Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

viernes, 12 de julio de 2019

372).-Jueces y Abogados virtuosos, e infames.-a


Manuel Cortina y Arenzana
Manfred Roeder (Generalrichter)
 Juez Oswald Rothaug.
 Hermann Markl,  Fiscal 


 

Manuel Cortina y Arenzana

Manuel Cortina y Arenzana (Sevilla, 20 de agosto de 1802-Madrid, 12 de abril de 1879), fue un político español, de formación abogado. Aunque su profesión no era la de militar, participó activamente en la Primera Guerra Carlista y otras acciones bélicas en Andalucía, del lado de los liberales.
 ana karina gonzalez huenchuñir

Cortina y Arenzana, Manuel. Sevilla, 20.VIII.1802 – Madrid, 12.IV.1879. Político.

Si un hombre puede reclamar la dignidad de modelo de jurista, de profesional de la abogacía, de demócrata y de liberal, en medio de la trabajosa implantación y consolidación del Estado de Derecho en la España del siglo xix, ése es Manuel Cortina y Arenzana. Había nacido en Sevilla en 1802 y ya en 1818 se licencia en Leyes por la Universidad Hispalense.(Sevilla)
Comprometido desde muy joven con las convicciones políticas más liberales, incorporado a la Milicia Nacional, desempeña relevante papel en la defensa de las últimas posiciones constitucionalistas en el Trocadero, ante las tropas invasoras del duque de Angulema, que, por sorpresa, habían atacado Cádiz.
En el itinerario vital de Manuel Cortina pronto se entrelazan el ejercicio profesional de la abogacía, que se inicia con su incorporación al Colegio de Abogados de Sevilla, el 10 de febrero de 1822, y su presencia en la política, a la que se dedicó durante más de un decenio con auténtica pasión democrática, serena pero infatigable.
Cortina, que tomó parte en la política municipal y fue regidor en Sevilla, peleó en la Primera Guerra Carlista con inteligencia, valor y carácter, como uno de los más egregios representantes del fecundo venero del liberalismo andaluz, destacando hasta el extremo de ser, ya en aquella época, condecorado y honrado con la Orden de Isabel la Católica en razón a su papel en la batalla de Majaceite contra la expedición carlista del general Miguel Gómez.
En 1834 sufre persecución política y padece cárcel por sus ideas. En 1835 es elegido diputado a Cortes y también desempeña la alcaldía de su ciudad natal.
Y en 1838, tras la aprobación de la Constitución de 1837 que defendió con vehemencia y convicción, obtuvo un mandato popular en el Congreso de los Diputados naciente, a cuya vicepresidencia accedió seguidamente.

Escéptico ante el desempeño público de la Reina Gobernadora, y convencido de la necesidad de profundizar el programa liberal de acuerdo con su más avanzada acepción, apoyó el Pacto de Vergara en una célebre intervención parlamentaria, secundó el programa político del general Espartero y accedió al ministerio de la Gobernación en 1840, tras el final de la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, y el nombramiento del príncipe de Vergara como regente del reino. Tres años después era elegido presidente del Congreso de los Diputados.
Y es precisamente en 1843, con poco más de cuarenta años, “nel mezzo del camin della nostra vita”, como diría Dante al comienzo de La Divina Comedia, cuando dos acontecimientos cambiaron la vida de Manuel Cortina para siempre: su nombramiento como presidente de la Comisión General de Codificación y la declaración de la mayoría de edad de la Reina, una niña de apenas trece años.
En las elecciones de marzo de 1843 triunfa la mayoría progresista, y el regente Espartero le ofrece la presidencia del nuevo Gobierno, que Cortina rechaza, dando paso al Gobierno de Joaquín María López.
Cortina preside en ese momento el Congreso de los Diputados por un período muy breve. Pero deja la impronta de la claridad de su pensamiento político y su extraordinaria calidad moral en el texto del “Proyecto de Contestación al Discurso de la Corona”, en el que hace un llamamiento a las exigencias del buen gobierno, la reconciliación de todos los españoles y la reforma de la administración de Justicia como clave de la verdadera modernización de España. Su despedida como presidente pasaría a la historia del parlamentarismo español.
Manuel Cortina tiene poco después ocasión de decantar definitivamente su vocación por el Derecho en una coyuntura política adversa, defendiendo a su amigo y correligionario Salustiano de Olózaga, encarcelado junto con Pascual Madoz, por el Gabinete González Bravo. El propio Cortina, con enorme pesar, ha de abandonar la Comisión General de Codificación, que había presidido desde su fundación. Allí termina su etapa de mayor dedicación política en medio de un giro de la política nacional que habría de desembocar en la Constitución moderada de 1845.
A pesar de que Cortina había basculado ya su trayectoria personal de forma decidida hacia el ejercicio de la abogacía, aún tuvo que padecer una segunda prisión política. Así eran entonces los vaivenes de la convulsa política española. Su defensor fue en esta ocasión Joaquín María López. De la prisión marchó al exilio.

Manuel Cortina refugia sus decepciones y convicciones en Francia, histórica morada de tantos campeones de las libertades en nuestra contemporánea historia, instalándose en Bayona. Allí, en la capital del Adour, conoció que el 21 de diciembre de 1845 la Junta General de la corporación de los abogados madrileña le había elegido como su diputado 5.º in absentia. Unos meses después regresaba a Madrid, para ser elegido diputado 2.º Al año siguiente, el 18 de diciembre de 1847, Manuel Cortina y Arenzana se convertía en decano con el voto de setenta y siete de los ochenta electores. Sucesiva e ininterrumpidamente reelegido, desempeñó el cargo hasta su muerte en 1879.
Con la incorporación de Cortina al liderazgo de la abogacía profesional, España perdía definitivamente a un auténtico y señalado político democrático, pero ganaba un jurista consagrado a la causa de la razón, de la civilización, y del Derecho, que es tanto como decir la causa de la libertad. Los abogados madrileños hallaron en el dinamismo infatigable de su nuevo decano un auténtico refundador de una institución entonces ya casi tres veces centenaria, pero carente, a la sazón, de instalaciones dignas de tal denominación, de ingresos ordinarios, de biblioteca y servicios para sus integrantes.
Consiguió Cortina el reconocimiento normativo de los colegios, la exigibilidad de cuotas de entrada y periódicas; y a partir de la Real Orden del Ministerio de Gracia y Justicia de 27 de marzo de 1851, que concedía al Colegio el bastanteo de poderes con el tipo de 10 reales por cada uno, los ingresos de la institución adquirieron volumen y estabilidad y fueron durante más de un siglo una de las claves financieras de la corporación de los abogados madrileños y, por tanto, una consolidada garantía de su independencia.
Y apenas un año después, el 14 de enero de 1852, el decano conseguía una subvención de cuatro mil reales con objeto de engrosar los fondos de su renaciente biblioteca, a cuya formación, desarrollo y funcionamiento dedicó gran parte de sus esfuerzos. Dotó al Colegio de una sede digna y exigió y obtuvo el reconocimiento de los honores y precedencias de la representación institucional de la abogacía en las salas y actos de Justicia.

La dignificación de la abogacía, como una profesión invariablemente unida al sentido, al contenido, al estilo y al programa modernizador del Estado de Derecho, representó una contribución esencial a la definición de una nueva y moderna concepción de las relaciones sociales. El abogado se convirtió en el símbolo del compromiso de la sociedad civil, y especialmente de sus más cualificados profesionales, con el proyecto político de la España liberal. Su defensa de estos valores de la profesión alcanza un punto culminante en su oposición a la reforma procesal del marqués de Gerona, quien en su Instrucción para arreglar el procedimiento de los negocios civiles había lanzado una violenta acusación contra la magistratura y la abogacía. El alegato de Cortina ha pasado a la historia por su profunda fundamentación sobre la naturaleza de estas profesiones y por la gallardía con que fue expresado.
La trayectoria profesional de Cortina explicita en todo momento la coherencia de sus convicciones.
Cuando el asalto a Palacio del general Diego de León, Cortina convoca y comanda personalmente la Milicia Nacional que, con los alabarderos, defiende y salva a la reina niña. Pero, superado el episodio, asume la defensa de alguno de los conspiradores para mostrar su convicción sobre la esencialidad del Derecho de Defensa en una sociedad libre. Su sentido de la lealtad institucional le llevó a asumir la defensa de la Reina Gobernadora, cuando en 1854, mucho después del fin de su mandato, se inició una información parlamentaria para hacer una revisión, que Cortina consideraba injusta, de algunos episodios y comportamientos de la que fue Reina Gobernadora durante la etapa en que desempeñó la Regencia.
Con convencida y anticipada visión, proclamó entonces Cortina la imposibilidad de juzgar sin acusar previamente, la necesidad de oír previamente a las defensas.
Se significa en aquel tiempo el decano Cortina como líder del pensamiento y la acción jurídicos en un tiempo de enorme trascendencia para el progreso del Derecho moderno. El abogado se consolida como el más fiel e inmutable asistente del ciudadano en la defensa de sus derechos y de sus libertades. El compromiso público del decano de los abogados madrileños, reelegido por sus colegas en treinta y una ocasiones consecutivas, aportaría un testimonio personal y un ejemplo de decoro profesional al que los colegiados de Madrid habrían de honrar con su propio compromiso y su propio testimonio en aciagas circunstancias de la historia de España, que aún estaban por llegar.

Manuel Cortina retornó en 1854 a la presidencia de la Comisión General de Codificación, que ya había desempeñado en el momento de la creación de este significativo órgano de elaboración legislativa. Con pragmatismo entonces poco común, la comisión presidida por Cortina inició sus trabajos con una organización y suficiencia presupuestaria que muestran su sentido de la eficacia del servicio público. Su participación en el proceso codificador en circunstancias singularmente apremiantes del trabajo de la Comisión, completa la participación ya habitual de los colegiados madrileños en todas las grandes iniciativas legislativas en un período fecundo en realizaciones.
Manuel Cortina cuidó de manera muy especial la calidad y el pluralismo de los insignes juristas que incorporó a la Comisión de Códigos y arbitró los medios para que pudieran dedicarse a la inmensa tarea pendiente. Si ya desde la primera etapa (1843) se había contado en la comisión con Bravo Murillo, Pérez Hernández, González Bravo, Seijas Lozano, García Goyena, Pacheco, etc., en su segundo período (1854) se incorporaron a las tareas de la comisión Gómez de la Serna, Alonso Martínez y otros grandes juristas que asumieron en aquellas décadas la redacción de la primera Ley de Enjuiciamiento Civil española, la Ley de Organización Judicial, la revisión del Proyecto de Código Civil, la reforma del Código Penal, la preparación de la Ley Hipotecaria las bases de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Esta materia de la modernización del proceso penal en España constituyó permanente preocupación de Cortina. En su primera época al frente de la Comisión de Códigos ya se habían remitido al Gobierno de entonces las bases del juicio por jurado en materia de delitos de imprenta —las libertades, siempre las libertades—, luego extensibles a otros delitos en el proyecto de Bases para el Enjuiciamiento Criminal.

Años después, en la segunda época de Cortina al frente de la Comisión siguió siendo esa su principalísima preocupación. Cuando en 1869 cesó, a petición propia, en la presidencia de la Comisión, el proyecto era ya fruta madura que habría de promulgarse en 1872. Los méritos técnicos de esa ley tienen un protagonista egregio, Alonso Martínez; mas fue elemento esencialísimo en su realización la perseverancia de Cortina en el impulso y en la superación de las muchas trabas e interrupciones que fueron surgiendo en el proceso de elaboración de aquella norma.
En todo aquel tiempo, la Comisión General de Codificación contó con la intervención de los Colegios de Abogados en las tareas legislativas, cuyas aportaciones dieron extraordinaria vitalidad a aquel brillante período de formación de nuestros más significados y modernos textos legislativos, que conformaron nuestro Derecho durante la centuria siguiente.
Manuel Cortina persiguió la dotación de un nuevo estatuto legal para la abogacía, y muy especialmente la aprobación del libre ejercicio de la profesión a lo largo de todo el territorio de la Monarquía, reivindicación que habría de plasmarse en los Reales Decretos de 31 de marzo de 1863. La abogacía alcanzaba un público reconocimiento que habría de verse plasmado en la Ley Orgánica del Poder Judicial de 15 de septiembre de 1870, que dedicaba todo un título, el XXI, a los abogados y procuradores. La obra de Manuel Cortina y Arenzana podía considerarse culminada.
Formó parte de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación que presidió por dos veces, en 1850 y 1855. En 1857 ingresó también en la Real Academia de Ciencia Morales y Políticas.
Apenas dos años después, durante el reinado de Amadeo I, Manuel Cortina recibía por segunda vez la oferta de presidir el Tribunal Supremo. Habría de declinarla.
Comenzaba a encontrarse enfermo, y a pesar de sus ruegos, sus compañeros continuaban reeligiéndole para continuar al frente del decanato madrileño, que habría de ostentar hasta 1878, casi hasta el umbral de su fallecimiento.
Se cerraba, así, una auténtica era de la historia democrática española. Manuel Cortina defendió el histórico proyecto liberal español frente a todos sus enemigos, durante los últimos estertores del Trienio Liberal y durante los conflictos carlistas; durante la gobernación de María Cristina y la regencia de Espartero; durante el reinado de Isabel II, el Sexenio Revolucionario y en el umbral de la Restauración. Creyó firmemente en el Estado de Derecho. Y creyó en la abogacía. En su compromiso firme con los ciudadanos, con sus derechos y libertades. En su compromiso con la causa de la emancipación humana.
La modernidad que Cortina aportó a su trabajo tiene hoy formas diferentes y avanzadas; pero no puede prescindir de la sólida cimentación que sentaron quienes, como él, ensoñaron la libertad y cultivaron y practicaron el derecho como el más ético, realista y eficaz camino para alcanzarla.

