Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo González Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco González Fortunatti; Ana Karina González Huenchuñir ; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson González Urra ; Ricardo Matias Heredia Sánchez; Alamiro Fernández Acevedo; Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas;
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El Aeropuerto Internacional de Miami. (en inglés: Miami International Airport), (IATA: MIA, OACI: KMIA, FAA LID: MIA) también conocido como MIA e históricamente Wilcox Field, es el aeropuerto principal que sirve al Área metropolitana del Sur de la Florida, Estados Unidos. El aeropuerto está en un área no incorporada en el Condado de Miami-Dade, Florida a 13 km al noroeste del centro de Miami, entre las ciudades de Miami, Hialeah, Doral, Miami Springs, el pueblo de Virginia Gardens y el barrio no incorporado de Fountainebleau. Es el principal aeropuerto del sur de Florida para vuelos internacionales de larga distancia. Miami International es también uno de los ocho aeropuertos de los Estados Unidos que puede acomodar el superjumbo Airbus A380. El aeropuerto es la puerta de enlace principal de América Latina de American Airlines, junto con un centro de conexiones doméstico para su afiliado regional American Eagle; los transportistas de carga UPS Airlines y FedEx Express y la línea aérea charter Miami Air. Es un aeropuerto foco para Avianca, Frontier Airlines y LATAM, tanto para pasajeros como para operaciones de carga. El aeropuerto internacional de Miami tiene vuelos de pasajeros y de carga a las ciudades a lo largo de las Américas, Europa y Asia Occidental, así como vuelos de carga a Asia Oriental. El Aeropuerto Internacional de Miami es la puerta de enlace más grande entre los Estados Unidos y América Latina, y es uno de los centros aéreos más grandes de los Estados Unidos, debido a su proximidad a atracciones turísticas, crecimiento económico local, poblaciones y ubicación estratégica para manejar el tráfico de conexión entre América del Norte, América Latina y Europa. En el pasado, ha sido un centro para las líneas aéreas internacionales de Braniff International, Eastern Airlines, Air Florida, la original National Airlines, la original Pan Am, United Airlines, Iberia y Fine Air. En 2011 el aeropuerto ocupó el primer lugar en los Estados Unidos por el porcentaje de vuelos internacionales y el segundo por el volumen de pasajeros internacionales, detrás de solamente de Nueva York-JFK. En 2013, 40,563,071 pasajeros viajaron a través del aeropuerto, haciéndolo el 23º aeropuerto más ocupado del mundo por tráfico de pasajeros. El aeropuerto también se clasifica como el 10º aeropuerto más ocupado en los Estados Unidos por número anual de pasajeros y es el aeropuerto más ocupado en el estado de Florida. El aeropuerto también manejó más carga internacional que cualquier otro aeropuerto en Estados Unidos. |
El Puerto de Miami. El Puerto de Miami es un puerto situado en Miami, Florida sobre la Bahía Biscayne. El puerto reconocido como la capital del mundo de los cruceros y es una de las más importantes puertas de entrada de mercancías de toda América. El puerto de Miami es un contribuidor importante a las economías locales y del estado. En promedio, casi cuatro millones de pasajeros pasan a través del puerto, que acoge a unas 13 empresas de cruceros, entre las cuales Aida Cruises, Azamara Club Cruises, Carnival Cruise Lines, Celebrity Cruises, Costa Cruises, Crystal Cruises, Disney Cruise Line, MSC Cruises, Norwegian Cruise Line, Oceania Cruises, Regent Seven Seas Cruises, Resorts World Bimini y Royal Caribbean International. El año pasado, más de 9 millones de toneladas de carga han pasado a través de este puerto. Gracias a todas estas actividades, el Puerto de Miami produce 98.000 puestos de trabajos, y tiene un impacto económico importante en el condado de Miami-Dade valorado en más de US$12 mil millones. |
¿Acaso el inglés de Miami es un dialecto? Un profesor de lingüística descubrió que incluso los miamenses que no dominan el español usan o entienden frases que son traducciones directas de ese idioma.
El estereotipo de cómo hablan muchos miamenses implica un ritmo cantadito con una “L” muy sonora y una generosa pizca de espanglish. Pero ¿y si el lenguaje conversacional del sur de Florida fuera algo más que un acento animado? ¿Y si fuera un dialecto regional distinto del inglés estadounidense? Phillip M. Carter, profesor de lingüística de la Universidad Internacional de Florida, asegura que ya lo es. Le llama “inglés de Miami” y se ha propuesto eliminar el estigma que lo rodea. “Quizá sea la situación bilingüe más importante del continente americano en la actualidad”, afirmó Carter. Más de 60 años de inmigración constante de países hispanohablantes han influido mucho en el sistema vocálico del inglés local (los habitantes de Miami suelen hablar inglés con sonidos vocálicos del español), la estructura gramatical y el léxico. “El inglés influye en el español, pero el español también influye en el inglés”, explicó Carter. El resultado es una versión del inglés tan digna de reconocimiento como otros dialectos aceptados ampliamente, señaló Carter, como los que se hablan en Nueva York o en el sur de Estados Unidos. “La gente está muy cansada de que le digan que está equivocada y de que la corrijan”, comentó Carter, y añadió que “esas diferencias lingüísticas son una parte fundamental de la identidad de las personas”. En su estudio más reciente, Carter y una coautora, Kristen D’Alessandro Merii, plantearon que décadas de exposición al español, que con frecuencia parece ser el idioma dominante de Miami, han originado frases habladas y entendidas incluso por hablantes nativos del inglés que no dominan el español. (Carter calcula que quizá en la mitad de los hogares del condado de Miami-Dade se habla algo de español, aunque en los vecindarios predominantemente hispanos esa cifra puede superar el 90 por ciento). Esas frases, traducidas del español, se conocen como calcos. Por ejemplo: Get down from the car (bajarse del carro), en lugar de get out of the car, que sería lo correcto en inglés; make the line (hacer la fila), en lugar de join the line (que sería más cercano a “fórmese en la fila”; o she recommended me this (me recomendó esto), en lugar de she recommended this to me, que sería lo adecuado en inglés. John me recomendó esta película. “El inglés de Miami está lleno de este tipo de expresiones y no solo en el habla de los inmigrantes, donde esperarías encontrarlas”, aseveró Carter. “Estas expresiones se transmiten y se incorporan en el habla de los angloparlantes nativos”. Andrew Lynch, lingüista de la Universidad de Miami que ha realizado investigaciones con Carter, calificó de “hipótesis persuasiva” el argumento de que el inglés de Miami es un dialecto (que va más allá de un acento y hace referencia a una manera de hablar que abarca todo, incluyendo pronunciación, gramática y vocabulario). “No estoy del todo convencido de que estemos en ese nivel en este momento”, dijo Lynch. “Creo que ahora mismo estamos más en la fase de un sociolecto”, que se refiere a la manera de hablar de un grupo social determinado. Después de conseguir mis víveres, hice fila y pagué. En este caso, el grupo estaría formado por hispanohablantes de segunda y tercera generación para quienes el inglés es el idioma dominante, agregó. Es posible que otros miamenses (afroestadounidenses, haitianoestadounidenses, inmigrantes de Nueva York o del Medio Oeste) no hablen de la misma manera. “Bien podríamos estar presenciando algo que se expandirá”, agregó Lynch. “Dependerá mucho de factores demográficos, y creo que hasta de qué punto el español continúa siendo hablado por, digamos, la cuarta y quinta generación”. Antes, los miamenses blancos hablaban más parecido a otros sureños blancos, pues pronunciaban Miami como “mayámah”. Esto empezó a cambiar tras la revolución cubana de 1959, con la llegada de oleadas de inmigrantes provenientes de Cuba y otros países latinoamericanos, y la partida de las personas blancas no hispanas. En su mayoría, esos inmigrantes eran hispanohablantes de clase alta y media, lo que ayudó a establecer el español como un idioma fuerte y relevante, comentó Lynch. “En la actualidad, Miami es la única gran zona urbana de Estados Unidos donde el español no está relegado principalmente a los niveles socioeconómicos más bajos”, explicó. Carter es un evangelista inusual del inglés de Miami. Se crió en Carolina del Norte y habla español con acento castellano, más madrileño que miamense. Sin embargo, su investigación ha recibido elogios entre los habitantes del sur de la Florida que sienten que ha validado su experiencia. Manejamos en el garaje, salimos del carro y entramos. Ana Menéndez, colega de Carter en la Universidad Internacional de Florida, quien ha escrito sobre cómo su generación mezcló el inglés y el español en la década de 1980, dijo que muchos hijos de inmigrantes como ella aprendieron un “orden jerárquico” social con los hablantes nativos de inglés en la parte superior, algo que se ha flexibilizado con el tiempo, para su alivio. (Sin embargo, sus propios padres enfatizaban la importancia del español e insistían en hablarlo en casa). “Podemos ser muy estrictos con las reglas”, dijo, “pero en verdad, el lenguaje es una herramienta dinámica, en constante cambio y evolución, que adaptamos a nuestros propósitos”. Entre los ejemplos del inglés de Miami en la cultura pop que citó Carter se encuentra un video viral de 2012 titulado: “Cosas que dicen las chicas de Miami… y los chicos” (aunque con un lenguaje más florido) que parodia la frecuencia con la que los miamenses dicen cosas como “bro” (abreviación de brother), “irregardless” (en lugar de regardless) y “supposably” (en vez de supposedly). Era más una discoteca que un bar, porque era enorme y con música fuerte. Los tres jóvenes miamenses del video también utilizan “súper” como adverbio, uno de los calcos del español que se mencionan en la investigación de Carter. (“Ay, estoy súper inflamada”). A Michelle Sicars, de 35 años, una de las protagonistas del video, quien ahora vive en Nueva York, le hizo gracia que algo que se grabó hace más de una década solo por diversión llegara hasta una revista académica, pero no le sorprendió saber que el inglés de Miami podría ser un dialecto propio.
Patricia Mazzei es la jefa de la corresponsalía en Miami, que cubre Florida y Puerto Rico. Escribe sobre noticias de última hora, política, catástrofes y las peculiaridades de la vida en el sur de Florida. Se unió al Times en 2017, tras una década en The Miami Herald. |
Sunny Isles Beach, Florida. |
Lema: La ciudad del sol y el mar. Sunny Isles Beach (SIB, oficialmente City of Sunny Isles Beach) es una ciudad ubicada en una isla barrera en el noreste del condado de Miami-Dade en el estado estadounidense de Florida. La ciudad está bordeada por el océano Atlántico en el este y el Canal Intracostero del Atlántico en el oeste. Sunny Isles Beach es una área de diversidad cultural con tiendas que bordean la Avenida Collins (A1A), la vía principal de la ciudad. En el Censo de 2010 tenía una población de 20.832 habitantes y una densidad poblacional de 4.421,81 personas por km². Es una zona turística en crecimiento y desarrolladores como Michael Dezer han invertido fuertemente en la construcción de hoteles y condominios de gran altura, mientras licenciando el nombre de Donald Trump para algunos de los edificios por fines promocionales. Sunny Isles Beach tiene una ubicación central, a minutos de Bal Harbour al sur, y Aventura al norte y oeste. Según el censo de 2020 , tenía una población de 22.342 habitantes. Historia En 1920, Harvey Baker Graves, un inversionista privado, compró una zona de la tierra de 5.9 kilómetros cuadrados para el desarrollo como un centro turístico. Lo llamó Sunny Isles, "La Venecia de América." Cuando el puente Haulover fue completado en el 1925, el área se volvió accesible desde Miami Beach, atrayendo desarrolladores quien ensancharon las corrientes, excavaron canales y entradas, y crearon islas y penínsulas para construir propiedades frente al mar en la Bahía Vizcaína. En la década de 1920, Carl G. Fisher construyó una pista de carreras de madera con gradas para 12.000 espectadores, conocido como el Circuito Fulford-Miami. Este evento, celebrado el 22 de febrero de 1926, apodado la Carrera de Copa Carl G. Fisher, fue un precursor de las carreras de autos en Sebring y Daytona Beach. En septiembre de 1926, después de una sola carrera, la pista fue destruida por el "Gran Huracán de Miami" en 1926. Este evento se llevó a cabo en Fulford-by-the-Sea, que hoy es North Miami Beach. Sunny Isles Beach fue conocida como North Miami Beach hasta 1931, luego se conocía como Sunny Isles hasta 1997.6 En 1936, el magnate de la malta de Milwaukee Kurtis Froedtert compró Sunny Isles. El muelle de Sunny Isles fue construido y pronto se convirtió en un destino popular. Sunny Isles se desarrolló lentamente hasta la década de 1950, cuando se construyeron las primeras casas unifamiliares en el área de Golden Shores. Durante las décadas 1950 y 1960, más de 30 moteles surgieron a lo largo de la Avenida Collins, incluido el Ocean Palm, el primer motel de dos pisos en los Estados Unidos. Diseñado por Norman Giller en 1948, fue desarrollado y propiedad de la familia Gingold durante los siguientes 45 años y proporcionó el trampolín para el desarrollo económico de Sunny Isles. Los turistas vinieron de todas partes para vacacionar en moteles temáticos de diseño exótico a lo largo de "Motel Row." Un motel, The Fountainhead, fue nombrado por su propietario, Norman Giller, después de la novela de Ayn Rand.7 En el 2013, el Ocean Palm Motel cerró. En 1982, el muelle de Sunny Isles de media milla de largo fue designado como un sitio histórico. A principios de la década de 1980, pasó por restauración y volvió a abrir al público en 1986.8 El muelle fue dañado severamente en octubre de 2005 por el huracán Wilma. Después de ocho años, fue remodelado y reabierto como Newport Fishing Pier el 15 de junio de 2013. En 1997, los ciudadanos de la zona votaron para incorporarse como un municipio. Sunny Isles fue renombrado Sunny Isles Beach. Sunny Isles Beach comenzó una importante remodelación durante el boom inmobiliario de principios de la década de 2000 con condominios de gran altura y algunos hoteles en construcción a lo largo de la Avenida Collins al lado de la playa, reemplazando la mayoría de los moteles históricos de uno y dos pisos en "Motel Row." En 2011, la construcción comenzó en dos más rascacielos, Regalia, ubicado en el límite norte de la ciudad a lo largo de A1A, y The Mansions at Acqualina, ubicado junto al Acqualina Resort & Spa on the Beach. |
Este hotel de suites, que ocupa un edificio moderno rodeado de restaurantes, se encuentra en la concurrida Collins Avenue, a 3 minutos a pie de Sunny Isles Beach, a 3 millas (5 km) del centro comercial Aventura Mall y a 6 millas (10 km) de la I-95. Las suites son acogedoras y cuentan con frigorífico completo, microondas, lavavajillas, cafetera, televisión de pantalla plana, Wi‑Fi gratis y vistas a la bahía o al mar. El hotel sirve desayuno caliente gratuito y dispone de bar restaurante informal en la azotea, gimnasio, piscina exterior climatizada y servicio de aparcacoches de pago. |
FIN DEL DOMINIO DEL EXILIO CUBANO Y COMIENZO DOMINIO HISPANO. |
Quedó atrás el Miami acaparado por la sonoridad cubanísima de la salsa de Celia Cruz, el Miami Sound Machine de Gloria Estefan y Willie Chirino o del reggaetón-pop de Pitbull; el Miami de la hegemonía política de la Fundación Nacional Cubano-Americana de Jorge Mas Canosa, que había sido el lobby político más duro y temido de Washington. El último golpe al otrora control político cubano lo recibió en las elecciones de 2018 una popular ex conductora anticastrista de la televisión local, la cubana María Elvira Salazar, quien perdió el importante distrito 27 de Florida, que abarca el centro de Miami, la Pequeña Habana, la zona comercial de Brickell, Coral Gables y otras áreas de Miami y que desde 1989 estuvo en manos de la cubano Ileana Ros-Lehtinen. El Miami de sesenta años después del triunfo comunista de Fidel Castro en Cuba, es una muestra precisa de la línea del tiempo que marcó el esplendor y el declive de los hombres y mujeres cubanos, como ejemplo de personas libres, competitivas y trabajadoras en el continente americano. El reinado cubano en el sur de La Florida había sido descrito de manera brillante por Tom Wolfe en su último libro, Bloody Miami (Editorial Anagrama 2012):
Y la cubana cierra la discusión: –No, mi malhablada puta gorda, ahora estamos en Mi-ah-mii! ¡Ahora tú estás en Mi-ah-mi! Los cubanos escapados del comunismo en los años sesentas, setentas y primera parte de los ochentas llegaron a Miami con las ideas y el espíritu de haber construido (ellos, sus padres o abuelos) la Cuba republicana que, de 1902 a 1958, aprobó la primera constitución socialdemócrata en América Latina, que su capital era, junto con Viena y Londres, la mayor capital del mundo en proporción de habitantes. Sólo en La Habana había 18 periódicos, 32 emisoras de radio y cinco canales de televisión; se construían en Cuba cinco mil edificios por año y Cuba era el principal productor de azúcar del mundo, con zafras de cinco millones y medio de toneladas; el 34 por ciento de la tierra se destinaba a la ganadería y la producción de alimentos, que eran suficientes para garantizar el 75 por ciento del consumo interno; había igual cantidad de habitantes que vacas: seis millones; un automóvil por cada 40 personas, un teléfono por cada 38, un radio por cada seis y un televisor por cada 25 y el Producto Interno Bruto per cápita era de 374 dólares. El emprendimiento laboral y la activa participación en la política traídas de Cuba por las tres primeras oleadas de la migración, le permitieron a los cubanos asumir el control político y económico del estado de La Florida hasta que aquellas primeras tres oleadas empezaron a morir y a envejecer en el primer lustro del siglo XXI. A menudo se comete el error de ubicar a la derecha, y hasta en la extrema derecha, el pensamiento político aquellos primeros cubanos que detonaron al sur de La Florida como una de las potencias económicas, políticas, de las comunicaciones y el espectáculo en Estados Unidos. Pero, en verdad, estaban colocados en la izquierda progresista. Venían de un país con ocho elecciones libres al hilo en cuatro décadas y de luchar contra la dictadura de derecha de Fulgencio Batista y contra la tiranía de izquierda de Fidel Castro. Y, en Miami, sólo eran anticastristas acérrimos, lo cual hacía que fuesen calificados como “de derecha”. Eso sí: capitalistas, burgueses y anticomunista hasta el cuello sí eran. Pero no conservadores en muchos aspectos, pues con frecuencia defendían causas políticas asociadas a los demócratas o los liberales, en favor del aumento de beneficios como el Seguro Social o Medicare, la exigencia de medicinas recetadas y educación bilingüe, con posturas a favor del medio ambiente y hasta en favor de prohibir la presencia de perros agresivos en la ciudad, como los de la raza Pitbull. Su vinculación histórica al Partido Republicano se debió únicamente a que éste les consiguió la Ley de Ajuste de 1964, que les granjeó ser los únicos migrantes del mundo en ser acogidos en automático como residentes al pisar suelo estadounidense hasta que el presidente Barack Obama se los quitó el 13 de enero de 2017, unos días antes de abandonar la Casa Blanca. Pero, por ejemplo, el demócrata Bill Clinton dejó su fiesta de cumpleaños de 1994, vestido de jeans, botas y camisa vaquera, para recibir a Mas Canosa, sólo porque éste le garantizó, con su liderazgo del voto cubano, su elección y reelección en La Florida.
A continuación, las primeras páginas de Bloddy Miami (Anagrama).
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Thomas Kennerly Wolfe Jr. (Richmond, Virginia; 2 de marzo de 1930a-Manhattan, 14 de mayo de 2018) fue un escritor y periodista estadounidense, uno de los padres del «nuevo periodismo». Biografía Wolfe era hijo de Helen Perkins Hughes Wolfe, paisajista de jardines, y Thomas Kennerly Wolfe Sr., un agrónomo. Tras graduarse en 1947, estudió literatura y periodismo en la Universidad Washington y Lee tras rechazar la oferta de ingresar en la Universidad de Princeton. Tras licenciarse en 1952, intentó dedicarse al béisbol pero desistió al declararse sin condiciones para ello. En sus inicios fue un colaborador de The Washington Post, Enquirer y New York Herald. Wolfe, quien se definía como «un demócrata a lo Jefferson», expresó en varias oportunidades ser un «reivindicador de Balzac», desde un punto de vista cultural y estilístico, lo que le llevó a ser calificado como «El Balzac de Park Avenue». Acerca de su obra, afirmaba que su objetivo como escritor de ficción era retratar a la sociedad contemporánea de acuerdo al realismo, siguiendo la tradición literaria de John Steinbeck, Charles Dickens y Emile Zola, usando técnicas adoptadas del periodismo.7 De hecho, las primeras obras de Wolfe consistían en ensayos críticos y no fue hasta 1987 que escribió su primera novela, a la cual tituló La hoguera de las vanidades. Respecto a esa y su otra novela, Todo un hombre, comentó que ambas afirman la necesidad de novelas que surjan del realismo.8 En su caso, sus propias raíces provenían de una búsqueda cuidadosa o del reportaje, y le daba importancia al entorno social de sus personajes como medio para explicar sus ideas y conductas, explorando los temas de sexo, raza, dinero e ideología como elementos divisorios y al mismo tiempo integradores de la sociedad estadounidense. La obra de Tom Wolfe pasó por varias etapas, marcada en los años sesenta por una defensa de la llamada cultura pop y en las décadas siguientes por radicales polémicas en contra del narcisismo de los años 1980 y atacando la política de los liberales, así como cuestionando al mainstream intelectual estadounidense en temas como arquitectura, arte moderno o literatura. Wolfe se declaró ateo y en 2007 afirmó que en las elecciones presidenciales de 2004 había votado por la reelección de George W. Bush, de quien se declaró admirador. Una de sus características era ir vestido con un traje blanco en sus apariciones públicas. |
ANEXO |
OPINIÓN / Cuentos Políticos: Un Miami multi-billonario. FRANCISCO MARTÍN MORENO. |
En una mesa redonda entre académicos y empresarios para estudiar los alcances del T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), uno de los asistentes resultó ser un exitoso promotor de bienes raíces de origen colombiano radicado en Miami. Este auténtico potentado, dueño de edificios de gran lujo, me dijo al oído, de manera que nadie pudiera escucharlo, tal vez haciéndose el gracioso, que la apuesta de su corporativo estaba fundada en la catástrofe del futuro gobierno de López Obrador.
¿A qué cree usted que se debe la imponente expansión de Miami, su avasalladora riqueza, sus impactantes rascacielos, sus envidiables carreteras de diez o más carriles, su puerto de gran calado para recibir cruceros y barcos de carga de gran tonelaje provenientes de cualquier parte del mundo y su aeropuerto ultramoderno, uno de los tres más grandes de la Unión Americana? ¿Cómo cree que fue posible disparar el ingreso per cápita de sus habitantes, la maravillosa oferta de empleo, sus atractivos turísticos, en fin, esa admirable panacea que disfrutamos el día de hoy? No se confunda amigo, construimos Miami con los capitales golondrinos latinoamericanos, concluyó el interfecto muy sonriente a la espera de una contestación de mi parte. Por toda respuesta, decidí darle la espalda e ignorarlo moviendo mi silla giratoria no sin resentir un terrible dolor en la boca del estómago. Sin embargo, durante el resto del día no dejé de pensar en el peso de sus argumentos, por lo que me propuse escudriñar la verdad oculta en sus palabras en el contexto hemisférico. La primera reflexión que ocupó mi mente fue el mágico papel que desempeñaron los multimillonarios capitales cubanos que llegaron a Miami huyendo de la Cuba comunista, encabezada por Fidel Castro. De la misma manera en que Cuba se empobreció a niveles inenarrables, Miami se expandió con recursos cubanos que deberían haberse invertido en