El examen de testigos en el juicio oral. |
Nueve trucos de los abogados a la hora de interrogar a los testigos de la contraparte. |
Entre nosotros los abogados, a la hora de interrogar a los testigos de la contraparte o a los peritos judiciales, tenemos trucos procesales. Son el producto de una experiencia acumulada a lo largo de los años. De la prueba y el error y también de la observación. Cada profesional los adapta a su personalidad, pero en todos los casos lo que se pretende es desacreditar al testigo o al perito ante el tribunal, en especial cuando se ejerce de abogado defensor y se procede a interrogar a la parte contraria. Existen 9 trucos esenciales: 1.-Pronunciar mal o confundir el nombre o el apellido del testigo o perito varias veces, para ponerle nervioso. Si el interrogado no lo corrige desde el comienzo y lo permite se traduce en una pérdida de credibilidad ante el tribunal por debilidad de carácter. 2.-Malinterpretar deliberadamente el testimonio prestado en fase de instrucción para hacer que el testigo o perito le de la razón. 3.-Interrumpir al testigo o al perito cuando está contestando una pregunta haciéndole otra pregunta. Esto provoca tensión en el interpelado, que suele, en algunos casos, dar respuestas evasivas, especular o “meterse en jardines” de los que es difícil salir, hablando más de la cuenta. 4.-Pedirle que haga dos cosas a la vez, como dibujar un esquema de algo y responder a una pregunta al mismo tiempo, con el mismo fin de ponerle nervioso o confundirlo. 5.-Contradecir al testigo diciéndole que otro testigo anterior ha dicho lo contrario -y no ha sido así- para, a continuación, apremiarle a que se explique. Normalmente todo ocurre con tal rapidez que el presidente del tribunal no lo corrige. 6.--Sobre todo en lo relativo a los peritos-. Se basa en poner en tela de juicio su experiencia o su credibilidad llamando la atención sobre algún caso anterior en el que se hubiera fracasado estrepitosamente para desacreditarlo. 7.-Que el abogado haga una afirmación que no es una pregunta y entonces espere un segundo o dos a conocer la respuesta del testigo o perito. 8.-Utilizar palabras que el testigo o perito puede no entender con el fin de ponerle en una situación embarazosa. 9.-Decirle al testigo o perito que, “de acuerdo con la documentación que tengo aquí”, hacer que se lee un par de líneas y “arrancarse con el no es cierto que…”. Normalmente el testigo o perito cree que lo que está leyendo el abogado es un documento contrastado y se arranca a contestar, cuando el documento puede, incluso, no existir. |
¿Qué tipo de preguntas debo emplear al contrainterrogar al testigo? ¿Abiertas o cerradas? por Óscar León Durante el contrainterrogatorio es muy recomendable el uso de preguntas cerradas, entendiendo por cerradas aquellas que esperan una respuesta que confirme o niegue el contenido ínsito en la misma pregunta; son preguntas puntuales, concretas, y específicas en las que el interrogador suministra mucha información relevante al testigo a través de la pregunta, requiriendo su admisión o rechazo. Igualmente, a través de las preguntas cerradas, el interrogador puede invitar al testigo a que escoja entre varias respuestas posibles, focalizando la respuesta en aspectos concretos de su relato. La razón de este empleo reside en que el testigo ya ha declarado libremente durante el interrogatorio directo y ha expuesto con detalle la narración de los hechos, por lo que ya tenemos la versión del testigo y ahora corresponde contrastarla a través del contrainterrogatorio en el que los hechos declarados se superpongan a una nueva y diferente versión de los hechos planteada por el abogado que va a realizar el contraexamen. Para alcanzar ese propósito, es decir, para ofrecer una versión alternativa, la mejor herramienta son las preguntas cerradas. Pero, ¿podemos realizar preguntas abiertas en el contrainterrogatorio? Las preguntas abiertas son aquellas que solicitan al testigo una respuesta a través de la cual exponga su visión de los hechos, de modo que sin restricción o información alguna el testigo referirá su experiencia a través de una narración extensa, por lo que también se las denomina “de recuerdo libre”. Por lo tanto, la información que suministran estas preguntas es prácticamente nula, ya que el abogado, al interrogar, ofrece escasa orientación al testigo. Pues bien, a pesar de que las preguntas abiertas son ideales para el interrogatorio directo y poco recomendables para el contrainterrogatorio, lo cierto es que en ocasiones es conveniente emplear este tipo de preguntas durante el contrainterrogatorio. Las razones pueden ser variadas: Dar al interrogatorio mayores alternativas ofreciendo una imagen de mayor fluidez, confianza y credibilidad; Enfrentarnos a un testigo escasamente hostil; Cuando sospechemos que el testigo está mintiendo. En este último supuesto, el uso de las preguntas abiertas es recomendable, pues cuando se está mintiendo, el detalle en la mentira puede facilitar evidencias de que no se está diciendo la verdad, ya que el riesgo de incoherencias e inconsistencias aumenta. Como señala Baytelman, “lo único más despreciable que una mentira es una mentira detallada” Fuera de los supuestos en los que el testigo esté mintiendo, las preguntas abiertas deben realizarse en las fases de zonas seguras del contrainterrogatorio, es decir, cuando el riesgo de que el testigo se explaye en su historia sea mínimo y no pueda perjudicar nuestra línea de defensa. Veamos un ejemplo correcto y otro incorrecto en el uso de preguntas abiertas: Correcto: En cuanto a lo que Vd. observó, nos dice que fue una riña entre todos los mozos, todos a la vez. ¿Cierto? Sí, todos se estaban peleando, los cinco. ¿Escuchaba lo que decían? Bueno, oía gritos, pero no escuchaba lo que decían. ¿Podía distinguir quien peleaba contra quién? Claro, los dos forasteros contra los tres del pueblo. ¿Y cómo lo pudo distinguir esto desde tan lejos? Ya le he dicho que para mí no estaba tan lejos. En este caso, al preguntar ¿Y cómo lo pudo distinguir esto desde tan lejos? El abogado se está arriesgando a que con la respuesta perjudique su estrategia; sin embargo, el abogado ya ha logrado acreditar anteriormente la distancia entre la testigo y el lugar de los hechos sabe que sea cual sea la respuesta, obtendrá una confirmación de su tesis o la inconsistencia de la declaración de la testigo. Incorrecto: ¿No es cierto que los tres mozos del pueblo estaban pegándole en el suelo al tal Francisco? No, yo vi cómo se pegaban entre todos. ¿Y no es cierto que lo tenían inmovilizado y no paraban de golpearle? Ya le he dicho que era una pelea entre todos. ¿Y no es más cierto que un vecino del pueblo intentó que los tres dejaran de pegar a Francisco? Yo al menos no vi a nadie. Allí no había quien se acercara. La puñalada que recibió Jacobo, ¿cómo es posible que la viera? Pues, estando de pie, el Francisco empujó a Jacobo, y en el momento en el que se separaban sacó de la faja un cuchillo o una navaja, y se lo clavó en el vientre. Entonces, Jacobo cayó gritando y los de Santa Rita se escaparon corriendo. No le pregunto cómo fue, sino cómo pudo verla con tanta claridad, desde tan lejos y con el jaleo de tanta gente. Sólo puedo decirle que la vi. En este segundo supuesto, al preguntar La puñalada que recibió Jacobo, ¿cómo es posible que la viera?, el abogado da la oportunidad al testigo de explayarse narrando la versión que el abogado no quiere escuchar, y ello al haber empleado una pregunta abierta que le ha permitido reiterar lo que ya dijo en el interrogatorio directo. En conclusión, durante el contrainterrogatorio, prioridad al uso de preguntas cerradas, y mucha prudencia y moderación en el uso de preguntas abiertas. |
Cómo emplear la entonación al preguntar a un testigo hostil. 25 abril 2019 Fernández León, Óscar Abogado. Experto en habilidades profesionales |
El interrogatorio del testigo hostil, o también llamado contrainterrogatorio, es aquel que realiza el abogado al testigo que mantiene una versión contraria o diferente a la que defiende quien lo interroga. Interrogatorio Por lo tanto, el testigo hostil, cuando encara el contrainterrogatorio, lo hará sabiendo (porque así habrá sido informado por la parte o por el abogado que lo ha propuesto) que quien lo va a interrogar va a cuestionar la veracidad del testimonio ya realizado durante el interrogatorio directo (el realizado por quien lo ha propuesto) y a tratar de destruir su credibilidad como testigo. En consecuencia, consciente o inconscientemente, la actitud del testigo será estar a la defensiva, inspirado por la desconfianza, mostrando cierto rechazo u hostilidad a quien lo interroga. El principal efecto de dicha "hostilidad" deriva de que al haber prestado su testimonio previamente en el interrogatorio directo, el testigo tendrá su anterior testimonio como referencia permanente durante el "contrainterrogatorio", por lo que a la mínima oportunidad, volverá a focalizarse en su declaración previa, verdadera zona de confort del testigo. Y esto tiene notable importancia, puesto que un buen "contrainterrogatorio", evitará que el testigo suministre al responder más información de la solicitada, pues corremos el peligro de que trate de justificar o razonar sus respuestas regresando a lo expuesto en esa "zona de confort", lo que puede perjudicar el curso de nuestro interrogatorio. De ahí que nunca debemos preguntar a un testigo hostil el "por qué". Todo lo anterior nos lleva a que la práctica del foro aconseja que el interrogatorio al testigo hostil se realice de forma que el abogado que interroga controle al testigo durante la práctica del mismo, lo que se consigue a través de diversas técnicas entre la que podemos destacar el empleo de preguntas cerradas neutras e informativas [1], es decir, aquellas que contienen información relevante y que esperan una respuesta que confirme o niegue el contenido ínsito en la misma pregunta. De esta forma, el abogado podrá orientar el relato del testigo organizando la materia narrativa en pasos, claros, simples y sucesivos, encaminados al final que desea alcanzar y sobre la base de "trozos" de información. Por lo tanto, a través de esta técnica, dando vivacidad al interrogatorio y evitando que el testigo conteste ofreciendo demasiadas explicaciones, el abogado conseguirá que las respuestas se realicen con la necesaria concreción y en el entorno de la información requerida a través de la pregunta. A sensu contrario, si se emplearan preguntas abiertas (preguntas con escasa información), el testigo aprovecharía la ocasión para volver a su "mantra" preferido: el testimonio expuesto con detalle durante el interrogatorio directo, es decir, regresaría a su versión original, lo que convertiría el "contrainterrogatorio" en un nuevo interrogatorio directo, que lo único que lograría sería reforzar la credibilidad del testigo y su testimonio, y en el que este podrá divagar a sus anchas y disfrutar de una ambigüedad que le alejará de cualquier cuestión comprometida. Con estos antecedentes, una técnica muy eficaz para la formulación de las preguntas cerradas durante el contrainterrogatorio será el empleo de una entonación neutra o afirmativa. La entonación es la modulación de la voz en la secuencia de sonidos del habla que puede reflejar diferencias de sentido, de intención, de emoción y de origen del hablante, y que, en algunas lenguas, puede ser muy significativa. El abogado, al emplear la entonación dependerá fundamentalmente de la clase de mensaje que quiera transmitir en un momento determinado, a través de las preguntas que realice, pues enunciar, preguntar o exclamar requieren un registro de entonación diferente. Pues bien, durante el contrainterrogatorio puede ser de enorme utilidad el emplear un formato de pregunta en tono neutro (no interrogativo), con una voz firme y segura, en lugar del uso de una interrogación. Pongamos un ejemplo:
En el primer caso, estamos interrogando y en consecuencia frente al juez, jurado y testigo, transmitimos la impresión de que el abogado no maneja la información sobre la que pregunta, mientras que en el segundo, no cabe duda que el abogado conoce de lo que está hablando y podría decirse que dispone de la información relevante sobre lo que está preguntando. En definitiva, mediante el uso de dicha entonación, no sólo estamos indicando al testigo que esperamos una respuesta breve y concisa, sino que este advertirá que contamos con información del caso (Bergman), lo que supone, a su vez, transmitir mayor seguridad y confianza. Lógicamente, el empleo de esta técnica debe realizarse con moderación, pues todo un contrainterrogatorio realizado empleando dicha entonación sería rápidamente cuestionado por la parte adversa a través de la correspondiente impugnación o por el propio juez de oficio. Por ello, las mismas deben realizarse en fases del interrogatorio claves, es decir, en aquellas en las que pretendamos lograr nuestros objetivos de desacreditación del