Obras de ~: A sus conciudadanos: El Comandante de Segundo Batallón de Milicia Nacional de esta ciudad, Sevilla, Imprenta de Joaquín Roselló, 1838; Defensa oral: en la causa criminal sobre conato de asesinato, que D. Felipe Leoncio de Mena siguió contra su cuñado D. Antonio Vidal, ante el Supremo Tribunal de Guerra y Marina en su Sala de Justicia el día 6 de abril de 1842, Madrid, Imprenta de D. F. Suárez, 1842; Memoria leída por Manuel Cortina en la Junta General celebrada el día 5 de diciembre de 1852, Madrid, Imprenta Nacional, 1852; Dictamen dado a S. M. La Reina Doña María Cristina de Borbón, sobre el de la Comisión de las Cortes constituyentes de 1854, encargada de la información parlamentaria relativa a su persona, Madrid, Imprenta de El Fénix, 1857; Dictamen sobre los derechos que asisten al Banco Hipotecario de España contra el estado por haberle éste privado de los beneficios que le correspondían según la ley de su creación y recursos que ha de ejercitar para hacerlos efectivos, Madrid, Est. Tipográfico de R. Labajos, 1874.

Bibl.: P. Barbadillo Delgado, Historia del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, Madrid, Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, 1956-1960, págs. 60, 65, 151, 163-164, 194 y 226- 228; M. García Venero, Orígenes y Vida del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, Madrid, Colegio de Abogados de Madrid, 1971, págs. 206-219 y 227-258; R. Pérez Bustamante et al., El ilustre Colegio de Abogados de Madrid 1596-1996, Madrid, Colegio de Abogados de Madrid-Banco Bilbao Vizcaya, 1996; J. S antos Torres, Manuel Cortina: el Hombre, el Político, el Abogado (1802-1879), Sevilla, Colegio de Abogados de Sevilla, 1996; L. Martí Mingarro, II Centenario del nacimiento del Excmo. Sr. D. Manuel Cortina y Arenzana (1802-2002), Madrid, Colegio de Abogados de Madrid, 2002.

 

 

 

 

Manfred Roeder (Generalrichter)



uniforme militar

Manfred Roeder (Kiel, 20 de agosto de 1900 - Glashütten, 18 de octubre de 1971) fue un juez militar alemán durante el nacionalsocialismo.
Fue responsable por sentenciar 56 ejecuciones entre ellas las del grupo Capilla Roja, Dietrich Bonhoeffer, Wilhelm Canaris y Hans von Dohnanyi. Desde enero de 1945 fue nombrado mayor general de justiciade la fuerza aérea.
Tras la derrota de Alemania en la segunda guerra mundial, hubo intentos por parte de los sobrevivientes de la orquesta roja y Autoridades militares estadounidenses ocupación  de investigar los enjuiciamientos de los miembros de la Orquesta Roja y otros traidores, pero Roeder nunca fue condenado por ningún delito.

biografía

Roeder, hijo de un magistrado de Landgericht (un tribunal de nivel medio en el sistema judicial actual de Alemania.) de Kiel , sirvió en la Primera Guerra Mundial, en regimiento  83ª Artillería de Campo como teniente. Más tarde recibió una Cruz de Hierro (2º clase) por haber sido herido.  
Después de la guerra, Roeder se unió a los Freikorps y más tarde fue a la universidad para obtener un título en derecho. 
Ingreso a carrera judicial en 1934 y poco después, nombrado  juez militar  en los servicios legales de la Luftwaffe en abril de 1935. Roeder fue el investigo el caso espionaje de la Orquesta Roja y más tarde Se convirtió en el fiscal. 
Roeder era conocido por Hitler y Göring como uno de los jueces militares más duros y leales; los presos lo apodaron "juez de horca de Hitler
(Hitler's blood judge)",  un nombre también dado a Roland Freisler .

