Caricaturas de Barrister (Abogados) en revista inglesa Vanity Fair

martes, 11 de enero de 2011

36).-Plaza de Santa Ana de Santiago.

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson Gonzalez Urra ;Paula Flores Vargas;  Ricardo Matias Heredia Sanchez; Alamiro Fernandez Acevedo;  Soledad García Nannig; 


Plaza de Santa Ana de Santiago.




ana karina gonzalez huenchuñir


La Iglesia de Santa Ana es un templo católico ubicado en el centro de la ciudad de Santiago, en la Región Metropolitana, en la intersección de las calles Catedral y San Martín. Tiene su origen en la ermita que fue situada en su lugar a la llegada de los españoles a la cuenca del Mapocho, quienes, al delimitar la traza original de la ciudad, la localizaron en el límite poniente de la misma. El terreno fue donado por Rodrigo de Quiroga para esos efectos, en el año 1576. 
La primera iglesia fue levantada en el año 1586 pero, como casi todos los edificios de la ciudad, fue destruida por el terremoto de 1647; siendo reconstruida y vuelta a destruir por otro terremoto, esta vez el de 1730. El tercer edificio, por su parte, fue demolido a comienzos del siglo XIX, por su deficiente estado de conservación. El templo actual, de estilo neoclásico, comenzó a ser construido en 1806 y tardo largos años en ser concluido, sin que ello ocurriera para su inauguración, en el año 1854.


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Para las procesiones religiosas, se estableció una  plazuela en el atrio de la iglesia, y edificios dependientes.  

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Este lugar la conozco desde que era un niño en las década del 80; en uno de los edificios vivía un compañero del Instituto de Humanidades Luis Campino; desde la década del 90 concurría a taller de mi encuadernador, que estaba ubicado en la plaza santa Ana.



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Mi encuadernador en su taller.

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La plaza ubicada en el  barrio Santa Ana, junto al templo parroquial del mismo nombre, en la interdicción de de las calles San Martín, y Catedral. Tiene su nombre por  santa Ana, la madre de la virgen maría.

















La fuente de la plaza.



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Primer diseño (no utilizado) del símbolo identificatorio de la estación, Santa Ana.


Edificios de la plaza.





Edificios 

Galerías

galerías

El  edificio, que esta frente de la plaza tiene galerías para protegerse de lluvia y el sol.



Ana (madre de María)






La tradición cristiana dice que Santa Ana, casada con Joaquín, fue la madre de María y, por tanto, abuela materna de Jesús de Nazaret. Es considerada patrona de diversas ciudades y países, así como de las mujeres trabajadoras y los mineros, pues se considera a Jesús el oro y María la plata. También es patrona de las mujeres embarazadas a la hora del parto. Su fiesta es el 26 de julio.
El nombre es conocido en hebreo como Hannah. Todo lo que se conoce sobre su vida, incluso su nombre, está basado en los Evangelios apócrifos, no admitidos por la Iglesia dentro de sus libros canónicos. Según estos, santa Ana era natural de Belén.

Historia del culto

En el caso de Europa, la existencia de su culto en Sevilla se considera el más antiguo datado en la península ibérica, a finales del siglo XIII.
Sin embargo se desarrolla fundamentalmente a partir de la Baja Edad Media, con abundantes ermitas e iglesias, así como retablos a partir del siglo XV, muchos de los cuales se conservan en la actualidad. El caso de la congregación religiosa de las Carmelitas Descalzas está documentado en la difusión de su culto por Aragón, a partir de la fundación de su convento en Tarazona en 1603, por lo que esta difusión continuaba en la Edad Moderna.

Iconografía

En la iconografía occidental, Ana puede reconocerse por la larga túnica, generalmente roja y un manto que le cubre la cabeza, a menudo sosteniendo un libro. También puede encontrarse a Ana acompañada por una pequeña María, quien sostiene, a veces, al Niño Jesús en brazos.​ Tales representaciones trinitarias reflejan de manera especular a representaciones similares de la Trinidad y a veces se producían en parejas.
El tema iconográfico de El encuentro en la Puerta de Oro aúna ambos puntos de vista, y fue un componente regular de ciclos artísticos de la Vida de la Virgen. La pareja se encuentra en la «Puerta de Oro» de Jerusalén y se abrazan. Son conscientes del embarazo de Ana, del que ya les había informado un arcángel por separado. El nacimiento de la Virgen, la Presentación de María y el Matrimonio de la Virgen eran componentes usuales de ciclos de la Vida de la Virgen en la que se muestra normalmente a Ana.
No se suele mostrar a Ana en el Nacimiento de Cristo, pero frecuentemente se la representa con el Niño Jesús en varios temas. Se cree que se la representa a veces en escenas de la Presentación de Jesús en el Templo y la Circuncisión de Cristo pero en el primer caso esto probablemente sea una identificación errónea por confusión con Ana la Profetisa. Ana no es representada con Cristo adulto, así que se considera que murió durante la juventud de Jesús. Ana también es mostrada como la matriarca de la Sagrada Familia, la familia amplia de Jesús, un tema popular en la Alemania de la Baja Edad Media. En esta época, eran frecuentes las imágenes de santa Ana en una imagen triple, es decir, santa Ana, en sus brazos la Virgen María y en los brazos de ésta el Niño Jesús.
Esta iconografía familiar de la Santa con su hija y nieto en una misma imagen fue muy usual durante la Edad Media y la Edad Moderna, siendo repetidas las veces que aparece en esculturas o pinturas; esta tipología se conoce también como Triple santa Ana, o Sagrada Parentela. Leonardo da Vinci o Rafael Sanzio cultivaron este tipo de representaciones, entre otros muchos artistas.


ciudad



Los Supersónicos.









