sofocante cinturón verde y de permitir que una nueva generación disfrute el sueño de vivir cerca, pero lejos, de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario