Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma;Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matias Heredia Sanchez; Alamiro Fernandez Acevedo; Paula Flores Vargas;Ana Karina Gonzalez Huenchuñir ; Soledad García Nannig;
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Alexander James Edward Cockburn (1802-1880) Scottish lawyer, Liberal politician and judge |
19.- EL AMIANTO.
Una de las nuevas especie que la guerra (Se alude a la primera guerra mundial) ha producido en la fauna profesional es la Abogado financiero.
Tengo a los financieros mucha consideración porque sin su capacidad de iniciativa, sin su sed de oro, sin su acometividad y sin su ética maleable, muchas cosas buenas quedarían inéditas y el progreso material sería mucho más lento. Mas no concibo al Abogado Financiero, por la sencilla razón de que si es financiero no puede ser Abogado.
Claro que las empresas financieras necesitan nuestro concurso, y cuando se lo prestamos debemos sentir el orgullo de quien coopera a nobles empeños. No ya importante , sino ilusiones es que se multipliquen los puertos y los ferrocarriles, los saltos de agua y los bancos, la industria, la navegación y el comercio.
Que todo eso se construya sobre bases firmes, que engrane suavemente con los Poderes públicos y con los intereses particulares, que contrate con acierto, que no tenga pleito y que triunfe en los que sean inevitables, supone, en los tiempos presentes, aplicaciones interesantes de la actividad jurídica.
Al hablar del novísimo Abogado financiero no me refiero a quienes para tan simpáticos menesteres evacuan consulta, redactan estatutos y asesoran verbalmente a Juntas y consejos, sino a aquellos otros de quienes alguna vez se nos dice para deslumbranos:
-¡A Fulano si que le van bien! Más de un millón de pesetas ha ganado este año. Se dedica a las finanzas. ¡ Esa sí que es bonita aplicación de la carrera!
Quiérese decir con esto que Fulano tiene habilidad especial para estudiar los mercados, gestionar la cesión de una cartera, lograr el traspaso de una concesión, colocar la emisión de obligaciones. etc.,etc.
Y como en manipulaciones tan amplias juegan muchos millones, Fulano no encuentra la renumeración en una minuta de honorarios, más o menos elevada, sino en un tanto por cierto del precio, en un paquete de acciones liberadas o de partes de fundador, o en un puesto en el Consejo de administración. Todo lo cual es legitimo y está muy bien en los financieros, pero no es los Abogados, quienes, mezclando así el interés propio con el ajeno y corriendo en cada asunto el albur de hacerse poderosos, vienen a consagrar inmensos pactos
de cuota-bilis; una cuota-litis hipertrofiada.
Ellos es todo lo contrario de lo que el Letrado corresponde. Ha de hallarse éste siempre colocado por encima de la codicia y de la pasión. Si los financieros, con sus empresas colosales, ganan el dinero a espuertas, ganarlo en buena hora; el Abogado debe sentirse superior a ese apetito y saber que su palabra es, en medio del vértigo, la serenidad, la prudencia, la justicia. De igual modo el medico que salva la vida a un multimillonario, es superior a éste, precisamente porque su ciencia devuelve la salud y no hace participe de la riqueza.
¡He ahí el gran resorte de nuestra autoridad!
Aunque los aristócratas nos consulte, nosotros no debemos ser nunca sus contertulio , porque nos rebajaríamos de consejeros a tresillistas; aunque seamos abogado de empresas teatrales, no debemos frecuentar los bastidores, para no ser un elemento más mezclado en la farándula; aunque nos visiten mujeres hermosas no debemos galantearlas, para no descender de confesores a petimetres... o viejo verdes.
Asimismo, aunque nos ronde la tentación de la millonada debemos dejarla correr hacia sus naturales poseedores, que son los geniales y los aventureros , los grandes descubrimientos y los hombres de presa. Nosotros estamos tan distantes de uno como de los otros, y nuestra grandeza radica en merecer la confianza de ambos sin ser consocios de ninguno.
Poder y riqueza, fuerza y hermosura, todas las incitaciones, todos los fuegos de la pasión han de andar entre nuestras manos de abogados sin que nos quememos. El mundo nos utiliza y respeta en tanto en cuanto tengamos la condición del amianto.
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