Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matías Heredia Sánchez; Alamiro Fernández Acevedo; Paula Flores Vargas; Soledad García Nannig;
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Comentario político sobre derrota de la Nueva Mayoría en elecciones 17 diciembre de 2017. |
Nueva Mayoría es una coalición política chilena que agrupa a un conjunto de partidos de centroizquierda e izquierda, creada en 2013. Fue estrenada en las elecciones presidencial, parlamentarias y de consejeros regionales de 2013 —siendo inscrita por primera vez en el Servicio Electoral el 30 de abril de ese año— y posteriormente en las elecciones municipales de 2016. Alejandro Guillier fue el candidato presidencia en elecciones de 2017, y perdió elecciones en ese año, ante Sebastián Piñera. -“El día después” por Fernando Villegas Habituados a concebir la vida como un reality show más que como realidad, son demasiados los chilenos que hoy desestiman y les quitan peso a los numerosos y crecientes signos de conflicto social que se han incentivado -no hay explosiones, sino incendiarios- e ido acumulando en los últimos años. Chile es el país del “eso no pasa aquí”. En los años 60 y con una jactanciosa y desdeñosa mirada hacia los vecinos, en especial a Bolivia, se decía de los cuartelazos y golpes militares que “eso no pasa aquí”. A principios de los 90, ya con fuertes señales de narcotráfico localizadas en el norte, se dijo “eso no pasará de allá”. De la corrupción en el Estado que en artículos de prensa aparecía como afectando a otros países del continente el comentario era “eso no puede pasar en el nuestro”; luego era de rigor la consabida y reconfortante historia del turista que había tratado de sobornar a un carabinero y terminó preso. Y a la vista de autoridades de alto vuelo de Argentina o Brasil envueltos en escándalos financieros se afirmaba, ya lo adivinan, “eso no pasa aquí”. Al parecer nunca nada “pasa aquí”. Hay varios mecanismos productores de la ceguera selectiva que fundamenta tan descomunal necedad. Primero y principal es el sentimiento chovinista -como consuelo recordemos que no es pecado exclusivo de los chilenos- inclinando a poner la tribu a la que se pertenece en una posición superior a las demás en la jerarquía de los valores y las virtudes. El segundo, también global, es el deseo de no querer ver y ni siquiera especular sobre posibles eventos desagradables que pudieran ocurrir de modo que no sólo NO se les presta atención, sino, más aún, se eliminan de la conciencia los signos, síntomas y pródromos de esa eventual desgracia o tropiezo. El tercero es lisa y llanamente falta de inteligencia para ver más allá de la punta de la nariz y de esa carencia estamos sobradamente provistos. El cuarto es la mala memoria. De estos polvos… Habituados a concebir la vida como un reality show más que como realidad, a creer que las cosas no existen si no están frente a sus ojos en el episodio de la noche, son demasiados los chilenos que hoy desestiman y les quitan peso a los numerosos y crecientes signos de conflicto social que se han incentivado -no hay explosiones, sino incendiarios- e ido acumulando en los últimos años. En su afán por borrarlos, negarlos, los adjudican sólo a lo que se ventila en las redes sociales y aun dentro de estas a lo que hace media docena de tuiteros patológicamente aficionados a la agresión y el insulto. Fuera de eso dicen no ver ni sentir ninguna crispación, ningún desbalance. Se pregunta uno qué originó esa miopía. Lo cierto es que ya no hacemos uso en el análisis de la simple noción de que los procesos sociales se desarrollan en pequeños pasos sucesivos, no a saltos; tampoco recordamos que al comienzo sus manifestaciones son casi imperceptibles y se desenvuelven en cámara lenta; tal vez también hemos perdido de vista el algo más complejo fenómeno de los cambios del cambio, la manera como los mecanismos de causalidad se modifican en intensidad, cualidad y aceleración según las etapas de la trayectoria histórica. Quizás, además, somos víctimas de demasiadas raciones de cine y televisión que nos han llevado a confundir la historia, que es proceso lento pero inexorable, con un libreto, los cuales desarrollan el melodrama con inusitada rapidez y rasgos en exceso marcados, ritmo frenético al cual se agrega la exageración o, para usar una palabra que alguien puso de moda, la “hipérbole”. Por eso, si no hay un redoble de tambores anunciando que llega el momento culminante, a menudo nos sorprende cómo lo aparentemente inocuo, rutinario y hasta casi invisible de súbito da lugar a una coyuntura decisiva. Para decirlo coloquialmente, ya no recordamos la verdad de ese viejo refrán que dice “de esos polvos estos lodos”. Y así es como somos incapaces de aceptar el hecho de que lo comenzado de manera casi insignificante bien puede convertirse, luego de varias iteraciones, en fenómeno masivo y disruptivo. Nuestra historia está llena de ejemplos de esa desmemoria, de esa inconsciencia histórica y estrechez de mirada. Desdeñando las potencias de lo que en el presente aparece sólo como meramente anecdótico, puntual y transitorio, de modo natural e irreflexivo creemos que lo hoy día visible sólo como semilla jamás será visto mañana como fruto. No habiendo grandiosas señales bíblicas en el Cielo ni un Moisés separando las aguas, nos decimos “no pasa nada”. Y por esa razón cuando oímos proyectos extravagantes anunciados en tono hostil afirmamos que son cosa de “sólo unos pocos termocéfalos”. Desarmar los ánimos Y sin embargo basta revisar la historia nacional e internacional para verificar que las crisis importantes se preparan no a partir de meras intrigas políticas del momento, sino a base de temperamentos colectivos exaltados y belicosos o siquiera iracundos y suspicaces que se han desarrollado gradual y acumulativamente hasta formar masas críticas de ciudadanos sin ninguna intención de acordar y pactar nada. De cómo eso finalice, de cómo de esas nubes salte el rayo, si será en la forma de simple parálisis política, disturbios, asonadas, huelgas surtidas, más elevadas tasas de crimen, estancamiento económico o cualquier otro resultado negativo depende de las circunstancias, de las temperaturas de la mutua hostilidad y de lo irreconciliable de las tesis en juego, PERO en todos los casos el resultado es malo y el combustible es siempre la ausencia de concordia y el exceso de resentimiento. Chile no está libre de esa peligrosa crispación ni se deshará de ella mañana, terminado ya el proceso electoral. No debiéramos enterrar la cabeza en la arena y recitar el mantra “no habrá apocalipsis y no pasará nada”. Los ataques feroces contra candidatos y personas corrientes, la facilidad con que hemos visto estallar grescas por el menor motivo, los caudales de hostilidad y violencia acumulados en La Araucanía, la notoria irritabilidad del ciudadano común, las brutales descalificaciones por posturas políticas y valóricas, todo eso no ha sido simple efecto de la campaña presidencial ni es monopolio sólo de las redes sociales ni tampoco es obra de “unos pocos” como tantos desean creer en sintonía con la canción “aquí no pasa nada”; al contrario, expresan furores y rencores profundos, intensos y transversales. NO TODOS los ciudadanos están en esa actitud ni lo estarán, pero se olvida que para gatillar un conflicto no hace falta la participación masiva y total de la población, sino basta la existencia de minorías sustantivas que estén en pie de guerra, de militantes y activistas atrapados dentro de lógicas suma-cero, de “esos pocos” que copan el espacio público y encienden todas las mechas. Es, por ejemplo, para mencionarlo una vez más, el