testigo o de su testimonio, es decir, en aquellas fases en las que se van a afrontar los aspectos claves del interrogatorio. En definitiva, al emplear esta entonación, el abogado muestra credibilidad y seguridad frente al juez y controla al testigo, pues este observará que el abogado sabe y conoce sobre lo que está preguntando. [1] Entendemos por cerradas neutras aquellas; preguntas puntuales, concretas, y específicas en las que el interrogador suministra mucha información relevante al testigo a través de la pregunta, requiriendo su admisión o rechazo. Igualmente, a través de las preguntas cerradas informativas, el interrogador puede invitar al testigo a que escoja entre varias respuestas posibles, focalizando la respuesta en aspectos concretos de su relato. |
Cuando interrogues, no preguntes “¿por qué?” a un testigo hostil. 25 de noviembre de 2018 |
Hoy vamos a examinar uno de los principios básicos del “contrainterrogatorio”, cuyo enunciado, da título a la presente colaboración, y que constituye regla imperativa a seguir por el abogado litigante cuando se enfrente a la ejecución del interrogatorio a un testigo hostil. No obstante, antes de analizar dicha regla, es preciso realizar un par de precisiones terminológicas y de contenido. El interrogatorio del testigo puede dividirse en dos partes bien diferenciadas: el interrogatorio directo y el “contrainterrogatorio”. A través del primero, el abogado interroga al testigo propuesto por él o a un testigo cuyo testimonio favorezca la defensa de su caso. Por el contrario, el “contrainterrogatorio” es el que lleva a cabo el abogado al testigo propuesto de adverso, que ya ha depuesto en el interrogatorio directo previamente; siendo por tanto un interrogatorio complejo y difícil, precisamente por la naturaleza de este testigo, que defiende una versión adversa a quien le interroga, y que, por tal motivo, denominaremos testigo hostil. Por lo tanto, esta regla se desenvolverá en el contexto del “contrainterrogatorio” y ante la declaración de testigos hostiles. Lo primero que hemos de tener en consideración es que el testigo hostil, cuando encara el “contrainterrogatorio”, lo hará sabiendo que quien lo va a interrogar va a cuestionar la veracidad del testimonio realizado durante el interrogatorio directo y a tratar de destruir su credibilidad, por lo que consciente o inconscientemente, la actitud del testigo será estar a la defensiva, inspirado por la desconfianza y cierto rechazo u hostilidad a quien lo interroga. En segundo lugar, dicho testigo hostil, que ya ha prestado su testimonio previamente en el interrogatorio directo, tendrá su anterior testimonio como referencia permanente durante el “contrainterrogatorio”, por lo que a la mínima oportunidad, volverá a focalizarse en su declaración, verdadera zona de confort del testigo. Y aunque esto parezca de Perogrullo, tiene su importancia, puesto que un buen “contrainterrogatorio”, como veremos a continuación, tratará siempre de evitar entrar en la narración de lo ya declarado, salvo para hacer un cuestionamiento o test puntual de las aseveraciones realizadas. Partiendo de estas dos ideas, la práctica del foro aconseja que el interrogatorio al testigo hostil se realice de forma que el abogado que interroga controle al testigo durante la práctica del mismo, lo que se consigue a través de diversas técnicas entre la que podemos destacar el empleo de preguntas cerradas neutras e informativas (1) (que no sugestivas), es decir, aquellas que contienen mucha información relevante y que esperan una respuesta que confirme o niegue el contenido ínsito en la misma pregunta. De esta forma, el abogado podrá orientar el relato del testigo organizando la materia narrativa en pasos, claros, simples y sucesivos, encaminados al final que desea alcanzar y sobre la base de “trozos” de información. Por lo tanto, a través de esta técnica, dando vivacidad al interrogatorio y evitando que el testigo conteste ofreciendo demasiadas explicaciones, el abogado conseguirá que las respuestas se realicen con la necesaria concreción y en el entorno de la información requerida a través de la pregunta. A sensu contrario, si se emplearan preguntas abiertas (preguntas con escasa información), el testigo aprovecharía la ocasión para volver a su “mantra” preferido: el testimonio expuesto con detalle durante el interrogatorio directo, es decir, regresaría a su versión original, lo que convertiría el “contrainterrogatorio” en un nuevo interrogatorio directo, que lo único que lograría sería reforzar la credibilidad del testigo y su testimonio, y en el que este podrá divagar a sus anchas y disfrutar de una ambigüedad que le alejará de cualquier cuestión comprometida. En todo caso, nada impide que durante el “contrainterrogatorio” podamos emplear preguntas abiertas, si bien esto podrá realizarse en zonas de seguridad, es decir, en aquellas en las que la respuesta no pueda hacer daño alguno a quien interroga. Por lo tanto, la regla que analizamos (cuando interrogues, no preguntes “el ¿por qué?” a un testigo hostil), se refiere no solamente a la inconveniencia de realizar preguntas abiertas durante el “contrainterrogatorio”, sino igualmente, para el caso de que aun estando empleándose adecuadamente las preguntas cerradas, caigamos en la tentación de pedir alguna aclaración empleando el meritado “¿Por qué…?, ya que en estos casos se corre el alto riesgo no solo de que el testigo vuelva a su declaración reforzando su credibilidad, sino que incluso es posible que la respuesta del testigo, al no estar prevista en nuestra estrategia argumental, pueda resultar completamente sorpresiva y contraria a nuestros intereses, echando por tierra la totalidad de lo alcanzado durante el “contrainterrogatorio”. (1).-De hecho, la regla que analizamos está asociada a aquella que establece que no preguntes al testigo si no conoces la respuesta, y cuya finalidad es precisamente evitar que el testigo pueda responder con una información desconocida y no prevista, que perjudique nuestra línea de interrogatorio. Así que, cuando interrogues a un testigo hostil, no le preguntes “¿por qué?”. |
La importancia de la oratoria en Derecho. |
La oratoria es una habilidad muy útil en el entorno laboral y fundamental para aquellos profesionales que se relacionan a diario con clientes o con otro tipo de públicos. En el caso de los abogados es, además, vital para el buen desempeño de su labor. Descubre en UNIR la importancia de la oratoria en Derecho y la abogacía, y cuáles son los puntos clave para su mejora y desarrollo como profesional. Además de la motivación y la vocación de servicio público, para ser un buen abogado es necesario contar con habilidades personales y profesionales que permitan desempeñar la labor. Junto con la capacidad de análisis, un abogado debe ser capaz de argumentar adecuadamente cada situación, tanto a sus clientes como en los tribunales, y es aquí donde la oratoria juega un papel fundamental. Como dice su definición, la oratoria es el arte de hablar en público con elocuencia y la finalidad es persuadir o conmover al auditorio. Pero, ¿para qué sirve la oratoria en Derecho? Esta capacidad es de gran utilidad para los abogados ya que, como negociadores, deben valerse de su capacidad de persuasión para inclinar la balanza hacia sus pretensiones. Así pues, la comunicación es clave para que un abogado tenga éxito en su labor. Ya sea con un cliente, en una reunión de trabajo o en los tribunales, la capacidad de comunicar de forma clara y estructurada ayudará al abogado a reforzar sus ideas y debilitar los argumentos contrarios. Las habilidades comunicativas no sólo potencian el liderazgo de un profesional, sino que sirven también para estrechar el vínculo de confianza con el cliente, algo fundamental para que el abogado pueda hacer su trabajo. Las claves de la oratoria jurídica. Si bien algunas personas cuentan con dotes comunicativas naturales, la oratoria es una herramienta que se puede trabajar y mejorar. Los abogados que deseen llevar su oratoria a un nuevo nivel deben tener en cuenta las siguientes claves: —Dominio del tema. El abogado debe conocer en profundidad el caso que va a tratar en todas sus vertientes, desde la personal hasta sus implicaciones jurídicas. Es ese conocimiento el que apuntalará su confianza y le permitirá construir un discurso estructurado y claro y con vocación de persuadir para lograr los objetivos marcados. —Experto jurídico. Más allá del caso concreto, un abogado debe mantenerse al tanto de los cambios jurídicos que afecten a sus sectores para saber cómo reaccionar ante cada situación. —Estructura e improvisación controlada. La clave de