Los Supersónicos (cuyo título original es The Jetsons) es una serie animada creada por William Hanna y Joseph Barbera. Fue creada en 1962; durante años la audiencia la comparó con una versión futurista de Los Picapiedra.​ Los Supersónicos se encuentran en el año 2062, en el que viven en edificios suspendidos en el aire mediante enormes soportes y se transportan en aeroautos,​ considerada como una de las mayores representaciones de la era dorada del futurismo estadounidense, adquiriendo influencias de la era espacial. La serie es conocida por visionar la tecnología contemporánea, ganado un gran seguimiento de culto entre los científicos.
Fue el primer programa de la cadena estadounidense ABC que se emitía en color. Entre los años 1985-1987, se produjeron nuevos episodios con otros actores de voz. Sin embargo, aunque se pretendía homologar la serie, los diseños de personajes y animación son algo diferentes a los capítulos de los sesenta.

Personajes

  • Súper Sónico (George Jetson): Personaje principal de la serie, tiene cuarenta años y es el estereotipo del hombre de oficina, Súper trabaja en Espacio-cohetes Espaciales Espacio S. A. (Spacely Space Sprockets Inc.), donde construye y financia todo tipo de equipos de alta tecnología para su jefe, el señor Júpiter (señor Espacial). Pero siempre le hace la vida difícil. Es el proveedor principal de la familia Sónico y aunque siempre se muestra estresado y triste por sus problemas laborales, es cariñoso y esta dispuesto a realizar buenas acciones por el bien de la familia. Siempre que se asombra dice: «¡Hooba-dooba-dooba!» para expresar asombro.
  • Ultra Sónico (Jane Jetson): La esposa de Súper y el estereotipo de ama de casa que hace las compras en el centro comercial, tiene treinta y seis años de edad, y es una mujer agradable, paciente y amante del arte, sobre todo la moda y los artilugios modernos. Al igual que Súper, trata de mantener unida a la familia y demuestra mucha valentía a la hora de protegerla. Ama ir de compras en él Mooning Dales (en la introducción, se ve a Súper prestándole un billete, pero Ultra le arrebata de la mano la billetera).
  • Lucero Sónico (Judy Jetson): Es una adolescente de dieciséis años que estudia en la preparatoria Órbita (Orbit High School).
  • Cometín Sónico (Elroy Jetson): Es un niño tierno de seis años que nació el 6 de enero y que estudia en la escuela La Osa Menor (The Little Dipper School).
  • Robotina (Rosie): Es la sirvienta robótica de la familia, muy querida por todos.
  • Astro: Es un perro Gran Danés, la primera mascota de la familia y mejor amigo de Súper. A pesar de ser torpe es demasiado leal a ella y siente un gran cariño hacia Súper, aunque también se le ve como el compañero de juegos de Cometín y ha demostrado un dominio adecuado del habla humana. Astro no estaba en los primeros episodios; pero hizo su debut en el episodio de la primera temporada: «The Coming of Astro».
  • Orbitus (Orbity): Es la segunda mascota de la familia, es blanco y morado con resortes como piernas, Cometín lo encontró en la Luna. Este personaje se ve en los titlecards de los sesenta. Pero solo apareció veinte años después en los nuevos episodios.
  • Señor Júpiter Espacial (Mr. Cosmo Spacely): Es el jefe de Súper Sónico que también trabaja en Espacio-cohetes Espaciales Espacio S. A. (Spacely Space Sprockets Inc.). Es de baja estatura, pero de mal carácter, sobre todo con Súper.
  • Señor Cogswell (Spencer Cogswell): Es un hombre tramposo que siempre le roba las ideas al Señor Júpiter.
  • Henry Órbita: Es el reparador de apartamentos de los Sónico. Siempre es útil y siempre de buen humor. Su robot, Mac, está enamorado de Robotina.



"Álbum Blanco"



infobae.
50 años del "Álbum Blanco", la obra maestra que marcó el principio del fin de The Beatles.






Al cumplirse medio siglo del lanzamiento de uno de los discos más célebres de la historia, una nueva edición saca a la luz versiones inéditas de sus principales clásicos. Cómo se gestó su noveno álbum de estudio, cómo marcó el final de la banda y cuáles son los imperdibles de su reedición.

Daniel Bajarlía
17 Nov, 2018 


El año 1968 fue de transición para The Beatles. Luego de la experiencia lisérgica que había resultado Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band y Magical Mystery Tour, la banda inició el camino de vuelta a sus raíces, el rock and roll, un regreso que luego se cristalizaría en Abbey Road y Let It Be. Así como Rubber Soul, editado en 1965, resultó ser el equilibro exacto entre el sonido merseybeat de sus inicios y las primeras incursiones en la psicodelia, en el disco homónimo de The Beatles, conocido como el Álbum Blanco, conviven la experimentación con el rock más crudo.

Es que para 1968 había razones de sobra para encrudecerse. El Verano del Amor había quedado atrás, el mensaje de paz, amor y "flower power" había sido ignorado y la Guerra de Vietnam entraba en su fase más intensa. Para lograr un cambio, la juventud se radicalizó y salió a la calle en la Primavera de Praga, el Mayo francés, y el Movimiento por los Derechos Civiles en Norteamérica. En todos lados, los baby boomers le decían a la generación de posguerra que querían hacer las cosas de otra manera.

The Beatles también encararon el disco de otro modo. A diferencia de sus trabajos anteriores, en donde los miembros del grupo llevaban al estudio sus maquetas y empezaban a trabajar sobre ellas, la mayor parte de las canciones del Álbum Blanco nació en la India, durante la limpieza espiritual que atravesaron a principios de ese año con el Maharishi Mahesh Yogi, gurú de la meditación transcendental. Además de estar libres de drogas, su estadía en la ciudad de Rishikesh despertó una prolífica inspiración que dio como resultado más de cuarenta composiciones nuevas.

De regreso a Inglaterra, Paul McCartney, John Lennon y Ringo Starr se reunieron con George Harrison en Kinfauns, la residencia que tenía en la localidad de Esher, para grabar demos acústicos de varias de las canciones escritas en la India, una especie de unplugged de fogón que se puede escuchar en su totalidad en la reciente reedición del álbum. Los demos circularon como piratas entre los coleccionistas y sólo algunas grabaciones fueron lanzadas en Anthology, por lo que es la primera vez que se editan oficialmente de forma completa.

Durante el curso de meditación trascendental en la India, The Beatles sólo tuvieron acceso a guitarras acústicas, por eso muchas de las canciones tienen una estructura basada en la tradición del folk británico. Uno de los aspectos más interesantes de los demos de Esher es descubrir cómo suenan las canciones más rockeras del álbum en su versión más despojada, sin la electricidad con la que fueron registradas en Abbey Road, como "Back In The USSR", "Yer Blues" y "Revolution".

Esta última configuró un punto de inflexión en la carrera de Lennon como compositor, ya que fue la primera vez que expresó una postura política en una canción (un ambiguo y crítico apoyo a los crecientes movimientos sociales que le valió el rechazo de grupos de Izquierda). Las sesiones de grabación del Álbum Blanco empezaron con esta composición, cuyo primer registro resultó ser un blues lento de diez minutos en el que Lennon gritaba "All Right" durante los últimos seis (y que puede escucharse por primera vez en la reedición de lujo del disco).

Finalmente, el músico decidió prescindir de la segunda parte y destinar algunos fragmentos a la obra más osada de The Beatles: "Revolution 9", un collage experimental de musique concrète, inspirado en el trabajo de compositores como John Cage y Karlheinz Stockhausen en el que los gritos de John se mezclan con extractos de tomas descartadas de otras canciones de la banda, diálogos, efectos de sonido y grabaciones de ópera y música clásica. Lennon estaba decidido a que "Revolution" sea el siguiente single de The Beatles. Quería transmitir su mensaje a las masas. Sin embargo, como no logró convencer al resto del poder de la canción –"Revolution 9" por su carácter experimental, "Revolution 1" por ser muy letárgica–, insistió en grabar una tercera versión más rockera que terminó como lado B de "Hey Jude". Contrariamente a lo que se pensaba, el demo de Esher de "Revolution" devela que la composición original era rápida como la del simple y no lenta como la que fue incluida en el álbum.

El principio del fin.

Las grabaciones caseras hechas en la residencia de Harrison son uno de los últimos registros de The Beatles trabajando como un grupo de amigos. El Álbum Blanco fue el principio del fin de The Beatles. Luego de la muerte de su manager, Brian Epstein, los cuatro integrantes tuvieron que hacerse cargo de su empresa Apple Corps, que empezó a sufrir un descalabro financiero debido a su incapacidad para administrarla.

En el plano artístico, cada uno tenía su visión de la dirección que debía tomar la banda y eso generó una tensión que fue creciendo a medida que avanzaban las sesiones. Esa es una de las razones por las que el álbum es tan ecléctico. Sólo dieciséis de las treinta canciones fueron grabadas en conjunto. En muchas ocasiones trabajaron por separado en estudios diferentes y otras directamente fueron interpretadas por un único miembro de la banda (McCartney grabó todos los instrumentos de "Blackbird" "Mother Nature's Son", "Martha My Dear" y "Wild Honey Pie"). Ya no había camaradería y no abundaba la paciencia para ayudar en las composiciones del otro. "Not Guilty", de George Harrison, fue descartada tras 102 tomas porque su autor no quedaba satisfecho (la última toma fue incluida en esta reedición junto con el demo registrado en Esher). Recién en 1979 George le encontró la vuelta y la incluyó en su álbum homónimo.

Otra canción que generó rispideces fue "Ob-La-Di, "Ob-La-Da". A pesar de la energía positiva que transmite, Paul McCartney no estaba conforme con los resultados. Exasperado por el tiempo que les estaba insumiendo la grabación, Lennon, en un ataque de furia, improvisó unas notas de music hall en el piano que quedaron a la perfección con la vibra que Paul quería darle al tema.

El ambiente en Abbey Road se volvió tan denso que renunciaron el ingeniero Geoff Emerick, una pieza fundamental en el sonido de The Beatles de Revolver en adelante, y Ringo Starr, que abandonó el grupo, pero lo convencieron de volver a los pocos días.

Otro factor que contribuyó a aumentar la conflictividad fue una nueva presencia en el estudio: Yoko Ono. Históricamente, la banda no aceptaba a nadie que no fuera del equipo técnico durante sus sesiones de grabación. Hubo ocasiones en las que invitaron a amigos (como la festiva sesión de "Yellow Submarine" en la que participaron Mick Jagger, Brian Jones y Marianne Faithfull, entre otros), pero sin su permiso nadie era bienvenido, ni siquiera las parejas. Que John haya sumado a Yoko sin el aval de los demás cayó muy mal, más cuando su flamante novia, una artista vinculada al avant-garde, se tomó el atrevimiento de intervenir en el proceso creativo de The Beatles. Aunque ya habían incursionado en la música experimental con la todavía inédita "Carnival Of Light", fue ella quien introdujo de forma definitiva a Lennon en este mundo con el álbum que grabaron en conjunto, Unfinished Music No. 1: Two Virgins, y con "Revolution 9", en cuya elaboración Ono participó. También aportó coros en "Birthday", "What's The New Mary Jane" (que quedó afuera del álbum porque excedía la duración del vinilo y recién se editó en Anthology) y "The Continuing Story Of Bungalow Bill", donde canta una estrofa.

La transición que atravesó el Álbum Blanco no fue sólo en el sonido sino también en el arte. La portada, en contraposición a la colorida y cargada de Sgt. Pepper, es totalmente blanca, sin otro texto que el nombre de la banda. Paradójicamente, el trabajo bautizado como The Beatles fue el que más fragmentó al grupo y generó las primeras grietas que llevarían a su disolución dos años más tarde. 

Ya lo dijo el poeta y crítico de jazz Philip Larkin: "Cuando se llega a lo más alto, no hay a dónde ir más que hacia abajo. Pero The Beatles no podían bajar". A pesar de que el vínculo entre ellos comenzaba a romperse y de que el ego los estaba consumiendo, con el Álbum Blanco lograron un trabajo magnífico, muy lejos que de lo que podría producir una banda en crisis. Algunas de las canciones más importantes del repertorio beatle se encuentran en este disco, una obra que demostró que el cuarteto de Liverpool, luego de alcanzar su pico creativo con Sgt. Pepper, todavía podía revolucionar el pop con composiciones más simples, sin perder el poder de provocar y desafiar al oyente.

El "Álbum Blanco", 50 años después

Para celebrar los 50 años del lanzamiento del Álbum Blanco, Giles Martin, el hijo de George, realizó una nueva mezcla que le dio a una renovada vitalidad a las canciones. Pero lo mejor de esta reedición es el material inédito que salió a la luz, un total de 77 grabaciones que muestran el making of del disco y cómo se fueron transformando las canciones, algunas de manera radical. Hay mucho para escuchar, pero hay algunas pistas que son verdaderamente imperdibles.

La edición especial del álbum, que es la que se editó en la Argentina, incluye un tercer disco con los demos grabados en Kinfauns, la residencia que tenía Geroge Harrison en el condado de Esher. Si bien algunos ya habían sido incluidos en Anthology, ésta es la primera vez que se editan en su totalidad. Se trata de 27 canciones que fueron compuestas en la India con instrumentos acústicos.

Lo mejor son las versiones desenchufadas de las canciones más rockeras, como "Back In The USSR", "Yer Blues" y "Revolution". Sin embargo, vale la pena escuchar los demos de composiciones que luego serían rescatadas por The Beatles en sus trabajos solistas, como la primera interpretación de "Junk", que Paul McCartney incluiría en su debut en solitario. En esas sesiones también fueron registradas las composiciones de George Harrison "Not Guilty" (que tras 102 tomas fue dejada fuera del álbum y regrabada por el guitarrista en 1979), "Circles" (que recién vería la luz en 1982 en el disco Gone Troppo) y "Sour Milk Sea", que fue grabada por la cantante Jackie Lomax.

John Lennon fue el que más canciones llevó a Kinfauns, entre ellas "Child Of Nature", cuya melodía sería utilizada años más tarde para "Jealous Guy" -una de las composiciones más trascendentes de Imagine– y "Mean Mr. Mustard" y "Polythene Pam", que fueron destinadas a Abbey Road.


Revolution 1 (Take 18)

Los fans más acérrimos de The Beatles pueden acceder a una delicada y costosa edición de lujo que incluye tres discos más con tomas descartadas de las sesiones, aunque también están disponibles en plataformas digitales como Spotify. El cuarto CD de esta voluminosa reedición abre con una versión de 10 minutos de "Revolution 1".

Registrada durante el primer día de las sesiones de grabación, finalmente sólo sus primeros cuatro minutos quedarían en el álbum. Fragmentos de los otros seis minutos –en los que mientras la banda toca Lennon grita "All Right" y Yoko Ono recita un poema y acompaña con un sintetizador- fueron utilizados para "Revolution 9".

Esta toma muestra que Yoko intervino desde el día uno y que, por el buen humor que se percibe en la grabación, al menos en un principio no habría molestado tanto al resto.


Good Night (Take 10)

"Good Night" es el único tema de The Beatles que interpreta Ringo en soledad, acompañado por un coro y una orquesta. Se trata de una canción de cuna que Lennon escribió para su hijo Julian y su ubicación al final del Álbum Blanco siempre provocó la extraña sensación de que los otros integrantes, cansados de tantas peleas, abandonaron el proyecto y dejaron que sea el baterista el que le dé un cierre. Según McCartney,  Lennon pidió a Ringo que la cantara para no empañar su imagen de tipo duro e irreverente. Después de todo, siendo el beatle con mejor sentido del humor, era el más indicado para mandar a todo el mundo a dormir con un mensaje de amor y paz, luego del caos sonoro que resulta para cualquier mortal "Revolution 9".

La décima toma de "Good Night" es totalmente diferente a la versión final. Es interpretada por toda la banda, con Lennon en guitarra y George y Paul armonizando la voz de Ringo con sus coros. Genera escalofríos escuchar a los cuatro juntos entonando esta canción porque el registro irradia una calidez que, dadas las tensiones bajo las que se grabó el álbum, no se observa en ningún otro momento.

Helter Skelter – First Version (Take 2)

"Helter Skelter" fue el intento de The Beatles de incursionar en el incipiente hard rock que se estaba desarrollando en ese momento de la mano de grupos como Cream, The Jimi Hendrix Experience y The Who. En el estudio dio pie a muchas zapadas, entre ellas la toma 2, que es sustancialmente más lenta que la que quedó en el álbum y tiene casi 13 minutos de duración.


Let It Be (Unnumbered Rehearsal)

¿Una versión de "Let It Be" en el Álbum Blanco? Mark Lewisohn, autor de The Beatles Recording Sessions, el libro más completo sobre las sesiones de los Fab Four, da cuenta de la existencia de un registro de esta composición de McCartney durante la grabación de "Piggies", pero nunca había salido a la luz hasta ahora.

Es un ensayo de poco más de un minuto y sorprende lo diferente que es a la canción que se convertiría en un clásico. Lejos de la balada épica que The Beatles grabarían al año siguiente, este primer bosquejo de "Let It Be" es un soul fuertemente influenciado por el sonido del sello Tamla Motown.

A 50 años de su lanzamiento, The Beatles sigue generando la misma sensación de frescura que en 1968 y eso, para las nuevas generaciones, es una bendición.




The Beatles, también conocido coloquialmente como White Album, o el Álbum Blanco en el mundo hispano, es el décimo álbum de estudio de la banda de rock The Beatles, lanzado el 22 de noviembre de 1968 por Apple Records. Publicado como un álbum doble, su sencilla portada blanca carece de imágenes o algún texto que no sea el nombre de la banda en relieve, esto ideado como un claro contraste a la vívida portada de su álbum anterior Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band
Aunque ningún sencillo del álbum fue emitido en Reino Unido o en los Estados Unidos, las canciones «Hey Jude» y «Revolution» tienen su origen de las mismas sesiones de grabación y se lanzaron como un sencillo en agosto de 1968. El álbum es reconocido por su fragmentado estilo y amplia gama de géneros musicales, oscilando desde el music hall y folk a pistas de art rock, blues, rock alternativo, ska, avant-garde, música experimental, proto-metal, entre otros.
La mayoría de las canciones del álbum fueron escritas durante marzo y abril de 1968 en un curso de meditación trascendental en Rishikesh, India. El grupo volvió a los EMI Studios en mayo con un periodo de grabación que se prolongó hasta octubre. Durante estas sesiones, los conflictos estallaron entre los cuatro Beatles y los presentes en el estudio vieron a los miembros de la banda discutir por diferencias creativas. Las disputas se intensificaron cuando la nueva pareja de Lennon, Yoko Ono, comenzó a asistir a las sesiones de grabación, permaneciendo en silencio, cuando estaba claro que su presencia molestaba a todos excepto a John Lennon. Después de una serie de problemas, incluyendo la repentina decisión de George Martin de pedir un permiso vacacional y la dimisión del ingeniero Geoff Emerick, Ringo Starr dejó la banda brevemente en agosto. Las mismas tensiones continuaron durante todo el año siguiente, lo que llevó finalmente a la ruptura de The Beatles en abril de 1970.
En su lanzamiento, The Beatles recibió críticas mixtas por parte de los críticos musicales. La mayoría de ellos encontraron sus canciones satíricas insignificantes y apolíticas en medio de un turbulento clima político y social, aunque algunos elogiaron la escritura de Lennon y McCartney. Desde entonces, la banda y Martin han debatido si el grupo debió haber lanzado un solo álbum en lugar de dos. No obstante, The Beatles alcanzó el número uno en las listas de éxitos, tanto en el Reino Unido y los Estados Unidos y desde entonces ha sido considerado por algunos críticos como uno de los mejores álbumes de todos los tiempos.
Asimismo, en 2003, en una edición especial, la revista Rolling Stone posicionó el álbum en el puesto 10 de su lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.
En el año 2018 se hizo una remezcla ampliada del álbum que corrió a cargo del hijo de George Martin, Giles Martin.



Música

A cincuenta años del Álbum Blanco, una reedición revela el proceso de los Beatles

Por Jon Pareles
8 de noviembre de 2018

Un sonido muy casual requirió de esfuerzos excepcionales. Eso queda claro con la reedición por el cincuenta aniversario de The Beatles, el álbum doble que ha sido apodado el Álbum Blanco (White Album) desde su lanzamiento en noviembre de 1968.

Por un lado, el Álbum Blanco marcó un cambio después de la formalidad orquestal y experimentaciones de Sgt. Pepper’s Lonely Heart’s Club Band. Sus enfoque principal fue hacer regresar a los cuatro músicos a rasguear la guitarra y el bajo, a aporrear el piano y golpetear la batería. Durante todo el álbum se escuchan risas y bromas, como si el proceso de hacer la música fuera pura juerga.

Pero la verdad, como lo han sabido desde hace tiempo los fanáticos de los Beatles, el Álbum Blanco no fue un paso atrás después del Sargento Pimienta. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr trabajaron arduamente, con tomas y grabaciones hechas en vivo de inicio a fin a modo de cimientos. En el estudio, los Beatles tocaron una y otra vez cada canción, en ocasiones en sesiones hasta muy entrada la noche que desgastaron a los productores e ingenieros de sonido. La nueva edición del Álbum Blanco demuestra esa labor; por ejemplo, incluye la toma 102 de “Not Guilty”, de Harrison, una canción que ni siquiera fue incluida en el disco de 1968.