escuelas, academias, universidades, puertos y aeropuertos en la isla mayor de las Antillas. Claro, mil veces claro, que los desarrolladores inmobiliarios, así como banqueros y empresarios de diversos sectores de Miami, también aplaudieron a rabiar el derrumbe de la economía venezolana, porque para ellos el desastre de la dictadura comunista de Chávez y de Nicolás Maduro, era agua cristalina y cantarina, poder económico, riqueza a manos llenas, abundancia material, mientras que en Caracas y en el resto del país, la gente moría de hambre o de enfermedades curables con simples aspirinas ausentes en esa magnífica potencia petrolera… A más dictaduras latinoamericanas, a más corrupción y desastres económicos en el cono sur, a más políticos como Daniel Ortega, Rafael Correa, Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Evo Morales, Néstor Kirchner y señora, Maduro, Luis Echeverría, José López Portillo y etc., más capitales para Miami que se convirtieron en rascacielos, en puertos y en un bienestar generalizado, y en miseria y desesperación en los países suicidas exportadores de su riqueza. La apuesta de los agentes financieros del sur de la Florida no sólo consiste en el caos de los gobiernos o dictaduras hemisféricas, no, ¡qué va! En el caso de México, sus deseos incendiarios van más allá, pues elevan sus plegarias al éxito del narcotráfico y a cualquier tipo de desorden que ahuyente a la inversión extranjera y al turismo. ¿Conclusión? A más catástrofes económicas en América Latina, a más pánicos financieros, a más comunismo, a más dictaduras políticas, a más inestabilidad social, a más penetración del narco, a más FARC en el continente, a más desorden e ineficiencia institucional, a más corrupción, más bienestar para Miami, más desarrollo social, lo anterior, sin menospreciar el Estado de Derecho prevaleciente en Estados Unidos y el talento para la expansión urbana. De modo que, ¿cuántos mexicanos desean cooperar al multibillonario enriquecimiento de Miami a costa del nuestro? Francisco Martín Moreno es escritor y periodista mexicano que se ha especializado con maestría en la novela histórica. 2021 |
La noches de Miami, fin del exilio cubano. Disfruto de esta belleza y lo acepto: quizá no se puede tener lealtad por una causa perdida,exilio cubano, pero sí se puede tener lealtad por una ciudad que ya es pasado. Va cayendo el sol. Se termina el día y hago lo de siempre en Miami. Salgo en coche desde North Beach con Santino y mi sobrino Alejandro, para regocijarme con la que es considerada en guías de turismo la vista más increíble de Estados Unidos, eso que denominan skyline o la silueta de una ciudad: observar el Downtown mientras cruzamos La Julia Tuttle Causeway, el puente de la carretera I-195 que conecta las últimas islas del norte con el continente. Me gusta porque en realidad se ven dos Downtown entre la brumosa pátina dorada del sol: el de tierra firme, con rascacielos de cristales calobar y palmeras en las terrazas; el que se refleja en la bahía barrida por la brisa y salpicada de veleros blancos. Vamos a tomar café expreso con leche evaporada en La ventanita del restaurante cubano Versailles, en la calle 8 de miami, y buscamos música cubana en la radio del coche, pero en todas las estaciones tienen a toda mecha el éxito del momento, un reggaetón del puertorriqueño Bab Bunny:
Tampoco se ven ya muchos cubanos en La ventanita, copada de turistas asiáticos y con apenas dos o tres ancianos vestidos con guayabera blancas, cuando, hasta hace pocos años, la monopolizaba una muchedumbre de exiliados para hablar en contra de Fidel Castro: ése era el encanto de La ventanita. Pero ni Bad Bunny en la radio ni los turistas asiáticos en La ventanita son una casualidad de otra noche en Miami. Seis décadas después de la llegada de la primera gran oleada de medio millón de exiliados cubanos, el sur de La Florida empieza a cambiar. Sólo es casi igual el skyline de autopista "La Julia Tuttle Causeway", construido precisamente en 1959, el año del triunfo comunista en Cuba. Miami hoy es cada vez más latinoamericano y caribeño, con preeminencia de nacionalidades varias en el mundo del espectáculo y el entretenimiento; y con el dominio económico de empresarios gringos, rusos, italianos, mexicanos, y control político total de los estadounidenses. |
una ciudad grande, moderna, con hermosas playas, y canales, edificios modernos, solo le falta la antigüedad.
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