un buen orador es construir el esquema de un discurso claro que será capaz de seguir al tiempo que improvisa las palabras concretas evitando leer directamente un documento. Para esto es necesario tener un claro dominio del tema que se aborda y ser un experto en la materia jurídica que le afecta. —Habilidades argumentativas. El orador debe ser capaz de construir argumentos sólidos para defender su posición y, a la vez, debilitar la postura del rival refutando sus ideas y argumentos. —Atención a la comunicación verbal y no verbal. Más allá de las palabras que configuran un mensaje, el orador sabe y domina los gestos y el tono de voz con los que debe desarrollar su discurso en función del público y el objetivo que persiga. La atención a estas claves ayudará a que un abogado mejore su retórica, pero la maestría solo se logra con práctica y más práctica. A la hora de preparar una intervención o un discurso, el profesional tendrá que trabajar en privado para pulir las palabras que mejor se adapten a su forma de expresarse y que no le supongan una traba para lograr su objetivo. Otra recomendación que hacen los expertos para mejorar la oratoria jurídica es acudir a los tribunales para ver cómo se desenvuelven otros profesionales y aprender así de su experiencia. |
El arte de lectura. |
El Arte de la lectura es una técnica y actividad filológica y humanística arraigada en el origen clásico de la grammatiké griega y, subsiguientemente, de la Retórica latina, alcanzando a adquirir disposición de disciplina autónoma en el siglo XIX, sobre todo en su especialización de "lectura en voz alta". Esto tanto en los ámbitos académico y pedagógico como social y artístico. Relación con otras disciplinas. El Arte de la lectura se encuentra íntimamente vinculado no sólo con la Filología en general, y la Gramática, la Retórica clásica y la Ciencia de la literatura en particular, sino también con la Declamación, las Artes escénicas o el Teatro y, por otra parte, la Pedagogía y la Didáctica. La Lectura en voz alta y sus características. Leer en voz alta no tiene la mejor de las reputaciones. Muchos la ven como una actividad de la niñez, o algo que sólo se hace con niños, como por ejemplo, leerles una historia antes de que se vayan a dormir. La realidad es que la lectura en voz alta tiene mucho valor desde el punto de vista educativo, cultural, físico, emocional y mental. Las últimas investigaciones sobre esta actividad sugieren que tiene significativos beneficios cognitivos, aún para lectores experimentados.
características de la lectura en voz alta Leer en voz alta no es una tarea fácil. El sujeto que lee exitosamente de esta manera necesita realizar la comprensión del texto previamente al inicio de la actividad, pero también la toma de conciencia de esta comprensión. La palabra hablada es muy poderosa. Transmite mucho más que lo que está contenido dentro de una página de un texto. El nivel del compromiso con lo leído se profundiza cuando se realiza en voz alta, potencia las palabras, incrementa la apreciación de cada frase y su contexto. Cada palabra tiene una intencionalidad y un sentido que las personas reciben de manera diferente cuando son leídas en voz alta. La efectividad del discurso se dispara. La palabra hablada no sólo enfoca al oyente en quien está leyendo, sino que también pone el enfoque en lo que está leyendo. Existen 3 modalidades de este tipo de lectura: La dramatizada ocurre cuando más de una persona participa, por ejemplo, en la escuela varios alumnos ocupan los lugares del narrador y de los protagonistas de una narración. La comunicativa ocurre cuando una persona lee un texto que los que están oyéndolo no tienen disponible. Esto permite que los oyentes trabajen su capacidad de escuchar lo leído. La evaluativa ocurre cuando una persona lee en voz alta para ser evaluado por sus competencias lectoras. La entonación, la velocidad, la fonética se ven analizadas para encontrar los aspectos a mejorar. Leemos en voz alta por varios motivos:
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consejos para mejorar la lectura en voz alta Estrategias a tomar en cuenta para leer en voz alta de manera exitosa:
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En qué momento dejamos de leer en voz alta (y los enormes beneficios que tiene hacerlo a viva voz) Durante gran parte de nuestra historia, leer fue una actividad bastante ruidosa. En antiguas tablillas de arcilla escritas en Irak y Siria hace unos 4.000 años, las palabras utilizadas comúnmente para "leer" significaban, literalmente "gritar" o "escuchar". "Te estoy enviando un mensaje muy urgente", dice una carta de esta época. "Escucha esta tablilla. En caso de ser apropiado, haz que la escuche el rey". Solo ocasionalmente se mencionaba una técnica diferente: la de "mirar" la tablilla (es decir, leerla en silencio). Hoy, leer en silencio es la norma. La mayoría de nosotros repetimos las palabras en nuestra cabeza como si estuviésemos confinados en una biblioteca. Leer en voz alta suele estar reservado para las historias que les leemos por la noche a los niños, para que se duerman, o para una performance. Sin embargo, un número creciente de investigaciones señala que hay cosas que estamos desaprovechando al leer en silencio. Comportamiento intuitivo El antiguo arte de leer en voz alta tiene numerosos beneficios para los adultos: desde ayudar a mejorar la memoria hasta entender textos complejos, así como también fortalecer los vínculos emocionales entre la gente. Y lejos de ser una actividad rara u olvidada, todavía es muy común en la vida moderna. Muchos de nosotros lo hacemos intuitivamente para entender la palabra escrita, solo que no estamos conscientes de ello. Colin MacLeod, psicólogo de la Universidad de Waterloo, en Canadá, investigó extensamente el impacto de leer en voz alta en la memoria. Cómo funciona la prelectura (y otras técnicas para ayudarte a ser mejor lector) Él y sus colaboradores demostraron que la gente recuerda mejor textos y palabras cuando las leen en voz alta que si lo hacen en silencio. Este efecto en la memoria es particularmente fuerte en niños, pero también se produce en la gente mayor. "Es beneficioso para todos los rangos de edad", dice MacLeod. El investigador llamó a este fenómeno "efecto de producción". Este efecto fue replicado en numerosos estudios hechos a lo largo de más de una década. En un estudio en Australia, se les dio a un grupo de niños de entre 7 y 10 años una lista de palabras y se les pidió que leyeran algunas en voz alta y otras en silencio. Luego, reconocieron el 87% de las palabras que leyeron en voz alta, en comparación con un 70% de las que leyeron en silencio. En otro estudio, se le dio la misma tarea a un grupo de adultos de entre 67 y 88 años de edad. Lograron recordar 27% de las leídas en voz alta, y solo un 10% de las otras. Cuando se les preguntó cuáles reconocían, identificaron correctamente al 80% de las leídas en voz alta, y solo un 60% de las otras. MacLeod y su equipo descubrieron que el efecto puede durar hasta una semana después. Incluso pronunciar las palabras en silencio facilita el recordarlas, aunque un poco menos. Participación activa. Investigadores de la Universidad Ariel, en Israel, descubrieron que el efecto de mejorar la memoria funciona incluso aunque los lectores tengan dificultades del habla, y no puedan articular completamente las palabras que leen en voz alta. MacLeod dice que una razón por la cual la gente recuerda las palabras habladas es que "se destacan, se distinguen, porque fueron dichas en alto, y eso brinda una base adicional para la memoria". Por lo general, somos mejores a la hora de recordar eventos distintivos, inusuales, y que también requieren una participación activa. Por ejemplo, generar una palabra en respuesta a una pregunta la hace más memorable, un fenómeno que se conoce como "efecto de generación". De forma similar, si alguien te ayuda con una clave "un niño pequeño, duerme en una cuna, empieza con b", y respondes bebé, te acordarás más fácilmente que si sencillamente lo lees, dice MacLeod. Otra forma de recordar palabras es ayudarse con los gestos, como por ejemplo rebotar una pelota (o imaginarse esta acción), mientras decimos "rebotar la pelota". Esto se conoce en inglés como el "enactment effect" (o efecto de interpretación de la palabra). Ambos efectos están directamente relacionados con el de producción: le permiten a nuestra memoria asociar la palabras con un evento distintivo y por ello hace que sea más fácil recordarla más tarde. El efecto de producción es más fuerte si nosotros mismos leemos en voz alta. Pero escuchar a otra persona leyendo