Investigaciones posteriores a la guerra y batalla legal 


El 15 de septiembre de 1945, el ex ministro de Cultura prusiano Adolf Grimme , amigo del ejecutado Adam Kuckhoff y ex miembro de la Orquesta Roja, presentó una querella contra Roeder por perversión de la justicia en su papel de juez investigador y fiscal del caso. 
 Unos meses más tarde, el Ejército de los EE. UU, comenzó a investigar el caso de Mildred Harnack, una estadounidense  y esposa de uno de los principales miembros de la Orquesta Roja. Ella conoció y se casó con Arvid Harnack en Wisconsin , luego lo siguió a Alemania en 1929. Ambos fueron arrestados en conexión con la Orquesta Roja y acusados ​​por los nazis de ser espías para la Unión Soviética .
El Grupo de Crímenes de Guerra del Ejército de EE. UU. Comenzó a investigar el caso de Mildred Harnack por denegación del debido proceso en febrero de 1946. Aunque su arresto se mantuvo en secreto y se le negó el derecho de escuchar o confrontar a sus acusadores y el Ejército, determinó que ella y su esposo había sido torturado,  en noviembre de 1946, el Grupo de Crímenes de Guerra determinó que su caso había sido manejado adecuadamente.
En 1951, el abogado fiscal en Lüneburg detuvo de manera similar el caso perseguido en el sistema legal alemán por falta de sospecha razonable. El informe final llegó a la conclusión de que los juicios ante el tribunal de guerra del Reich no eran objetables y que los acusados ​​habían sido condenados a muerte, ya que en todas las épocas la traición ha sido considerada como el "crimen más ignominioso" y los participantes en el 20 de julio. 
El complot de 1944 para asesinar a Hitler fue en gran medida impulsado por la traición y el espionaje. 

Grados del servicio de justicia militar 



Título de servicio
1944/45
Designación
civil
 correspondiente
Rango militar correspondiente

StabsrichterAmtsgerichtsratHauptmann /
 Kapitänleutnant


OberstabsrichterLandgerichtsratMajor /
Korvettenkapitän

Oberfeldrichter / GeschwaderrichterOberamtsrichterOberstleutnant /
 Fregattenkapitän

Chefrichter
(später Generalrichter / Admiralrichter)
etwa
 Landgerichtspräsident
Generalmajor /
 Konteradmiral

Generalrichter / AdmiralrichterReichsgerichtsrat

Reichsanwalt

Generalstabsrichter / AdmiralstabsrichterOberreichsanwaltGeneralleutnant /
Vizeadmiral

Senatspräsident am
 Reichsgericht


Generaloberstabsrichter
Ministerialdirektor
im
Reichsjustizministerium
General (mit Zusatz der Waffengattung)
A principios de la década de 1950, Roeder continuó descaradamente sus ataques públicos y difamación a los miembros supervivientes de la "Orquesta Roja". Citó el costo de su "traición" en términos de pérdidas militares alemanas, mientras que ocultaba los millones de muertes causadas por el régimen nazi que él mismo todavía defendía. 
                       Manfred Roeder, testigo en los Juicios de Núremberg, 1947.

Adolf Grimme , Günther Weisenborn , y particularmente Greta Kuckhoff , intentaron presentar querella contra Roeder por "crímenes de lesa humanidad" por haber usado tortura,  pero el caso fue demorado por el abogado fiscal  en Lüneburg hasta finales de la década de 1960. En ese punto se cerró investigación. No se presentó ningún caso contra Roeder para determinar si su método de uso de la tortura para obtener información o las sentencias que siguió en la corte constituían delitos. 
Después de la guerra, Roeder era un miembro visible y activo de la CDU (Democracia Cristina Alemana), sirviendo en varias empleos públicos, incluido el teniente de alcalde en su comuna de Glashütten , en Taunus.

 


FABIOLA DEL PILAR GONZÁLEZ HUENCHUÑIR


Glashütten es un municipio situado en el distrito de Hochtaunus, en el estado federado de Hesse (Alemania). Su población estimada a finales de 2016 era de 5414 habitantes.
Se encuentra ubicado en el centro del estado, a poca distancia al norte del río Meno, uno de los principales afluentes del Rin.


La Orquesta Roja o La Capilla Roja. 

(en alemán: Die Rote Kapelle) fue una red de espionaje de los Aliados formada durante la Segunda Guerra Mundial e integrada por ciudadanos alemanes y de otras nacionalidades en contra de los nazis.

Comenzó a formarse en 1939, cuando Leopold Trepper, un agente del Servicio de Inteligencia de la URSS, estableció una red de inteligencia. La formación de la red sucedió luego de las purgas estalinistas, donde cayera como "cabecilla" el legendario Mariscal de la Unión Soviética Mijaíl Tujachevski, en el marco de la política no-beligerante con la Alemania nazi, Pacto Ribbentrop-Mólotov.