caso de La Araucanía. Por eso la primera tarea de quien gane hoy debiera ser la de desarmar los espíritus de sus partidarios y adversarios hasta donde sea posible; es de ese modo como se aísla a los exaltados en su delirio y disminuye su capacidad de afectar a los demás. Debe hacerse porque estamos embarcados en el mismo buque. Cualquiera sea la mitad de chilenos que esta noche se hunda en el despecho y la depresión y la mitad que se ufane y exalte en el triunfo, mañana lunes ambas mitades seguirán a bordo y se hundirán o navegarán juntas. Tal vez la era de los grandes acuerdos no sea ya posible, pero siempre es posible siquiera un mínimo común denominador. Y ese denominador común es no sólo la civilidad y el respeto a las normas, sino sobre todo no olvidar que ninguno de los bandos tendrá una mayoría suficientemente abrumadora ni en la urna ni en el Congreso ni en la calle como para armar o desarmar el país a su antojo. No se debiera ver nunca la política como un juego agónico de supremacía, aplastamiento y victoria, sino como lo que es, como negociación, transacción y acuerdo civilizado. La democracia no ha de ser alguna variante pura o diet de la demencial consigna “Voto+Fusil” que voceaban ciertos tontones del año 70. La mitad más uno o más dos no da derecho a pisotear a la mitad menos uno o menos dos. |
Los “Ismos” por Fernando Villega |
No debiera asombrar el modesto escándalo protagonizado por quienes morían de ganas de expresar su repudio por la visita papal. La puesta en escena incluyó atentados vandálicos contra instalaciones eclesiásticas y ásperas interpelaciones de damas y caballeros de diversas sensibilidades y referentes. A algunos chilenos todo eso quizás les pareció un arrebato fuera de lugar e inconducente, pero ya debiéramos saber que la ciudadanía tiene dificultades para mantener sus disgustos bajo control en vez de atizarlos en el seno de una horda; la virtud capital de la tolerancia y ojalá indiferencia no tiene cabida cuando reinan tiempos de tan democrática exaltación anímica. Recuérdese que se han espetado insultos hasta contra un bus por el cartel que acarreaba. Ya no hay postura u opinión que no se publique en las redes para en el acto convertirse en “movimiento”, en protesta o en “ismo”. El fenómeno recluta un masivo elenco: acólitos, militantes, activistas, combatientes, ayudistas, apóstoles y predicadores. A ellos se suman los comunicadores dispuestos a avivar la cueca por simpatía doctrinaria, los que hacen vista gorda por miedo a entrar en la lista de enemigos y los políticos inclinados a dejar actuar a los enardecidos por si eso se traduce en alguna ganancia. En La Araucanía ya hemos visto miles de esos extras en acción. Resignación Los escasos amigos de la paz y el sentido común que van quedando tienen que resignarse. Recuerden: los activistas y sus zalagardas son una constante histórica. Casi no hay sociedad libre de su perpetuo rezongar, agitarse y movilizarse, pero sobre todo no la hay en estos días, cuando “democracia” ha llegado a equivaler a una descomunal pandemia de hervores hormonales. Escasea el buen juicio y sobra la devoción. Las causas son a veces temporales -como la suscitada por la visita papal- y otras duraderas; en este último caso hablamos de pacientes desahuciados por la ciencia psiquiátrica, víctimas irrecuperables de credos devoradores, obsesivos, intolerantes y violentos en su retórica y a veces también en sus actos. ¿De dónde viene tanta iracundia? Las fuentes pueden ser escándalos y abusos impunes, las revelaciones de un mesías, las promesas de un profeta, los dislates de un ideólogo o hasta, como en el islam, una remota discusión del siglo VII d.C. acerca de quién era el verdadero heredero espiritual y terrenal de Mahoma. Algunos “ismos” derivan de doctrinas científicas o con pretensiones de serlo pero convertidas en catecismo para alimentar espiritualmente una causa, cosa imposible si no se crea un “movimiento”, a su vez imposible si no se llega a la masa y esta de acceso imposible si no se lleva la doctrina a la caricatura. No se moviliza a nadie con las transformaciones de Lorentz, pero sí con un llamamiento del tipo “No+AFP” . Es la banalización la que da existencia al “ismo”. De verdad a dogma El núcleo originario de un “ismo” pudo ser mucho más que una suma de clichés y llamamientos a “la lucha”. En su médula a menudo se encuentran proposiciones razonables, pero eso ni calienta ni moviliza y peor aun, no cambia nada; lo “razonable” está repleto de matices, explica lo que es como resultado de lógicas y/o procesos inevitables, acepta la realidad, se goza en su comprensión teórica y por todo eso tiende -TIENDE- a acercarse a la postura de Buda, al disfrute intelectual del quietismo contemplativo. Y frente a eso los oponentes a dicha propuesta razonable, aliviados ante tan escaso empuje, tampoco hacen nada. Esta resistencia porfiada de lo que ES contra lo que debería ser está detrás del 90% del nacimiento de los “ismos”. Hay excepciones, ideólogos que no se quedan en el Verbo y la Teoría y en su activismo llegan al asesinato al estilo del terrorista americano apodado “Unabomber”, pero movilizar significa mucho más que enardecer a un profeta solitario; significa sacar de su torpor a gente común y corriente y eso entraña despertar sus emociones para uncirlas a una causa que, al menos en el palabreo, tenga relación con sus intereses materiales y subjetivos. No siendo estos, normalmente, de muy elevada factura, ahí mismo comienza la simplificación. Para espolear al adormilado ciudadano ha de agregarse, además, un blanco contra el cual pueda dirigir los odios y rabias que son el fruto venenoso de sus frustraciones. No habría habido un Ku Klux Klan con meras disquisiciones raciales y eugenésicas de salón, si no se requería también crucificar y quemar a un negro desvalido de tanto en tanto. En una variante más grata de ese principio el dramaturgo Peter Weiss se preguntaba -en Marat-Sade- “qué sería de la revolución sin una general copulación”. No basta predicar la “solidaridad”, debe colgarse del árbol al pecador que no comulga. Curioso, pero nada incita más el Odio que un llamamiento al Amor. Es el consabido paso de la teoría al dogma y del dogma al linchamiento. Chile ¿Qué “ismos” proliferan en Chile? Hay muchos y algunos tuvieron o aún tienen, bajo capas y capas de mala semántica y emocionalidad, un meollo razonable. El estante del supermercado dedicado a los movimientos progresistas ofrece animalismo, ecologismo, feminismo, vegetarianismo, radicalismo, comunismo, socialismo, liberalismo, antipapismo (por agotarse), nihilismo y de seguro pronto ofrecerá varias corrientes más, aun por inventarse. Clientes naturales son los jóvenes por toda clase de razones: deseo de “ser parte” de algo, necesidad de crearse identidades glamorosas, disponer de blancos para descargar sus frustraciones, un territorio donde probar fuerzas, el afán por la aventura y huir del tedio y de las responsabilidades estudiantiles, de la competencia y de la jodida vida a fin de cuentas. Esa mezcla se llama “afán de justicia”. Se suman los adultos y hasta ancianos que o han regresado a esa etapa o nunca salieron de ella. Ottone Los que sí salieron son personas como Máximo Pacheco, cuyas palabras sobre el descuido del PS y la NM acerca del tema económico caerán, como anunciamos, en oídos sordos. Lo mismo vale para lo escrito por mi estimado y brillante colega Ernesto Ottone respecto de cómo la izquierda debiera repensar su repertorio de ideas y proclamas. Todo eso caerá, a su vez, en ojos ciegos. Individuos aislados o en pequeños paquetes pueden hacer la transición y hasta hay un grupo proveniente de la decé en ese predicamento, pero una golondrina no hace verano y menos un aggiornamiento. En tanto que colectividades con timbre de agua y sede social, a veces también provistos de cuantiosos fondos, de seguro seguirán orando al periclitado Dios de costumbre; ya no levanta a nadie de su tumba, no cura al paralítico, no convierte en pianista al manco ni asegura pitutos estatales, pero es una divinidad a la que han dedicado todos sus afanes y hay un largo hábito de persignaciones; es un modo de vida, una trampa sin salida. Nostradamus
¿Qué significa? Vaya a saber uno, pero quizás significa que entre marzo de este año y un abril más lejano los partidos de la NM en su conjunto se apagarán políticamente, sufriendo la misma suerte que el Partido Radical sufrió desde 1958 en adelante, una lenta o rápida caída en la irrelevancia y a la condición de sociedad de socorros mutuos y/o secta para ancianos aburridos; mientras tanto los jóvenes que ahora militan en alguna de las 14 fracciones del FA saltarán de una sensibilidad extrema a otra, luego del extremo al centro, de la fe al escepticismo, del ánimo entusiasta al reposado, de lo utópico a lo realista. Será en medio de ese fenomenal barullo que emergerá otra política, otros nombres, otras corrupciones, otras decepciones y otros logros escasos y de mediano calibre. Será el socorro viniendo por tierra y mar. Ite missa est. Reciclaje sesentero. Pero ¿qué significa HOY ser socialista, el socialismo? Muchos de ellos ni siquiera pronuncian ese vocablo, silencio selectivo realmente extraordinario. No sería más raro escuchar una homilía del Papa en la que no se pronunciara ni una sola vez la palabra “Cristo”. Mientras el país se apronta para un nuevo gobierno y la mayoría -de seguro superior a la que ganó la elección– desea, como es natural, que eso traiga prosperidad o siquiera algunos años sin tantos puños en alto, retroexcavadora y majaderos de las transformaciones profundas, hoy llamadas “el legado de Bachelet”, la decé se desgarra entre la facción que se obstina en continuar como vagón de cola del progresismo, antes convoy que no se sabía adónde iba y hoy detenido en un ramal que no va a ninguna parte, en tanto que otra, en “proceso de reflexión”, amenaza renunciar y/o advierte que ha descubierto su verdadero domicilio no en la centroizquierda sino en el centro puro y duro, hoy sólo estación intermedia en viaje hacia la derecha y no punto de reposo para siempre jamás. Al mismo tiempo una fuerte minoría del país, confusa en todo menos en su clara desconfianza y hasta repulsa, sigue bailando al son de la tonada de la coalición derrotada porque, a fin de cuentas, no han transcurrido en vano las muchas décadas durante las cuales la izquierda se estuvo presentando como concesionaria vitalicia de la voluntad y el bienestar popular. Ahora, tras la derrota, su lucha por el proletariado tomará la forma de una “defensa de las conquistas”. Así lo describió el señor Duarte, secretario general de la decé. No detalló cuáles conquistas. Para esa defensa cuentan con el Congreso, la ANEF, el Colegio de Profesores, algunos gremios más, y en especial la carne de cañón estudiantil que una nueva hornada de dirigentes, a quienes se les abrió el apetito viendo a los Jackson y a las Vallejo convertirse en muy bien pagados señores y señoras políticos, están disponibles para azuzarla. Sobre todo cuentan con el ejército de combatientes apernados en la administración pública. De ellos se espera la debida y revolucionaria tarea de atornillar al revés. Eso, la captura de buena parte del Estado, fue el gran logro político de la NM. Puede que hayan estancado (a pesar de las “semillas” de Eyzaguirre y los brotes verdes de Arenas) al país, amén de sumirlo en lógicas menos históricas que histéricas, pero confían en ese enclave de camaradas incrustados en el aparato público. Esa preparación para una nueva chance, ahora la del año 2022, podría parecer “una mirada de futuro”, pero no es más mirada de futuro que la de esas sectas que, al no cumplirse la fecha del Juicio Final anunciado a la feligresía, entonces la postergan para otra. En eso están el PC, el PS, el PPD, el PR y la mitad de la decé. Muy natural; la izquierda no mira al futuro más que como otra oportunidad para revivir el pasado. Decimos “izquierda”. Ya es hora de retornar al verdadero nombre de ese sector en vez de aceptarles el acomodaticio “progresismo”. Sus devotos debieran imitar a su antecesores, quienes no se andaban escondiendo. En esos tiempos todo socialista proclamaba abiertamente su afán por construir el socialismo y más tarde el comunismo. Creían con fervor que a eso conducía la marcha de la humanidad. Lo recitaban así: primero el hombre primitivo y recolector, luego los imperios esclavistas, después el régimen feudal, en seguida el actual capitalismo y ya venía, ya vendría el socialismo. Hoy Pero ¿qué significa HOY ser socialista, el socialismo? Muchos de ellos ni siquiera pronuncian ese vocablo, silencio selectivo realmente extraordinario. No sería más raro escuchar una homilía del Papa en la que no se pronunciara ni una sola vez la palabra “Cristo”. De seguro en las asambleas en las que examinaron sus pecados el tema acerca de la razón de ser última de su postura no pasó por la mente de nadie. ¿Para qué ahondar en honduras teológicas? La NM o como sea se rebautice sólo tiene una doctrina: oponerse a rajatabla. Para eso propone una nueva alianza incluso a los restos de la histriónica y ya patética decé, la cual de asamblea en asamblea no hace nada decisivo salvo anunciar una próxima asamblea. Fuera de eso le hacen pucheritos al Frente Amplio, la nueva y desdeñosa chiquilla del barrio a la que quieren enamorar. Se les oye también aquí y allá, salpicado como condimento, el mantra “defender el legado de Bachelet”. Ese es hoy el progresismo. Esa es la defensa de las “conquistas”. Ese es su ánimo. Ese es el valor de sus introspecciones. Eso es todo. De ideas, ni hablar; de un honesto interés por averiguar lo que le conviene al país, ni en broma. Más fácil aceptar la tesis Gutiérrez según la cual los electores son una horda de fachos pobres y rubias imbéciles. Por eso, si alguien de sus propias filas les hubiera pedido escudriñar qué significa hoy ser socialista, sus palabras habrían sido recibidas con ese pasmo que producen las preguntas tocando algo esencial y fundamental, pero por lo mismo dado por sabido y simultáneamente totalmente ignorado. Los jóvenes Tal vez los jóvenes que se proclaman hijos de Fidel, del Che, del difunto Chávez y hasta de Maduro y/o son parte de algunas de las 14 facciones del Frente Amplio o simplemente militan en las juventudes socialistas o comunistas o espetan diariamente su flamígera ira contra el modelo desde las redes pudieran estar en condiciones para siquiera interesarse en la pregunta, pero difícilmente podrían responderla. Se agitan en la confusión. Hemos oído a una de las pasionarias que pululan en dicho movimiento anunciando una oposición “dura”, pero a su vez Gabriel Boric ha dicho que el FA debe ser propositivo y no solamente antipiñerista. ¿Por dónde pecatas meas, entonces? Entre las posturas de quienes simplemente se proclaman antimodelo y las de quienes hablan de ir viendo y examinar cada paso hay un enorme espacio intermedio con toda laya de nichos. Hay incluso espacio hasta para que quepan los radicales. ¿A qué aspiran, entonces? Imposible saberlo aun leyendo con la mayor buena voluntad a sus personeros más alfabetos. Con qué nostalgia uno piensa en los sesenta, cuando todo era más fácil. Los veinteañeros de dicha década proclamaban sin eufemismos y a gritos su adhesión al socialismo, proyecto que