La edición del aniversario consta de seis CD (dos son remixes de los elepés originales y los cuatro restantes son en su mayoría grabaciones inéditas), así como un Blu-Ray con mezclas en alta definición; todo viene con un tomo de pasta dura con anotaciones e imágenes de las letras escritas a mano. En uno de los discos vienen los llamados demos de Esher: grabaciones multipistas con guitarras y vocales acústicas. Son bosquejos iniciales, en ocasiones hechos en tono de broma, que después fueron desarrollados. Los otros tres discos ya toman las sesiones en el estudio.


El mito que rodea el álbum es que trabajar en él fue el inicio del rompimiento de los Beatles, pero estas horas y horas de grabaciones inéditas muestran a una banda que disfruta, de manera paciente y jovial, trabajar en conjunto.
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El Álbum Blanco es casi antológico; cada Beatle escribió canciones a las que después se sumaron los demás. La variedad es justamente el propósito, le da cuerda a la idea impulsada con Sargento Pimienta de que la música de los Beatles no estaba atada a un formato, una era o un estilo. Las canciones demuestran las influencias y concurrencias con toques de blues, country, jazz de los años veinte, psicodelia, clavecín barroco, bossa nova, Bob Dylan, du duá, música de salón, bandas de vientos, ska jamaiquino, los Beach Boys. Para los Beatles en 1968 todo valía.

Algunas de las canciones hacían referencia al clima sociopolítico. Está “Revolution”, escrita por John Lennon, con dos versiones particularmente conocidas, una más rockera lanzada en agosto de 1968 y otra en la que Lennon jugó con la letra para decir “count me out, in”: no cuenten conmigo, o sí. También están “Piggies” de Harrison, que se mofa de la autocomplacencia de las clases altas, y “Blackbird”, de McCartney, que de manera sutil con algo de folk rinde honores al movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.

Pero en general el álbum era menos temático y más interior y caprichoso; el orden de las canciones está pensado para explotar los contrastes. Desde el rock estrepitoso de “Helter Skelter” hasta reflexiones casi privadas con “Julia”, las quejas existenciales de “Yer Blues” o las cavilaciones de “While My Guitar Gently Weeps”.

Ese sentido de espontaneidad es la ilusión mejor lograda por el álbum, como evidencia la abundancia de tomas en la reedición. Después de la vigésima octava sesión de “Blackbird”, se escucha a McCartney preguntarse si no sería mejor hacerlo “más suave”. Otras tomas inéditas tienen a Harrison recortando letras algo trilladas de “While My Guitar Gently Weeps” o cómo fue evolucionando el sonido de “Ob-La-Di, Ob-La-Da”. Hay una toma de “Helter Skelter” de trece minutos de duración (nueve más que la versión editada) en la que los Beatles suenan casi como una banda psicodélica.

Varias remasterizaciones del Álbum Blanco han sido lanzadas a lo largo de los años, pero esta edición es mucho más juguetona. Giles Martin, el hijo del megaproductor George Martin, hizo la remezcla junto con el ingeniero Sam Okell a través de cada instrumento y voz en las canciones. Fueron cambiados varios detalles, algunos como se acostumbra al pasar de vinilo a digital, y otros que son más una decisión personal.

Por ejemplo, las mezclas originales de los Beatles en LP ponían a los instrumentos y las voces en bandas distintas, con sonidos dispares en cada canal estéreo. Las mezclas de 2018 tienen a las voces y partes instrumentales clave hacia el centro, algo más convencional. Aunque cada canción tiene sus particularidades: “Dear Prudence” tenía el bajo hacia la izquierda en 1968, pero en la edición de aniversario el sonido de ese instrumento va cambiando de lado; “Birthday” de 1968 tenía al bajo y la guitarra al centro y las vocales se movían entre izquierda y derecha, pero en 2018, el bajo está a la izquierda, la guitarra a la derecha y las vocales al centro, un cambio casi de adentro hacia afuera.

Queda claro que después de medio siglo las canciones del Álbum Blanco aún pueden sorprender.



Al día
La mística historia que esconde 'White Album' el disco más vendido de los Beatles.
Solo bastó un retiro de meditación para que las canciones empezaran a surgir solas

Elena Basanta
Publicado el 21 abr 2023, 

'White Album' fue algo muy diferente de lo que los Beatles habían hecho antes, y eso hizo que no gustara mucho cuando salió. La gente esperaba el 'Sgt. Pepper' número dos, pero esa no era la forma de ser de los Beatles, ya que en su mundo todo tenía que cambiar constantemente. Afortunadamente con el tiempo ha crecido hasta convertirse en uno de los álbumes más queridos de los Beatles, llegando incluso al número 10 de 'Los 500 mejores álbumes de todos los tiempos' de la revista Rolling Stone.

Un retiro de meditación en un ashram de Rishikesh (India) resultó ser uno de los lugares más creativos para los Beatles. Lejos de las presiones del estrellato, de febrero a abril de 1968 compusieron 40 canciones mientras estudiaban con Maharishi Mahesh Yogi, fundador de la Meditación Trascendental. Durante su estancia en Rishikesh, Donovan sugirió que, debido a su inmensa fama, el próximo álbum de los Beatles podría ser blanco y sin nombre. Así nació el legendario disco 'The Beatles' (también conocido como 'White Album').

Significados ocultos bajo la influencia de Maharishi.