Su misión era recoger información en Holanda, Francia, Suiza y Alemania. El círculo de espías tenía tres ramas importantes: la red francesa, la belga y la holandesa, la red de Berlín y el Círculo de "Lucy" que operaba en la segura y neutral Suiza. Asimismo hubo una red japonesa. Los miembros de la red eran conocidos por los alemanes como "pianistas", dado que transmitían sus mensajes usando el telégrafo operado manualmente. La red aportó información prioritariamente a los soviéticos, pero también la compartía con los aliados ingleses.

La importancia de la red de Berlín en la Segunda Guerra Mundial fue primordial para desmantelar la estrategia alemana en la batalla de Stalingrado (la Orquesta Roja causó por lo menos la muerte de 250 000 soldados del Eje suministrando detalles estratégico-operativos del Frente del Este, e intervino igualmente suministrando informaciones sobre fabricación de armas y los cohetes V1 y V2).

Por saber, sabía incluso la fecha exacta de la entrada de Alemania en guerra contra la URSS, información sobradamente contrastada. Los alemanes descubrieron la red por casualidad, en Bélgica, a fines de 1941; la investigación les reveló que era la red de espionaje más amplia y profunda que poseían los Aliados.

La contrainteligencia alemana terminó descubriendo setenta y cuatro emisoras de la Orquesta Roja; más tarde se supo que eran más de quinientas. Las principales funcionaban en Lieja, Gante, Bruselas, Estambul, Atenas, Belgrado, Ginebra, Viena, Roma, París, Ámsterdam, Berlín, Neuchâtel, Madrid, Barcelona, Amberes, Estocolmo, Copenhague, Trondheim, Lyon, Marsella y Lille. Sólo en París había una treintena.

En esas actividades participó la red suiza conocida como Trío Rojo. Su principal agente era Rudolf Roessler, de nombre en clave "Lucy", con uno o varios importantísimos informantes dentro del OKH, todavía hoy desconocidos; su mayor éxito fueron las informaciones previas a la Operación Citadelle. Roessler era considerado un patriota por sus amigos, pero pasaba información a través de Suiza al agente Alejandro Radolfi (Sandor Radó), alias "Dora", que retransmitía sus informes a Moscú. Su hermana estaba casada con el director de orquesta Hermann Scherchen, también colaborador.

Muchos de los agentes eran alemanes de los más diversos estratos de la sociedad, artistas, escritores, estudiantes, comerciantes y militares con tendencias políticas opuestas al régimen, no necesariamente comunistas. Pero el núcleo dirigente estaba formado por comunistas confesos que habían podido escapar a la represión hitleriana: el teniente de la Luftwaffe Harro Schulze-Boysen, sobrino segundo del almirante Tirpitz, y Arvid Harnack del Ministerio de Economía del Reich, sobrino del famoso historiador Adolf von Harnack.

El escritor Adam Kuckhoff, el teniente segundo Herbert Gollnow, J. Wenzel, agente de la Internacional Comunista en Bruselas, la condesa Ericka de Brockdroff y el profesor W. Kraus (Marburgo), quien distribuía el periódico ilegal El Frente Interior, repartía octavillas y reclutaba a trabajadores inmigrantes. Ilse Stöme estaba infiltrada en el Servicio de Información de Asuntos Extranjeros; el coronel de la Luftwaffe Erwin Gras y Horts Helmamm, que operaba en la oficina de claves del contraespionaje, la bailarina Olga Schottmüller, la vidente Anna Krause y el diplomático Rudolf von Scheliha. Al igual que otras asociaciones, como el Frente Negro y la Rosa Blanca, luchaban contra Hitler desde el interior.

​ La eficacia de la red llegó a ser tal que cualquier decisión del Alto Estado Mayor alemán (OKH) se conocía por los Aliados sólo con una diferencia de nueve horas desde que era tomada. Pero quizá el más famoso y anónimo espía de la Orquesta Roja fue Leopold Trepper, quien diseñó la arquitectura de la red, era conocido como "Gran Jefe" y se ocupaba de la red franco-belga.
La red berlinesa de la Orquesta Roja fue desmantelada en parte por la Gestapo el 31 de agosto de 1942. Se hicieron más de 600 arrestos en Bruselas, París y Berlín. Entre los arrestados había miembros de la Abwehr, Ministerio de Propaganda, Ministerio del Trabajo, Ministerio del Exterior y la oficina administrativa de la ciudad de Berlín.
Los procesos judiciales se llevaron en el más estricto secreto; hubo 58 condenas a muerte, los hombres ahorcados y las mujeres guillotinadas, y muchas otras a cadena perpetua.