parecía de futuro, incluso inevitable; el acto de sumarse equivalía a subirse al ómnibus de la historia. Hoy, en cambio, ser socialista a esa edad tiene un cariz completamente distinto. Salvo en el caso de algunos estudiantes serios que han leído a los mistagogos de la cábala marxista, también a Foucault y a otras estrellas del firmamento post y pre Althusseriano, el masivo y ululante resto de la congregación se suma a la Fe no como fruto de una profunda reflexión política, ni siquiera por oler que hay allí un flamante producto al que vale la pena echarle una probadita, sino porque es la onda contestataria y “retro” que está de moda en sustitución del jean con agujeros y rajaduras de fábrica. Hoy sencillamente viste mucho hablar santurronamente del Che. Decirse progresista –o sea, socialista sin decirlo– es como plegarse a quienes proclaman que “lo que la lleva” es regresar al uso del tocadiscos y el LP. Ser socialista, hoy, cualquiera sea su actual nombre, es un acto de reciclaje sesentero y una dieta para bajarle el peso al tedio. Los ancianos Habrá entonces que girar en redondo y regresar a la cohorte sexagenaria a la que hemos dejado sentada en una asamblea haciéndose una “autocrítica”. Tal vez sean más dados a la reflexión que sus compañeritos, pero también y mucho más a la inercia. Casi inconcebible que un viejo izquierdista con 40 años de servicio en la administración del Estado y bueno para enarbolar automáticamente el puño en ocasiones sacramentales vaya, por mucho que se tiente, a dar el gran salto hacia la duda cartesiana. La historia señala a las claras adónde van estos movimientos, por poderosos que hayan sido, cuando la vida los ha estacionado al lado del gallinero; ya no van a ninguna parte y la hierba crece entre sus ruedas. En casos como estos sólo queda la memoria, la nostalgia, las frases de siempre, algo así como el gesto técnico del boxeador convertido en paquete, el pugilista de relleno que caerá al primer round pero sabe aún ponerse los guantes y saludar al respetable. ¡Dale, Martín, dale! política ciudadano chile |
Comunismo Antirracismo. Revolucionarios del mundo despiden a Assata Shakur tras su muerte en Cuba a los 78 años. |
Una vida entregada a la lucha por la liberación negra, el internacionalismo y la denuncia de la represión en EE.UU. 30 sep. 2025 La noticia del fallecimiento de Assata Shakur el 25 de septiembre en La Habana (Cuba) ha provocado una ola de homenajes y reflexión entre diferentes generaciones de militantes revolucionarios de todo el mundo. Cuba inició una serie de homenajes oficiales y populares para despedir a la militante afroamericana, convertida en un símbolo mundial de la lucha contra el racismo y la represión. El Ministerio de Relaciones Exteriores cubano informó que falleció por problemas de salud y avanzada edad, resaltando su condición de exiliada política protegida por el Estado cubano. El periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, publicó un artículo en su honor, titulado El descanso de una luchadora. Nacida con el nombre de Joanne Chesimard en Nueva York en 1947, Shakur se convirtió en referente del Black Panther Party y figura destacada de la organización marxista-leninista Black Liberation Army en su juventud, afrontando la represión del FBI mediante el despiadado operativo COINTELPRO, que la puso en su punto de mira por su defensa del derecho revolucionario a la autodefensa y la emancipación de la comunidad negra. Como consecuencia de su militancia revolucionaria, Shakur sufrió la persecución política y el hostigamiento policial. En mayo de 1973, la policía tendió una emboscada a tres miembros del Black Panther Party en la autopista Turnpike de Nueva Jersey, donde sucedió un tiroteo en el que murieron un oficial de policía y Zayd Malik Shakur, camarada de Assata. Fue condenada por un jurado mayoritariamente blanco en marzo 1977 por "asesinato en primer grado", "asalto" y "tenencia ilegal de armas", pese a que fue herida y balística confirmó que no disparó. Amnistía Internacional señaló testigos dudosos y negación de cambio de sede por prejuicios raciales. Shakur siempre negó las acusaciones y denunció el carácter político y viciado del proceso. Fuga El 2 de noviembre de 1979 protagonizó una fuga espectacular de prisión y llegó finalmente a Cuba en 1984, donde el Gobierno de Fidel Castro la acogió con los brazos abiertos. La isla nunca cedió ante las presiones estadounidenses para la extradición de la exiliada, defendiendo su condición de presa política y sobreviviente de la represión. El militante Sekou Odinga pasó 34 años en prisión acusado de participar en la liberación de Shakur, Mutulu Shakur pasó 37 años señalado como “cerebro” de la fuga, y Kamau Sadiki, el padre de su hija Kakuya, sigue cumpliendo cadena perpetua por negarse a delatar a Assata. Su caso sirvió como bandera ética y política para la sancionada Cuba, que puso en evidencia la doble moral estadounidense, que ofrecía impunidad a figuras a fascistas como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch —responsables de ataques mortales contra civiles cubanos— mientras tachaba de “terrorista” a una militante negra perseguida. En los últimos años, diferentes administraciones estadounidenses han tratado de instrumentalizar el exilio de Shakur en Cuba para justificar la inclusión de la isla en la lista de "países patrocinadores del terrorismo". A finales de 2024, ante un comité del Congreso, el Secretario de Estado del presidente Joe Biden tuvo que reconocer que no había estadounidenses en Cuba acusados por hechos que ellos califican como "terrorismo". “No se puede ser revolucionario sin una visión socialista” Incluso en el exilio, Shakur mantuvo una intensa labor pedagógica y cultural en estudios sociales, donde siguió promoviendo los ideales del socialismo, el anti-imperialismo y la lucha contra el racismo, defendiendo siempre que “no se puede ser revolucionario sin una visión socialista”. Escribió la obra Assata (1988), influyente en el movimiento Black Lives Matter y el hip-hop, especialmente en canciones de su sobrino Tupac. También concedió algunas entrevistas. Tras su muerte, movimientos sociales, políticos y sindicales de EE.UU. y todo el mundo han difundido tributos que recuerdan más de cuarenta años de exilio irreductible y compromiso con la libertad, evidenciando que el ejemplo de esta mujer perdura para quienes ambicionan un mundo sin opresión y reivindican la posibilidad concreta de lograrlo. "Mi nombre es Assata Shakur, y soy una esclava fugada en el siglo xx. Debido a la persecución gubernamental, no tuve más opción que huir de la represión política, el racismo y la violencia que dominan las políticas del Gobierno norteamericano hacia la gente negra", escribió en una Carta Abierta, publicada en la revista en línea Counterpunch, el 30 de diciembre de 2014. Así, su memoria permanece indómita, rebelde y fecunda, como testimonio de la lucha por una humanidad emancipada. Notas. Sekou Odinga (nacido Nathanial Burns , 17 de junio de 1944 - 12 de enero de 2024) fue un activista neoafricano estadounidense que fue encarcelado por acciones con el Ejército de Liberación Negra en las décadas de 1960 y 1970. Mutulu Shakur (nacido Jeral Wayne Williams; 8 de agosto de 1950 – 7 de julio de 2023) fue un asesino convicto, activista neoafricano y miembro del Ejército de Liberación Negro que fue sentenciado a sesenta años de prisión por su participación en un robo en 1981 de un camión blindado Brink's, durante la comisión del delito fueron asesinados un vigilante de seguridad y dos agentes de policía. Kamau Sadiki es veterano del Partido Pantera Negra, nacido el 19 de febrero de 1953.