La hermana de la actriz Mia Farrow, "Dear Prudence" Farrow, había abusado de las drogas y el alcohol en su adolescencia, lo que le llevó a pasar una temporada en un hospital psiquiátrico. En Rishikesh, pasaba casi todo el tiempo meditando. Maharishi la colocó en un grupo de discusión con los Beatles John y George, y les pidió que la controlaran. Prudence sufrió un episodio psicótico, y al cabo de tres semanas de masajes diarios y visitas con Maharishi, volvió del abismo y se volvió receptiva y feliz. Justo antes de marcharse de Rishikesh, George envió a Prudence un mensaje en el que le decía que John había escrito una canción para ella: "Dear Prudence" ("Querida Prudence").

"I'm So Tired" ("Estoy tan cansado"), escrita tres semanas después de su llegada a la India, describía un insomnio persistente, alucinaciones, miseria y pensamientos suicidas irracionales. La letra de "I'm so lonely I want to die" en "Yer Blues" no era una exageración. John dijo que en Rishikesh escribió algunas de sus mejores canciones, que le salían a borbotones. Una de las conferencias de Maharishi sobre la unidad de la naturaleza y la humanidad conmovió profundamente a los Beatles, inspirando "Mother Nature's Son" de Paul, y "Child of Nature" de John, que mencionaba Rishikesh en la letra.

La letra de “Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey” consistía en las expresiones favoritas de Maharishi y retrataba experiencias de meditación. Con frecuencia, Maharishi solía decir: "Tómatelo con calma; tómatelo como viene" y "¡Qué alegría!". Siempre que invitaba a alguien a reunirse con él, Maharishi decía: "Ven, ven" o "Vamos". John reveló que el "mono" era Yoko Ono.

'Revolution' tiene su origen en "El efecto Maharishi", la teoría del gurú sobre la paz mundial. A menudo decía: "Para que el bosque sea verde, los árboles deben ser verdes; para que el mundo esté en paz, la gente debe estar en paz". Creía que la paz nunca podría alcanzarse mediante la política o los tratados, pero sí con un gran porcentaje de la población meditando. Demostró esta teoría mediante estudios científicos.

"Across the Universe" incluía la expresión Jai Guru Deva ("Salve al divino maestro"). En lugar de "hola", Maharishi saludaba a todo el mundo con este saludo, reconociendo a su propio gurú. Durante su estancia en Rishikesh, Donovan enseñó a John a tocar la guitarra clawhammer, un estilo de tocar el banjo con los dedos que John utilizó en esa canción.

La madre de Richard A. Cooke, Nancy Jackson, estaba haciendo el curso en Rishikesh, y juntos participaron en una cacería de tigres. Nancy divisó al tigre desde una plataforma elevada en un árbol, y Rik le disparó en la cabeza. John, Paul, George y Jane Asher se encontraban casualmente en el bungalow de Maharishi cuando los cazadores regresaron para describir la muerte del tigre.

Cuando Maharishi preguntó a Rik si ya no tenía deseos de matar animales, el universitario respondió que nunca volvería a matar. John Lennon intervino con un: "¿No llamas a eso ligeramente destructivo para la vida?". Maharishi respondió: "La destrucción de la vida es la destrucción de la vida. Fin de la historia". Así nació “The Continuing Story of Bungalow Bill”. La canción de "Get Back", surgió a raís del encuentro de John Lennon y uno de los asistentes, que había tomado LSD y mo dejaba de decirle a Lennon: "Vuleve, vuelve a dónde perteneces". Un álbum que a pesar de titularlo bajo el nombre de "blanco", esconde una gran variedad de colores, cada una con una historia, y todas bajo la influencia de este reitro, que finalmente la banda abandonó, con un proyecto en sus manos que les haría pasar a la historia.




Crónicas del New Age chileno: La visita del Maharishi y la revolución que no fue
Por Matías Wolff
Cultura 24 de Julio de 2016


En 1966, un año antes de convertirse en el guía espiritual de Los Beatles, el afamado maestro Maharishi Mahesh Yogi visitó nuestro país, donde un numeroso grupo de seguidores –además de la prensa– siguió con atención sus inspiradoras charlas y sesiones de meditación. Su visita puede ser considerada como el primer hito de lo que sería la “movida” esotérica en Chile, y el mensaje del gurú supo adelantar, también, el conflicto que se plantearía entre estas prácticas de desarrollo personal y los ideales de emancipación social.

Aunque el espiritismo, la Teosofía y otras disciplinas esotéricas eran un divertimento más o menos instalado en ciertos círculos de la elite chilena a comienzos del siglo XX –e incluso en el mundo obrero, como confirma Manuel Vicuña en Voces de Ultratumba–, Chile se mantuvo relativamente fuera del tránsito espiritual entre Occidente y el Lejano Oriente que ya había impactado a Europa y los Estados Unidos antes de los años 60. Probablemente por razones geográficas, pero sobre todo por nuestro fuerte arraigo en la cultura católica, fue recién en la antesala del flower power que este tipo de prácticas se expandió en el país, en medio –y a contrapelo– de las transformaciones políticas y culturales que cambiarían el mundo.

Así, la visita del maestro hindú Maharishi Mahesh Yogi aparece como una manifestación fundacional de ese cambio: de sus posibilidades, pero también de sus limitaciones. Proveniente de Buenos Aires, donde había comenzado la etapa sudamericana de su gira mundial, el Maharishi –que un año después, convertido en guía espiritual de Los Beatles, alcanzaría una fama aún desconocida por otros gurúes orientales que habían penetrado en Occidente (Krishnamurti, Rajneesh o Gurdjieff)– tocó la losa del aeropuerto de Cerrillos el jueves 26 de octubre de 1966. “Su pelo largo, desgreñado, que cae liso y mezclado con la barba sobre la túnica blanca” impactó desde el primer día a la prensa capitalina, que no le perdió pisada y le dedicó extensas notas y reportes –incluida una portada en El Mercurio– durante esa semana.