 Adolf Hitler, exigió un “castigo acelerado e intensificado” de los acusados ​​y encargó a Hermann Göring que supervisara el caso extremadamente explosivo.
El 14 de diciembre de 1942,trece  de los encarcelados en Spandau , incluidos John Graudenz, Kurt Schulze, Kurt Schumacher, Horst Heilmann, Erwin Gehrts y Herbert Gollnow , se enteraron de que se había fijado una audiencia para el día siguiente ante el Segundo Senado de la Corte Marcial del Reich. No se hizo ningún anuncio en los siguientes procesos.
 El juez presidente fue el presidente del Senado, Alexander Kraell. Hermann Göring nombro como fiscal militar  a Manfred Roeder , a quien se consideraba un "sabueso de Hitler" debido a sus duras negociaciones en el NSDAP, al tribunal específicamente para este juicio.

Todas las negociaciones se llevaron a cabo en secreto. Se asignaron defensores públicos a los acusados ​​a los que solo se les permitió hablar poco antes del juicio o no se les permitió hablar; Durante el juicio se sentaron a doce metros de distancia para evitar cualquier comunicación. En el centro de la "evidencia" preparada por los interrogatorios incontrolados de la Gestapo se encontraba el espionaje y la actividad subversiva, que se consideraba alta traición  y se castigaba con la pena de muerte . 
Roeder usó el proceso no solo para establecer los crímenes, sino también para retratar de manera integral las relaciones privadas de los acusados ​​con el fin de mostrarlos como personas inmorales completamente depravadas, para humillarlos y quebrantarlos.

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Placa

El Caso Katzenberger fue un notorio juicio bajo las leyes del Régimen Nazi en Alemania. Un empresario judío prominente en la comunidad de Núremberg, Lehmann (Leo) Katzenberger, fue acusado de tener una relación amorosa con una joven "de raza aria", hecho que lo llevó a ser sentenciado a muerte el 14 de marzo de 1942. El juez de aquel juicio, más tarde fue procesado en los Juicios de Núremberg y condenado a cadena perpetua. El caso y la condena del juez nazi fueron abordados por el guión de la película de 1961 "Judgment at Nuremberg" (El juicio de Núremberg o Juicio en Nuremberg)​

Circunstancias

Junto con sus dos hermanos, Leo Katzenberger (nacido el 28 de noviembre de 1873 en Maßbach próximo a Bad Kissingen) era propietario de una gran tienda de calzados y de una red de ventas que se esparcía por el sudeste de Alemania. Como un prominente miembro de la comunidad judía de Núremberg, en 1939 fue el principal dirigente de la Organización Cultural Judía de esta ciudad. Tenía una antigua amistad con una joven fotógrafa, Irene Seiler (después Scheffler), que había alquilado habitaciones en su bloque de apartamentos (desde 1932) que quedaban cerca de su oficina de trabajo. Se escucharon cotilleos durante años sobre un eventual romance entre Seiler y Katzenberger.

Juicio

Katzenberger acabó siendo denunciado a las autoridades y fue detenido el 18 de marzo de 1941 bajo la acusación de desobediencia a la Rassenschutzgesetz o Ley de Protección Racial, una de las leyes raciales de Núremberg, que consideraba como crimen que judíos y no judíos mantengan relaciones sexuales. Leo Katzenberger negó las acusaciones, al igual que hizo Irene Seiler, que declaró que las relaciones mantenidas por los dos eran como si fueran padre e hija. El tribunal inicialmente consideró que había pocas pruebas para proceder con la denuncia.

El caso, sin embargo, atraería la atención de Oswald Rothaug, un juez conocido por su severidad y apoyo ferviente al nazismo, que ordenó que los autos pasaran a sus manos.​ Oswald percibió la publicidad que el juicio podría tener y el impulso que daría a su carrera (mostrando sus credenciales nazis) si condenara al reo judío.
Ninguna prueba definitiva fue presentada y la sentencia normal sería prisión por varios años. Sin embargo, la Volkschädlingsgesetz (ley marcial) estaba en vigor y bastó un simple testimonio sobre Katzenberger que aseguraba que había sido visto dejando el apartamento de Seiler "cuando ya estaba oscuro" para que Rothaug aplicara la pena de muerte contra él.

Consecuencias

Leo Katzenberger fue guillotinado en la Prisión Stadelheim en Múnich el día 2 de junio de 1942. Irene Seiler fue considerada culpable por perjurio cuando negó la relación y fue condenada a dos años de detención (las mujeres no podían ser encuadradas en la Ley de Protección Racial).