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Comentario personal. Assata Shakur y los miembros de Panteras Negras y los otros grupos guerrilleros afro estadounidenses, son o fueron miembros de la generación del baby boomers, que es la cohorte demográfica que sigue a la generación silenciosa y que precede a la generación X. La generación se define generalmente como las personas nacidas entre los años 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial, en el mundo occidental desarrollado, en especial los Estados Unidos y Europa. Esta generación vivió la edad de oro de la gran nación Norteamérica. Un un estudio de 1985 sobre las cohortes generacionales de Estados Unidos realizado por Schuman y Scott, se preguntó a una amplia muestra de adultos: «¿Qué acontecimientos mundiales de los últimos cincuenta años fueron especialmente importantes para ellos?». Para los baby boomers los resultados fueron los siguientes:
En la década del 90 les toco vivir a esta generación:
Assata Shakur, vivió los últimos 40 años de su vida en la isla de Cuba, un país latinoamericano, de habla española, economía socialista, totalitaria, y mas subdesarrollado y cerrado en todo que su natal Estados Unidos. Assata fue testigo y sufrió el colapso de la Unión Soviética que tuvo un efecto devastador en patria adoptiva, iniciándose el llamado periodo especial, en el que Cuba perdía a su principal aliado comercial, recrudeciéndose así el efecto del Embargo estadounidense a Cuba. Observo y vivió la decadencia urbana de la ciudad de La Habana y de la sociedad cubana, un estancamiento total en lo económico, cultural y social. La activista huyó durante su exilio del foco público y nunca concedió entrevistas a los periodistas. Tan sólo rompió su silencio en 1988, cuando publicó el libro ‘Assata: una autobiografía’. Debe haber muerto decepcionada, de sus últimos 40 años de su vida, en un país tan diferente que su país natal, sin amigos y familiares, hablando otro idioma. |
Assata: An Autobiography es un libro autobiográfico de 1988 escrito por Assata Shakur. El libro fue escrito en Cuba, donde Shakur vivió después de recibir asilo político en 1984. Sinopsis La autobiografía comienza el 2 de mayo de 1973. Shakur relata lo sucedido tras un tiroteo en la autopista de peaje estatal de Nueva Jersey. El tiroteo dejó a Zayd Shakur y al agente de la policía estatal de Nueva Jersey, Werner Foerster, muertos, Assata Shakur herida y Sundiata Acoli prófuga. El libro continúa con Shakur describiendo su primera infancia, creciendo en Queens, Nueva York , con su madre, y pasando los veranos en Wilmington, Carolina del Norte , con sus abuelos. Shakur narra su historia yendo y viniendo entre el "presente" con su hospitalización, encarcelamiento, embarazo y juicio tras los sucesos en la autopista de peaje estatal de Nueva Jersey; y el "pasado" con su escolarización en la primera infancia, el comienzo de su radicalización y su época como destacada revolucionaria del Poder Negro y de los derechos humanos.
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Prefacio “Assata: Una autobiografía” comienza con prólogos de la activista política, filósofa y escritora Angela Davis y del abogado, profesor y escritor Lennox Hinds . Davis y Hinds participaban en un evento benéfico en la Universidad de Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey , cuando Assata Shakur , también conocida como JoAnne Chesimard , aguardaba juicio por asesinato en la década de 1970. Tanto Davis como Hinds formaron parte del liderazgo de la Alianza Nacional contra la Represión Racista y Política . En su prólogo, Angela Davis habla de su participación en el acto benéfico en la Universidad de Rutgers para hacer campaña por la liberación de presos políticos como Shakur . Si bien el evento no condujo a la libertad de Shakur , fue un paso impresionante en la dirección correcta. Además, Davis explica el encontronazo inicial de Shakur con la policía estatal en una autopista de Nueva Jersey en 1973 con sus conocidos Zayd Shakur y Sundiata Acoli , y luego comparte una experiencia similar. Después del acto benéfico en la Universidad de Rutgers , Davis señala que a ella también un coche patrulla le indicó que se detuviera, aunque no se cometieron infracciones. Hinds los seguía de cerca, y cuando fue a acercarse al coche patrulla, afirmando que era su abogado, uno de los agentes le apuntó con un arma. En ese instante, Davis y Hinds temieron hacer cualquier movimiento, temiendo que se malinterpretara, al igual que ocurrió con Shakur , que la dejó con un cargo de asesinato y muchas más injusticias durante su encarcelamiento. Por último, Davis enfatiza las malas interpretaciones de Shakur y los efectos de estas diversas tergiversaciones de ella. Lennox Hinds representó a Shakur en una demanda contra la prisión de Nueva Jersey por las condiciones menos que ideales que soportó durante todo su tiempo. En su prólogo a esta autobiografía, [Hinds señala que la primera vez que se conocieron fue cuando ella estaba en el hospital, esposada a su cama. Continúa escribiendo sobre algunos factores contribuyentes y compromisos previos que llevaron a la imagen temerosa de Shakur antes de su encuentro en la autopista de peaje de Nueva Jersey , más predominantemente, su participación en el Partido Pantera Negra . Shakur fue una mujer negra franca que trabajó duro para luchar por sus hermanos y hermanas del mundo, y a lo largo de su autobiografía, está claro que este es un texto personal; sin embargo, también es un texto altamente político. Hinds categoriza a Shakur junto a Martin Luther King Jr. porque su presencia y defensa amenazaron a la administración al igual que King Jr. Por último, Hinds se esfuerza por enfatizar las experiencias preocupantes y distorsionadas que Shakur soportó durante su encarcelamiento por un delito condenado injustamente debido a su raza. Estos prólogos de Davis y Hinds visibilizan la existencia de las personas negras en la sociedad y la inexistente amenaza que la policía les impuso durante este período. Además, destacan las experiencias vividas por las personas negras y enfatizan que la historia de Shakur no es un caso aislado ni una experiencia única; estos casos se repiten una y otra vez, pero no hay cambios de autoridad y estas injusticias raciales persisten. |
Capítulos 1-4 Capítulo 1 Shakur se presenta como una revolucionaria negra, describiéndose como una mujer del Tercer Mundo viviendo en un país del Primer Mundo. Relata la angustiosa experiencia de recibir un disparo y que la policía matara a su compañero, Zayd, en la autopista de peaje de Nueva Jersey en 1973. Shakur considera el maltrato que recibió a manos de las fuerzas del orden como un ejemplo de racismo y prejuicio, pues se siente atacada simplemente por ser negra. Recuerda haber escuchado a la policía contemplar la posibilidad de matarla también. Llega la ambulancia y la arrastran por la acera. Una vez en el hospital, relata su sensación de insignificancia sobre su vida o muerte, mientras es acosada por médicos y policías. Siente miedo al encontrarse en un hospital rodeada de personas blancas. A pesar de sus graves heridas, la policía y los médicos la menosprecian y se burlan de ella por ellas y por su raza. La examinan y le toman las huellas dactilares, y le preguntan repetidamente por qué disparó al policía, pero no responde mientras se prepara para soportar el trato brutal. Más adelante en el capítulo, narra el ambiente opresivo en el que los detectives continúan acosándola para obtener información; finalmente, se mantiene firme en su silencio. El capítulo concluye con su juicio, donde se enfrenta a un juez que le lee los múltiples cargos en su contra. Capítulo 2 Shakur habla de su infancia, rememorando a su familia y experiencias pasadas. Nacida como JoAnne Deborah Byron en Jamaica, Nueva York, de madre divorciada, se describe como una niña brillante. Reflexiona sobre su infancia destacando cómo sus abuelos le inculcaron la dignidad y el respeto por sí misma como principios fundamentales. En general, Shakur destaca el racismo de crecer como una niña negra en Estados Unidos y enfatiza cómo las enseñanzas de su familia se relacionaron con las expectativas sociales sobre ella. Capítulo 3 En este capítulo, Assata describe su traslado del hospital a la cárcel. Describe su celda, el mobiliario y el ambiente dentro de ella. En su primer día, se ve sometida a la rutina de la prisión, así como a las costumbres de otros presos. Más tarde, Assata habla con el director, quien se refiere a Assata como Joanne, para disuadirla de querer salir de su celda, alegando amenazas de