El Maharishi se había iniciado a los 24 años, cuando conoció al Swami Brahmananda Saraswati y se convirtió en su principal discípulo. Por más de trece años estuvo con él en los Himalayas, practicando yoga, meditando y preparándose para continuar su legado. Así fue como en 1958, cinco años después de la muerte de Saraswati, fundó en las riberas del río sagrado Ganges el Movimiento de Regeneración Espiritual, basado en lo que se conocería luego como la Meditación Trascendental. Ante los periodistas chilenos apostados en el aeródromo, sostuvo que su intención era “enseñarles a todos la filosofía y la práctica de la meditación, a través de la cual es posible relajar las tensiones personales y sociales”. 

Sus charlas y prácticas tendrían lugar en el centro de mediación del Shudharma Madalam, en el 411 de calle Marín, y en el tradicional Hotel Carrera.

Su visita, revela la prensa de entonces, se produce en un momento en que el yoga penetra con gran éxito entre “jóvenes, adultos, empleados o dueñas de casa” que acuden regularmente a practicarlo en los diferentes institutos buscando una iluminación que los ejercicios y deportes occidentales parecen no entregar. Aunque “presenta serias dificultades y limitaciones para los occidentales, ya que está muy lejos de nuestra mentalidad”, su adaptación a la realidad nacional entusiasma a un grupo de santiaguinos, quienes al ser entrevistados polemizan sobre uno de los valores canónicos de la práctica espiritual esotérica: la autenticidad. “Los centros que existen en nuestro país –advierte Waldo García, de la Sociedad de Amigos de la India– son más bien comerciales. Se dicen ‘iniciados’ y dejan a la gente sicológicamente desorientada. Yo conozco varios que se han chiflado”, previene.

Con sus pies descalzos y su túnica blanca, el Maharishi convence a los periodistas de que se trata de un “verdadero” maestro, lo que no evita una mirada exotista y cómica de su figura. En tono burlesco, la revista VEA relata una de sus actividades en el Hotel Carrera: un centenar de santiaguinos llega a oír el mensaje “del barbudo hindú”, cumpliendo al pie de la letra sus indicaciones, las que incluyen ofrendas como “flores, frutas, pañuelos blancos e incluso una donación equivalente a tres días de sueldo”. Quietos en la silla y con sus ojos cerrados, los descalzos asistentes oran y reciben instrucciones para meditar profundamente, evitando toda distracción en su camino hacia sí mismos.

 “Placenteros pensamientos se habían apoderado de las mentes. Nada de tensión ni expresiones duras, sólo suavidad y relajamiento. Hasta que de pronto el maestro comenzó a hablarles lentamente a través del intérprete. Y empezaron a abrir sus ojos, a contestar poco a poco, hasta tomar plena conciencia de la realidad y del lugar donde estaban”.
Consciente de la competencia en el novedoso campo de la cura psíquica, el maestro asegura a la audiencia que su método es mucho más rápido que el psicoanálisis, pues en lugar de las eternas sesiones que exigen los seguidores de Freud solo basta una hora diaria de meditación profunda para encontrar “la felicidad dentro de sí mismo”. Es cuestión de sentarse, relajar los músculos y comenzar a repetir nuestro mantra, esa palabra “completamente individual y secreta” que debe ser hallada por cada discípulo.

Pero la cura del dolor personal era sólo el primer paso. Hacia el final de la actividad, y cambiando su semblante a uno más preocupado, el Maharishi releva una ambición de mayores alcances frente a los cambios que atisba en el mundo: “Si el individuo no está en paz consigo mismo, si no ha logrado su propio equilibrio, todo afán pacifista de la humanidad se pierde en el vacío”. Acento en el individuo muy similar al que invocaría Lola Hoffmann, algunos años después, frente a la amenaza ecológica.

Las palabras del gurú y su presencia en Chile chocan, sin embargo, con los afanes conflictivos de la revolución social y política que se propagan en el marco de la Guerra Fría. “La calidad de vida del individuo está manifestándose como calidad de vida de la sociedad que conforma. El cambio sólo se puede lograr entonces a partir del cambio individual”, insiste el maestro. Su mirada al desarrollo personal como preámbulo necesario para la emancipación encontraría eco en otras movimientos locales como el siloísmo, pero terminaría por desdibujarse entre la polarización de la lucha de clases, poco receptiva a las disquisiciones místicas “pequeño burguesas”, y los usos múltiples de su propia retórica, tan maleable que corre el riesgo de quedar en el vacío o ser utilizada, directamente, con fines muy poco elevados.

En 1968, John Lennon pondría en evidencia ese riesgo al caer en cuenta de los intereses sexuales que el travieso maestro escondía tras su semblante seductor, y se lo haría saber sin demasiado cariño en una de sus canciones más bellas, incluida en el segundo disco del White Album:
Sexy Sadie what have you done (Sexy Sadie ¿qué has hecho?)
You made a fool of everyone (Los engañaste a todos)
[…]
Sexy Sadie you broke the rules (Sexy Sadie, quebraste las reglas)
You laid it down for all to see (Te las arreglaste para que todos lo vieran)
[…]
Sexy Sadie you’ll get yours yet (Sexy Sadie, pero ya las pagarás)
However big you think you are / (Por muy importante que te creas)

*Antropólogo

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