Oswald Rothaug fue trasladado para un cargo de fiscal en Berlín en 1943, no habiendo conseguido llegar a Juez como quería. En 1947 fue procesado por los estadounidenses, principalmente por su papel en el caso Katzenberger, y sentenciado a cadena perpetua. Quedó libre en diciembre de 1956, a los 59 años de edad. Murió en Colonia, en 1967.
El caso Katzenberger es señalado como un episodio del extremo antisemitismo en la Alemania Nazi y de su distorsionado sistema judicial. La película "Judgment at Nuremberg" ( El juicio de Núremberg o Juicio en Nuremberg) se basó vagamente en ese caso, con Spencer Tracy interpretando al juez estadounidense  que presidió el juicio y Judy Garland, nominada al Óscar por su actuación como una mujer inspirada en Seiler.


  


 Juez Oswald Rothaug.


retrato


(17 de mayo de 1897, en Mittelsinn - 4 de diciembre de 1967, en Colonia ) fue un juez y  jurista nazi. En junio de 1933, Rothaug fue nombrado fiscal en Nuremberg , y en abril de 1937 se convirtió en director de la corte regional en Schweinfurt . 
 En 1942, condenó a muerte a un trabajador de esclavos polaco de 25 años de edad , explicando que "la inferioridad del acusado es clara, ya que él es parte de la subhumanidad polaca".
Rothaug buscó y presidió el juicio de Leo Katzenberger en marzo de 1942, ordenando su ejecución por "corrupción racial" en mayo de 1943.  Rothaug acusó al anciano judío de tener relaciones sexuales con una joven alemana, Irene Seiler, que fue un crimen en la Alemania nazi de acuerdo con las leyes Rassenschande o "pureza racial", una parte de las Leyes de Nuremberg . Tanto Katzenberger como Seiler negaron las acusaciones. Después del juicio, Rothaug fue llevado a Berlín como miembro del Tribunal Popular Nazi .
Durante los juicios de Nuremberg, Rothaug fue condenado a cadena perpetua el 14 de diciembre de 1947 por crímenes contra la humanidad. 

Fue el único acusado que no fue condenado por todos los cargos, fue declarado culpable solo de "crímenes de lesa humanidad", y no culpable de "crímenes de guerra por el abuso del proceso judicial y penal" "membresía en una organización criminal"

No obstante, el tribunal comentó en su sentencia:
Por sus modales y métodos, hizo de su corte un instrumento de terror y se ganó el miedo y el odio de la población. De la evidencia de sus asociados más cercanos, así como de sus víctimas, encontramos que Oswald Rothaug representaba en Alemania la personificación de la intriga y la crueldad nazis secretas. Era y es un hombre sádico y malvado. Bajo cualquier sistema judicial civilizado, podría haber sido acusado y destituido de su cargo o condenado por prevaricación en el cargo a causa de la maliciosa intriga con la que administraba la injusticia.
Su sentencia fue reducida a 20 años y fue puesto en libertad condicional el 22 de diciembre de 1956.

 

 



 Hermann Markl,  Fiscal 



(nacido el 8 de junio de 1908 en Radelsdorf, † 2000 ) fue un abogado alemán que en 1942 trabajó como fiscal en Nuremberg en la sentencia de muerte contra Leo Katzenberger por Hermann Markl se unió a la SA en 1934 y al NSDAP en 1935 . En 1942, como fiscal, acusó a Leo Katzenberger de presunta "corrupción racial "

En su acusación, Markl Katzenberger describió, entre otras cosas, como un "enemigo peligroso del pueblo""los judíos son nuestra desgracia" y "los culpables de la guerra". Katzenberger era el tribunal especial Núremberg, dirigido por Oswald Rothaug condenado a muerte y ejecutado en junio de 1942.
La "protección  racial" generalmente se castigaba con prisión; La sentencia contra Katzenberger es una de las cinco penas de muerte conocidas por este "delito".
 En 1951, Markl fue readmitido en Baviera como magistrado y ascendido al Consejo Superior de la Corte Regional después de cuatro años.
Trabajó como juez en el Tribunal Regional Superior de Múnich, donde se retiró a principios de 1962 después de que su papel en el juicio de Katzenberger llamara la atención del público a través de la película El juicio de Nuremberg, y los estudiantes de Múnich se manifestaron en su contra,  Markl recibió una íntegra jubilación y actuó como un guardián para el cuidado de niños católica en Munich.
Markl había sido miembro de la asociación de estudiantes KDStV Radaspona de  Regensburg desde 1927, más tarde se convirtió en miembro de la KDStV Vindelicia Munich.

 

 


Tiempo 

1 comentario:

  1. UNOS IMPORTANTES PERSONAJES DEL DERECHO EN SUS RESPECTIVOS PAÍSES DE ORIGEN

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