muerte. Durante su internamiento, Evelyn contacta a varios funcionarios de la ley para presentar una petición en nombre de Assata. Assata destaca que Nixon y otros funcionarios del gobierno deberían ser reconocidos penalmente, citando noticias y televisión que describen al Ejército de Liberación Negra como una organización criminal. Assata continúa describiendo su tiempo en prisión, incluyendo violencia, problemas con los médicos de la prisión y otros reclusos. Durante el proceso de selección del jurado, surge un problema con un miembro del jurado que emite una opinión sesgada sobre el caso, lo que causa problemas dentro del tribunal y resulta en un aplazamiento. Capítulo 4 Assata reflexiona sobre su vida en la secundaria, centrándose en los cursos y los chicos. En esto, revela sus preocupaciones previas sobre cómo la percibían los demás. Además, rechaza a un chico llamado Joe diciendo que era "negro y feo", algo de lo que se arrepintió de inmediato. Assata luego relata sus experiencias explorando el mundo y descubriendo, para consternación de sus padres. También explica cómo fue a la casa de Evelyn cuando huyó por primera vez. Más tarde, describe un robo a una joyería que cometió con Tina y la madre de Tina. Después de esto, celebran en un bar y terminan en una reunión de pandillas, donde la pandilla discutió un problema con una pandilla rival llamada "Los Obispos". Continúa describiendo su confusión ante el constante deseo de Tyrone de pelear, lo que la lleva a rechazar la idea de estar con él y tomar su nombre. Capítulos 5-8 Capítulo 5 Este capítulo trata sobre el traslado de Shakur de la cárcel del condado de Middlesex a Rikers Island y el horrible trato que recibe del personal, mientras que al mismo tiempo atraviesa una batalla legal por su presunto caso de robo a un banco. Describe las injusticias del sistema judicial, mostrando los sesgos inherentes del juez al tratar el caso de Assata y Kamau. Shakur conoce a un grupo de apoyo de mujeres mientras está en prisión, y se sorprenden al ver que ella no es "más grande, más negra y más fea" como la han retratado los medios. Este capítulo también trata el problema del encarcelamiento y la maternidad, ya que Assata y Kamau se vuelven cada vez más íntimos en su solidaridad, y cuando ambos son expulsados de la sala del tribunal, son asignados a una habitación sola donde se concibe el hijo de Shakur. Capítulo 6 Shakur habla de un período en su adolescencia tardía cuando huyó de la casa de su madre a los 13 años para buscar trabajo en Greenwich Village , encontrando las duras realidades de vivir en la calle. Encuentra trabajo estafando hombres y trabajando como camarera, obteniendo rápidamente una experiencia cercana con el racismo y el sexismo en la sociedad. Después de trabajar para y ser despedida (el mismo día) por el dueño de una cafetería que la acosa sexualmente, Shakur usa el salario de su día para conseguir una habitación de hotel y posteriormente conoce a la señorita Shirley, una mujer trans que se hace amiga de ella. Shirley actúa como mentora de Shakur durante el resto de su estadía en Greenwich Village, mostrándole cómo sobrevivir en las calles hostiles. Al final del capítulo, una de las amigas de su tía la ve en la calle y la trae de regreso a casa, poniendo fin a su período de independencia. Capítulo 7 Shakur, tras ser absuelta en el juicio por robo a un banco en el Distrito Sur de Nueva York, es enviada de regreso a Nueva Jersey. En la cárcel de Morristown, recuerda el trato amistoso con sus amigos y el continuo acoso y racismo por parte de los guardias de la prisión. Recuerda el fraudulento proceso de selección del jurado, en el que no se seleccionó a ninguna persona negra. A medida que avanza el juicio, se siente cada vez más agotada, hasta el punto de enfermar, y reflexiona sobre el deterioro de su salud mental. Finalmente, se da cuenta de que está embarazada. Al principio, nadie la cree. Los diversos médicos con los que habla le dicen que padece una enfermedad intestinal. Pasa sus días sola en su celda, contrastando la miseria y la fealdad del mundo con la hermosa y emocionante expectativa de tener un bebé, de ser madre. Para concluir el capítulo, conoce a su nuevo médico, un hombre que la tranquiliza. Se llama Ernest Wyman Garret. Sin embargo, el estado de Shakur empeora, y el Dr. Garrett se da cuenta de que corre el riesgo de sufrir un aborto espontáneo. Se anuncia una sentencia que la apartará temporalmente del juicio durante su embarazo y que Sundiata será juzgada sola mientras tanto. Capítulo 8 Este capítulo sigue a Shakur viviendo en Manhattan con su tía Evelyn, en la calle 80. Disfruta del nuevo barrio, la gente, las numerosas tiendas, los lugares de interés, los museos y su creciente interés por el arte, a pesar de su desprecio por los snobs que la tratan mal en las galerías. Reflexiona sobre su desprecio por los ricos y su ingenua idea de que el dinero es la solución a los problemas. Mientras vive en la calle 80, pasa la mayor parte del tiempo en la entrada observando los diversos acontecimientos, el ir y venir de la gente, las peleas y las discusiones. Intenta comprender su emoción ante la "miseria" y la "malicia" de esta calle. Describe el creciente resentimiento que sentía hacia uno de sus profesores de la escuela que la discriminaba por su gusto musical. Asiste a una reunión de la NAACP en la que no puede responder, a satisfacción de los organizadores, a una pregunta sobre cómo reaccionar si alguien le escupe en la cara mientras participa en un boicot. Ella parte de sus recuerdos del tiempo que pasó con Evelyn y comienza a escribir sobre cómo ha llegado a comprender el mundo y cómo ha llegado a comprender que la injusticia y el racismo están en el corazón de Estados Unidos. Capítulos 9-12 Capítulo 9 El capítulo 9 describe el embarazo de Shakur y los malos tratos que recibe del personal de la prisión y del hospital durante el parto, así como las diversas complicaciones médicas que experimenta. Tras ser diagnosticada de embarazo en el Hospital Roosevelt, es devuelta a la prisión de Rikers Island, donde sufre con mínima atención médica y poca o ninguna alimentación adaptada a sus nuevas necesidades dietéticas. Sus abogados intentan presentar una demanda por maltrato médico, pero se ven frustrados por el perverso sistema judicial estadounidense, decidido a mantener a Shakur en condiciones inhumanas. Cuando entra en trabajo de parto en septiembre de 1974, es trasladada al Hospital Elmhurst, donde se le prohíbe recibir atención del médico que ha elegido. Se realiza una manifestación en el exterior mientras su médico y su abogado luchan por su derecho a elegir quién asistirá al parto. Mientras tanto, Shakur declara que dará a luz ella misma, lo que pone de manifiesto su fortaleza al resistir la opresión. Una vez que el hospital finalmente accede a sus demandas, el bebé nace sin complicaciones, pero se mantiene separada de Shakur durante la mayor parte de su estancia hospitalaria. Al regresar a la prisión tras un breve período de recuperación, es brutalizada por un grupo de guardias y enviada injustamente al Área de Segregación Punitiva. El capítulo concluye con el poema "Sobras: lo que queda", que llama la atención sobre la lucha por perpetuar la esperanza en una sociedad construida para destruirla. En este capítulo, Shakur utiliza la descripción de las dificultades que soporta durante su embarazo para mostrar lo difícil que puede ser mantener la esperanza, pero que siempre vale la pena cuando se protege el futuro de una nueva vida. Capítulo 10 El capítulo 10 muestra la evolución de la conciencia de Shakur sobre los problemas globales y cómo esto impacta su percepción de la vida cotidiana. A los 17 años, Shakur deja la escuela, se muda de casa de su madre y consigue un aburrido trabajo de oficina. Al principio, expresa su entusiasmo por formar parte de una comunidad y trabajar para una gran empresa, hasta que se da cuenta de lo poco que la empresa se preocupa por ella como persona. Este es uno de los primeros momentos en los que reconoce la percepción que la sociedad tiene de ella como un simple instrumento del capitalismo. Shakur habla de una ocasión en la que uno de sus colegas blancos menciona los disturbios de la década de 1960 y le pide su opinión después de insistir en que la gente negra quemaba sus propios barrios sin motivo alguno, a lo que Shakur accede con impotencia. La siguiente vez que surge el tema en el trabajo, decide expresar su verdadera opinión, lo que finalmente resulta en su despido. En este punto, comienza a apasionarse más por los problemas locales y