también puede tener beneficios para la memoria. La voz ajena En un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Perugia, en Italia, un grupo de estudiantes le leyó extractos de novelas a un grupo de personas mayores con demencia a lo largo de 60 sesiones. Los participantes se desempeñaron mejor en pruebas de memoria después de las sesiones, posiblemente porque las historias los conectaron con sus propios recuerdos, estimularon su imaginación y los ayudaron a ordenar experiencias pasadas en secuencias. "Parece ser que escuchar activamente una historia conduce a una forma más intensa y profunda de procesar la información", concluyen los investigadores. Leer en voz alta puede también hacer que ciertos problemas de memoria sean más obvios, y puede ayudar a detectarlos más temprano. ¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos? En un estudio, se vio que gente con alzheimer temprano tendía a cometer cierto tipo de errores con más frecuencia al leer en voz alta. Sin darnos cuenta Hay evidencia de que muchos de nosotros tenemos conciencia (de manera intuitiva) de los beneficios de leer en voz alta, y empleamos esta técnica más de lo que nos damos cuenta. Sam Duncan, investigador del University College de Londres, realizó un estudio con más de 500 personas para investigar cómo y cuándo leían en voz alta. Con frecuencia, los participantes empezaban diciendo que no lo hacían, y luego se daban cuenta de que, de hecho, sí lo hacían. La lectura en voz alta por parte de los adultos es muy común, dice la investigadora. "No es algo que solo hacemos de niños o algo que ocurrió en el pasado". Algunos dijeron que leían en voz alta emails o mensajes graciosos para entretener a otras personas. Otros leían en voz alta plegarias y rezos por razones espirituales. Escritores y traductores dijeron leer sus borradores en voz alta para escuchar el ritmo y la fluidez de un texto. La gente también dijo leer en voz alta para entender recetas, contratos y textos densos.
A muchos otros, leer en voz alta les brindó satisfacción, comodidad y un sentido de pertenencia. Algunos dijeron leer para amigos enfermos o que se estaban muriendo, como "una forma de escaparnos juntos", explica Duncan. Una mujer recordó que su madre le leía poemas, y le hablaba en galés. Y cuando su madre falleció, ella empezó a leer poesía galesa a plena voz para recrear esos momentos que habían compartido.
Cambio. Si leer voz alta tiene tantos beneficios, ¿por qué los seres humanos pasaron a leer en silencio? Una clave puede estar en las antiguas tablillas de arcilla del Cercano Oriente, escritas por escribas profesionales en cuneiforme. Con el tiempo, los escribas desarrollaron una forma aún más eficiente y rápida de escribir en este tipo de escritura. Esta forma veloz de escribir tuvo una ventaja crucial, según Karenleigh Overmann, arqueóloga cognitiva de la Universidad de Bergen, Noruega, que estudia cómo escribir afectó al cerebro y al comportamiento humano en el pasado. "Le sigue mucho mejor el ritmo a la velocidad del pensamiento", explica. Leer en voz alta, por otra parte, es algo relativamente lento debido a la necesidad de un paso extra que tiene lugar para producir el sonido.
En su libro sobre alfabetización antigua, "Lectura y escritura en Babilonia", el asiriólogo francés Dominique Charpin cita una carta de un escriba llamado Hulalum que menciona la lectura en silencio a toda prisa. Aparentemente, Hulalum pasaba de "ver" (leer en silencio) a "decir/escuchar" (leer en voz alta), dependiendo de la situación. En su carta, escribe que abrió un sobre de arcilla (las tablillas mesopotámicas venían dentro de una especie de envoltorio de arcilla para evitar que otros las leyeran) pensando que contenía una tablilla para el rey. "Vi que estaba escrita para (otra persona) y entonces no se la hice escuchar al rey", escribió Hulalum. Quizás, los antiguos escribas, como hoy nosotros, tenían dos modalidades de lectura a su disposición: una rápida, conveniente, silenciosa y personal, y otra más lenta, más ruidosa y, a veces, más memorable. En un momento en que nuestras interacciones con los demás y el aluvión de información que recibimos se han vuelto demasiado transitorios, quizás valga la pena dedicar un poco más de tiempo a leer en voz alta. |
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