globales, especialmente cuando se trata de discutir con quienes no están de acuerdo. No es hasta que entabla amistad con algunos hombres africanos y se avergüenza de su desconocimiento de la guerra de Vietnam, que se da cuenta de que nunca ha dudado de la palabra del gobierno estadounidense. Esto la impulsa a investigar por su cuenta y consolida su desconfianza en el gobierno. A medida que su percepción evoluciona, expresa su sentimiento de no encajar en ningún grupo, lo que la lleva a buscar oportunidades para involucrarse más en su comunidad. Consigue trabajo en una agencia de empleo y ayuda a organizar una conferencia para que jóvenes universitarios negros puedan entrevistarse en grandes corporaciones. Shakur se entristece al darse cuenta de que muchos estudiantes pagaron cientos de dólares para asistir a esta conferencia solo para que unos pocos seleccionados consiguieran entrevistas. El capítulo termina con el poema "Cultura", que resalta el rechazo de Shakur a la perpetuación de la cultura europea como resultado del colonialismo. En este capítulo, Shakur muestra cómo su percepción e interpretación de los acontecimientos y problemas globales ha cambiado a medida que amplía su conocimiento y comienza a conversar con otros como ella. Capítulo 11 Este capítulo se centra en la acusación y el arresto injusto de Assata Shakur. Este capítulo ilustra la rápida escalada entre ella y la ley. Assata se convierte en víctima de la brutalidad policial y de un sistema judicial injusto, en el que finalmente es acusada de robar un banco de la Reina. Aunque se declara inocente y es devuelta al hospicio, en un giro inesperado, se ve obligada a usar la misma ropa que el ladrón en el robo del que se le acusa, y su fotografía se superpone a la foto original del ladrón para convencer al jurado de su culpabilidad. Sin embargo, antes del primer juicio por el supuesto robo al banco, debe someterse a un juicio por ser acusada de secuestrar a un conocido narcotraficante para pedir rescate, junto con otras dos personas, en el que el caso es absuelto. Capítulo 12 Aquí vemos una nueva forma de Assata que evoluciona mientras asiste a un colegio comunitario en Manhattan. Durante sus estudios universitarios, conoce a muchas personas cuyos ideales coinciden con sus puntos de vista políticos. Durante su estancia en la universidad, analiza con más detalle la historia de la opresión. A través de su investigación, descubre que las instituciones encargadas de educar a la población en general han fallado en educar al público general sobre la historia de la opresión. Durante su investigación, descubre el procesamiento de personas de color, lo que alimenta su deseo de contribuir al cambio social. Capítulo 13-16. Capítulo 13 Este capítulo comienza con Assata hablando sobre el asesinato de Martin Luther King . A lo largo de su autobiografía, habla sobre enjuiciar a los individuos que están creando injusticia sistemática y daño corporal hacia los afroamericanos y una forma de rebelión para seguir. Ella cambia de universidad y experimenta más radicalización hacia el cambio social y la revolución por la igualdad. Afirma que para que las cosas cambien en esta revolución, los radicales blancos, los hippies, los individuos de ascendencia mexicana, los afroamericanos y los individuos de ascendencia asiática tendrían que unirse para que se haga un cambio social real. Mientras trabaja como asistente de un médico en Alcatraz , es testigo de las protestas de los indígenas. Llega a la conclusión de que la verdadera historia nunca se enseñará ni aprenderá, ya que el sistema educativo solo recuerda un tipo de historia. Más tarde busca el Partido Pantera Negra, al que admira mucho. Capítulo 14 Tras ser absuelta del cargo de secuestro anterior, Assata es trasladada al Centro Correccional de Manhattan , donde aún sufre persecución, pero también se reencuentra con sus excompañeras de celda y disfruta de mayor libertad en la comunidad, a diferencia del aislamiento. Se enfrenta a otro juicio por el robo a un banco y teme ser condenada, pero el caso es sorprendentemente anulado y es absuelta. Sin embargo, inmediatamente después de este caso, es enviada de vuelta a Rikers Island y puesta nuevamente en régimen de aislamiento. Capítulo 15 El capítulo 15 se centra en la trayectoria de Shakur como miembro del Partido Pantera Negra (BPP). Al caminar por las calles de Harlem en su primer día como miembro, se muestra radiante y llena de energía. Sin embargo, no tarda en comprender que incluso dentro de las organizaciones dedicadas a liberar y apoyar a las comunidades negras, el poder infla fácilmente los egos. Su trabajo ayudando a los demás, especialmente a los niños, la llena de satisfacción. Es en sus momentos de trabajo comunitario donde Shakur encuentra el propósito y la pasión que anhelaba cuando se unió al partido. Tiene el objetivo de seguir impulsando programas como este; sin embargo, las diferencias políticas dentro del partido surgen rápidamente. A medida que las complicaciones dentro y fuera del partido se hacen más evidentes, Shakur comprende que la mejor opción para ella es abandonar el partido que una vez admiró profundamente. Una vez que se va, Shakur nota la creciente vigilancia que las autoridades han implementado en su vida cotidiana. Una energía ha cambiado y siente que algo está sucediendo que no puede ver. El capítulo termina con Shakur siendo informada de que la policía está en su apartamento y le advierten que no regrese a casa. Capítulo 16 Tras recibir una advertencia de que los federales han estado vigilando de cerca sus movimientos y correspondencia, Shakur decide "ocultarse", lo que también describe como vivir en la clandestinidad. Al principio, esta experiencia no le exigió cambiar toda su vida, ya que solo necesitaba mantener un perfil bajo y no llamar la atención. Mientras se mantiene discreta, una amiga le informa que su imagen está en todas las noticias, relacionándola con la muerte de un policía. Shakur comprende que la afirmación de la policía de que solo la buscan para interrogarla probablemente sea falsa. Para evitar ser detenida, se esconde aún más, cortando lazos estrechos con aquellos que pueden rastrearse fácilmente. Más tarde encuentra refugio con una amiga con la que no tiene ningún vínculo externo. Al final del capítulo, Shakur se pone una peluca y un traje de sirvienta como disfraz para subir al tren temprano en la mañana. Durante el viaje en tren, se da cuenta de que a su alrededor hay mujeres negras que se dirigen a algún lugar, probablemente a sus trabajos. Todas se cubren el cabello con una peluca, y Shakur comprende que sobrevivir en Estados Unidos como persona negra significa tener que disfrazarse y esconderse. Espera que esta realidad no se extienda y sueña con un futuro libre para todas las que tienen que minimizarse para ajustarse al estándar blanco. Capítulo 17-20 Capítulo 17 El capítulo 17 describe la percepción de Shakur del Ejército de Liberación Negra , incluyendo sus propias ideas sobre cómo la organización puede volverse más efectiva como un activo revolucionario. Ella describe al Ejército de Liberación Negra como una organización sin un solo líder o cadena de mando. Más bien, está compuesta por varios grupos que trabajan hacia un objetivo común. Ella discute la idea de la lucha armada y cómo impulsa a las personas a unirse a los movimientos. Al reflexionar sobre esto, enfatiza modos de acción más científicos, es decir, menos acción inspirada solo por la emoción y más atención en trabajar hacia objetivos comunes de manera efectiva. Los grupos deben trabajar estratégicamente en lugar de a través de la fuerza bruta o la acción física directa. Esto es difícil y un problema común entre la comunidad, ya que son los que a menudo son víctimas de la brutalidad y la violencia. Se centra en cómo los objetivos han cambiado para movilizar a las masas negras. Capítulo 18 Tras su absolución en el caso de robo en Queens , Shakur es llevada a la Cárcel del Condado de Middlesex para Hombres. Mientras pasa poco más de un año en régimen de aislamiento durante el juicio de Jersey, la Conferencia Nacional de Abogados Negros y varios miembros del equipo de defensa presentan una demanda civil contra el estado por las condiciones inhumanas de su aislamiento. Aunque se declara que las condiciones son crueles, el estado ignora estas afirmaciones para mantener a Shakur encerrada. Tras estos eventos, el equipo de defensa de Shakur lucha por encontrar abogados y expertos idóneos para ayudar con el caso de Jersey; sin embargo, varios estudiantes que apoyan a Shakur se ofrecen como voluntarios para ayudar. Tras la muerte de Stanley Cohen , el abogado defensor de Shakur, desapareció una gran cantidad de documentos legales relacionados con su caso. Evelyn descubre que estos documentos terminaron misteriosamente en el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York, pero la mayoría aún no se ha encontrado. Shakur se siente agotada por el caso, el jurado parcial y el juez racista. Al recordar el juicio, afirma que fue incorrecto y carente de principios participar. Ella dice que participar en el juicio fue participar de su propia opresión: la única manera de liberarse es no depender de los demás. Capítulo 19 Shakur es transferida a una prisión de máxima seguridad en Alderson, Virginia Occidental, una prisión para las mujeres más peligrosas del país. Aislada del resto del mundo, describe esta prisión como el campo de concentración más brutal del país. Aunque Shakur no se lleva bien con otras prisioneras, conoce a Lolita Lebrón , una de las presas políticas más respetadas del mundo. Si bien Shakur es una firme defensora de las ideas de Lolita, tienen pequeños desacuerdos sobre religión y política. Shakur se hace amiga de una monja católica, Mary Alice, y aprende sobre la teología de la liberación para tener conversaciones intelectuales con Lolita. Sin embargo, Shakur no tiene la oportunidad de llevar a cabo este plan, ya que la prisión cierra y es llevada de regreso a Nueva Jersey. Capítulo 20 En este capítulo, la experiencia de Shakur muestra su lucha por la maternidad mientras está encarcelada. Lucha en múltiples frentes mientras está separada de su hija pequeña, Kakuya, y con su hija viéndola como una extraña más que como una madre. Además, Shakur relata la dificultad de su hija para aceptar su ausencia, ilustrando una multitud de emociones complejas cuando Kakuya cree que Shakur puede salir fácilmente de la prisión para estar con ella, pero simplemente decide no hacerlo. Este breve capítulo ofrece una amplia perspectiva del dolor que se inflige a las familias a través del complejo industrial penitenciario, ya que la separación de padres e hijos obstaculiza el crecimiento y el bienestar de todas las partes involucradas. Después de esta visita, Shakur jura salir de la prisión. El capítulo termina con un poema dedicado a Kakuya. Describe el deseo de Shakur de estar en su vida, ver su alegría y felicidad, que supere todas sus expectativas y heredar un mundo más grande que el que ella misma recibió. Capítulo 21 y posdata. Capítulo 21 Shakur recibe la visita de su abuela, quien le revela un sueño vívido que tuvo con ella. Shakur describe cómo su abuela es conocida por sus sueños proféticos, sueños que se manifiestan en el mundo real. Sin embargo, estos sueños no se manifiestan espontáneamente, sino que hay que esforzarse por conseguirlos. Funcionan simplemente como una guía que nos lleva a participar en las experiencias que están destinadas a vivir. Su abuela explica que el contenido de su sueño mostraba a Shakur regresando a casa, y tras su regreso la baña y la viste. Al principio, Shakur asume que es una niña en el sueño, pero al descubrir que es una adulta, entra en pánico, pensando que la profecía del sueño es su muerte. Su abuela le asegura que está viva y bien, pero no puede profundizar en las complejidades del significado del sueño. Para Shakur, regresar a casa significa escapar de la captura del estado. Sabe que esta realidad no se materializará si espera con los brazos cruzados, y aunque siente que el miedo la invade, decide irse. Supera sus obstáculos mentales cantando su fe en sí misma. Los cánticos refuerzan su confianza y le permiten mantenerse firme en su misión de no olvidar la sensación de libertad. El capítulo termina con Shakur hablando fuera de la prisión, pero los detalles de su escape se omiten intencionalmente. Resumen de la posdata. La posdata comienza con Shakur reflexionando sobre su libertad. Experimenta una serie de emociones, comenzando con euforia e incredulidad por lo lejos que había llegado. Estos sentimientos alegres son seguidos por otros sombríos al reflexionar sobre los horrores que precedieron a su liberación de la prisión. Se describe a sí misma como abrumada por emociones que había reprimido con tanto esfuerzo y tiempo durante su encarcelamiento. El capítulo continúa con Shakur reflexionando sobre lo lejos que ha llegado en sus ideales y opiniones sobre la revolución y su lugar en ella. Luego, se centra en su nueva vida en Cuba. Compara su nueva vida con la anterior y queda impactada por la falta de racismo que experimenta en Cuba, llegando incluso a decir que el racismo es un concepto extraño para los lugareños. Shakur considera las políticas antirracistas implementadas por el gobierno cubano y reflexiona sobre las diferencias entre ellas y las formas en que Estados Unidos intenta combatir el racismo. Compara cómo el racismo en Estados Unidos influye en la vida cotidiana de sus ciudadanos y cómo Cuba, sin el mismo tipo de racismo, es comparativamente mucho más feliz. La sección concluye con Shakur llamando a su tía. Su tía se muestra fría al principio, pues no cree que sea ella, basándose en las numerosas cartas falsas que ha recibido de la policía haciéndose pasar por Shakur. Una vez que su tía se da cuenta de que realmente es ella, se pone en contacto con la madre y la hija de Shakur, y las cuatro finalmente se reencuentran en Cuba. El libro termina con Shakur, su madre, su tía y su hija compartiendo historias y experiencias pasadas juntas en Cuba. Temas principales. Opresión y resistencia. Shakur describe la opresión que enfrentó y presenció a lo largo de su vida. El libro comienza con el abuso físico que recibió de los oficiales de policía de Nueva Jersey en el hospital después del tiroteo en la autopista de peaje. Ella analiza los juicios en su contra y los describe como completamente inventados. Junto con la opresión del estado, relata el racismo que ella y su familia experimentaron en Carolina del Norte, así como ver a la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP) capacitar a personas para protestas pacíficas y sentadas. Shakur describe los métodos de resistencia adoptados por la NAACP, incluida la ideología pacífica y no violenta. Aunque ella no adopta esto, lo respeta. Shakur elige asumir roles con el Partido Pantera Negra y el Ejército de Liberación Negra como formas de resistencia a la opresión social. Revolución. A lo largo del libro , Shakur describe su deseo personal de ser revolucionaria y la revolución social que, según ella, es necesaria para los afroamericanos y otras minorías. Habla de esta revolución en numerosas ocasiones, incluso en la grabación "To My People". La idea de revolución también se menciona en su declaración inaugural ante el Tribunal Supremo del Estado de Nueva York, Condado de Kings, durante el juicio en su contra, donde fue acusada del secuestro de un narcotraficante, del que fue absuelta. Partido Pantera Negra. En el capítulo 13, Shakur describe su ingreso al Partido Pantera Negra durante su visita al Área de la Bahía. Les comenta a sus miembros sus reservas sobre unirse al partido, incluyendo su falta de cortesía y respeto hacia las personas con las que hablaban. Shakur finalmente se une mientras vive en Nueva York. Es al unirse al partido que presencia y experimenta la infiltración del FBI en organizaciones políticas, ahora conocidas como COINTELPRO. Es esta vigilancia la que la lleva a optar por la clandestinidad y finalmente a abandonar el partido. Recepción crítica. La reseña del New York Times afirmó: «Los abruptos cambios temporales del libro pueden resultar molestos después de un tiempo, al igual que las libertades que se toma con la ortografía: court , America y Rockefeller , por ejemplo, se convierten en kourt , amerika y Rockafella . Pero, en general, la autora ofrece una historia fascinante que evoca sentimientos encontrados, al igual que las autobiografías de Malcolm X , Sonny Carson y Claude Brown lo hicieron en años pasados». Legado e influencia. El libro fue publicado por primera vez en el Reino Unido por Zed Books en 1987.En 1999, una edición estadounidense fue publicada por Lawrence Hill Books de Brooklyn, Nueva York. El rapero Common lanzó "A Song for Assata" en 2000 después de visitar a Shakur en Cuba. La canción detalla algunos de los eventos del libro. La edición de 2016 del libro incluye prólogos de la activista Angela Davis (escrito en 2000) y del experto en justicia penal Lennox S. Hinds (escrito en 1988). El libro fue adaptado como dramatización de audio por BBC Radio 4 en julio de 2017. |
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